Cerro Valdés

Cerro Valdés

 

  • Altitud: 3.765 msnm.
  • Ubicación: Cajón de Lo Valdés - RM.
  • Fecha: Noviembre del 2008.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Constanza Díaz (Invitada)
  • Ruta: Espolón Oeste - Primer Ascenso.

Con la intención de ir completando los cerros que me faltan del cajón de lo Valdés, el Retumbadero Alto y el propio Valdés, decidí ir por este último. Mis intenciones eran variadas, además del solo hecho de ascender el cerro, quería buscar cual podría ser la Punta Valdés (mencionada en anuarios de manera independiente al Valdés), y si el tiempo me lo permitía, investigar un poco el filo que se desprende en dirección a la Punta Zanzi, ruta usada para realizar el primer ascenso de este paredón rocoso el año 1952, y que después de haber sido escalada su pared norte, no sé si tenga repeticiones (ahora todos suben solo la cara norte).

Con todo esto dándome vueltas en la cabeza, partí acompañado de Constanza Díaz rumbo al poblado minero de Lo Valdés. Desde aquí comenzamos la caminata que tantas veces hice en otras oportunidades. Para Constanza era la primera vez que visitaba este cajón, uno de mis favoritos, pero esta vez no iríamos hasta Las Vegas, campamento base común para una serie de hermosos cerros como El Diablo, Diente del Diablo, Corona, Vega, Retumbadero Alto etc., sino que nos quedaríamos mucho antes.

Espolón Oeste

Foto: Espolón Oeste del Valdés.

Después de la primera subida donde el viento nos ayudó a paliar el fuerte sol, quedamos a cota con el cajón, miramos las muchas placas rocosas que hay en la entrada, y en las que se podrían equipar rutas de variada dificultad, y continuamos la marcha.

Luego de una hora más menos, decidimos salir del sendero y comenzar a subir directamente las laderas inferiores del Valdés, la idea era encontrar un lugar de campamento intermedio para disminuir el desnivel del segundo día, sin embargo, luego de subir bastante y de inspeccionar una ruta por los farellones rocosos no encontramos nada.

En vista del poco éxito en la búsqueda de un lugar de campamento a media ladera, optamos por bajar y salir más temprano el día de cumbre. Bajamos tanto que quedamos al lado del sendero, de hecho, al lado del río había una pirca bien hecha, pero era muy pequeña para nuestra carpa.

El resto de la tarde se nos fue descansando y comiendo, el caudal del estero venía bastante fuerte por la época, lo que nos complicó un poco obtener agua cristalina, pero, en fin, a quien le hace mal un poco de tierra.

Salimos temprano, ya comenzaba a aclarecer, no hacía nada de frío y no corría viento, estaba todo ideal. Rápidamente remontamos las pendientes de vegetación achaparrada, esquivamos el primer farellón por la derecha, aunque podríamos haber subido directo ya que no presentaba mayores dificultades, después algo más de pendientes fáciles hasta otro farellón más grande y que no tenía pasada por los lados.

Lo enfrentamos directo y entre gateos, piedras y pequeños acarreos, logramos pasarlo, no era para nada difícil, sin embargo, la roca era muy suelta y se desprendía con facilidad, lo que hace peligroso el avance si no se estaba atento.

Cerca de la Cumbre

Foto: Leves vestigios de senderos en el filo superior.

Arriba ya del farellón conectamos la arista oeste, por fin se veía más arriba el filo que viene del Corona al Valdés, sin embargo, una serie de promontorios rocosos se presentan como obstáculos antes de llegar a él.

Los fuimos superando uno a uno, ya casi al final me salí de la arista que al unirse al filo se ensanchaba para comenzar a acortar distancia con la cumbre, que por primera vez en el día lográbamos divisar con claridad, antes no estábamos seguros de que fuera la que veíamos.

El filo final es muy expuesto al viento, sin embargo, es fácil de recorrer, incluso rastros de un viejo sendero que indica lo que era la ruta normal se dejan ver de vez en cuando entre las piedras. La vista hacia el este nos muestra algunos de los más escondidos rincones de la cordillera central, como el cajón de Carreño, con el cerro del mismo nombre en un rincón, y otras puntas que casi con seguridad no han recibido visita de montañista alguno.

Con todo esto reflejándose en nuestros ojos, nos acercamos a la base del promontorio final de cumbre, en donde encontramos una pirca con algunos restos de madera, vidrios, y artilugios al parecer de arrieros.

Continuamos el ascenso hasta el punto final. Ya bastante agotados llegamos a la parte superior del promontorio, amplio, buscamos algún indicio de pirca que pudiera indicarnos la cumbre, encontramos una con el típico tarro oxidado de antaño, pero este estaba vacío, escribimos un testimonio en una hoja y lo dejamos dentro del tarro tapado con algunas piedras, sacamos fotos y disfrutamos el paisaje, había viento pero no llegaba a molestar, estábamos felices por haber ascendido este hermoso cerro que se mostró algo más complicado de lo esperado, lo que por cierto, lo hizo más entretenido.

Cumbre

Foto: Cumbre en el Valdés.

No pudimos estar mucho rato ya que estábamos atrasados, pensando en que a las 17:30 horas debíamos estar en Lo Valdés para no perder el trasporte de regreso a Santiago, sin embargo, no pude resistir la tentación de ir a mirar un poco la parte norte del filo.

Este continuaba suavemente hasta comenzar a bajar, seguramente en dirección a la Punta Zanzi, pero no había tiempo, debíamos bajar, tenía ganas de seguir, pero como buen montañista amateur no podía perder el trasporte por que el lunes tenía que trabajar, así que comenzamos el descenso.

Con el viento esta vez dándonos en la cara retrocedimos lo andado, no queríamos bajar por donde mismo ya que en algunos tramos la bajada era algo delicada y nos iba a tomar un tiempo que no teníamos, decidimos avanzar un poco más por el filo y conectar algún acarreo que nos llevara al fondo del cajón.

Esto fue una apuesta algo arriesgada, ya que muchas de las opciones de bajada que habíamos observado durante el ascenso terminaban en roqueríos, farellones, o pendientes lisas y erosionadas.

Elegimos bien la ruta de bajada, logramos conectar un acarreo tras otro, millones de piedras, tierra y polvo, nada agradable para mí al menos, Constanza venia feliz dejándose llevar por la tierra en movimiento.

Yo pensaba que estábamos más al sur de nuestra ruta de subida, sin embargo, luego de encontrar la pasada a través de unos roqueríos bastante empinados, nos dimos cuenta que estábamos más al norte de la carpa, la cual ya podíamos divisar algunos cientos de metros más abajo, cosas de orientación como diría un amigo, o de desorientación en este caso…

Llegamos a la carpa a eso de las 16:15 horas, algo atrasados para llegar a Lo Valdés, no había viento a esa hora y el calor a ratos era insoportable. Casi sin tiempo para descansar comenzamos a desarmar el campamento para volver, casi sin parar y corriendo en la última bajada, llegué atrasado como en 10 minutos, pero el trasporte estaba ahí, de echo había dos montañistas que tampoco habían llegado y que nosotros no habíamos visto, en fin.

Ordenamos las mochilas, nos sentamos dentro de la furgoneta, y comenzamos a disfrutar de manera más intensa las sensaciones que nos regaló este hermoso cerro; el Cerro Valdés...

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

Cuanto más nos realizamos, menos nos cuesta aquello que parecía insuperable. ¿Y qué es nuestra astucia, inteligencia, valor, obstinación? ¿Qué es ello sino espíritu?

Max Stirner.