Cerro Socavones

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  • Altitud: 2707 msnm.
  • Ubicación: Las Callanas - VI Región.
  • Fecha: Diciembre del 2006.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Roberto Toro (P. Alpinos)
  • Ruta: Filo Este.

En Diciembre del 2007 teníamos planes con Roberto Toro de ir a completar la ruta que intentamos en Septiembre en el Alto de la Engorda, en menos días, en un estilo completamente alpino, vivac, comida justa, caminando de noche etc etc. Así fue como me vi viajando nuevamente a Rancagua, en el terminal llamaría al “Thorin” para que me fuera a buscar, ya que yo no me ubico mucho en las zonas campestres de las Sexta Región, más específicamente en Machalí, donde vive Roberto.

Desde el terminal tomamos un colectivo que nos dejó en la casa, nos tomamos una cerveza, estábamos tensos, habíamos planeado esto durante un buen rato, sabíamos que por el estilo que teníamos pensado seria duro, conocíamos casi la totalidad de la ruta, en Septiembre casi lo sacamos, pero factores ajenos a nosotros nos bajaron del cerro.

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Foto: Las Callanas.

A eso de las 20:00 hrs llegó nuestro trasporte, una furgoneta amarilla de esas que se usan para trasporte escolar, la misma que usamos en Septiembre. Partimos rumbo a Las Callanas, pero para llegar allá teníamos que pasar antes por el Retén de Carabineros de Coya, lugar donde tuvimos el primero de nuestros problemas, no dejaban subir después de las 17:30 hrs, según ellos por razones de seguridad.

De guardia estaba un Carabinero bastante joven y nuevo, por lo mismo se hizo muy complicado negociar con él alguna alternativa.

Tan irritados estábamos con Roberto que salimos afuera antes de meter la pata hasta el fondo, sin embargo con un carácter mas afable y tranquilo Don Manuel, nuestro chofer, logro conseguir nuestro paso.

Después de eso llegamos a Las Callanas, casi estaba oscuro, nos despedimos de Don Manuel y nos preparamos con Roberto para cruzar un río que no tenia nada que ver con el arroyo que cruzamos en Septiembre, y eso que aún nos quedaban otros dos cruces más, uno de los cuales se suponía era el río grande (El Río Pangal)

Buscamos la pasada, se escuchaban piedras arrastradas por la corriente, al final nos fue imposible, yo no estaba ni ahí con arriesgar más de la cuenta, no en un río al menos, lo pensamos un rato, al no avanzar de noche perdíamos el cerro ya que teníamos el tiempo justo, todo se acababa antes de empezar.

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Foto: Cumbre del Socavones.

Con resignación nos fuimos a las cabañas que hay en Las Callanas, preguntamos si podíamos usar alguna para pasar la noche, nos dijeron que si.

Habían mineros en el lugar que estaban tratando de  re-abrir la mina “La Juanita”, gente que nos trató muy bien, nos invitaron a pasar a la cabaña que ocupaban ellos y estuvimos bastante rato escuchando sus historias, muy interesantes y divertidas, bonito momento.

Después nos fuimos a dormir bastante desilusionados por nuestro plan fallido.

Cambio de planes.

Asumiendo el rotundo fracaso nos levantamos tranquilos, nos paso a saludar nuestro amigo Fritz Kobel, que iba guiando a un grupo del D.A.V a la Torre de Flores, les deseamos suerte. En la misma mañana conocimos a un simpático personaje, “el pescao” le decían, o el "Lito", para nosotros. Un tipo que se internaba por los cajones de la zona a pescar, lo vimos cruzar el río arriesgando bastante, nos miramos con Roberto, con luz día el río se veía menos agresivo, pero no lo suficiente como para intentarlo, además, ya no teníamos el tiempo necesario para ir al Alto de la Engorda.

Pero aún teníamos días disponibles, así que para no pasar en banda decidimos subir el Cerro Socavones, Roberto ya lo había subido por lo tanto le daba un poco lo mismo, pero para mi era una cumbre nueva, un premio de consuelo al menos.

Así partimos a media mañana rumbo al Socavones. Tomamos la ladera que cae a Las Callanas topándonos a ratos con atisbos de sendero y algunas marcas con piedras, pero el avance del primer tramo fue entre pedregales, vegetación y tierra, hasta que dimos con el filo.

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Foto: Atardecer en el Alto de la Engorda.

Una vez en él, avanzamos de manera directa a una zona de rocas, pero antes de eso nos paramos a dormir un rato, bueno, un buen rato, una hora más menos.

Después de eso continuamos el avance, mirábamos el Cajón Paredones, el río abierto en innumerables ramales, no habríamos podido en ningún caso avanzar mucho, aunque hubiésemos logrado cruzar el río Blanco, mirábamos también el Cordón Manantiales, preparando nuevos planes.

Pasamos una sección un poco más rocosa y salimos al último tramo antes de la cumbre, algunos minutos más y ya estábamos en la parte más alta del Cerro Socavones, un lindo cerro, con una vista increíble del los gigantes de la Sexta Región, la Torre y Nevado de Flores, La Torre de Pangal, Puntillas de Flores, la impresionante Catedral del Barroso, nuestro Alto de la Engorda...

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Foto: Socavones desde el Cordón Manantiales.

En este último reconocíamos el punto máximo alcanzado en nuestro intento de Septiembre, y veíamos más menos cuanto nos faltó.

Además un grupo de cóndores volaba a ras de la cumbre, mostrando toda su majestuosidad, haciendo sonar el aire con cada pasada, elevándose casi sin mover las alas. Ahí estuvimos un rato con el Thorin, descansando y relajándonos después de las tensas horas del día anterior. La bajada fue rápida, preferimos evitar los matorrales de la subida y nos lanzamos ladera abajo por otro lado, la salida no fue muy simple pero después de un rato estábamos ya en el valle.

Nos dirigíamos al camino cuando escuchamos un zumbido extraño, instintivamente nos agachamos, después escuchamos otro ruido similar, un pobre idiota nos había disparado en dos oportunidades, esperamos un poco y lo fuimos a encarar, en fin, “hay de todo en la viña del señor”.

En la noche la gente de la minera nos invitó a su cabaña, comimos cantidades de comida animados por otra entretenida y agradable conversación hasta altas horas de la noche.

En la mañana fue parecido, nos fueron a invitar a tomar desayuno, después almorzamos, fuimos a visitar el lugar donde estaba la entrada de la mina, tapada por un derrumbe, y que estaban intentando re-abrir, bajamos a Rancagua en la camioneta de la minera, quienes nos pasaron a dejar a la puerta de la casa, se portaron increíble con nosotros.

En resumen, supimos acomodarnos a las condiciones que encontramos en la zona, volvimos con una linda cumbre y con un montón de planes en una zona abandonada casi por completo por la gente local. Muy buen salida.

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

"Más importante que la cima es el camino, y más importante que el camino son los principios que mueven tus pies..."

Mariano Galván.