Cerro Murallón

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  • Altitud: 3975 msnm.
  • Ubicación: Laguna Negra - RM.
  • Fecha: Febrero del 2018.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Ricardo Hernández (P. Alpinos)
  • Ruta: Arista Sur - Cuarto Ascenso.

Después de subir la Punta Portezuelo en un día relativamente relajado, decidimos explorar uno de los cajones que se habrían al oeste y donde habíamos visto algunas buenas cumbres rocosas, además de ver la posibilidad de pasarnos desde ahí a la base de los Dientes del Echaurren, ya que nuestro acceso original lo teníamos descartado.

Con las primeras luces ya estábamos caminando por laderas de tierra donde la escasa vegetación expelía un agradable olor a humedad. Enganchamos un sendero que poco después perdimos, hasta llegar a la base de una morrena rocosa que seguramente quedo después del retroceso del glaciar Echaurren, quizá cuantos millones de años atrás…

Después de dudar un poco nos decidimos por un acarreo a la izquierda de la morrena, algo cercano a las verticales murallas de las “Puntas de Relvo”, por lo que estuvimos atentos a cualquier caída de material desde la parte superior, lo que al final no paso.

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Foto: Los cinco "Dientes del Echaurren". Solo el tercero tiene ascenso y nombre, Punta Aya.

En uno de los descansos sentados en una piedra, mirando el paisaje y comiendo alguna cosa, Hernández me dice… ¡!hay algo allá arriba!!, yo, mas piti y sin lentes ópticos, veía muchas cosas, pero todas borrosas, así que aproveche que tenia la cámara en la mano y le metí zoom, y si, parecía haber algo, pero por el ángulo no se distinguía bien, pero definitivamente era algo como un refugio, del cual no teníamos ningún dato de que estuviera ahí…

Toda una sorpresa…

No está demás mencionar que durante la subida nos pasamos todos los rollos posibles, desde el clásico e inocente deseo de encontrarse con un grupo de montañistas Rumanas (o de ese lado de Europa…), o algún grupo de algo haciendo experimentos secretos y que nos iban a agarrar a balazos, o a capturar y torturar (también pensamos en torturas de las montañistas Rumanas…) o por supuesto, alienígenas que harían experimentos con nosotros (eso también lo pensamos con las Rumanas…) y así toda la subida…

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Foto: Refugio perdido en los andes centrales...

Nos acercamos lo suficiente para darnos cuenta que definitivamente era un Refugio, grande, onda Plantat, con dos pisos, mucha basura alrededor, madera por todas partes y cosas raras varias.....Y de las Rumanas…. Nada…:(

Por suerte tampoco salió nadie a dispararnos o algo similar, de hecho no salió nadie a nada, y después de golpear la puerta, decir Alooooo!!!, y gritos varios, como buenos Chilenos flaites, cumas, pungas que somos, decidimos entrar a mirar.

La puerta estaba trancada de manera leve, con un palo atravesado o algo, pero no pude abrirla; Hernández, con toda su experiencia desvalijando casas la abrió de una..

Intruseamos un poco, sin desordenar nada, más que nada teníamos mucha curiosidad de que chucha hacia un refugio metido en un lugar donde no teníamos ningún antecedente de que hubiese alguno, por lo que refugio de club de montaña no era.

Habían muchas ollas y cosas como para poder estar varios días en el lugar, y material que nos dio la impresión de ser lo que usan en mediciones glaciares y cosas así, todo lógico teniendo en cuenta la cercanía del glaciar Echaurren, así que asumimos era un refugio usado para albergar personal que estudia el glaciar. Después encontramos una de estas estaciones de medición, con antena y cosas varias que decía “Estación Echaurren” o algo así, y que se veía bastante nueva. Misterio resuelto.

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Foto: Zona norte de la Laguna Negra.

Después de tontear un rato, a lo que vinimos… cerro.

Decidimos ir por el que esta inmediatamente sobre el refugio, y que cierra el cajón. Desde abajo se veía como un muro de roca ancho y vertical, tentador para una buena escalada, pero no teníamos el equipo de roca a mano, así que optamos por subir unos acarreos que se veían bastante desagradables, y conectar la arista izquierda para después ver qué onda.

La subida del acarreo fue poco grata, tierra congelada, rocas gigantes…sueltas, todo el terreno bastante inestable y algo peligroso. Ricardo sufre bastante más que yo en estos sectores, lo asumo por todas las puteadas que les escuche en la subida.

Sufrimientos mas sufrimientos menos, llegamos a la parte superior del circo rocoso, donde pudimos ver para el otro lado, hacia la quebrada de Relvo, y su escondida y misteriosa laguna de la que había estado hablando con algunos amigos tiempo atrás, y que solo conocíamos por mapas y google earth, fue entretenido verla de verdad…

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Foto: La desconocida Laguna Relvo.

Seguimos por la arista y después de otro acarreo más amigable llegamos a la base de la arista sur de la montaña. No era escarpada en este tramo, y disfrutábamos de la vista de ambos valles, lo que hacía todo muy motivante, hasta que…

Nos encontramos un corte de varios metros en una zona donde esta se angostaba y no nos dejaba opciones de rodearlo.

Todo muy angosto y con roca suelta, hicimos algún intento pero era una idiotez, así que retrocedimos un poco y bajamos por unos acarreos sueltos que nos conectaron con la cara NO, por donde avanzamos en travesía hasta que comenzamos a ganar altura nuevamente, entre trepes rocosos y escaladas cortas.

El tramo era de cuidado, pero poco a poco fuimos avanzando, tranquilos, hasta que en algún punto volvimos a salir a la arista después de una trepada algo mas vertical. Esta era angosta, pero manejable, pero aun no faltaba para la cumbre.

Continuamos, pasando de un lado a otro, bien atentos. A pocos metros de lo que parecía la cumbre encontramos otro corte, baje un poco hacia el este quedando en la parte alta de una chimenea, tenía muchas piedras sueltas así que las empuje delicadamente con la patita y partieron para abajo arrasando con todo. Desescale un par de metros hasta una terracita minúscula, el terreno bajo nosotros era toda la pared de la cara este, vertical hasta unos que se yo, 300 o 400 mts mas abajo, Hernández arriba de la chimenea mirando con cara de “que chucha estás haciendo”…

Foto: Ricardo y su banderín regalón en la cumbre del Murallón...

Desde la terracita pude treparme hasta la arista de nuevo dejando atrás el corte. La pasada fue expuesta pero manejable, y desde este punto, algunas decenas de metros más adelante por terreno similar logramos llegar a la cumbre, donde encontramos una pirquita de piedra.

Nos dimos cuenta obviamente que el cerro tenia ascensos, pero increíblemente no teníamos ningún antecedente de nada en esa zona.

La verdad es que ni siquiera sabíamos de ese cajoncito y el refugio de abajo, teníamos harto trabajo para la vuelta.

Sacamos hartas fotos, echamos la talla, y avanzamos un poco mas hasta otra punta que nos tenía con la duda de si era más alta, tomamos las coordenadas en las dos y eran casi iguales.

Para bajar “Brad Pitt” Hernández no quiso bajar por donde mismo, así que nos mandamos para abajo varias decenas de metros por la cara oeste del cerro, hacia la quebrada Relvo, para después recuperar terreno hasta subir a la base de la arista donde comenzó todo.

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Foto: Dejamos pirca en ambas cumbres.

La bajada fue apestosa. Continuamos un rato por la angosta arista hasta que ya se hizo necesario bajar de manera directa al refugio.

Como el acarreo de subida estaba muy suelto y peligroso, optamos por no bajar por donde mismo, pero básicamente encontramos un terreno peor, de piedras sueltas, tierra dura como hielo negro, y mucho material cayendo por todos lados.

Nos separamos un poco para no lanzarnos piedras y a base de mil puteadas llegamos a la parte baja, donde seguimos puteando pero ya por gusto.

Eso fue el cerro Murallón, después de salir del terreno complicado la aventura continuo hacia los Colmillos de Relvo!!!, pero eso es otro relato.

PD: Al regreso nos pusimos a investigar, y gracias al testimonio que encontramos en la cumbre del Granitos, y a una amiga (Daniela Carrión) nos enteramos de que el famoso refugio pertenece a la DGA, y además pudimos ponernos en contacto con Don Alberto Peralta, quien junto a Paulino Aguilera habían dejado el testimonio mencionado.

El nos conto la historia del sector, ya que había trabajado por muchos años en la DGA y particularmente en ese refugio, desde el cual habían ascendido prácticamente todos los cerros de la zona, y como el mismo dijo "por sus rutas difíciles", ya que esta gran dupla de montañeros de finales de los 80 no era para nada “chalera”.

Lo malo es que nunca bautizaron nada, ni dejaron registros de sus ascensos, así que poco a poco estamos intentando reconstruir la poca pero buena actividad de las montañas de esa zona.

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

"Allí donde las moradas, luego los árboles y por último la hierba terminan, comienza el reino estéril, salvaje y mineral; sin embargo, en su extrema pobreza, en su desnudez total, dispensa una riqueza que no tiene precio: la dicha que se descubre en los ojos de quienes lo frecuentan..."

Gastón Rebuffat.