Cerro Huemulino

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  • Altitud: 2807 msnm.
  • Ubicación: Cordillera Huemulina - VI Región.
  • Fecha: Mayo del 2022.
  • Integrantes:
    • Fernanda Weinstein (C.A.U)
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Cara SO.

Hace rato estaba con la idea de volver a la Reserva Alto Huemul, sobre todo en época otoñal. En mi anterior visita hace algunos años quedé fascinado por los hermosos bosques de robles de hojas rojas que adornan las faldas de las montañas de la zona.

No había logrado enganchar a nadie con mi idea, pero durante un esforzado intento al cerro Extravío con Fernanda Weinstein, surgió el tema y quedamos de acuerdo en darnos una vuelta por esos lados, estábamos en principios de mayo, época ideal para ir a ver un paisaje de aquellos.

Ambos nos podíamos tomar libre un día lunes, cosa que ninguno de los conocidos a los que invitamos podían hacer, por lo que, a pesar de la lata de no poder armar un grupo más grande, decidimos partir sin planes muy claros.

Leímos todo lo que se podía leer de las montañas del sector, pero teniendo en cuenta que uno comienza a caminar alrededor de las 13:00 horas, ya que el viaje desde Santiago toma su tiempo, no teníamos bien claro por cual cerro ir. El alto de las Terneras parecía buena opción ya que tiene una aproximación más corta, la travesía de la cordillera Rubiana nos tenía muy tentados, pero no estábamos seguros de poder hacerla partiendo tan tarde el primer día, y el cerro Huemulino era el que tenía una aproximación más larga, por lo que llegaríamos bastante tarde al lugar de campamento. Claro que, en el caso de este último, cuando estuve mirando los mapas, noté dos cumbres bastante llamativas por el mismo filo en dirección sur, junto a dos grandes lagunas. Me llamó bastante la atención.

Ya en el auto rumbo a las Sierras de Bellavista, todavía no teníamos decidido que hacer, sin embargo, Fernanda también había reparado en las cumbres desconocidas al sur del Huemulino, pero en una aplicación que tenía instalada en su celular, estas salían con nombre: cerro El Peñón y Alto Cayetano, dos montañas sin ningún antecedente de nada… no se hable más.

El viaje fue tranquilo y agradable, San Fernando tapado en niebla, pero en la medida que nos internamos hacia la cordillera esta desapareció y dio paso a un exquisito día de sol otoñal. El camino rumbo a la reserva es muy pero muy requete bonito.

Pasamos a buscar las llaves del portón y continuamos hasta la entrada de la reserva, en la lejanía ya se veían montañas nevadas, de cerca las huellas de un incendio forestal nos mostraban bastante terreno dañado, y como nuevos brotes de árboles nacían donde mismo. La vida se abre paso.

Llegamos a la entrada, hablamos con el cuidador y continuamos hasta comenzar a pasar por los diferentes lugares de campamento de la reserva. Nosotros íbamos al último, “Roble Grueso”, donde veríamos si podíamos atravesar el estero y continuar en vehículo por algunos kilómetros más por una amplia planicie ya desprovista de bosques denominada “Los Llanos”. El estero venía con poca agua así que pudimos ahorrarnos tal vez un par de horas de caminata.

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Foto: Hermosos robledales adornan toda la aproximación.

Llegamos al final del camino, vimos mucha presencia de arrieros en el sector, reconocimos el lugar por donde debíamos aproximar, cargamos las mochilas y partimos. Eran alrededor de las 13:00 horas.

La aproximación fue tranquila, bajar a una quebrada, dar un poco de jugo, subir, bajar de nuevo, y enfilar hacia un portezuelo que parecía lejano, pero no era tanto, a la derecha (sur) del cerro El Sombrero, que en ese momento no sabíamos cómo se llamaba (nombre dado por los arrieros de la zona). En el último tramo Fernanda se embaló más de lo normal, y yo me detuve para abrigarme porque se venía la puesta de sol, que estuvo tan bonita que me quedé pegado otro rato tomando fotos.

Llegué al portezuelo y me encontré a la cordada que me estaba esperando, cuando yo pensaba que había partido ya hacia la laguna Piuquenes, que en teoría era el lugar de campamento para ese primer día.

Como ya estaba oscuro, y la cumbre del cerro está a una hora de la laguna, decidimos que acampar ahí no haría mayor diferencia al día siguiente, además que la vista era muy buena. Preparamos una terraza, armamos la carpa y nos acomodamos.

Fue un campamento muy agradable, no hacía nada de frío, así que comimos afuera y nos tomamos unas chelas mientras veíamos los valles iluminados por una luna que, aunque no estaba muy grande alumbraba mucho, además de un hermoso cielo estrellado. Luego de un rato nos fuimos al sobre.

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Foto: Campamento con buena vista.

Despertamos temprano, y cuando salimos ya estaba claro. En la nieve había muchas huellas, yo pensaba que de algún grupo de montañeros que la semana anterior sabía que habían andado por la zona, pero no, eran de los arrieros y sus animales, que como nos enteramos después, andaban buscando algunas vacas revoltosas que se habían ido a meter quizá donde.

Al final fue bueno no partir hacia la laguna de noche, ya que el trayecto no era una línea recta sencilla de seguir, tuvimos que bajar un poco para esquivar algunas quebradas antes de poder conectar la que nos llevaría a la laguna, con el Huemulino ya a la vista iluminado por las primeras luces del sol. Había bastante más nieve de lo que habíamos calculado.

En poco rato ya estábamos en la laguna Piuquenes, completamente congelada, cosa no tan buena ya que necesitaba cargar agua. La laguna es bonita, pero esta encajonada, así que no tiene una gran visual, nos terminamos de convencer de que fue mejor idea acampar en el portezuelo.

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Foto: Laguna Piuquenes y cerro Huemulino.

Comenzamos la subida final hacia el Huemulino, para lo cual hay que hacer un rodeo de la parte más vertical para llegar a la cumbre por atrás, claro que antes tuve que romper el hielo a piedrazos para obtener algo de agua. A los pocos minutos de subida desde la laguna ya nos encontramos en terreno completamente nevado, y la nieve durita, y nosotros sin crampones…

Tuvimos que subir una pendiente de unos 50 metros quizá, zapateando fuerte para dejar un escalón, y aunque no estaba difícil, un resbalón era muy mala idea. Salimos arriba, descansamos un poco, miramos nuestros objetivos hacia el sur, y partimos hacia el norte por la primera cumbre del día. De nuevo la nieve dura nos cortó el paso en algún punto, y comenzamos a buscar por donde salir al filo superior. Me fui por un corto acarreo que me dejó debajo de una pequeña muralla de un par de metros que parecía me podía sacar al otro lado, me pegué la trepada, asomé la cabeza, y vi la cumbre cerca y soleada, un impulso más y estaba listo.

Fui a encontrarme con la cordada que había subido por otro sector, y juntos recorrimos los pocos metros que nos quedaban por un acarreo simple hasta la cumbre del cerro Huemulino.

Marcada con una pirca, tiene una vista buena buena en todas direcciones, desde las cumbres cercanas al volcán Palomo, Tinguiririca, Azufreras, las que están al final de las Termas del Flaco como el Orejas y la Punta de los Suizos, cumbres hacia el lado argentino, y volcanes hacia el sur como el Planchón y el Descabezado. Pensaba al ver esas montañas en que la vida me ha dado la oportunidad de estar parado en muchas de ellas, mirando en una dirección y en la otra, y aun así faltan tantas…

Disfrutamos un buen rato, el día estaba perfecto, sol, sin viento y temperatura agradable, saqué fotos como loco y después de un rato nos comenzamos a preparar para lo que venía, el Huemulino era solo el comienzo de aquella jornada.

Muy linda montaña, con una bonita aproximación y hermosas vistas, muy recomendado.

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Foto: Disfrutando la amplitud visual desde la cumbre.

Autor: Elvis Acevedo Riquelme.

 

“Cuanto más alto suba, más hundiré mi mirada en las profundidades de mi ser”

Reinhold Messner.