Cerro Amarillo de Río Blanco

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  • Altitud: 4080 msnm.
  • Ubicación: Cajón de Río Blanco - VI Región.
  • Fecha: Febrero del 2010.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Fabián Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Filo Oeste - Primer Ascenso - Segundo Ascenso Absoluto.
  • Expedición: Río Blanco 2010.

Estábamos junto a mi hermano Fabián y mi sobrino del mismo nombre acampados en las Vegas de Río Blanco, después de un arriesgado intento al Cabeza de Novillo, listos para algún ascenso que nos permitiera cerrar de buena forma este viaje a tan hermoso y poco visitado cajón.

Para cerrar la semana decidimos con mi hermano ir por el Amarillo de Río Blanco, cerro fácil, pero con solo una ascensión realizada algunos meses atrás por un integrante de nuestro propio grupo (Roberto Toro)

Además de lo llamativo que resulta un cerro con solo un ascenso, la vista desde su cumbre nos permitiría ver toda la zona glaciar ubicada justo al frente, en el lado oeste del valle, que no posee visitas - registradas al menos - y que tiene buenos objetivos para explorar y ascender.

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Foto: Cerro Cabeza de Novillo, al final del Cajón de Río Blanco.

Partimos con mi hermano con las primeras luces de la mañana, estaba algo cansado, llevaba 6 o 7 días de trabajo sin ninguno de descanso o de media jornada, y los muslos se comenzaban a quejar un poco, pero en la medida que ascendíamos me comenzaba a sentir más cómodo.

El cerro estaba completamente seco, lo que hacia más desgastante la subida. Esta no era por senderos ya que nos los había, alguno cruzaba a media ladera pero nosotros preferimos subir directo hacia arriba hacia un sector de pendiente fuerte y muy liso, con piedras que caían apenas tocarlas y con un terreno muy erosionado, lo que hizo muy estresante poder subir por ahí, era muy fácil resbalarse y la caída, aunque el terreno no era vertical ni mucho menos, era respetable, extrañaba la nieve o la roca para poder trepar.

Después de salir de esa incómoda posición, me di cuenta que mi hermano se había desviado, seguramente buscando una pasada mas cómoda, como tardaba mucho decidí continuar por que me estaba enfriando un poco.

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Foto: Campamento en el Cajón de Río Blanco.

El terreno era sencillo pero desgastante, mucho acarreo, piedra suelta y partes erosionadas, hasta llegar a una primera barrera de farellones que no presentó mayor dificultad al superarla por la derecha, por un cono lleno de piedras sueltas donde se me hundía la pata hasta el tobillo, muy latero.

Continué la subida no sin antes esperar un rato a mi hermano, pero como no aparecía deduje que había bajado. Le di para arriba directo hacia una segunda barrera de farellones, de abajo se veía mas complicada que la primera, mas alta, mas abrupta, pero al llegar a ella la pude trepar de manera sencilla.

Ya en la parte alta del farellón rocoso me llego el sol, y pude observar mejor a mi alrededor, el Cabeza de Novillo, los cerros del complejo glaciar que estaba justo al frente mío, o sea al oeste del río, con un montón de cerros pequeños y algunos objetivos de bastante peso.

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Foto: Vista de los cerros Azul, Azufre y otros, durante la subida del Amarillo.

En este punto escuche a mi hermano, me alegré de que viniera subiendo y me quede esperándolo, lo vi bastante mas abajo, pero estaba en un lugar cómodo y soleado así que no me importó esperar. Sin embargo después de un largo rato se volvió a perder de vista, y ahora si estuve seguro de que se había regresado al campamento.

Mire hacia arriba y vi que el terreno era bastante más sencillo, bajaba la pendiente y no se observaba ningún obstáculo hasta donde llegaba la vista, la cumbre aún no se veía, de echo, a ratos me entraban dudas sobre si estaba en el cerro correcto, más al sur había una cumbre igual de amarilla que la que buscaba, pero cuando comenzó a quedar más abajo en altura me convencí de que estaba donde debía estar.

Subí y subí, filme, saque fotos, fue un ascenso en extremo tranquilo, era temprano, el día estaba impecable, la vista espectacular, me hubiese gustado estar con alguno de mis compañeros que han sido mis cordadas los últimos años, pero en fin, se han ido retirando de a poco del montañismo activo en el último tiempo.

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Foto: Cumbre del Amarillo.

Llegué a una especie de depresión justo bajo la pirámide final del cerro que me permitió parar a hidratarme un rato.

Ahora si podía ver la cumbre, y si no era, por el ángulo, la altura a la que estaba, y la vista de las montañas vecinas, no podía estar mucho mas atrás.

El filo se angostó en el último tramo y esquivando algunas divertidas formas rocosas, y trepando por otras, a eso del medio día creo, (La verdad no me acuerdo pero es para poner algo), llegué a la cumbre.

La vista era estupenda, muy a lo lejos se veía la impresionante verticalidad de la cara sur del Cerro Castillo, esa que se supone subió Jurgen Straub, el Volcán Maipo y su valle, prohibido para los andinistas por la estupidez mental de los gerentes de GASCO y tantos cerros, cordones y montañas, que me hacen desear que la vida fuera más larga, o ganarme algún premio como el LOTO para poder dejar de trabajar, cosa que difícilmente pasará, ya que ni siquiera juego.

Encontré la cajita de cumbre de los primeros, y al leer su testimonio me di cuenta que además subimos por lados diferentes, suertudo el cerro, dos ascensos, dos rutas, hay montañas que pasan su vida completa de montañas siendo ascendidas por una misma ruta una y otra vez, sin nadie que se anime a explorar sus otras caras.

Como el clima era de lo mejor me quede mucho rato en la cumbre, tratando de que mis agotadas pilas se recargaran un poco con el sol, para poder sacar alguna foto y filmar un poco.

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Foto: En primer plano el cerro del Valle, al sur del Amarillo, inescalado a la fecha.

No quería bajar, estaba cómodo y feliz, creo que en ninguna otra parte del mundo me siento tan cómodo y feliz como en la cumbre de una montaña.

Pero como todo lo que sube tiene que bajar, no muy bruscamente ojalá, partí sin muchas ganas de vuelta al campamento, en lo que fue una bajada sencilla pero muy larga, ya que abajo - y para no pasar por ese incómodo terreno erosionado - tomé ese sendero que cruzaba de manera perpendicular a la ruta y lo seguí. Eso significo darme una vuelta mas larga que mi...conciencia, y ya con bastante sol encima, llegué reseco a la carpa.

De ahí vino el “refrescón” en el río, la tarde de lectura, la noche de fogata, y el comienzo del fin, ya que nos preparábamos para regresar a la ciudad.

Dos años en que he visitado continuamente los valles y montañas de la sexta región, creo que pasará un tiempo antes de volver, pero es seguro que volveré, tengo fuertes deudas que cobrarme en las montañas de esta zona.

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

"Quién elige el camino del corazón, no se equivoca nunca..."

Popol Vuh.