Volcán Púlar

Púlar

 

  • Altitud: 6225 msnm.
  • Ubicación: Pampa Quilvar - II Región de Antofagasta.
  • Fecha: Julio del 2005.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Norberto Alarcón (L.A.C)
    • Fredy Grey (L.A.C)
    • Christian Cayuqueo (L.A.C)
  • Ruta: Ladera SO.
  • Expedición: Volcán Púlar 2005.

No tenía planes de altura para el invierno del 2005, hasta que recibí una llamada de mi amigo Norberto Alarcón. Me invitaba a integrarme al grupo del L.A.C (Los Alegres Caminantes) que intentaría ascender el Volcán Púlar. El Púlar pensé, donde cresta queda ese cerro, me sonaba a altiplano, acarreos, altura, frío y viento, sobre todo viento, mucho mucho viento.

Así me vi acomodando mis finanzas y mi tiempo para partir en tres semanas más por segunda vez en el año al norte de mi querido Chile. En febrero había estado en los dominios del Ojos del Salado, y habiendo mantenido un buen training de cerros durante el año me sentía bien preparado para cumplirle al grupo. Este estaba formado por Cristian Cayuqueo, Norberto Alarcón y Freddy Grey. Yo me había incorporado tras la bajada de uno de los integrantes originales del viaje. Así después de organizar menú, agua y bla bla bla estábamos arriba del bus que nos transportaría a Calama, ciudad que acoge al mejor y más grande equipo de fútbol chileno; Cobreloa. Ahí empezaría todo.

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Foto: Buscando una ruta de acercamiento al volcán.

Santiago - Calama - Negrillar.

Llegamos a Calama luego de un largo viaje amenizado por pastelitos de la Legua, algunas películas y unas alemanas muy simpáticas. Ahí nos contactamos con nuestro trasporte, Don Manuel González, que tenía la labor de llevarnos al CB del Púlar.

Este es un cerro del cual hay muy poca información, la idea era quedar lo más cerca posible del cerro y de los 4000 msnm, para instalar un buen CB.

Primero fuimos por el lado este del cerro, por el camino que se dirige al Paso Sico, pero nunca encontramos un desvío que se dirigiera a la montaña. Estábamos bastante altos, pero a varios kilómetros de distancia, así que después de varias vueltas decidimos devolvernos para pasar por Peine a comer algo e intentar el acercamiento por Tilomonte. Así nomás fue. Ya era de noche y teníamos súper poca visibilidad, no dábamos con ningún camino, veíamos la silueta del Púlar muy lejos aún y las horas avanzaban.

Después de mucho buscar sin resultados fuimos a dar a la Estación Negrillar, propiedad de la minera Zaldívar, quizá ellos nos pudieran orientar mejor ya que a estas alturas la sensación de estar dando jugo dominaba mi mente.

Ahí conocimos a Eduardo Aballay, simpático personaje que nos dio varias indicaciones importantes, una de ellas, quedarnos a dormir en la estación ya que, en la oscuridad de la noche, y con lo medio perdidos que andábamos, no fuéramos a sacar el premiado y diéramos con un campo de minas de los que hay por la zona, total eran como las dos de la mañana así que sería bueno dormir unas cuantas horas en camita y mañana con luz día reiniciar el acercamiento.

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Foto: Aproximación al Púlar.

Estación Negrillar - Campamento Base.

Despertamos temprano, el desayuno gentileza de la gente de la minera fue muy potente, como no lo tendríamos en varios días más; y así, con las indicaciones dadas partimos al Púlar, con la intención de instalar por fin nuestro campamento base.

Esta vez nos dirigimos al cerro por el lado sur, quizá el único que nos faltó por recorrer el día anterior.

Al principio todo parecía bien, el camino avanzaba directamente hacia la montaña, pero después de un rato se perdía y nuevamente nos veíamos atrapados entre piedras y quebradas sin saber por dónde seguir, aún estábamos demasiado lejos del cerro y a muy poca altura.

Intentamos por varios lugares, pero no encontramos la pasada, hasta que resignados y derrotados nos fuimos de vuelta a la Estación Negrillar. Ahí conversamos con otras personas más que nos indicaron que el camino era por la Pampa Quilvar, por el lado SO del cerro. Llevábamos muchas horas sobre la camioneta, yo quería ponerme la mochila de una vez y empezar a caminar (después me arrepentí).

Dimos vueltas y vueltas toda la maldita mañana sin poder acercarnos a menos de 15 kilómetros de la montaña, hasta que a eso de las 13:00 horas, nos dimos cuenta de que el lugar en donde estábamos era el más cercano que íbamos a quedar. Decidimos partir desde ahí.

Desazón...

Difícil describir la sensación vivida cuando se fue la camioneta. Estábamos los cuatro, con una cantidad de equipo y agua que en un principio portearíamos desde nuestro hermoso CB cerca de los 4000 metros y en la base del cerro, y ahora nos encontrábamos por lo menos a 17 kms de la montaña y a 3000 metros de altura, con otros 3000 metros más de desnivel hasta la cumbre.

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Foto: "Te toca llevar la caja ·$&%$". Al fondo el Pajonales.

El desánimo era general, pero cada uno trataba de ocultarlo como podía. En fin, había que ponerse a trabajar, no podíamos instalar el CB tan lejos así que tendríamos que llevarnos todo el equipo para arriba, lo que implicaba hacer dos viajes ese día. Cristián marcó el lugar en su GPS y comenzamos el primer porteo.

Mochilas pesadas en un terreno de poca pendiente, sacábamos cuentas de los días que teníamos y nos metalizábamos de que lo podíamos lograr, o al menos dejarlo todo en el intento.

Ubicamos un lugar protegido en una quebrada, a unos 3500 metros, eran aproximadamente las 17:00 horas y había que volver a buscar el resto de las cosas. Llegamos al lugar guiados por el GPS de Cristián cuando el sol ya se ocultaba, nos abrigamos y cargamos el resto del equipo. Con las frontales prendidas partimos nuevamente a nuestro CB, donde habíamos dejado instaladas las carpas, el ánimo estaba mejor, la luna impresionantemente hermosa, hicimos gran parte del trayecto iluminados solo por ella. Después de un largo rato llegamos a las carpas y nos ordenamos para mañana jugarnos con instalar un C1 a unos 4500 metros, las cosas no se habían dado como lo habíamos planificado, pero al menos ya estábamos en la montaña.

Campamento Base - Campamento 1.

No despertamos muy temprano, no consideramos necesario comenzar a demolerse tan rápido, quedaban varios días de trabajo por delante y había que regular el gasto de energía. Todos durmieron en general bastante bien, yo igual, pero durante la noche comencé a sentir molestias en la garganta que se acrecentarían con el paso de los días.

Una vez que nos alcanzó el sol comenzó el movimiento en el CB (aunque algunos tuvieron que salir antes por necesidades fisiológicas), ordenamos todo lo que llevaríamos a nuestro C1, y lo demás se quedaría abajo esperando nuestra vuelta en unos cuatro días más.

Comenzamos la caminata, el camino se veía plano, solo visiones, las quebradas comenzarían rápido a entorpecernos la marcha. Tuvimos que cruzar varias bastante grandes, bajar y subir para quedar en un filo que nos podía ayudar a avanzar bastante, pero que se iba cargando un poco hacia el norte, había sol, pero no hacía calor, la leve brisa mantenía el ambiente fresco.

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Foto: Luna llena en el volcán Púlar.

Tenemos que llegar a 4500 metros pensaba, me lo repetía una y otra vez, como un mantra, miraba hacia delante y se veía fácil, pero pasaban las horas y parecía que el cerro se alejaba al mismo tiempo que avanzábamos hacia él.

Varias veces paramos a barajar nuestras opciones, ahora subir por el filo norte no parecía mala idea, pero la ruta del lado SO se veía más directa, nunca llegábamos a conclusiones definitivas, teníamos claro que había que acercarse más para poder decidir.

Ya a media tarde Freddy se adelantó un buen poco, hasta la cima de una loma donde los demás que íbamos más atrás intuíamos una mejor visual para ver definitivamente cuanto faltaba, lo único que yo pensaba era que ojalá no hubiera una quebrada gigante entre nosotros y el cerro porque ahí sí que fregábamos, hasta que de repente  Freddy sale por la radio: "Estoy al otro lado de la loma, mmmm se ve lejos, hay.....dos quebradas, voy a bajar para ver mejor"...

¡¡Cresta!! pensé, hasta aquí nomás llegamos. Sentado en una piedra echando pestes miraba lo lindo del altiplano cuando escuché a Cristián y Norberto hablando de volver en septiembre. Pucha que me dio rabia, ¡no podemos rendirnos tan rápido! Partí para arriba de la loma olvidándome del cansancio, saltaba por las piedras, solo quería llegar arriba para ver qué onda, tenemos que seguir pensaba, aunque acampemos a las 12 de la noche, no me iba a bajonear tan fácil, hasta que llegué arriba y.…si, estaba lejos, bastante lejos, pero lo bueno era que no habían quebradas que se interpusieran, Freddy las había confundido con algunas sombras y relieves. Lo encontré sentado en una piedra, teníamos que bajar un poco y se nos presentaba una larga extensión, casi plana y de pendiente regular hacia la montaña, aún podíamos seguir intentándolo.

Cuando llegaron Norberto y Cristián pensaron lo mismo; falta harto, pero hay que seguir, y como no estaba ni ahí con acampar a las 12 de la noche decidimos avanzar un poco más y armar el C1 antes de que se pusiera el sol, que faltaba poco para eso. En definitiva, quedamos a 4200 metros de altura, habíamos caminado todo el día y no habíamos alcanzado nuestra meta original, pero la verdad daba lo mismo, ya nos habíamos dado cuenta de que el Púlar nos haría cambiar la planificación a cada paso que diéramos.

C1

Foto: Campamento 1, 4200 mts.

El día siguiente nos pusimos la meta de llegar a el plateau entre el Púlar y el Pajonales. Calculábamos que ese plateau se encontraba por encima de los 5000 metros, y de ahí... de ahí todo era posible, pero primero el plateau.

Una vez más cambiábamos la planificación, subiríamos con solo una carpa para los cuatro, una cocinilla, la bencina justa y un poco más, y la comida necesaria para día y medio, de todas maneras, si pasado mañana no lográbamos la cumbre no tendríamos tiempo para un segundo intento.

Campamento 1 - Campamento 2.

El día fue igual a los anteriores, pesado caminar por lomas terrosas, con un sol que no calentaba mucho, y una brisa que regulaba la temperatura, buscando la trayectoria más directa hacia el plateau, pero al mismo tiempo intentando esquivar las quebradas.

Este día fue cuando el resfrío que contraje al comienzo de la expedición me comenzó a moler, tenía el cuerpo adolorido y estaba muy congestionado, lo que me incomodaba mucho al andar, tenía que parar más seguido, iba realmente muy cansado, pero sentía que teníamos que llegar sí o sí. Subimos por acarreos con piedras gigantes, las horas pasaban y la temperatura comenzaba a bajar, era como un "deja vu", todo el día, y los anteriores también, mirando el sol avanzar por el cielo de este a oeste y no darse cuenta casi cuando se acercaba al horizonte.

En eso pensaba cuando el viento comenzó a soplar con fuerza, tuve que detenerme para poder abrigarme, aún había sol, pero la temperatura era muy baja. Finalmente llegamos a una pequeña terraza con manchones de nieve alrededor, a 5005 msnm, no habíamos alcanzado el plateau, pero estábamos a 5 lucas, lo que nos tranquilizaba.

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Foto: Instalando el Campamento 2, 5005 msnm.

Decidimos armar campamento ahí, unos 200 metros más abajo del plateau. Con Freddy tuvimos que trabajar bastante rato con los piolets para poder nivelar la terraza e instalar la carpa, mientras Norberto y Cristián cocinaban y fundían nieve.

Tuvimos todo listo cuando el sol ya se ocultaba, y el plato fuerte lo comimos dentro de la carpa.

Conversamos sobre la estrategia para atacar la cumbre, mañana era el día, todo el esfuerzo que habíamos hecho durante todos estos días se vería reflejado mañana.

Eso me alentaba y al mismo tiempo me preocupaba, me sentía muy mal, tenía la garganta tapada y estaba completamente congestionado, sentía debilidad en el cuerpo, pero trataba de hacerme el leso.

Campamento 1 - Cumbre - Campamento 1 y laderas varias...

La noche fue horrible para Cristián, Freddy, y para mí, Norberto fue el único que logró dormir bien, los demás apretados, cargados para un lado aplastando a Freddy, con tos, respirando mal, nadie tenía síntomas de altura, pero estábamos terriblemente incómodos, en fin, la hora de levantarse llegó y casi fue un alivio, preparase también fue medio enredado, pero después de un rato logramos estar desayunados y listos para partir a nuestro único intento de cumbre. Frío, frío, frío, la visual del altiplano iluminado por la luna era hermosa, pero me dolían bastante las manos, Cristián de buena onda me cambio uno de sus guantes y eso me alivió bastante.

Subíamos entre piedras y malditos blandos acarreos, menos mal que ayer no intentamos llegar al plateau, habríamos quedado destruidos, no era tan poco lo que faltaba, de hecho, el sol nos pillo antes de salir arriba, pero la visual que se nos abrió nos esperanzaba, la cumbre no se veía lejos.

Estando ya en el plateau tuve que detenerme, como es lógico en altura uno respira más profundamente, lo que me producía un terrible dolor en mi garganta, el resfrío que me afectaba hacía varios días me estaba jugando una mala pasada, sin embargo, decidí seguir un poco más.

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Foto: Avanzando por el Plateau, en el portezuelo Púlar - Pajonales.

No tenía ningún síntoma de altura, no me dolía la cabeza ni sentía palpitaciones desbocadas, pero a cambio de eso me comencé a sentir muy débil.

Mis compañeros comenzaron a avanzar más rápido, "no puedo fallar ahora", el esfuerzo de todos estos días no valdría de nada si no conseguíamos la meta. Intenté seguir, ahora el viento también pasaba a ser un factor considerable, era demasiado intenso, si quedaba de frente me ahogaba, me sacaba la capucha, me tiraba tierra. Avancé y avancé, hasta reunirme con mis compañeros alrededor de los 5700 metros.

Cruzamos un par de palabras, no recuerdo qué, descansamos un rato, incómodos por el viento y las piedritas que levantaba, después Cristián y Norberto siguieron, los siguió Freddy, me levanté, miré hacia la cumbre y tomé la decisión de volver, ya no soportaba el dolor de garganta; el viento, el frío, incluso el cansancio podía combatirlos, pero la garganta me había ganado, respirar profundo y rápido me estaba demoliendo, decidí volver, además que en esas condiciones, con Cristián tratando de mantener el grupo junto, lo único que haría seria retrasarlos, había que aumentar las opciones de llegar arriba. Me despedí de Freddy, me senté en una piedra a maldecir la situación, pero consideraba que tenía las fuerzas justas para llegar a la carpa de vuelta, y así nomás fue, después de algunas largas horas bajando por neveros y acarreos llegué demolido, me tiré dentro y comencé a tiritar, tenía tercianas y no podía parar de temblar, pero al menos estaba en la carpa, entre tiritones me logré quedar dormido.

Desperté un par de horas después, menos cansado, pero seguía tiritando. Mientras estaba en eso logré comunicarme por radio con mis compañeros, Freddy venia de vuelta, mientras Cristián y Norberto seguían peleando en el filo contra un viento infernal que los obligaba a avanzar casi a punta y codo. Les pedí que tuvieran cuidado, volví a quedarme medio dormido para despertar cuando llegó Freddy, comimos algo y comenzó la espera, la larga espera.

Team

Foto: Nolberto, Cristián, Freddy, Elvis, Volcán Púlar de fondo.

Me volví a dormir un buen rato, cuando desperté le pregunté a Freddy si habían llegado los muchachos, era tarde y ya estaba oscuro, me contestó que no y comenzamos a intentar comunicarnos por radio con ellos, logramos contacto solo para enterarnos de que ya venían bajando con algunas complicaciones.

Habían estado en la cumbre, pero ahora, medio perdidos en la penumbra, se habían quedado sin luz en sus frontales y el GPS había fallado producto del frío.

Nos pedían que les hiciéramos señales con las frontales para poder guiarse. Salimos varias veces, pero no nos veían, la comunicación era defectuosa, ellos nos copiaban, pero nosotros no recibíamos la señal de vuelta, al principio pensamos con Freddy que los muchachos solo venían atrasados, pero comenzaron a pasar las horas y entre lo defectuoso de la comunicación y el hecho de que no veían nuestras señales a pesar de movernos por varias partes, la preocupación aumentó.

El hecho era uno, y era que mis dos compañeros se encontraban extraviados sin poder dar con el campamento, mal comunicados y cansados, ya era tarde, hacía mucho, pero mucho frío, las pocas veces que logré salir de la carpa me sentía tan mal que tenía que volver, mientras Freddy se paseaba haciendo señales intentando ubicarlos. A ratos entraba, dormitábamos medio despiertos, intentábamos comunicación, a veces la lográbamos, muy agotados nuestros compañeros nos pedían ayuda, era demasiado frustrante no poder hacer nada más, pero intentar señales era todo lo que podíamos hacer, ni hablar de salir a buscarlos, no teníamos idea por donde venían bajando, lo único bueno es que la luna casi llena iluminaba todo, seguían pasando las horas...

Nuevamente me dormí por un rato metido a medias en el saco, con la carpa  abierta y la radio al lado de la oreja, volví a despertar cuando Freddy salió por enésima vez en la noche a intentar comunicarse, y de repente me dijo, “Cocho, está amaneciendo”, !cónchale!, fue una sensación extraña, hace poco Freddy se había logrado comunicar con ellos, estaban...bueno, estaban, y ahora que amanecía sería más fácil intentar ubicarlos, sin embargo no sabíamos su estado después de caminar toda la noche expuestos a una temperatura muy por debajo de los cero grados, -20ºC o más baja aún.

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Foto: Atardecer sobre el altiplano nortino.

Freddy los encontró muy lejos, agotados, maltratados, después de una tremenda batalla nocturna, narices quemadas, manos adoloridas, ropa rota, el viento los había hecho perder un piolet, dos bastones, un par de guantes y gorros, pero estaban vivos.

A pesar de todo estaban bien, agotados, pero bien. Se encontraban por debajo del campamento, habían pasado de largo sin poder ubicarse en la noche, y sin poder ver las señales que les hacíamos, Cristián decidió subir al campamento acompañado por Freddy, pero Norberto se tiró en una piedra al solcito y se pegó una buena y merecida siesta de tres horas.

Difícil describir la sensación que tuve al ver a Cristián llegar al campamento, venia llegando con sus últimas energías, Freddy lo acomodó en una terraza al sol, con su saco para que descansara un poco, mientras yo comenzaba a desarmar el campamento, Norberto no iba a subir, así que yo bajaría sus cosas, nos encontraríamos más abajo.

El descenso.

Cristián con ceguera, Norberto con la nariz y varios dedos ennegrecidos, yo apenas me movía, Freddy era el que estaba en mejores condiciones. Bajamos el mismo día desde el C3 a 5005 metros hasta las carpas del base casi 2000 metros más abajo. Llegamos de noche, todo el trayecto del C3 al C2 sin agua, con varios litros en las botellas congelados y sin poder tomarlos, con la cocinilla inutilizada y ningún cauce a mano, Teníamos una cocinilla en la carpa a 4200 metros (C2) pero tuve que llevarme una bolsa con nieve para fundir allí.

Llegamos de noche al CB, tranquilos, enteros, maltratados, pero todos sanos y salvos, mañana teníamos que seguir caminando para llegar al lugar donde nos recogería el vehículo, un día más de marcha, el cual se fue rápido, un campamento más...

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Foto: Tilomonte.

Al día siguiente llegó Don Manuel, quedamos en sus manos y de ahí comenzó el final de la historia...

PD 2015: El proyecto Cajas de Cumbre del Banco de Chile, no parecía un mal proyecto en aquellos años, en el fondo, una caja de cumbre con un libro bonito dentro, para poder dejar testimonios sigue siendo una buena idea, lo que cambio con los años fue la participación de Andrónico Luksic, principal gestor de la iniciativa, en una serie de nefastos proyectos abusivos no solo con la naturaleza, sino también con las personas que han intentado oponerse a ellos, como Caimanes y Alto Maipo.

Si queremos ser consecuentes con la defensa de nuestras montañas, contra personajes tan obscuros como este, no podemos dejar cajas que publiciten empresas de las que son parte este tipo de personajes. Me arrepiento profundamente de haber cargado esa caja en mi espalda, y siento la obligación de algún día volver y retirarla, así como lo haré de cualquier otra montaña de 6000 metros a la que tenga el honor de visitar.

 

Autor: Elvis Acevedo.

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"Cuanto más sencilla sea la manera en que me encuentre en la montaña, mayor será la vivencia..."

Ueli Steck.