Cerro Vega
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El Vega es una montaña a la que le tengo muchísimo cariño, por todas las aventuras que viví en sus laderas cuando niño, cuando intentaba ascenderlo sin tener ni el equipo ni la experiencia adecuada. Por eso con los años y después de haberlo ascendido más de una vez, siempre me dio “lata” escuchar que todo el mundo lo trataba como un cerro fácil, como una salida de fin de semana “a la segura”.
Por muy cierto que fuera que sus rutas por el filo norte y la cara oeste sean sencillas, no me gustaba que lo trataran con tan poco respeto, nadie pensaba que se podía “rebotar” en el Vega.
Foto: Comenzando la jornada. |
En base a eso se me ocurrió la idea de abrirle una ruta nueva, una más complicada, una que no cualquiera se atreviera a intentar, así ya no podrían hablar tan a la ligera del Vega porque tendría opciones más técnicas de ascenso; es como si el propio cerro te pudiera decir en tu cara: "fácil tu hermana, inténtame por la arista si te atreves"... Bajando de haber realizado el primer ascenso al Colmillo Este del Diablo, tuvimos otra visual del Vega, y en ese preciso momento me di cuenta de por donde debíamos subir. |
La arista oeste se recortaba nítida contra el sol, se notaba que tenía partes angostas y verticales, y tramos intermedios más sencillos, era una ruta linda, estética, como todas las que van por aristas o filos. Seguí bajando, ya sabía por dónde intentarlo, solo debía buscar el momento.
Primer intento.
En marzo de este año nos internamos con Ulises Espinosa en el cajón de lo Valdés, teníamos ganas de intentar otro de los Colmillos del Diablo, pero el acarreo que conduce a la base de los tres torreones se veía tan poco motivante que preferimos cambiar de idea. Ahí mismo, justo bajo la Arista Oeste del Vega, le comenté mi idea a Ulises y se armó, nos fuimos pa`rriba.
Subimos por un corto acarreo hasta el comienzo mismo de la arista, esta partía en un murallón vertical de unos veinte metros con varias opciones para intentarlo. Escogimos una evidente chimenea que salía a la parte superior entre unos dedos rocosos bien notorios. La ruta estaba completamente seca, subimos rápido ese tramo y continuamos por la arista comiéndonos las dificultades. Creo que en algún momento pensé “que linda debe ser esta ruta con nieve”…
Foto: Vista hacia el cajón del Estero Diablo. |
Para resumir un poco esta parte, logramos salir a la parte alta de la arista, donde venía un filo de gendarmes muy motivante, pero que nos iba a tomar un tiempo que no teníamos, solo habíamos ido por dos días y debíamos volver en la misma tarde, claramente no alcanzaríamos a hacer el trayecto completo, decidimos bajar, al menos conocíamos la ruta completa incluido lo que nos faltó para llegar a la cumbre.
Mayo del 2013.
Paso poco tiempo para el segundo intento, agarramos el primer fin de semana largo que se nos cruzó; el de Semana Santa, para volver a intentar el cerro.
Foto: Cristian "Trepe" Hernández en plena acción. |
Los integrantes eran Ramiro Frick, Raimundo Donoso, Cristian Hernández (que después se pasaría a los Perros) por la Ramuch, y quien escribe por los kiltros. Raimundo había estado la semana anterior en el Vega, en una salida oficial de la Rama, y estaba sorprendido por el cambio de terreno, en solo una semana y gracias a uno de los primeros temporales del año, paso de un cajón completamente seco a uno completamente nevado. |
Entre tallas y chistes incompletos que nadie entendía llegamos a Lo Valdés. El primer día le dimos duro hasta el refugio, tuvimos que abrir huella todo el trayecto, el clima estaba más bien inestable, nublado, frío, con viento, solo esperábamos que el resto del fin de semana mejorara un poco.
La convivencia en el refugio fue notable, un grupo (Ramuch) de cabros jóvenes (a excepción de Cristian que es viejo) y muy entusiastas, con todas las ganas de comenzar a hacer cosas innovadoras y salirse de las rutas que todo el mundo hace, y otro (Perros) que ya tiene la experiencia en este mundo, y que con los años le empieza a tocar servir un poco de guía.
Foto: Raimundo preparándose para rapelar. |
Comimos como energúmenos y muchos ruidos raros se escucharon. Raimundo mostró sus dotes de gourmet preparando una serie de platos, algunos precocidos de supermercado, pero igual estaban buenos, y entre tecitos, uno que otro vinito, tallas y más ruidos raros, nos fuimos al sobre. Despertamos temprano, preparamos desayuno, y cuando ya estábamos listos para partir, las primeras luces del día nos alcanzaron. Estaba completamente despejado, cielo limpio, bastante frío, nadie más en el sector aparte de nosotros y nuestros sueños... y lagañas... |
La caminata desde el refugio a la base de la arista sirvió para calentar motores, el Diente del Diablo y los Colmillos del Diablo se tiñeron de rojo con los primeros rayos de sol. Ramiro, entusiasta como el solo, quiso “abrir un acercamiento nuevo” hasta la base de la arista y se fue por otro lado... se demoró bastante más en llegar.
Llegamos al mismo punto donde comenzamos a escalar la vez anterior con Ulises, los muchachos Ramuch, con una capacidad técnica que ya se quisiera Uli Steck, comentaron casi en coro “ahhh, pero eso es solo un trepe”, Cristian probó unos metros y reafirmó su idea, “solo un trepe”...
Ya que el terreno estaba fácil y para ganar tiempo, decidimos subir solo trepando. Cristian comenzó a subir, creo que no alcanzó a llegar a los dos metros desde la base cuando dijo “emmmmm, mejor usemos la cuerda”. Será conocido por los siglos de los siglos como Cristian “Trepe” Hernández.
Foto: Cristian (Verde Pistacho) y Elvis (Rojo Masculino) en el rapel. |
De todas formas Cristian abrió este tramo, yo ya lo había subido la vez pasada así que decidí, por buena onda y principalmente porque hacía mucho frío, cederles el gusto a los cabros que andaban con la sonrisa de oreja a oreja por lo que estábamos haciendo. Raimundo aseguraba, con Ramiro sacábamos fotos y dábamos ánimo a “Trepe” Hernández, todos felices, después de un rato, todos con frío, otro rato más, todos congelados. |
Cristian se estaba demorando un poco más de lo presupuestado, claro, la ruta estaba con nieve y hielo, yo sabía que no sería tan sencilla como cuando la subí seca, de todas formas estábamos algo inquietos, veíamos algo complicado a nuestro compañero, solo nos quedaba darle mucho ánimo que se resume en frases como “no seai mamón”, “hazte hombre de una vez”, y otras irreproducibles.
Problemas más problemas menos, logró salir arriba, fijó la cuerda, y después lo seguimos con jumar Raimundo y yo. Al final, y escalando asegurado subió Ramiro, que para variar se cayó, y salió arriba diciendo que había intentado una variante nueva y más difícil y bla bla bla...
Después de esta simpática trepada guardamos la cuerda y le dimos duro por los tramos intermedios de la arista, había pasadas de roca algo expuestas, canaletas con nieve bastante honda, pero el terreno era manejable sin asegurar. Recordé cuando en el intento pasado me imaginé la ruta con nieve, ahora estaba aquí y se veía todo espectacular, el paisaje era de ensueño, el día despejado, sin embargo estaba bastante helado, el sol calentaba menos que tubo fluorescente, bueno, en fin. Continuamos el ascenso hasta llegar al mismo punto donde me quedé la vez anterior. |
Foto: El "Filo de los Vampiros" y las dos cumbres del Vega. |
“El Filo de los Vampiros”, en honor al chiste más mal contado que he escuchado en mi vida, gentileza de Raimundo. Se veía precioso con nieve, expuesto y angosto, lo pasamos con cuidado pero sin mayores sobresaltos hasta llegar a un punto donde para poder continuar, teníamos que hacer un rapel corto, de unos veinte metros. El terreno no daba para "desescalar" a pelo, la roca era mala y suelta. Aprovechamos de descansar un poco, tomarnos las cuatro gotas de agua que nos quedaban, y a preparar el rapel.
Ramiro estaba con pánico, no podía creer que fuéramos a rapelar de un cordín “homecenter”, él, niño bueno, aplicado, que se lee los manuales más de una vez y practica nudos en sus ratos libres, no entendía que fuéramos a hacer semejante locura. Yo, que he rapelado de cosas peores, simplemente me reía.
El propio Ramiro “Callejas” Frick instaló el rapel, encontró una buena roca, probablemente la única que servía y según yo, conversó un buen rato con el cordín, se hicieron íntimos, buscando la forma de poder confiar el uno en el otro...
Ramiro “Bon Jovi” Frick bajó primero, lento, temeroso, cauteloso, botando piedras, seguramente pensando que en cualquier momento el poderoso cordín “homecenter” se iba a cortar, pero no pasó, llegó abajo, se salió de la cuerda y subió el último de los gendarmes que nos separaban de terreno más sencillo. Parecía que las dificultades del “Filo de los Vampiros” se acababan, después, acarreo pesado y a cobrar, aún faltaba bastante, pero parecía que superando esta parte de la arista estábamos casi listos. |
Foto: La poco visitada Cumbre Sur del Vega. |
Todos pasamos la parte del rapel y comenzamos a recorrer el último tramo que nos llevaría a la cumbre sur del Vega. Esta parte fue agotadora, yo ya iba molido, el sol comenzaba a acercarse al horizonte, sabía que la bajada sería de noche, pero como conocía la ruta normal daba lo mismo. Entre piedras, acarreos, neveros, y pequeños trepes, me asomé al filo y vi el torreón final de la cumbre sur.
“No se acaba esta tontera” pensé. El torreón final destaca cuando uno lo mira de lejos, se ve precioso, con el Corona, San José, y tantos otros cerros de fondo, al acercarse se torna sencillo, los últimos cinco metros de esfuerzo para llegar a la cumbre son por unas fáciles trepadas, y la cumbre sur, menos visitada que la norte, contra todo pronóstico tenía una pirca muy bien hecha.
Estaba más contento que perro con tres colas, así de contento, una hermosa ruta que había salido al segundo intento, una arista preciosa, motivante, con tramos difíciles, con un día frío pero completamente despejado, sentía que le devolvía la “mano” al Vega por todos aquellos buenos momentos que he vivido en sus laderas.
Ahora el que diga que el Vega es un cerro fácil, simplemente es por qué no quiere subir su ruta más difícil...
Foto: El Equipo. |
La bajada fue oscura, larga, cansadora, pero sin mayores inconvenientes que buscar a Ramiro que decidió bajar sin linterna para lograr una comunión más personal e íntima con las estrellas, es que este cabro es muy espiritual. Gracias al buen instinto de Raimundo -el de los chistes malos- logramos dar con el refugio y de ahí todo fue alegría, relajo, satisfacción por la pega realizada, y bien hecha, y muchos ruidos raros de nuevo. |
Alguien había pensado, y seguro no fui yo, aprovechar el día siguiente para intentar uno de los Colmillos del Diablo, de más está decir que esa idea la diluyó el cansancio de la jornada anterior, y que despertamos bastante tarde.
El día de regreso también amaneció con un cielo despejado y un sol radiante, aprovechamos de rezongar alrededor del refugio toda la mañana, comer mucho, conversar, relajarnos, tomar vino, vino y más vino; si vino al cerro y no toma vino, ¿a qué vino?
La bajada fue tranquila, caminamos relajados, nos topamos algunas personas haciendo trekking, paramos un rato a "boulderear" en unas rocas, llegamos a Lo Valdés y esperamos a Ulises que se atrasó una hora por culpa de un taco, o eso dijo él, pero no importaba, nada importaba, habíamos abierto nuestra nueva ruta al cerro Vega.
Autor: Elvis Acevedo R.
Resumen de las ascensiones del Grupo al Cerro Vega:
Septiembre del 2004: Juan Carlos Caro - Elvis Acevedo.
Mayo del 2008: Juan Carlos Caro - Jaime Wastavino.
Febrero del 2009: Roberto Toro + Invitados.
Mayo del 2013: Elvis Acevedo - Cristian Hernández + Invitados (Apertura Arista Oeste)
"Lo esencial no es escalar rápido, sino durante mucho tiempo"
Georges Livanos.