Nevado Urus Oeste

Urus Oeste

 

  • Altitud: 5.146 msnm.
  • Ubicación: Cordillera Blanca - Perú.
  • Fecha: Julio del 2013.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Glaciar Este.
  • Expedición: Cordillera Blanca 2013.

Después de haber subido el Urus Este, y de “rebotar” junto a un compañero brasilero en el Urus Central, estaba listo para terminar mi historia con los “Urus” intentando ascender el Urus Oeste.

Mi compañero en el Urus Central, un carioca buena onda que conocimos en el campo base, ya estaba en el Refugio Longoni, listo para subir el Ishinca, mientras mi compañera de viaje se dedicaba a disfrutar de las comodidades del campo base de los brasileros, bastante bien equipado, así que de nuevo tendría que partir solo para las alturas.

Misma historia que cuando fui al Urus Este, partiría sin equipo técnico, salvo mis piolets y mis crampones, si pasaba bien, si no, bien también.

Comencé el ascenso por el sendero de la ruta normal del Urus Este, para en la parte superior salirme de él, y dirigirme hacia la base de los Urus Central y Oeste.

Acceso

Foto: Entrada al Glaciar Central de los "Urus".

Pasé por debajo de los "Urus" Este y Central, por un terreno que al principio son grandes bloques de piedra, firmes, pero que obligan a avanzar trepando y destrepando, lo que después de un rato se torna bastante aburrido.

Luego unos acarreos locos y llegué a la base del glaciar. Este se veía en muy buenas condiciones, algo importante si uno anda solito, y a la derecha de unos seracs, parecía ser la mejor alternativa para entrar a los hielos. Me senté en una piedra, tomé jugo, saqué algunas fotos, me puse crampones, y le di para arriba.

Solo esperaba que el glaciar no estuviera agrietado más arriba, si la cosa estaba muy complicada me devolvía, no estaba ni ahí con terminar en el fondo de una grieta sin opciones de ayuda.

Por suerte después de asomarme a la primera loma de nieve, vi que el glaciar seguía en excelentes condiciones, así que bastante entusiasmado comencé un largo traverse por toda la base del impresionante Urus Central, una montaña tremenda, con rutas de alta dificultad, que habíamos intentado por su arista este, pero donde habíamos quedado cortos de tiempo y equipo.

Caminaba por un tramo del glaciar de escasa pendiente, en dirección a una arista desde donde intuía, podría ver el Urus Oeste. Hacia el sur la visual del Ranrapalca y el Ocschapalca era formidable, ¡pero que tremendos cerros!

Llegué al borde de la arista y pude ver mi objetivo, había más grietas, pero el glaciar seguía viéndose en muy buenas condiciones, claro que la arista era más bien un corte que caía unos cuantos metros de manera casi vertical, además estaba parado sobre una grieta que se veía bastante profunda, pero el puente era sólido.

Ranrapalca y Ocshapalca

Foto: Ranrapalca y Ocshapalca desde el glaciar del Urus.

Tuve que bajar un poco para encontrar una debilidad en el corte, un puente de nieve firme y algo menos de pendiente me permitieron pasarme al otro lado, bajar una depresión y comenzar el ascenso directo hacia lo que parecía ser la cumbre, pero que por fotos que había visto antes, me generaba algunas dudas.

Hice un par de “zigzags” para esquivar algunas grietas gigantes, pero muy visibles, y poder comenzar a subir lo más directo posible hacia el portezuelo entre el Urus Oeste y el Central.

Cerca ya del portezuelo, en un descanso tomando jugo, me fijé en la súper-cósmica arista oeste del Urus Central. Un filo delgado y lleno de cornisas colgantes a ambos lados, con pasadas verticales hasta una cumbre muy puntuda, todo lo que uno espera de un desafío de primera.

Seguí subiendo sin salir al filo que une los Urus Oeste y Central, se me ocurrió que podría estar “acornizado” hacia el norte, así que preferí pegarme un poco a las rocas de mi izquierda, y salir escalando por un terreno más vertical pero más estable, hasta lo que parecía ser la cumbre, pero que yo tenía toda la tincada de que era una antecumbre, y casi siempre mis tincadas... fallan, pero esta vez me tincaba que mi tincada estaba bien...

Y así nomás fue, cuando me asomé arriba vi la verdadera cumbre un poco más al oeste, no era mucho, unos 30 minutos más calculé, pero tendría que bajar un poco por un sector bien empinado y después esquivar un par de grietas bien feas que se veían a lo lejos.

Al final, como en 20 minutos estaba bajo la cúpula final del cerro, a unos 30 metros por una fácil y redondeada pendiente de nieve, otros 10 minutos, y a cobrar…

Día perfecto, soleado y sin viento, de esos que uno siempre quiere o espera, o sueña. Las condiciones eran muy diferentes a las nubes que me pasaban por encima en la cumbre del Urus Este, y al viento en la arista del Urus Central, que fue todo un tema.

Acá estaba todo calmo, y la visual se extendía kilómetros y kilómetros en todas direcciones, abarcando un sinfín de majestuosas montañas. Es tan grande la cordillera y tan corta la vida…

Urus Central

Foto: La impresionante silueta del Urus Central.

La cumbre era amplia y cómoda, así que me tendí cual largo a disfrutar del solcito, tomé la altura con el GPS y saqué hartas fotos. Después de cómo una hora de disfrute, me mandé para abajo…

El descenso fue tranquilo, la nieve estaba blanda y hacía todo algo más pesado e incluso peligroso en algunas partes, pero nada del otro mundo, solo era cosa de bajar con paciencia, y como iba a buena hora no me apuré en lo más mínimo.

Seguí mis propias huellas en la nieve, saqué algunas fotos más a la mega cósmica arista oeste del Urus Central. La miré mucho rato, es un tremendo desafío que seguro requiere de un equipo muy potente para intentarla.

Cumbre

Foto: Nevado Copa desde la cumbre del Urus Oeste.

Ya fuera del glaciar me bajó el cansancio, era un terreno bastante más latero, pero sabía que faltaba poco. Una vez que logré conectar el sendero de la ruta normal al Urus Este, todo fue dar un paso delante de otro hasta llegar a la carpa.

En el campamento y mientras me tomaba una cerveza con los brasileros, llegaron los argentinos que había conocido un par de días atrás, venían de la cumbre del Urus Este, así que se vinieron más brindis y celebraciones varias.

Luego de un rato de conversar, y en base a las noticias que circulaban en el campo base, decidimos partir todos juntos al día siguiente hacia el campo 1 del Tocllaraju, no con la intención de intentar cumbre, sino de colaborar en la búsqueda de los argentinos desaparecidos.

Con esta decisión sabía que perdía mi opción de intentar la cima del “Toclla”, porque no tenía tantos días, pero la verdad daba lo mismo. Aunque en el campamento nadie tenía muchas esperanzas de que los muchachos estuvieran vivos, por la cantidad de días que llevaban perdidos, había que intentar hacer alguna búsqueda más seria.

Lo único que se había hecho hasta ese momento era mirar desde la ruta normal. Los mismos montañistas que ascendían a la cumbre por esta ruta, miraban un rato por si divisaban algo, lo que claramente no es lo ideal.

Tocllaraju

Foto: El 2013 el Tocllaraju cobró...

Nos conseguimos unos binoculares en el refugio y al día siguiente con el equipo justo, subimos desde el campo base, hasta el campo 1 del Tocllaraju. Los días siguientes fueron de una tremenda frustración...

Como en el campamento había varios montañistas que habían intentado cumbre los días anteriores, asumimos que era poco probable que los argentinos hubieran subido por la ruta normal, los habrían visto, así que nos enfocamos en las rutas de la pared.

No encontramos nada.

Asumiendo el fracaso, nuestros compañeros de Bariloche bajaron de vuelta al campo base, yo hice lo propio, y Tito, el brasilero, se dedicó a bajar las carpas y las pertenencias para dejarlas en el refugio, a la espera de que los familiares quisieran recuperarlas.

Fueron días rudos, más que en lo físico en lo emocional, ya quedaba poco para dar por concluido el viaje, así que después de un breve descanso, arreglamos las cosas para partir al Refugio Longoni, campo base del Ishinca y el Ranrapalca.

Y eso fue...

Autor: Elvis Acevedo Riquelme.

 

"Las montañas inspiran lo más sublime de nosotros. Cuando nos vemos en montañas en lugares salvajes vivimos el súmmun de nuestra propia humildad. Ya estemos sobre su cumbre, o respetándola a su pie, nos invade el asombro. Tal vez este sea el origen de la Religión"

Terry Tempest Williams.