Nevado Urus Este

Urus Este

 

  • Altitud: 5.420 msnm.
  • Ubicación: Cordillera Blanca - Perú.
  • Fecha: Julio del 2013.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Directa Glaciar Sur.
  • Expedición: Cordillera Blanca 2013.

Habíamos llegado a Huaraz después de un tranquilo y corto viaje Santiago - Lima, y otro viaje ni tan tranquilo ni tan corto desde Lima a Huaraz. Alrededor de ocho horas en un bus con un servicio bastante mediocre, ya que, por un tema de horario, no había logrado hacer válida la reserva de pasaje en buses Cruz del Sur que me había regalado una amiga, y tuvimos que viajar en lo primero que pillamos.

Pero daba igual, ya estábamos en esta hermosa ciudad, desde donde nacen buena parte de las expediciones que se internan en la Cordillera Blanca del Perú, ciudad con todas las comodidades necesarias, y una vida nocturna bastante entretenida... por decirlo menos.

Pero nosotros veníamos a subir cerros, así que apenas llegamos a la ciudad, coordinamos para el día siguiente nuestra partida hacia la quebrada Ishinca, donde instalaríamos nuestro campo base para intentar ascender algún cerrito en los escasos días de que disponíamos.

Huaraz

Foto: Plaza de Armas de Huaraz.

Los colectivos acá son autos que en Santiago jamás pasarían la revisión técnica, pero son funcionales mientras no se desarmen. En uno de esos trastos viajamos de Huaraz a Pashpa.

Nuestra idea original era llegar a Collón, pero en el camino el colectivero nos comentó que la entrada más usada ahora para acceder a la quebrada Ishinca, era desde Pashpa, caserío ubicado unos 15 minutos más arriba de Collón, así que suponiendo que sería más sencillo encontrar arrieros ahí, nos fuimos a Pashpa.

El arriero que nos había recomendado el colectivero no estaba, pero preguntando por aquí y por allá, a la hermana de este o este otro, logramos sacar a un muchacho de su partido de fútbol de los fines de semana, para que nos llevara las cargas hasta el campo base.

Nos juntamos en Cochapampa, lugar donde se termina el camino vehicular y nacen los senderos que van a diversos lugares turísticos de la zona. Cargamos las mulas y comenzamos la caminata.

El sendero es precioso, va entre bosques y cercano a un río, el ir y venir de arrieros transportando las cargas de diferentes expediciones de distintos países es permanente.

El arriero se adelantó, nosotros íbamos con una mochila pequeña, pero yo estaba bastante cansado, se notaba la nula aclimatación, en apenas poco más de 24 horas había pasado de Santiago a estar cerca de los 4.000 msnm caminando hacia el campo base, sin haber aclimatado algunos días en Huaraz, pero cuando uno tiene solo una semana para hacer un par de cosas, hay que aguantarse y jugársela para aclimatar de manera un poco forzada.

Cochampampa

Foto: Cochapampa, al fondo a la izquierda, la quebrada Ishinca.

Pasamos el control de acceso al Parque Nacional Huascarán, donde el guardaparque, después de preguntarnos si además de la quebrada Ishinca, pretendíamos visitar otras zonas del parque, nos cobró mucho menos…. sin boleta claro, y sin que se lo pidiéramos...

Después de pasar no podía dejar de pensar como en Chile no tenemos un gran parque que funcione de manera similar, o mínimamente parecida...

Mi alegría fue enorme cuando vi el letrero que decía que a solo 500 metros más estaba el lugar de campamento, iba realmente molido, tanto era que llegué a pensar que estaba enfermo, no suelo sentirme tan cansado y con una mochila que no pesaba casi nada, sabía que no estaba aclimatado, pero encontraba que era mucho, tanto que decidí darme el día siguiente de descanso para sentirme un poco mejor.

El lugar de campamento es maravilloso, tremendas montañas como el Tocllaraju y el Palcaraju adornan con sus tremendos glaciares la visual, y la más cercana cadena de los Urus, donde estaban nuestros tres principales objetivos se alzaba justo encima de nosotros, además hay un excelente refugio con todas las atenciones necesarias para quien quiera gastar más soles y estar más cómodo.

Después de instalarnos y comprarle unas bebidas -y por supuesto- unas cervezas a unas simpáticas cholitas que tenían una especie de local, nos relajamos. Ya estábamos acá, de hecho, después de la cerveza y el pucho de rigor ya no me sentía tan cansado.

Como estaba mejor pensé en mandarme al día siguiente hacia el Urus Este. Cuando se lo comenté a mi compañera, me di cuenta de inmediato de que tendría que subir solo.

Ya estaba claro cuando terminé de preparar mi pequeña mochila, iría solo. Aunque no es lo que más me gusta, da algunas ventajas, como llevar menos equipo y poder moverse algo más rápido, digo “algo” porque yo no soy precisamente un Uli Steck de los cerros…

Aproximación

Foto: El hermoso sendero de aproximación al campo base.

Al salir me topé una cordada de argentinos que iban a subir solo hasta la base del glaciar para aclimatar, llevaban dos días en la zona y estaban en ese proceso, me miraron raro cuando les dije que había llegado ayer y que ahora iba a intentar la cumbre, y me miraron peor cuando les comenté que si veía la ruta factible, quería intentar la del Glaciar Sur, abierta por Mascarelli y Alandi el 94'.

Quería ver bien el tema de la ruta, ya que las referencias que tenía decían que, con el retroceso del glaciar, en los últimos años se había puesto peligroso intentarla, por la caída de material desde la zona de seracs, así que yo, solo y sin cuerda, no estaba ni ahí con arriesgar más de la cuenta, no tan lejos de casita al menos.

Me adelanté a los argentinos que incluso iban más lento que yo (lo que ya es mucho decir), y me fui por el sendero de la ruta normal un par de horas. La subida es muy, pero muy sencilla, por lo que me daban más ganas de intentar otra cosa, pero no iba a decidir nada hasta estar más cerca del glaciar que desde abajo se veía en bastantes buenas condiciones, pero como yo soy “piti” y escalo sin lentes ópticos, preferí esperar hasta estar más cerca.

Campo Base

Foto: Palcaraju desde el campo base.

Seguí subiendo un rato más, y después de perder una de mis botellas de jugo, que rodó cuesta abajo (la encontré días después) y cuando el sendero comienza a torcer para alejarse un poco del glaciar, decidí salirme del camino y enfilar directo a la base de los hielos.

Esta parte también me iba a servir para reconocer el acceso a los Urus Central y Oeste, que quería intentar en los días siguientes.

Ya fuera del camino fue grato ver pequeñas pircas de piedra que marcaban una dirección que de todas formas era bastante obvia. Así fue como después de un corto rato ya estaba en la base de la zona rocosa que defiende el glaciar, la ruta se veía factible, pero no me sentía del todo decidido a intentarla solo, a pelo, y sin equipo para asegurar alguna pasada más complicada.

Ahí me quedé un rato mirando el paisaje y pensado, a lo lejos el Ranrapalca y el Ocshapalca se veían espectaculares, gigantes, pensaba que deben ser ascensiones muy duras. En eso estaba, mirando el cielo y paveando cuando me terminé el pucho, me puse los crampones, pensando que después quizá sería más incómodo, y me mandé para arriba.

La primera parte es una trepada en roca que no pasa el 5.8, con crampones es algo más delicado, pero depende de la experiencia en terreno mixto, de todas formas, antes del glaciar había buenas terrazas como para no ponérselos abajo.

Glaciar Sur

Foto: Llegando a la base de la ruta del Glaciar Sur.

Pasé esta parte rápido, buscando las zonas más sencillas para acercarme al lado izquierdo del glaciar por donde pretendía iniciar la escalada, había buenos agarres y la roca era bastante sólida, tuve la precaución de evitar terrazas con piedra suelta y mantenerme en la zona un poco más empinada pero más segura.

Miraba los hielos y se veía todo en buenas condiciones, pocas grietas, pendiente pareja, quizá el invierno fue generoso en nevadas y me mostraba la ruta muy limpia, tenía que puro intentarla.

Llegué a la pala de nieve, saqué los piolets y me mandé para arriba, a mitad de camino me puse el casco cuando vi pasar un pedazo de nieve cerca mío. Partí muy rápido, la nieve estaba perfecta, pero la altura me pegó y pronto tuve que bajar el ritmo para que el corazón no se me desbocara tanto, además la pendiente aumentaba fuertemente en el último tramo, tanto que me hizo dudar, pero después de unas decenas de metros, que se me hicieron eternos, la pendiente bajó y salí a la parte plana del glaciar. Había superado el primer tramo.

Aquí una gigantesca grieta me tapaba el paso, tuve que rodearla por la derecha, acercándome un poco a la ruta normal, desde aquí podría haber visto más gente subiendo, pero ese día extrañamente no subió nadie más, algo raro para un cerro tan popular, me había imaginado lo latero que sería toparme demasiadas personas intentando la cumbre al mismo tiempo, esperaba tener algo de suerte y que ese día no subieran tantos montañeros, pero no me habría imaginado estar completamente solo en el cerro.

Una vez superada la grieta se vino el tramo más difícil del ascenso, lo miré bien desde abajo, la pared final se veía inestable, la nieve blanda, había bastantes huellas de caída de material, y para rematar, en la parte alta sendas cornisas bastante amenazantes se asomaban por el borde.

Urus Este

Foto: La segunda mitad de la ruta, la más difícil.

A la derecha de las cornisas había una parte libre de ellas por donde podría salir a la arista, pero en la mitad inferior estaría un buen rato expuesto, si se llegaba a desprender una, no tendría tiempo ni para pedir un último deseo.

Todo eso me inquieto, el día estaba algo nublado pero caluroso, abochornado como diría un abuelito, desde aquí podría bajar un poco para conectar la ruta normal, pensé si no sería asumir mucho riesgo.

 

Lo técnico de un terreno lo maneja uno, que una cornisa se caiga o no es solo azar, y no me gusta ponerme en manos del azar.

Al final pensé que cuando el momento tenga que llegar lo hará, en una montaña o en cualquier parte, y si no es, no pasará nada, así que me dejé de leseras y partí para arriba. Es la parte de las ascensiones solitarias que no me gusta, demasiado tiempo para pensar cosas.

Escalé este tramo tranquilo, siempre mirando para arriba por si venía algo, no fue una subida fácil, la nieve estaba blanda y con bastante pendiente, me tuve que concentrar mucho, respirar y subir tranquilo, poco a poco miraba como mi objetivo, que era la arista, se acercaba más y más, pero la salida fue terrorífica, me hundía, no lograba avanzar, me faltaban 10 o 20 metros, ya no estaba bajo el peligro de la cornisa, tampoco pensaba en caerme, solo pensaba que en cualquier momento la placa de nieve se podía venir abajo completa y conmigo arriba.

Después de un buen rato de sufrimiento logré salir a la arista y ver las huellas de quienes habían subido por la ruta normal, fue una sensación de alivio y alegría difícil de explicar, desde acá todo era fácil, conocido y sencillo. Descansé un buen rato, la última subida me había dejado realmente exhausto, más que en lo físico en lo mental, agradecí que la bajada fuera sencilla y no tener que meterme de nuevo en esas pendientes inestables.

Cumbre

Foto: Últimos metros hasta la cumbre...

Subí los últimos metros hasta la cumbre, puntuda, con una vista espléndida hacia todas partes, bastante ventosa. Algunas nubes me pasaban por encima, estaba muy contento no solo por la cumbre, sino también por la ruta usada para llegar a ella.

No estuve mucho rato a pesar de que llegué a buena hora, saqué algunas fotos, me fijé bien en el glaciar que va al Urus Central y el Oeste, y empecé a bajar.

El regreso al campo base fue relajado y tranquilo, en el camino comencé a disfrutar más de la ruta que había hecho, de las sensaciones vividas, alegría, miedo, incertidumbre, etc. etc., fue una de esas escaladas que te hacen sentir muchas cosas, y de eso se trata precisamente esto, de sentir cosas que cuando estamos en la vorágine de la ciudad parecen perderse, no sentimos, no miramos, no escuchamos, no nos damos cuenta de lo rápido que pasan los días, las semanas, los meses, de las sensaciones que se ocultan dentro del trajín diario.

En la montaña, en tan solo unas cuantas horas de escalada, exigente, fuerte, siento cosas, ocupo todos mis sentidos, me siento full vivo, como alguien completamente funcional, todos mis sentidos alerta, escuchando todo a mi alrededor, superando mis miedos, tomando decisiones, en pocas palabras, sintiéndome vivo, en pocos lugares, sino es que, en ningún otro, logro sentirme tan vivo como cuando escalo alguna ruta difícil.

Llegué a la carpa con luz día, me puse a conversar con los argentinos que habían subido para aclimatar ese día, me contaron de la desaparición de dos compatriotas suyos en el Tocllaraju, eso me fregó bastante el ánimo, fue un golpe duro para todos los que estábamos en el campo base, pero no tenía mucho tiempo para achaques, tenía pocos días y había que comenzar a planificar el próximo cerro.


Autor: Elvis Acevedo Riquelme.

 

"¿Qué es una montaña?, un obstáculo, una trascendencia, sobre todo, un efecto..."

Salman Rushdie.