Mirador de los Cóndores
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Hace laaargo rato que con una amiga, la Rocío, a la que conocí en mis tiempos de entrenamiento en el muro de escalada de Andes Rope, teníamos conversado ir al Mirador de los Cóndores, harto rato, pero no habíamos ido, así que cuando me envió un whatsapp a mitad de semana invitándome, no me pude negar. A pesar de que la semana anterior había salido y estaba algo cansado, decidí aceptar de una. Quedamos de acuerdo para juntarnos a la 08:30 en el desvío hacia El Alfalfal, la Chío venia de Santiago con dos amigas y yo bajaba desde San José de Maipo. Desperté temprano para no andar apurado, y el primer mensaje del día me decía que mejor a las 09:00 en el mismo lugar, bueno me dije a mi mismo, alcanzo a regar el pastito.
Regué el pastito y baje a tomar la micro, tengo pocas virtudes, pero la puntualidad es una, o quizá la única, no sé.
Cuando ya iba bajando en la legendaria MB72 me llega un mensaje que decía más o menos así: “no te apures, que una de las niñas viene atrasada” ….
Ya iba en camino, y para resumir, resulto que una de las amigas de mi amiga no llego, y para mas recacha, era la del auto, así que la Chio partió en Uber a su casa a pedirle el auto al papá.
Todo esto había pasado y ni siquiera nos habíamos juntado aun…
Estaba semicongelado esperando el solcito en el paradero de El Alfalfal cuando un bocinazo me saco de mi ensimismamiento, las niñas habían llegado. Raudos recorrimos el camino hasta el estacionamiento donde parte el sendero hacia el Mirador. Me imaginaba mucha gente por la cantidad de autos. Reconocí el lugar, años atrás bajé por la quebrada 300 después de una tormentosa estadía en el cajón del estero Aucayes, tormentosa por el mal clima, no por tormentos. Ahí, con solo una cumbre de todas las que había pensado subir, mojado y helado espere sentado en una piedra - que creo seguía donde mismo - a que mi apoyo logístico me viniera a buscar. En esos tiempos pase por lo que ahora es el Mirador de los Cóndores, pero no se llamaba así, y nadie subía a ver pajarracos en la zona por esos años, creo que fue el 2012…
Foto: Echaurren desde la subida al Mirador... |
Conectamos el senderito pasando al costado de un portón sin problemas, y subimos, subimos y subimos. El camino marcado no presenta dificultades salvo alguna parte más erosionada y resbalosa si alguien anda con zapatillas muy lisas, y que se forman principalmente por la gente que al tratar de acortar camino en bajada, se lanzan derecho, creando más senderos y erosionando más de lo necesario el camino. Todo por ahorrarse 5 segundos.
El día estaba caluroso, un par de grupos subiendo, algunos bastante numerosos y bulliciosos, a lo lejos se escuchaban los comentarios de siempre, el resumen de la película del “loco que escala sin cuerda”, y de los que siempre se están “preparando para el Himalaya” …
Nos topamos una pareja bien conversadora y simpática, ahí nos entretuvimos un rato, el destino haría que nos volviéramos a encontrar más arriba…
Llegamos al famoso mirador, ningún cóndor a la vista, en lo personal me daba igual, en la cordillera no es difícil ver cóndores, no es algo tan novedoso, lo que sí, la vista bonita, y pensando en que debe ser mucho mejor en primavera, con el paisaje nevado.
Íbamos llegando al mirador, tratando de encontrar un lugarcito no tan lleno para descansar y contemplar un rato el paisaje con algo de tranquilidad, cuando vimos al flaco que nos topamos más abajo, sacando una foto a la polola, y otra con el clásico “bastón selfie”. Todo bien, hasta que…
El bastón alternativo cedió al peso del teléfono, y este, cayo…
Eso, el celu, que tenía pinta de caro, se fue abajo varios metros hasta quedar en una terraza inclinada, justo bajo los farellones verticales que forman el mirador, y bajo el, con más caída hasta la misma carretera, donde si sobrevivías a la caída, todavía te podían atropellar…, un lugar bastante expuesto. Ir por el celu, aunque posible, tenía más pinta de estupidez que de algo inteligente.
Por suerte el flaco así lo entendió, y después de mirar y ver sus opciones, no se calentó mucho la cabeza con el tema (el celu era de la polola), y es justo mencionar, la niña tampoco le dio mucho color. Teniendo en cuenta que no es ningún chiste perder el teléfono, se merece una mención honrosa por su relajo y buena disposición a pesar del mal momento.
Después de eso nos dedicamos a comer y sacar algunas fotos, aliviados la verdad de que el muchacho no intentara bajar por el dichoso aparato. Los perdimos de vista y pensamos que habían vuelto. El incidente se transformo en el comentario de toda la gente, el celular tirado en aquella maicilloza terraza, a la vista de todos, se transformo en una especie de atractivo turístico, pensé hasta sacarle una foto, después de mi cuenta de lo idiota de mi idea. Por suerte nadie pensaba en bajar, hasta que…
Un idiota en la montaña de por si puede ser peligroso, pero un idiota rodeado de mas idiotas que lo alientan, ya es una posibilidad alta de accidente, y eso tenia que pasar, de echo, teniendo en cuenta la cantidad y tipos de personas que pululaban por la zona, ya me había extrañado que no pasara antes...
Y paso, un tipo comenzó a destrepar para ir por el celular, no se veía muy hábil, lo que me hizo pensar en que fácilmente podría resbalarse por aquella terraza que se veía dura y resbaladiza. Los amigos en vez de hacerle ver lo poco que valía el riesgo por un celular, simplemente lo alentaban con frases bien clásicas de aquellos “rambos de cerro” que uno se topa a menudo en estos lugares.
Mis amigas, con sincera preocupación, dieron vuelta la cara, yo pensaba que si se caía ojala no cayera encima del techo del auto que estaba mas abajo, el tipo ya se había lanzado, solo había que esperar que no pasara nada.
Logro destreparse, no destriparse, destreparse, o sea, bajar hasta la terraza, le arrojaron un bastón, cayo como a tres metros de el, casi le pegan al teléfono de echo, por suerte el terreno era algo mas cómodo de lo que parecía y logro con esfuerzo hacerse una huella hasta llegar al teléfono, luego, el show de subirse otra vez a lugar seguro, lo que le costo bastante esfuerzo, pero por suerte lo logro. El éxito no quita que lo echo fuera una estupidez, así ocurren los accidentes idiotas.
Lo mejor vino después…
El tipo, rodeado de sus amigos, se auto vanagloriaba mucho por su “hazaña”, tenia teléfono nuevo, en fin, asunto suyo. Le dije a mis guapas compañeras que fuéramos a otro punto un poco mas arriba, con menos gente y vista hacia el estero Aucayes, y después bajáramos.
Camino íbamos a nuestro destino, cuando en una orilla, con un “cigarro” en la mano, el flaco del celu y su polola, mi buena acción del día pensé, justicia divina…
- Flacooooo!, un loco saco tu celu!!, anda a pedírselo antes de que se vaya!!, si no te lo quiere pasar me avisas jajaja
- En serio!!, wuoooo, bknnnn, cual?
- El guatón de polera azul apretada con cara de jeropa
- Vale vale
Y partieron corriendo cuando el chico le grita a la polola que lo seguía, las cosas!!, las cosas!!, refiriéndose a sus mochilas…
- Yo te las cuido, anda nomas!!
- Y así, sin mas, el chico buena onda recupero su celu dejando que otro idiota arriesgara el pellejo por el jajaja
Final feliz. :)
Después bajamos, con una extraña sensación de satisfacción, me sentía bien, no se por que, creo que sentí que esta vez el desenlace fue el correcto.
PD: No hagan estupideces en el cerro por fa...
Autor: Elvis Acevedo R.
"Ésta es una de las regiones con más encanto que existen en la tierra, pero requiere de sus aficionados una cierta dosis de estoicismo..."
Eric Shipton.