Dientes de Navarino

Dientes de Navarino

 

  • Altitud: 800 msnm/promedio.
  • Ubicación: Isla Navarino - XII Región.
  • Fecha: Diciembre del 2018.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Paz Pillancari (Invitada)
  • Ruta: Circuito completo.

Viajamos de Santiago a Punta Arenas como siempre, de madrugada, pero esta vez había una diferencia, no llegaría a Punta Arenas a tomar el bus a Puerto Natales y de ahí a Calafate y Chaltén, como tantas veces, sino que esta vez pasaríamos el día en la ciudad esperando embarcar en la tarde…si, embarcar…

Embarcar yo?, que cuando niño me mareaba en las micros, y apenas llegaba sin vomitar al 18 de Gran Avenida donde estaba el metro en esa época?, naaaa.

Pues si, el destino esta vez era ir mas al sur de lo que ya había llegado, nos íbamos a Puerto Williams, la ciudad mas austral del mundo, y para evitar el problema del poco peso que deja llevar la aerolínea DAP, y la verdad sea dicha, por la curiosidad de vivir una experiencia diferente, decidimos de ida tomar el ferry que en unas 30 horas de navegación por los fiordos del fin del mundo, nos dejaría en Williams.

Yaghan

Foto: El Yaghan nos espera...

Decir que no tenia ciertas aprehensiones sobre el temita del mareo seria mentir, pero como sea, iba concentrado en intentar no marearme mucho.

Del aeropuerto nos fuimos al terminal de Buses-Sur, donde hay guardarropía (termino antiguo según la Paz) o custodia como le dice ella. Dejamos allí el equipaje grande para andar mas relajados y pasamos el día en la ciudad. Me encanta Punta Arenas, su plaza, su costanera, toda la onda de ciudad tranquila que tiene. Tomamos desayuno, después almuerzo, dimos unas vueltas, no nos dimos ni cuenta cuando ya era hora de ir a buscar los bolsos para irnos al embarcadero.

Llegamos tipo 17:00 hrs, validamos los pasajes, y vimos un tremendo ferry que hasta parecía que piscina tenia…, y al lado de ese, el Yaghan, nuestro pequeño y acogedor trasporte. Abordamos, guardamos el equipaje, buscamos nuestros asientos y salimos a cubierta, un suave oleaje mecía la embarcación cual barco pirata en Fantasilandia. Sera un viaje duro pensaba…

Zarpamos, todo entretenido, todo el mundo bastante entusiasmado, agrupados principalmente en la parte delantera del barco. El día estaba soleado, precioso, y el comienzo de la navegación se vio decorado por el agua arrojada al aire por un grupo de ballenas a la distancia, las que no pudimos ver bien, pero el capitán nos dijo que eran ballenas…habrá que creerle.

Un lindo atardecer acompaño el zarpe, pero cuando las olas se pusieron mas chúcaras y comenzaron a salpicar la cubierta, nos metimos adentro para comer y descansar un poco, mas que mal habíamos andado todo el día dando vueltas.

2

Foto: Adiós Punta Arenas...

Al rato el Ferry tuvo que parar en Puerto Carrera para resolver algún desperfecto del motor del cual no me quise enterar en detalle. Fue un momento hermoso, la bahía estaba completamente calma y el horizonte estaba enrojecido por las ultimas luces del sol. Fue tan perfecto el momento que no tiene mucho sentido intentar describirlo con palabras, solo me quedara grabado para siempre en la gran cantidad de recuerdos que estos viajes me han dejado, pero realmente era un lugar especial. Fue un momento mágico.

No tuve problemas para dormir en la noche, solo semi-desperte una vez cuando el barco se balanceaba mas bruscamente, y pensé que se venia el mareo, pero me gano el sueño y quede raja otra vez hasta el día siguiente. Después Paz me conto que durante la noche hubo olas muy grandes y todo se movió mucho, pero yo estaba en el quinto sueño de la octava dimensión lateral y paralela del borde planamente curvo. Por suerte.

Puerto Carrera

Foto: Atardecer mágico en Puerto Carrera.

El día siguiente lo pase genial, me fui casi todo el día en la cubierta sacando fotos, mirando cerros, disfrutando como cabro chico. Quien haya hecho este recorrido o un viaje similar me entenderá, y los que no, se los recomiendo completamente. Tuvimos suerte en que el clima fue muy benigno con nosotros, hasta sol tuvimos a ratos.

A media tarde, el tramo donde se divisan los ventisqueros Romanche, Italia y Francés, fue de los mejores del viaje. Aguas calmas, cielos claros, y la impresionante estampa de los glaciares cayendo en picada sobre el agua, mas espectaculares vistas a montañas como el Francés y el Bove. No puedo describir acá lo perfecto del momento.

Mas tarde tuvimos que pasar a desembarcar algunas cosas en la Bahía Yendegaia, donde un pequeño grupo de Chilenos hacen soberanía en estos terrenos tan deshabitados. La maniobra fue complicada, había problemas en un motor como nos explico después el capitán, pero al segundo intento le apuntaron a la rampa y bajaron todo lo que tenían que llevar a este lejano paraje.

Ya era tarde, pero acá oscurece muy tarde, estábamos en una clara penumbra con las luces de Ushuaia a la vista y quedando atrás. Nos quedamos mucho rato afuera conversando con el capitán, si hasta nos invito a la cabina de mando. Toda una experiencia, hasta me senti importante...

Beagle

Foto: Navegando por el Canal Beagle.

Llegamos a Williams pasadas las 03:00 de la mañana creo, y nos esperaba la gente de la Hostal Akainij, a quienes había contactado desde Santiago, y que llamativamente muchos amigos me habían full recomendado. Por fin cerca de las 04:00 nos pudimos meter en una cama de verdad después de casi dos días.

Por la hora de llegada a Williams habíamos planificado quedarnos el día siguiente en la ciudad, no estábamos ni ahí con partir caminando después de dormir tres horas. Recorrimos la ciudad, no se necesita mucho tiempo para eso, dimos una vuelta por el Parque Municipal Ukika, la costanera, la feria artesanal etc. Un día agradable. Llego la noche, mochilas listas, tratar de dormir harto para descansar, al día siguiente empezaba la caminata.

Tramo 1: Puerto Williams - Laguna El Salto.

Salimos tempranito, el día estaba nublado pero no tenia pinta de lluvia. Caminamos por el pueblo hasta la Plaza de La Virgen, disfrutando los paisajes y la agradable temperatura. Al poco rato llegamos al inicio del sendero y comenzó la aventura.

El primer tramo es muy lindo, si bien íbamos con las mochilas muy pesadas por que cargábamos equipo técnico y comida para mas de los 4 o 5 días necesarios para el trekking, igual pude disfrutar de ese clásico olor a humedad que despiden los bosques  y las hermosas vistas del Beagle que se van ganando en la medida que subimos.

Paramos un rato en el primer mirador, comimos algo y continuamos la marcha. Rato después salíamos del bosque y perdíamos su protección, el viento era fuerte y la baja de temperatura era notoria, pensé que todo el resto del día seria así. Paramos en el segundo mirador, pero el viento helado nos invito a un descanso corto, seguimos subiendo.

Llegamos a la clásica bandera chilena donde todos se sacan la foto de cumbre del Cerro Bandera, acá el viento había amainado un poco y el clima volvía a ser agradable. Sacamos algunas fotos pero fue fácil darse cuenta que este punto de cumbre no tiene nada. De todas formas es una bonita referencia visible desde la ciudad.

Bandera

Foto: Llegando a la famosa y mega fotografiada bandera no-cumbre.

Continuamos la caminata en dirección sur, por senderos claros; a estas alturas había salido el sol e incluso hacia calor, yo ya iba en primera capa. Después de pasar por la cumbre real del Cerro Bandera fuimos traveseando por encima del bosque, con estupendas vistas a la gran cantidad de lagunas que hay en el valle del estero Róbalo.

Después de un pequeño error a causa de un hito poco visible, que nos hizo perder algo de tiempo y energía, retomamos el camino que se hacia largo y largo y mas largo. El peso en la espalda hacia lo suyo, y no podía evitar pensar en lo agradable que debe ser realizar solo el trekking sin equipo de escalada, al mismo tiempo no dejaba de sentirme agradecido por el clima de este primer día. Al rato vimos la Laguna El Salto, incluso algunas carpas ya instaladas. Llegamos al acarreo por donde hay que lanzarse hacia abajo, y con un día casi totalmente despejado llegamos a nuestro primer campamento. Maravilloso.

Busque un lugar piola, me pareció que donde estaban la mayoría de las carpas era húmedo, y si llovía se podía poner fangoso, encontré un sector de tierra dura bastante seca cerca de la orilla norte de la laguna, algo expuesto al viento pero era lo mejor que había por el lugar. Deje mi mochila y espere que llegara la Paz. No la Paz mundial, sino mi compañera de viaje.

Laguna El Salto

Foto: Cerro Róbalo y Laguna El Salto.

Armamos la carpa y en un rato teníamos todo listo. Pusimos cuidado en dejar la carpa muy bien armada y fijada, íbamos a estar en este campamento varios días por que teníamos intención de escalar algunas montañas, por lo que había que instalar un campamento cómodo.

Vimos el atardecer, el reflejo de los cerros en la laguna, las montañas argentinas a lo lejos, y un final del día con toda calma, final del día tardío, por que eran como las 22:00hrs y aun estaba claro como si fueran las 19:00 hrs. Cosas a las que hay que acostumbrarse. Carbonadas de por medio nos fuimos al sobre.

Tramo 2: Laguna El Salto - Laguna Los Dientes.

Después de un par de días en la Laguna El Salto llego el momento de realizar la segunda etapa del trekking. Durante la noche llovió, en la mañana aún llovía y no tenia ninguna pinta de parar.

En estas latitudes hay que acostumbrarse a moverse con cualquier condición climática, ya que si esperamos días soleados echamos raíces. Comenzamos a armar las mochilas dentro de la carpa, para cuando la lluvia amainara un poco salir rápido a desarmar el campamento y comenzar a caminar. Lo bueno de esta época es que tenemos muchas horas de luz diarias, por lo que podemos partir bastante mas tarde.

A eso del mediodía la lluvia remitió un poco, rajamos para afuera, desarmamos la carpa rápido y comenzamos a caminar bajo una fina estela de agua y un viento moderado. Pasamos por el sector donde mas carpas habíamos visto instaladas los días anteriores, y estaba todo muy fangoso, creo que escogimos bien el lugar de acampada que permaneció bastante seco a pesar de la fuerte lluvia.

Comenzamos la subida hacia el “Paso Primero”, por un terreno de bastante vegetación, algo de barro y agua corriendo, ya que el camino sigue prácticamente el curso de las aguas que caen desde la parte superior. Aquí me tope a unos tipos poniendo unas horribles cintas rojas amarradas a cualquier cosa para marcarle el camino a los súper extreme runners que tenían su súper carrera en unos cuantos días. No pude evitar pensar que sin son tan pulentos por que no se guían por las marcas de piedra como todo el mundo, abundan en casi toda la ruta.

Paso Primero

Foto: Rumbo al Paso Primero.

Los tipos iban empapados, con poca ropa y con barro hasta las gónadas. Esta bien esto de andar ligeros de equipo pensé, pero otra cosa es ser idiota. En fin, les di mi muy amable saludo y seguí mi camino, no sin antes recoger una de las cintas que el viento ya había sacado de su lugar. Quizá cuantas mas se perdieron y quedaron para siempre ensuciando el paisaje.

Salimos al “Primer Plateau”; una extensa planicie donde hay unas pircas muy solidas para acampar, en un terreno menos escénico, pero que me pareció bastante menos barroso y húmedo que la Laguna El Salto. Continuamos la subida hasta salir al “Segundo Plateau”, otra planicie donde están las Torres Este y Oeste del Paso Primero, y que da acceso al Paso Australia.

Aquí el clima ya no estaba nada de amigable, a ratos llovía, después nevaba, a ratos viento, a ratos frio. Llegamos al Paso Australia (Hito 14) sin problemas pero con una visibilidad que se reducía poco a poco por las nubes que bajaban.

Desde el Paso Australia, con una hermosa vista de la semicongelada Laguna El Paso, bajamos por un terreno nevado hasta comenzar el traverse en dirección al Paso de los Dientes. Este tramo es para ir algo mas atentos de lo habitual, ya que sin ser difícil discurre entre sectores rocosos que con lluvia y nieve - como nos toco a nosotros -  pueden ponerse resbalosos. Nada grave eso si, solo ir atentos.

Laguna El Paso

Foto: Bajando desde el Paso Australia. A la izquierda la Laguna El Paso.

Despacito pasamos, se me perdieron las marcas en un momento pero regrese por mis pasos hasta retomarlas. La forma mas sencilla de explicar esta pasada es que si ven algo que parezca muy expuesto, no es por ahí, mejor volver y retomar el camino correcto, que entre subidas y bajadas avanza sin mayores peligros hacia el Paso de los Dientes. Otra forma es ir todo el rato con el cuello doblado mirando un GPS, pero la verdad es mejor crear capacidades que permitan moverse por terreno de montaña de manera autosuficiente. Teniendo en cuenta la cantidad de pircas que marcan el camino, y un sendero bastante seguible, el GPS solo debería usarse en caso de emergencia, onda visibilidad cero o algo así.

Cuando llegamos al Paso de los Dientes (Hito 15) la tormenta se desato, comenzó a “llovenevar” con fuerza y la visibilidad se redujo a unas decenas de metros, suficiente para llegar a una marca, parar, y mirar donde podía haber otra. En este tramo están bastante cercanas. Por suerte desde el Paso el terreno se relaja. Viene una bajada hacia la “Primera laguna” que hay que bordear por la izquierda según sentido de marcha por terreno de piedras amplio, sin exposición a ninguna ladera empinada, así que por muy fuerte que estuviera la lluvia era cosa de caminar tranquilos.

Paramos en algún lado a cargar agua, y empapados continuamos la caminata, pasamos por la "Segunda Laguna", bastante mas pequeña que la primera, para luego comenzar la bajada hasta la “Tercera Laguna”. Ya desde la parte alta vimos que el horizonte se mostraba claro, y en la “Tercera Laguna” la visibilidad parecía mucho mejor que donde estábamos, y así fue. Salimos de la lluvia y entramos al viento, que en poco rato nos dejo sequitos. Es como lavar la ropa teniéndola puesta.

Bordeamos la “Tercera Laguna” por la derecha según sentido de marcha, aunque al parecer las marcas van por el lado izquierdo, desde donde se pasa por el Hito que marca el desvío hacia el Monte Betinelli y la Bahía Windhold (Hito 16). De todas formas al llegar al otro extremo de la laguna volvimos a encontrarnos con el camino principal.

Windhold

Foto: Rumbo a la Laguna los Dientes.

Desde acá, con una día ya nublado pero sin lluvia ni viento, continuamos por el sendero en travesía y posterior subida, para asomarnos y ver la hermosa Laguna Los Dientes, con el Cerro Gabriel de puntiaguda forma decorando el paisaje. Sabíamos que faltaba poco.

No era tan poco, o mas bien se hizo largo por el cansancio supongo. Bajamos por terreno boscoso, muy bonito y húmedo, hasta llegar a orillas de la laguna y continuar bordeándola hacia su extremo oeste, donde ya pensábamos acampar. Llegamos a la otra orilla y avanzamos un poco mas hasta encontrar un estupendo lugar de campamento; planito, sorprendentemente seco para todo lo que había llovido (buen drenaje) y con agua cercana. Aquí nos quedamos.

Muchos tracks GPS de la ruta se encuentran en internet, es bueno cargar alguno, pero no hay que seguirlos como si fueran la ley, principalmente en el tema de los campamentos. Todos los lugares que escogí para acampar me terminaron pareciendo mucho mejores que los marcados en los tracks o en las descripciones de Andeshandbook o la Wiki, a veces es bueno buscar un poco mas otras alternativas a las descritas, además que durante el recorrido se encuentran bastantes pircas en lugares intermedios, algunos bastante malos eso si. Al final igual es un tema de gustos, pero siempre va a ser importante acampar cómodos para dormir bien.

Laguna Los Dientes

Foto: Campamento en la Laguna Los Dientes.

Por segunda vez teníamos la suerte de llegar al campamento con un clima calmo. Nada mas latero que armar la carpa bajo la lluvia. Hoy habíamos tenido lluvia, nieve, viento, neblina, para al final llegar con un día semi despejado, con trazos de cielo azul. Todas las estaciones en una jornada.

El campamento quedo impecable, el lugar perfecto, lamente no poder quedarme aquí mas días. La guinda de la torta; las montañas del lado este se comenzaron a teñir de rojo, el sol ya estaba tapado por las laderas que teníamos sobre el campamento, pero a la distancia sus rayos aun iluminaban la cadena del Betinelli, y los picachos mas altos de la zona.

Mucho rato me quede afuera de la carpa, absorbiendo la tranquilidad del lugar, disfrutando el silencio que solo los ruidos naturales rompían, la perfección de un paisaje prístino en uno de los rincones mas alejados donde uno puede ir. Ese día las montañas me explicaron - una vez mas - los motivos por los cuales suelo viajar hacia ellas. Yo no soy pachamamico, ni la cosmovisión, ni bla bla bla, veo las cosas de manera mas sencilla, pero ese momento en medio de la naturaleza del fin del mundo, fue un momento tan simple, que bordeo la perfección.

Atardecer

Foto: Atardecer sobre la Laguna Los Dientes.

Tramo 3: Laguna Los Dientes - Laguna Martillo.

Noche extremadamente tranquila, tanto que no recuerdo nada, ni viento, ni lluvia, ni nada; dormí de corrido. Se despierta temprano por acá a causa de la claridad, hay luz como desde la 05:00 am. Después de realizar las típicas actividades mañaneras, nos dispusimos con toda calma a ordenar las cosas para comenzar una nueva jornada.

Nos pusimos a caminar con un día nublado, a ratos algo de lluvia fina, pero duro bastante poco. Seguimos tranquilamente el recorrido en dirección a la Laguna Escondida, el clima estaba estable, pero la jornada se vislumbraba ventosa…muy ventosa.

Subidas mas bajadas menos, llegamos a la laguna. La pasamos por la izquierda según sentido de marcha, por una orilla rocosa donde el agua casi nos salpicaba de lo cercana que estaba. Al poco rato llegamos al Mirador (Hito 20), donde nos detuvimos a sacar algunas fotos de los objetivos del sector, siempre bajo un fuerte viento.

Comencé a caminar de nuevo cuando una ráfaga inusualmente fuerte me obligo a parar y plantarme firme para no caerme, al mismo tiempo escuche atrás de mi un claro y sonoro plaf!!!!. Me di vuelta sabiendo lo que había pasado. En el suelo estaba la Paz muerta de la risa por que el viento la había arrojado como una pluma.

Cordón Escondido

Foto: Cordón Escondido.

Durante el resto del día el viento se calmo un poco. Pasamos algunos barriales antes de internarnos a un lindo bosque previo al Paso Ventarrón (Hito 22), ya visible a lo lejos. Salimos del bosque y por terreno de poca pendiente llegamos a la base de la subida final al paso. Por sendero claro nos asomamos arriba con una espectacular vista del sector SO de la isla. Lagunas y mas lagunas, montañas y mas montañas, muchísimo que hacer en los sectores mas alejados del popular trekking.

El paso no le hizo honor a su nombre. El viento era cómodo y pudimos disfrutar de la vista con relativa calma, sacar fotos y soñar con visitar los lugares mas alejados de la isla, pero cuando retomamos el camino la cosa cambio.

Paso Ventarrón

Foto: Paso Ventarrón.

Desde aquí hay que tener ojo, no hay que bajar al valle sino tomar a la derecha del paso, un sendero que comienza un largo traverse descendente por un camino de piedras bastante marcado pero algo agotador. En este tramo Eolo se desquito y nos azoto con furia. El Paso Ventarrón se mostro con toda su fuerza. En la medida que perdimos altura pudimos salir de la ventolera. Ya en el valle vinieron algunos tramos por terreno de castoreras y pequeñas lagunas. No tengo nada contra los castores, pero es increíble el daño que hacen, deberían usarlos de tiro al blanco.

Después de algunos sectores fangosos nos internamos en un bosque por donde hay que comenzar a subir hacia el Paso Guerrico (Hito 24). El terreno se hace mas estable y menos húmedo, pero hay que ir atentos a no perderse. En la parte alta se sale del bosque y se retoma un claro sendero que lleva hacia la Laguna Hermosa, que con todo respeto, no es tan hermosa. En ese caso la Laguna Los Dientes se lleva todos los premios.

Bordeamos la laguna por su lado izquierdo hasta el final (hito 25), como siempre según sentido de marcha. El día permanecía estable, con nubes altas, bastante helado y con mucho viento. Después de contornear toda la laguna se vino una bajada que nos llevo directo a la Laguna Martillo, el objetivo del día.

Paso Ventarrón

Foto: Rumbo a los Montes Lindemayer.

Había leído que en la Laguna Martillo había muy buenos lugares para acampar, así que todo el día había estado esperando llegar a un lugar ultra cómodo, mas que nada por que teníamos planeado quedarnos tres días acá para intentar las cumbres de los Montes Lindemayer. Quería un campamento agradable.

Cuando llegue al Hito 26, deje la mochila y me puse a buscar. El lugar es bonito, pero en general es un sector de pasto húmedo con pocos lugares planos. Busque hacia la costa, cercano a la laguna, pero estaba todo muy mojado, donde veía un lugar plano ponía el pie, y con un poco de presión inmediatamente salía agua. Busque bastante rato y regrese al lugar donde había dejado la mochila, la Paz ya había llegado y con cara de cansada parecía decirme que me apurara en encontrar un buen lugar.

Fui para el otro lado, bastante escondido entre los arbustos había un terreno bastante mas seco pero no tan plano, restos de fogatas húmedas y mal prendidas indicaban que ya había sido usado como lugar de campamento. Pero no me rendí, quería el lugar perfecto. Me fui a buscar hacia el otro extremo, de nuevo lo mismo, un lugar muy lindo pero con el suelo saturado de agua. Nada que hacer.

Volví, Paz esperaba algo impaciente. Por suerte el día estaba bueno, del nublado ventoso que tuvimos en todo el recorrido, llegamos a la laguna con un atardecer soleado. Al final fuimos al lugar que había visto metido entremedio del bosque. La verdad no estaba mal, si vuelo acamparía ahí mismo, si hubiese estado un poco mas plano habría sido perfecto.

Campamento

Foto: Campamento protegido en la Laguna Martillo.

Armamos la carpa con cariño, íbamos a estar varios días acá, la estacamos bien aprovechando que el terreno era apto para ello, aseguramos bien los faldones con buenos camotes, y disfrutamos nuevamente de un atardecer tranquilo y soleado.

Tramo 4: Laguna Martillo - Puerto Williams.

Ni vamos a hablar de los tres días que estuvimos atrapados en la Laguna Martillo. Nieve y lluvia nos impidieron intentar las cumbres que teníamos planificadas. El primer día posterior a nuestra llegada habíamos decidido descansar, de todas formas después del medio día se puso a llover, y no paro en todo el día. Después, a media noche la Paz me despierta algo asustada, ya no llovía, nevaba, así que a sacudir el techo de la carpa para botar la nieve que se había acumulado. Nevó toda la noche.

Al otro día salimos y seguía nevando, todo estaba blanco, después se puso a llover y la nieve se fue rápido, después nevó otra vez, y así, de blanco a verde pasaban y pasaban las horas.

La segunda noche “atrapados” acá el viento fue muy, pero muy fuerte. En la noche despierto por el ruido de la nieve que golpeaba la carpa, soñando con la oportunidad de subir alguno de los objetivos, sentía las ráfagas que bajaban a toda velocidad desde la Laguna Hermosa golpeando todo lo que se encontraban en el camino, hasta llegar a nuestro campamento, donde parecía que una turbina de avión nos estuviera apuntando. Al final la elección del lugar para instalar la carpa fue perfecta, por que el bosquecillo de media altura que teníamos alrededor nos daba toda la protección que necesitábamos. Si hubiésemos estado en un lugar mas expuesto seguro la noche habría sido menos tranquila.

Laguna Martillo

Foto: Laguna Martillo.

Al otro día mas de lo mismo. Habíamos perdido la oportunidad de subir cerros en la zona, y ahora solo esperábamos que el día siguiente amaneciera bueno para poder salir y terminar el trekking. Por temas de pasajes, alojamientos y todo eso, ya no teníamos días de reserva, la Laguna Martillo se los comió todos.

Es bueno mencionar que si hubiésemos tenido la necesidad de salir, a pesar del mal clima lo habríamos echo. En estos sectores hay que estar acostumbrados a moverse independiente de cómo este el clima. Si aguantamos tanto fue por que los principales objetivos que habíamos planificado - en cuanto a subir cerros - estaban acá, por lo que intentamos estirar el chicle lo mas posible tratando de que el tiempo mejorara para poder tentar algún ascenso. Lamentablemente no sucedió. La montaña manda.

Y bueno, tocaba salir y el día amanecía prometedor. Cielos semi-despejados, sol en el cordón Lindemayer, avanzando de a poco hacia nosotros que aun nos movíamos lentos por el frio. Con el sol ya dando sobre el campamento terminamos de desarmar la carpa y nos preparamos a marchar, ya que al fondo se veían algunas nubes mas agresivas, y como siempre por estos lados, seguro que el sol no iba a durar todo el día.

Amanecer

Foto: Se despeja despues de tres días de mal tiempo.

Nos fuimos orillando la Laguna Martillo, obteniendo otras perspectivas y alternativas de rutas de las montañas del sector y con una que otra subida nos pasamos a un amplio y verde valle por donde desagua la laguna en un rio de bastante caudal. Luego vino un tramo bastante menos agradable, que transitaba por terreno fangoso, subidas y bajadas con mucho barro y agua, hasta llegar al punto donde hay que comenzar a subir por un denso bosquecillo.

A estas alturas el cielo ya estaba nublado, pero el día era agradable. La subida por el bosque tuvo tramos muy pesados, parados y resbalosos por la gran cantidad de barro acumulada. En algunas partes metí la pata hasta quien sabe donde. Las polainas se transforman en el mejor amigo de uno en este tipo de terrenos. Aburridos salimos del bosque para meternos a otro mas corto, y luego ya a la parte alta de los lomajes que nos llevarían - por un claro sendero ya - al Paso Virginia.

Salimos de la subida para llegar a terreno casi plano, acá el viento era fuertísimo, a ratos lloviznaba y las nubes entraban y salían como dueñas de casa que eran. La pendiente era poca y el terreno sencillo, pero se hizo largo llegar al paso mismo para poder comenzar la bajada, y ver si las condiciones mejoraban un poco. Las ultimas vistas de las montañas del lado sur de la isla nos despedían.

Isla Navarino

Foto: Ultimas vistas del valle antes de ir al Paso Virginia.

Llegamos al borde, Paso Virginia, el ultimo del recorrido. Caminamos un poco a nuestra derecha para tomar bien el sendero de bajada, por que si uno se equivoca puede ir a dar a un terreno nevoso bastante vertical, y con sus buenos cientos de metros de caída.

En un principio el sendero era de esos terrenos de acarreo duro, empinado y además mojado, nada agradable, pero a los pocos metros fue mejorando hasta convertirse en una tranquila bajada hasta la Laguna Guanacos.

En la parte baja, con un viento que seguía inclemente, paramos a comernos nuestra ultima caja de duraznos, o sea, no la caja, los duraznos que vienen dentro. El sendero que va por la orilla oeste de la laguna es muy claro, pero el viento nos azotaba una y otra vez, al punto de que nos hacia trastabillar, ni que estuviera escalando agujas en Patagonia…

Pasamos tranquilos pero atentos, las ráfagas a veces venían a favor de la pendiente, pero a veces cambiaban de dirección y empujaban hacia el agua, que en algunas partes estaba varias decenas de metros mas abajo por un acarreo bastante empinado.

Laguna Guanacos

Foto: Laguna Guanacos y Canal Beagle desde el Paso Virginia.

Llegamos a la otra orilla de la laguna, donde hay un mirador al cual no fuimos, y tomamos un sendero que se interna por un hermoso bosque con un lindo rio para terminar de decorar el paisaje. El día estaba mas tranquilo, habíamos salido de la zona ventosa, había sol y nubes, llovizna leve a veces cuando te pasa por encima la nube negra de turno. Mirábamos hacia el Paso Virginia donde las nubes lo hacían ver bastante tétrico.

Se supone que esta jornada termina o en la Laguna Guanacos, o unos 15 o 20 minutos después en la Laguna Guanacas, pero el lugar no era muy agradable para quedarse, era terreno dañado por las castoreras, con pocos lugares planos y menos secos. Era relativamente temprano así que decidimos seguir, y por ultimo acampar a orillas del camino por el que se vuelve a Williams.

Entramos a un segundo bosque, al parecer por la orilla contraria del rio, y avanzar fue realmente muy trabajoso. Bastante lateados y con mucho esfuerzo y búsqueda pudimos ganarle metros a la espesura para llegar a un punto donde quedamos a nivel del rio y lo pudimos cruzar por un tronco caído, ya desde ahí fue mas fácil salir de entre tanto árbol y asomarnos a ver un hermoso arcoíris en el Canal Beagle…

Lo pasa mal uno a veces, pero después viene algo bonito y se olvida todo lo malo.

Arcoiris

Foto: Arcoiris de despedida.

Por terreno amplio bajamos con toda la calma del mundo hasta que casi sin darnos cuenta dimos con el camino vehicular. Descansamos un poco y comenzamos a caminar a la ciudad, pero no llevábamos ni 300 metros caminados cuando una furgoneta se ofreció a llevarnos. Final feliz.

Ya en la hostal casi tapamos la ducha de tanta tierra, salimos a comernos una grasosa y exquisita chorrillana mas sus bien merecidas cervezas, y con todo el relajo de una linda aventura volvimos a dormir en un mullido y blandito colchón después de un montón de días.

Final.

Habíamos planificado el trekking en cinco días, pero salió en cuatro, así que tuvimos un día extra de libertad para descansar, seguir comiendo y terminar de recorrer la ciudad. Fue un día de sol tropical, caluroso y de cielos de un celeste claro que por acá no se ve. La despedida ideal de una maravillosa aventura.

Puerto Williams

Foto: Puerto Williams.

Un día después volábamos al norte, de Puerto Williams a Punta Arenas, pasábamos el día comprando recuerdos y comiendo un impresionante e increíblemente exquisito cordero magallánico (lo siento vegetarianos...) y en la noche despegábamos una vez mas, esta vez a Santiago, para dar punto final a este viaje.

Y ahora estoy aquí, borracho y loco, escribiendo esto en un rato libre acá en San José de Maipo, un 1 de enero del 2019, esperando que el tiempo me lleve pronto de vuelta a esas australes latitudes.

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

"La montaña siempre es desnuda porque cuando estás allí, te sientes bastante indefenso, pero esa es la idea del alpinismo, enfrentarnos a la montaña para sentirnos indefensos, y crecer..."

Simón Elías Barasoain.