Travesía Ikhibi Sur a Ikhibi Norte

Toubkal

 

  • Altitud: 4167 msnm.
  • Ubicación: Alto Atlas Occidental - Marruecos.
  • Fecha: Febrero del 2019.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Fabián Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Toubkal Oeste - Toubkal - Imouzzer - Tibheirine Oriental.
  • Expedición: Alto Atlas 2019.

Transcurría octubre del 2018, sentado en mi escritorio en mi pequeño refugio hogareño, disfrutando de un mate, planificaba mis actividades de montaña para los meses de enero y febrero del 2019. Enero ya lo tenía listo, viaje al sur chileno y argentino con mi esposa e hijos, y para febrero pensaba hacer el Marmolejo y El San José en solitario ya que los amigos de montaña que me podían acompañar estaban ocupados. Me acordé en esos momentos que mi hermano menor Elvis, siempre tiene proyectos interesantes, así que sin más le envié un mensaje: ¿Algún cerrito para noviembre, diciembre o febrero?. La respuesta llegó de inmediato: “Me voy dos semanas a los Dientes de Navarino en diciembre y en febrero a Marruecos"...

Con mi hermano habíamos viajado en junio del 2018 a Bolivia a intentar algunos cerros de la cordillera Quimza Cruz y de paso celebrar mis 50 años, pero el viaje nos había dejado una sensación extraña, esa sensación que queda cuando los objetivos se cumplen a medias. Entre mensajes de ida y mensajes de vuelta hablando de precios, líneas aéreas, cerros, contactos, y otras cuantas cosas más, yo no me atrevía a confirmar si le acompañaba o no. Generalmente mi hermano viaja acompañado así que supuse que esta vez no sería distinto, sin embargo le pregunté y me confirmó que viajaba solo, que la logística del viaje era simple, nada complicado. Cuando supe que viajaba solo me decidí a acompañarle, sentí que un viaje al otro lado del mundo en busca de cumbres tan lejanas nos pondría al día, nos sacaríamos la espina que nos había quedado clavada en nuestro viaje a Bolivia.

Me invité solo y mi hermano aceptó. Desde ese momento comenzamos las cotizaciones de pasajes, revisar cupos en la bendita y sagrada tarjeta de crédito, tramitar pasaportes, revisar y estudiar las rutas de los cerros que queríamos intentar, y todo aquello que involucra un viaje de un continente a otro.

Bolivia

Foto: En las montañas de Bolivia, siete meses antes de viajar a Marruecos.

Una vez comprados los pasajes de Santiago a Madrid -con escala en Sao Paulo- en Latam, y de Madrid a Marrakech  en Iberia, el viaje estaba armado. En lo personal sentía una felicidad interna de esas que cuesta describir, había planificado mi vida de tal forma que al llegar a los 50 quitaría el pie del acelerador, bajaría la velocidad y comenzaría a disfrutar la vida con relajo. Las cosas se estaban dando bien.

Los meses que siguieron entre la compra de los pasajes y el viaje mismo me dediqué a entrenar muy duro, sabía que la mayoría de los cerros que íbamos a subir se hacían por el día desde el campamento, y que tendríamos que trabajar duro para traernos de vuelta todas las cumbres que pudiéramos, fallar por temas físicos no era una alternativa. Entremedio nos juntamos con mi hermano para revisar detalles y tomarnos unas buenas cervezas con papitas fritas.

El viaje en temas de equipo de montaña era mucho más simple que viajes anteriores, poca ferretería, ni siquiera carpa, nuestro hogar en las montañas del norte de África sería el Refugio Alpino Francés de Casablanca, con media pensión, es decir, desayuno y cena. El almuerzo no lo incluímos porque calculamos que a esa hora todavía estaríamos en el cerro.

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Foto: Refugio Les Mouflons y Refugio Toubkal.

Cuando llegó el gran día nos juntamos en el aeropuerto, trámites normales, embarcar el equipaje y a volar. El vuelo a Madrid con escala en Sao Paulo estuvo tranquilo, salvo leves turbulencias al cruzar nuestra maravillosa cordillera. Fue emocionante mirar desde arriba lugares por donde habíamos pasado con mi hermano y mi hijo mayor nueve años atrás. Calculamos que el avión cruzó la cordillera a la altura de Rancagua, creímos ver la cuenca del río Maipo que sale hacía el sur pasando muy cerca del cerro Cabeza de Novillo, lugar donde habíamos estado años atrás.

Ya en Madrid, embarcamos equipaje en Iberia con la ayuda de un funcionario muy simpático que nos ayudó con excesiva amabilidad, yo creo que por que estaba terminando su turno de trabajo y se iba para la casa. Después de embarcar nuestras mochilas nos quedaba esperar un par de horas, decidimos comer algo y no encontramos nada mejor que comer hamburguesas con papas fritas y coca cola, en Burger King, parecía que estaba en Chile, en el mall.

El viaje a Marrakech fue muy tranquilo, desde la ventana del avión se podía ver el sol escondiéndose en el horizonte, llegamos cuando comenzaba a oscurecer. Después de retirar nuestros equipajes cambiamos euros por dírhams y nos embarcamos en el taxi que nos llevó desde el aeropuerto a nuestro Riad, todo coordinado previamente desde Santiago de Chile.

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Foto: La Plaza Yamaa El Fna es una locura de olores, música y costumbres. Maravilloso lugar para conocer.

Ya instalados en el Riad, dejamos el primer día para conocer esta maravillosa ciudad, sus construcciones rojizas y antiguas, su plaza llena de actividad hasta altas horas de la noche, sus mercados pintorescos, sus carruajes, sus templos, sus jardines.

Mi hermano es un fanático de la cerveza, y gran novedad nos llevamos porque en Marrakech no había cerveza por ningún lado, no se vende alcohol. Nos indicaron que había un hotel que solo vendía cerveza a extranjeros pero la verdad no quisimos ni preguntar, ya nos imaginábamos los precios que nos iban a cobrar.

Así completamos nuestro primer día en el norte de África, volvimos a nuestro Riad a descansar ya que al día siguiente nos pasaba a buscar nuestro transporte que nos llevaría a Imlil, un no tan pequeño pueblo enclavado en medio de las montañas en el Parque Nacional Toubkal.

Imlil

Foto: Pueblito de Imlil, la entrada a las montañas del Alto Atlas Marroquí.

El amanecer de nuestro segundo día en Marruecos fue de lo más agradable, nos levantamos aproximadamente a las 6:30, después de una agradable ducha tibia, subimos por nuestro desayuno al más puro estilo Marroquí. Muchos frutos secos, el café delicioso, una especie de panqueques tipo huevos fritos, manzanas, frutillas, jugo de naranjas natural, té, etc. El menú era muy variado y muy abundante, hambre no pasamos en ningún momento en todo el viaje.

La noche anterior había surgido un inconveniente que estaba fuera de todo cálculo, producto del asesinato pocos meses atrás de dos jóvenes excursionistas al interior del Parque Nacional Toubkal, las autoridades implementaron medidas de seguridad adicionales a las ya establecidas para el acceso a las montañas de la cordillera del Alto Atlas, las que incluían mayor resguardo policial a lo largo de toda la ruta entre Imlil y el refugio del Club Alpino Francés de Casablanca, controles de pasaporte cada ciertos kilómetros y la que nos complico sobremanera el tema de costos y estilo, contratar un guía local para acceder al Parque.

En el Riad, (la noche anterior), yo observaba a mi hermano gestionar por teléfono ymensajes la contratación de un guía, percibía en él un aire de molestia y era perfectamente entendible. Perros Alpinos siempre se ha caracterizado por realizar sus ascensos, viajes, travesías, excursiones, sin la ayuda más que de alguna referencia escrita y algún buen amigo del grupo que realiza el transporte, el resto se arma en el camino. Subir los cerros del Alto Atlas con guía estaba fuera de toda posibilidad, somos montañistas, no turistas de montaña, así que empezamos de inmediato un plan que dejara fuera al guía de todos nuestros ascensos, aun sabiendo que tendríamos que contratarlo y asumir el costo económico que esto implicaba.

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Foto: Control policial a la salida de Imlil.

Le propuse a mi hermano empujar al guía pendiente abajo en nuestro primer ascenso y simular un accidente, me quedo mirando y entendí de inmediato que no era para tanto, tendríamos que negociar con el guía que solo nos acompañara hasta el refugio, esto para pasar los controles policiales, el se quedaría durmiendo, comiendo y jugando cartas, los cerros los subiríamos solos.

Subimos a Imlil en un taxi desde Marrakech, el trayecto dura aproximadamente una hora y media, un camino muy suave con pocos barrancos, no como aquellos que tanto me hicieron sufrir en Bolivia, más de cinco horas subiendo a cuatro mil metros por un camino vehicular que era muy similar a la carretera de la muerte, esa que muestran en los documentales de Nat-Geo.

A nuestra llegada a Imlil tuvimos que hacer “trasbordo” de vehículos, el segundo nos dejaría en el primer puesto policial donde nos esperaba el enlace desde Chile para coordinar toda nuestra estadía y nuestro flamante guía contratado, además de la mula que transportaría nuestras mochilas hasta el Refugio del Club Alpino Francés de Casablanca.

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Foto: "Locales" caminando por los senderos del Alto Atlas.

Una pareja de franceses intentaba pasar el control policial sin guía, no los volvimos a ver por lo que asumimos que no pudieron ingresar al Parque. Nuestro guía nos pidió nuestros pasaportes para registrarnos mientras un joven bastante alegre cargaba nuestras mochilas en la mula. Una vez realizados los trámites nos despedimos de nuestro enlace, saludamos con nuestra mejor cara de amabilidad al policía Marroquí, y emprendimos la marcha hacía el refugio solo con nuestras mochilas de ataque a la espalda, la mulita se encargaba del resto.

El trayecto hasta el refugio dura aproximadamente cinco horas, siempre en pendiente ascendente suave. Mientras caminábamos mi hermano me comentaba que Mauricio Purto o “Purtito” como le dice su amigo Ítalo, se demoró tres días desde Imlil hasta el refugio, la tentación de risa que me dio era porque ya había leído varias cosas parecidas de "Purtito" respecto de los tiempos que demoraba en sus ascensos, pero hay que reconocer que las fichas que había hecho muchos años atrás eran el único referente que teníamos los aficionados al montañismo en esa época, aunque recuerdo más de una vez haber echado pestes en el cerro por la inexactitud de los datos, pero que más podíamos pedir si en esos tiempos maravillosos no había internet, ni GPS.

Entre conversas a ratos, pensamientos en solitario, recuerdos, pasadas por controles policiales, tropezones, “quioscos” en la ruta donde vendían juguito natural de naranjas, coca colas, fanta de color rojo, agua mineral etc. Llegamos al Refugio del Club Alpino Francés de Casablanca.

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Foto: Sidi Chamharouch. Camino al Refugio.

El refugio es un edificio completamente de piedra, muy firme de estructura, que se divide en tres partes principales en su primer nivel, dos espacios para comedores, cada uno con una gran chimenea, una gran sala de estar también con chimenea, y entre los dos comedores se encuentra la cocina. En su planta baja se encuentran los baños. En su planta superior, se distribuyen tres habitaciones muy amplias con la suma total de 80 camarotes.

A la llegada al refugio nos ofrecieron té con menta tibio. Llegamos más menos a las tres de la tarde, mi hermano realizó los trámites de ingreso, nos asignaron los camarotes y el resto de la tarde a ordenar equipo, armar nuestros lugares de descanso, leer, hasta que llegó la hora de la cena, una cena muy abundante y variada. Inmediatamente el primer día entendimos que la hora de acostarse era cuando ya no le echaban más leña a la chimenea, entonces la temperatura al interior del refugio bajaba considerablemente lo que obligaba a meternos en nuestros sacos y descansar.

Quedamos de acuerdo con mi hermano en levantarnos a las 5:00 de la mañana, como no conocíamos los cerros, decidimos desayunar temprano y salir a oscuras en busca de nuestras primeras cumbres, la idea era realizar el circuito completo  por los valles de Ikhibi norte y sur que involucraban cuatro cumbres, Toubkal Oeste, Toubkal, Imouzzer y Tibheirine Oriental.

Salimos del refugio justo a las seis de la mañana, aún con mucha oscuridad y frío. La postura de los crampones al inicio era obligatoria, nieve muy dura, perfecta para nuestro gusto. La marcha hasta el collado que separa el Toubkal Oeste del Toubkal, se realizó casi completamente a oscuras y en nieve dura, casi amaneciendo. Recuerdo más o menos que a las 8:00 de la mañana estábamos de pie en el collado y decidimos torcer hacía nuestra derecha por un sendero levemente marcado que nos condujo en algo más de media hora a la cumbre del Toubkal Oeste, de 4.030m, era nuestra primera cumbre en las montañas del norte de África.

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Foto: Hermosa vista desde la cumbre del Toubkal Oeste.

Después del abrazo de rigor, continuamos nuestra marcha siempre por sendero, cruzamos el collado y remontamos por una pendiente que al cabo de menos de dos horas nos dejó festejando nuestra segunda cumbre de la mañana. El Toubkal principal, de 4.167m, la montaña más alta de Marruecos y del norte de África. Ya teníamos la mitad de la travesía realizada.

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Foto: Tramo entre el Toubkal Oeste y el principal.

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Foto: Pequeño puntito montañero llegando a la cumbre del Toubkal, con esa cosa horrible en la cima.

Para completar el circuito, el descenso se realiza mirando hacia el este del Toubkal. Comenzamos a bajar por un sendero que a ratos se perdía, siempre mirando y atentos para no pasarnos del Imouzzer que a esa altura estaba un poco escondido. Encontramos una huella algo difusa, la única, y decidimos subir por esta, sin duda pensamos que nos llevaría a la cumbre. Después de poco más de media hora salimos a una pirca que parecía indicar el punto más alto, sin embargo mirando bien a lo lejos, a unos 50 metros se veía claramente una pirca cumbrera a mayor altura, entendimos que era la cumbre, pero para llegar a ella había que hacer algunos destrepes y luego remontar trepando por roca un sector bastante expuesto.

Miramos por todos lados buscando la mejor alternativa hasta que mi hermano comenzó a bajar, y de paso me dio su consejo clásico cuando comencé a bajar yo: “con cuidadito”. El tema es que el destrepe si bien tenía algunas terrazas “seguras”, daba al fondo de una quebrada bastante pronunciada en caso de algún resbalón. Después de bajar nos metimos por una especie de chimenea vertical pero con bastante agarre y para acceder a la roca cumbrera nos tocó abrazarnos con dientes y muelas a una saliente, y treparla con un patio que llegaba hasta el fondo del valle, caída directa. Todo esto nos llevó algo más de 20 minutos, luego, a cobrar. Estábamos en la tercera cumbre del día. El Imouzzer de 4.010m.

Recuerdo que disfrutamos mucho esta cumbre, el sol estaba muy agradable, la vista era espectacular, y la sensación de estar haciendo bien las cosas nos permitió un buen relajo. Abrazos, las fotos de rigor y a bajar, destrepando lo subido con cuidado hasta salir a la huella que nos llevaría de vuelta al plateau que conecta el Imouzzer con el Tibheirine, nuestro próximo objetivo del día.

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Foto: Nuestros bastones desde la cumbre, el destrepe es por la izquierda, se llega a la cumbre por la derecha.

En el refugio nos habían comentado acerca del avión que se estrelló en la cumbre misma del Tibheirine, para los locales el año fue en 1956, de acuerdo a lo que investigué por san internet, el accidente ocurrió en 1969, en fin, a estas alturas el año da lo mismo, el tema es que los restos del avión están esparcidos por toda la ladera del cerro y uno de sus cuatro motores quedó en la cumbre misma del cerro.

Remontamos por un sendero bien marcado con bastante más pendiente que el que habíamos dejado atrás, ya eran aproximadamente las una de la tarde y salimos directo a la cumbre del Tibheirine, de 3.887m, a no más de andar unos pasos nos encontramos con el motor completo del avión estrellado, me impactó ver el estado de conservación, se veía como metales nuevos. Guardé un momento de silencio en respeto por los muertos y le pedí a mi hermano que no sacara fotos de los restos, la sorpresa me la llevé después al repasar las fotos tomadas durante el día, una foto del motor del avión.

La vista, al igual que las tres cumbres anteriores era espectacular, a ratos mirábamos y nos parecía estar en Cancha de Carreras, el color de la tierra y de las rocas era muy similar. Abrazo de cumbre y comenzamos a bajar, felices, nuestro primer día en las alturas del Alto Atlas había sido perfecto, ningún rebote y todo con máxima sincronización. La llegada al refugio se nos hizo un poco más larga de lo esperado, el dia había estado soleado y esto paso la cuenta, la nieve muy blanda y nosotros ya empezábamos a sentir los efectos del cansancio.

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Foto: Bajada por el valle del Ikhibi Norte. Al fondo se divisa el Biguinoussenne, que escalaríamos días después.

Después de llegar al refugio, descansamos en nuestros camarotes, y el resto de la tarde lo pasamos mateando, leyendo, observando las llamas de la chimenea, escuchando música, hasta la hora de la cena, la cual fue muy abundante y sabrosa. El día terminó y nosotros nos fuimos a dormir con la cara llena de risa.

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Foto: A la derecha el valle del Ikhibi Sur, a la izquierda el Ikhibi Norte.

Autor: Fabián Acevedo.

 

“Hay dos tipos de escaladores: los que trepan porque su corazón canta cuando están en las montañas, y todos los demás...”

Alex Lowe..