Cerro Sesquicentenario
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Tripleta de los Perros Alpinos en la Cordillera de la Sexta Región:
El fin de semana del 3 y 4 de Marzo del 2007 un desvencijado grupo de montañistas entre los cuales hay algunos demandados, otros cesantes y otros quebrados económicamente, dirigió sus pasos al Cordón Manantiales, guiados por el Chamán local, oriundo de la campestre zona de Rengo y residente en la rústica campiña de Machalí, Roberto Toro.
Este grupo de desadaptados estaba conformado por Juan Carlos Caro, Carlos Javier Caro (fotocopia del anterior), Claudio Correa, Jaime Wastavino, Elvis Acevedo y el ya mencionado Roberto, además de Jorge Figueroa que nos apoyaría solo en trasporte ya que tenia que trabajar (La verdad pensamos que no le dieron permiso).
El Sábado 3 se reunió el grupo que partía de Santiago (todos menos el huaso), y enfilamos por la 5 -Sur hacia Rancagua. Llegando a destino llamamos al “Toro” para que nos indicara como llegar a su casa.
Foto: Campamento Base. |
A pesar de que con Juan Carlos ya hemos estado allá, no nos acordábamos como llegar. Las indicaciones fueron tan malas que al final llegamos preguntándole a la gente y recordando con el "Lobo" algunas cosas de los viajes anteriores. Nos atrasamos, tanto que nos topamos a Roberto ya saliendo de la casa a encontrarnos (cosa que suponemos que hizo para no invitarnos a tomar desayuno). Luego tomamos rumbo a nuestro destino, para lo cual debíamos pasar por el Retén de Carabineros de Pangal a dejar nuestros datos, y después llegar al sector de la Bocatoma, pocos kilómetros antes de Las Callanas. |
Ahí mostramos el permiso tramitado de manera muy sacrificada una semana antes por Roberto y nos estacionamos. JF se despidió ya que volvía a Santiago y mañana nos venia a buscar.
Bastante amable fue la gente de la hidroeléctrica, repartimos algunas cosas y en un ambiente cargado a las tallas y buen humor comenzamos a caminar.
Cruzamos las instalaciones de la Central y tomamos el sendero, muy marcado las primeras horas. Entre arbustos avanzamos un buen rato. En la medida que ganamos altura la vegetación era menos densa y se comenzaban a divisar las grandes montañas de la zona, al mismo tiempo que se venían a la mente recuerdos de ascensos e intentos pasados.
Foto: Amanece en la cordillera de Rancagua. |
Así le dimos (a la marcha) bajo un fuerte sol hasta llegar al agüita. Una linda vertiente que venia de las partes altas del Cordón. Paramos a refrescarnos y abastecernos de agua. Roberto nos había dicho que no había mas agua en todo el camino, pero generalmente no le creemos mucho a lo que dice, no por que no sea así, sino por que tiene una leve tendencia a exagerar. (Una vez nos dijo que había que cruzar un río de 50 mts de ancho y eran 5, como también dijo que yo me había caído 200 mts y eran 30...), comimos algo y seguimos caminando. |
Al poco rato una segunda vertiente, están separadas por poco, por lo mismo en este lugar no paramos y seguimos el avance que hasta aquí no había sido tan duro; pero ahora comenzábamos a subir, de manera directa, ya no había un sendero tan definido y lo que vino fueron horas y horas de subida, como seis parece, así que bastante cansados llegamos a un filo en la parte alta del Cordón donde ya podíamos ver el Sesquicentenario el Manantiales y el Guayacán.
Ahí nos reunimos todos, aún faltaba recorrer el filo directo a unas piedras que Roberto me había descrito tiempo atrás desde la cumbre del Socavones, cuando me dijo, “veís esas dos rocas que parecen un par de te….”, así que mientras caminaba trataba de hacer trabajar mi imaginación para ver el famoso “par de te…”.
En eso estaba cuando paré en una roca a descansar un rato, después llegó Juan Carlos a comerse mi ración de marcha, luego Roberto que me dijo “mira loco, ahí esta el par de te..” y supe que habíamos llegado.
Foto: Cumbre en el Sesquicentenario. |
Con Roberto y Juan Carlos estuvimos un rato mirando el Alto de La Engorda, intentando divisar el punto donde habíamos llegado en Septiembre pasado, mientras Jaime fue a ver "el par de te" y dijo que eran pequeñas, así que bajamos un poco al lado oeste del filo donde había un plano y quedábamos mas protegidos del viento que habían pronosticado y que nunca llegó. Armamos nuestro Campo Base, y con Juan Carlos fuimos a buscar agua, ya que después de todo si había, pero tuvimos que bajar bastante por un terreno por decirlo menos, complicado, de tierra dura y lisa. |
Después de aventuras más aventuras menos regresamos al CB con todas las botellas del grupo llenitas, menos una que se le cayó al "Lobo".
Vino la típica comilona (Porotos con Tocino, Arroz con Churrascos etc) nada del otro mundo, y nos preparamos para ver el eclipse lunar, con una vista privilegiada, muy bello espectáculo.
Los tecitos fueron en mi carpa, los seis trastornados conversando, echando la talla y planificando, recuperando tradiciones que habíamos dejado un poco de lado. Acordamos levantarnos a las 04:00 para ojalá estar caminando una hora después.
La planificación era relajada, sabíamos que teníamos la opción de volver al menos con dos cumbres, por lo que decidiríamos un poco sobre la marcha que cerros intentaríamos, el único que estaba claro era el Sesquicentenario, que seria el primero.
Hace tiempo que no dormía tan bien en un cerro, la noche completamente calma, la temperatura más que agradable y nadie roncando o haciendo ruidos raros. Sonó el despertador y ni lo pescamos, después de un corto rato la conciencia apareció y me incliné para prender la cocinilla y poner agua, después al sobre de nuevo.
De a poco comenzamos a movernos, calentar agua, comer y preparar las cosas para la subida. Casi todos juntos comenzamos la marcha a eso de las 05:30, con una luna espectacular que hacia casi innecesario el uso de linternas. Con la visión del poblado de Rancagua a lo lejos, fuimos ganando metros por un terreno de tierra y piedras lisas bastante pesadito, para después pasarnos a un sector rocoso.
Una vez arriba de las rocas paramos a esperar que el grupo se reuniera completo, el horizonte ya comenzaba a mostrar las primeras luces del alba, tomamos té y reanudamos el ascenso, directo hacia el Filo Oeste del Sesquicentenario.
Cuando llegamos a él, ya estaba claro, con el Lobo nos adelantamos un poco al resto y comenzamos el ascenso final a la cumbre, “creo que ya la tenemos” le comenté cuando estábamos a punto de llegar, y así fue, a las 07:50 sacamos la primera cumbre del día, después llegó Jaime, luego Roberto, Claudio y Carlos. Abrazos fotos y felicitaciones, testimonios de cumbre y a ver que se venia ahora, felices por el primer logro de la salida.
Nos quedamos descansando un rato y aprovechando de tomar café definimos los siguientes objetivos del día.
Autor: Elvis Acevedo.
"No es más quién más alto llega, sino aquel que influenciado por la belleza que le envuelve, más intensamente siente..."
Maurice Herzog.