Punta Pedro Rodríguez
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“Estoy dejando mucho acá abajo, para no volver con nada de arriba”
Eso fue lo que me respondió Juan Carlos Caro cuando acepto mi invitación de abrir una ruta en la Punta Rodríguez, dejándome claro que esta vez llegábamos arriba si o si, de hecho, creo que pocas veces nos hemos ido a la montaña tan seguros de que nos iba a ir bien, y así nomás fue.
Nos encontramos el sábado 21 en el "14 de Vicuña" a esperar el Turismontaña. Nos comimos unas buenas sopaipillas callejeras con un café mientras esperábamos, y poco rato después estábamos embarcados rumbo al Monumento Natural El Morado.
Una vez allá, la pasada por CONAF y el saludo con los guarda parques. Bastante gente subiendo, de hecho, mucha gente subiendo, la mayoría solo de paseo. El sendero seco casi hasta la laguna, solo cortado por rodados de nieve lo que hizo el avance bastante rápido. Pasamos por debajo de la Punta Sin Nombre con mucha menos nieve que cuando la intentamos hace un par de semanas, “todavía aguanta un intento” pensaba, mientras seguía caminando, no trataba de alcanzar al "Lobo" que para variar se había embalado, daba lo mismo, conocemos el camino de memoria y sabemos dónde encontrarnos.
Como a las 14:00 hrs estábamos en la laguna, habían varias carpas, algunos al parecer iban a intentar el Mirador, otros de paseo, nosotros nos instalamos y flojeamos toda la tarde, bastante agradable gracias a la leve brisa que corría y las nubes que de vez en cuando tapaban el fuerte sol, cuando nos llegó la sombra y la temperatura bajó, nos echamos al sobre, la levantada iba a ser temprano esta vez.
Foto: Canalones de aproximación. |
02:00 de la mañana, suena el despertador, “va a sonar de nuevo” me dice el "Lobo" con voz somnolienta, “levantémonos altiro” replico, si no lo hacemos seguramente nos vamos a quedar dormidos. Eficientes como pocas veces a las 03:00 ya estábamos caminando, tratando de recordar en la oscuridad las líneas que nos habíamos imaginado el día anterior para llegar a la base del triángulo rocoso. Avanzamos un rato por el valle y después decidimos darle derecho para arriba, llegamos a la zona rocosa justo cuando comenzaba a aclarar, lo que nos permitió ver de mejor manera por dónde meternos. Nos paramos a descansar en una roca grande, tomamos un té y seguimos, nos metimos en un angosto canalón de nieve que nos sacó cerca del filo que va del Rodríguez a la Cumbre Norte del Rubilla, en este punto se forma una especie de olla bajo la parte final del cerro, aquí descansamos un poco. |
Al continuar realizamos un traverse en nieve muy dura, había algunas huellas de rodados bastante grandes, el sol ya llegaba a los cerros del otro lado del valle, pero a nosotros nos faltaba bastante aún para que nos alcanzara, sin embargo la temperatura era más que agradable.
Seguimos avanzando y nos paramos a mirar bien por dónde íbamos a subir, optamos por un canalón que nos dejaba por lo menos en la mitad de la pirámide final, y después se veían un par de opciones para continuar. Mientras le dábamos hacia la entrada de la canaleta escuchamos un helicóptero, “Ojalá no sea nada grave” comentamos, después seguimos subiendo hasta situarnos en la entrada del canalón, ahora venia lo bueno de verdad.
Foto: Juan Carlos "Lobo" Caro, en un descanso. |
La Entrada: Llevábamos pocos metros avanzando por la canaleta y nos encontramos la primera dificultad, un tapón rocoso corto, pero cubierto de nieve dura y hielo, presas pequeñas para los pies y para las manos, mejor usar los piolets, y una fina capa de nieve dura de donde intentar agarrarse. Con más corazón que técnica salí arriba al segundo intento, la canaleta era bastante parada y me sorprendía la cantidad de nieve polvo que había para esa pendiente, a mi compañero les costó un poco más pero paso igual y nos encontramos más arriba. |
Después de un buen rato de lucha contra la nieve estábamos en la mitad de la canaleta donde teníamos dos opciones, la primera era seguir el canalón hacia la derecha y mantenernos por la cara sur, pero se veían dos grandes hoyos de nieve entre las rocas que nos iban a demorar mucho, y a la izquierda, la continuación de la canaleta y un "traverse" expuesto donde al final se veía un poco de sol.
Después de descansar un rato, comer y tomar algo, nos decidimos por la segunda opción pensando que si bien se veía más difícil, sería más corta.
El Traverse: Llegamos al final del Canalón y tomamos el "traverse", angosto pero cómodo, cubierto de nieve, por lo que había que tener cuidado en donde se pisaba, la caída, sin comentarios, no era buena idea equivocarse en esta parte. Tranquilos y bastante rápidos (quizá de urgidos) llegamos al final de la travesía y vimos lo que venía. Se podía pasar, pero había que desescalar un corto tramo para llegar a la pendiente por donde podíamos seguir.
Foto: Saliendo de "La Travesía". |
El Hongo de Nieve: Era un extraño hongo de nieve vertical pegado a la roca, "esta cosa se va a caer" pensaba, mientras lo miraba, eran solo un par de movimientos, en fin, clavando de alguna forma los piolets y de cara a la pendiente logramos pasar este pedazo. Bastante rara la formación, por suerte no se cayó... Ahora tramos de nieve con algunas pasadas rocosas y se venía el que esperábamos fuera el último obstáculo, un resalte rocoso que nos mostraba tres opciones, por la derecha la más fácil (pero de eso nos dimos cuenta al mirar desde abajo), un canalón de roca y nieve de “poca pendiente”, al medio otro canalón de roca pero completamente seco y un poco más corto, y a la izquierda el que escogimos, otro canalón, pero con nieve en la primera parte y una corta pero vertical escalada para salir arriba. |
El Canalón: Mientras lo subía no pensaba en lo que faltaba, esperaba que fuera poco por la visual que teníamos, buenos agarres, una escalada fácil, pero la sensación de vacío al mirar para abajo lo hacía todo más simpático, igual me costó un poco salir dado que las rocas que habían estaban todas mojadas o con nieve, así que a pesar de que no se hace, apoyé la rodilla y me di el impulso necesario, todo esto mientras Juan Carlos miraba sentado cómodamente en la nieve.
Cuando llegué arriba vi que quedaba una corta pala de nieve y unas rocas que "podían ser". Descansamos unos minutos y tomamos algo de líquido, ya hacía bastante calor, con el "Lobo" nos miramos y decidimos seguir subiendo sin pensar mucho si era la cumbre o no, para no ilusionarnos mucho, ya que nunca es. Subimos y unos pocos minutos después estábamos en la cumbre, esta vez sí era.
Foto: Juan Carlos en la cumbre.. |
Difícil describir la sensación de alegría después de tanta pega en el cerro, bueno, ustedes la conocen. Disfrutamos un buen rato de la cumbre a la que llegamos a las 12:45 hrs, después de haber salido a las 03:00 a.m. La visual era preciosa, el día estaba perfecto, despejado y sin viento, se veía increíble, después de un rato y las fotitos de rigor, la visión de otros cerros para futuros planes y a bajar. Caminando un poco hacia el norte por el filo encontramos una bajada fácil, desescalamos durante un buen rato de cara a la pendiente por lo parado, pero sin mayores dificultades, dos horas aprox. hasta la carpa, donde nos enteramos del real motivo del helicóptero que escuchamos en la mañana, una pena, 1.5 horas hasta CONAF y llegamos corriendo al Turismontaña que ya pensaba en venirse sin nosotros...para variar. |
PD: La Punta Rodríguez lleva su nombre en recuerdo del montañista Pedro Rodríguez, del Club Andeski-Valparaíso, fallecido el año 1952 en el Cerro Santa Elena.
“Dedicado con el más profundo respeto, a la joven montañista que dejo su alma en la faldas del Chacaya al mismo tiempo que nosotros subíamos el Rodríguez”
Autor: Elvis Acevedo R.
"Los hombres se hacen. Las montañas están hechas ya"
Miguel Delibes.