Punta Policha
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Solo supimos que existía la Punta Policha porque aparece en algunas aplicaciones de mapas de estas más modernas, lo extraño es que estas aplicaciones sacan la información sobre montañas de la misma web, y cuando uno busca en internet no encuentra nada.
Esta en un rincón tan arrinconadamente arrinconado de la zona, que no hay forma de verla a menos que uno intente la montaña más destacada de ese sector, que es el Juncal Chico, y el último ascenso a la cumbre central de esta montaña (parece que la cumbre principal -la norte- no tiene visitas) fue el que realizaron el Mati Aurtenechea junto a Manuel Bugueño el 2006, tenía claridad de esa ascensión porque Matías me escribió unos meses antes para pedirme detalles de la zona, ya que la había visitado en febrero de ese año cuando subimos el Nevado Sierra Blanca.
Recordaba claramente que los chicos habían subido el Juncal Chico y el cerro El Paso, pero no recordaba otro ascenso, de todas formas, cuando vimos a la Punta Policha en los mapas, dedujimos que habían sido ellos los que la habían subido. Si pocas personas van a la zona, a ese rincón en particular no se mete nadie.
Estas suposiciones las confirmamos al subir el cerro El Paso y leer las anotaciones en el libro de cumbre, donde mencionaban haber subido un cerro "al norte del Juncal Chico", aunque en el libro no sale mencionado como Punta Policha. Lo bueno es que no es una zona con muchos cerros o puntas, hay solo una, que vimos borrosamente en unas antiguas fotos tomadas desde el campo alto del Risopatrón.
Y bueno, venía mal pronóstico climático, decía que después del mediodía entraban nubes y se armaba la pelotera -otra vez-, así que pensando que por altura era uno de los objetivos más accesibles, y calculando horriblemente mal la distancia que nos separaba hasta su base, optamos por intentar la famosa Policha.
Partimos desde el refugio de la DGA por el glaciar en dirección al rebalse de hielo que esconde el plateau superior donde están el Juncal Chico y la Punta Policha, fuimos con raquetas por los sube y bajas de la parte inferior del glaciar, y tratamos de subir un poco más por la pendiente, pero la nieve estaba dura y los crampones de las raquetas ofrecían poco agarre, así que nos detuvimos a cambiar neumáticos.
Foto: Juncal Chico y a su izquierda el rebalse de hielo que da acceso al plateau superior donde se ubica la Punta Policha. |
Con los crampones puestos subimos más rápido, nos asomamos a la parte superior, pero aún no veíamos la Punta Policha, la zona era de una belleza extraña, muchas formaciones de hielo con imaginativas formas adornaban el paisaje, ya estábamos en la base del Juncal Chico y nos detuvimos para observar la posible ruta para los siguientes días.
El día estaba muy ventoso y frío, el viento venía del norte así que nos daba en la cara, pero seguimos avanzando hasta divisar el final del plateau glaciar y ver por primera vez la Punta Policha. Por suerte no hay lugar a confusiones ya que es la única punta prominente del sector, a la derecha tiene como vecino al Juncal Chico, y a la izquierda al cerro El Paso, que nos mostraba por este lado una cara mucho más rocosa que por donde lo subimos.
El cerro es ancho, y la cumbre parecía ser la de más al este, a la derecha, aunque la perspectiva a veces engañaba y parecía ser la de más al oeste. Willy no se entusiasmó mucho con mi idea de subir directo por la cara sur, ya que había que bajar un poco para llegar a la base con la consiguiente pérdida de altura, no insistí y enfilamos directo a la base del filo este, por donde un claro nevero nos llevaría a la parte superior.
La subida por el nevero fue sencilla, pero el viento estaba ensañado con nosotros, el cielo permanecía despejado pero la sensación térmica era muy baja, quizá era el día más helado desde que llegamos a la zona. Llegué al final del nevero, venía un tramo casi plano de acarreo desnudo, vi a Willy reposando, pero estaba tan helado que preferí seguir caminando, nos quedaba la pirámide final de la montaña, y se veía un buen nevero que dedujimos nos dejaría cerca de la cumbre.
Comencé a subir por el nevero, y no sé cómo de repente me di cuenta de lo empinado que estaba, ya iba como en 60 o 65 grados y venían unos pocos metros con un poco más de pendiente -si desde abajo se veía tranquilito pensé- tuve que poner más atención en estos metros, ya que, aunque la exposición no era alta, un resbalón llevaba directo a las rocas de la base que no se veían muy blanditas.
Paso a paso fuimos subiendo y la pendiente cedió, pero no la concentración, porque al salir arriba quedábamos expuestos a la caída hacia el lado SE, pero era un tramo corto y manejable sin problemas, aunque el viento nos zarandeaba con bastante fuerza en este sector. Seguí subiendo y alcance a Sir William en la cumbre... cumbre, alegría, y alivio, el frío y el viento ya me tenían medio agotado.
Foto: Cumbre de la Punta Policha. |
Punta Policha, segunda ascensión, buscamos en la zona cumbrera que es amplia y no encontramos nada, nos agachamos un poco entre las rocas para descansar un poco de la ventolera, fue un momento agradable.
Contentos pero helados, sacamos fotos y disfrutamos la hermosa vista que se nos habría en todas direcciones, tomamos algunas coordenadas y alturas y decidimos bajar. Estuvimos poco rato, otra vez...
Para la bajada evitamos la parte de pendiente más fuerte bajando un poco más por el borde del nevero, y después tirando para abajo por un tramo más corto de nieve, luego el sector de piedras y llegamos al nevero de la arista, que también bajamos rápido, desde acá era solo caminar y caminar hasta el refugio, siempre mirando la increíble cara oeste del Juncal Chico, dibujando rutas y tratando de adivinar qué tan mala podría llegar a ser la roca. Lo averiguaríamos más adelante...
El viento siguió azotándonos toda la bajada por el plateau superior, al bajar al glaciar inferior quedamos un poco más protegidos, ya comenzaban a entrar nubes, al parecer el pronóstico que nos daba solo medio día bueno se iba a cumplir.
Foto: Durante la bajada. |
Llegamos sin problemas al refugio, la Punta Policha ya era historia...
Autor: Elvis Acevedo Riquelme.
“Las pasiones humanas son un misterio, quienes se dejan arrastrar por ellas no pueden explicárselas, y quienes no las han vivido no pueden comprenderlas. Hay seres humanos que se juegan la vida por subir a una montaña. Nadie, ni siquiera ellos, pueden explicarse realmente porque…”
La Historia Interminable. Michael Ende.