Punta Camanchaca Sur
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Y al Mesoncito nos fuimos por segunda vez en el año, ahora con integrantes de los Perros Alpinos, Jaime Wastavino, Fabián Acevedo, Elvis Acevedo más un invitado, Freddy Grey. Estrenando transporte nuevo de Fabián.
Nos juntamos como casi siempre en la bencinera del "14", a eso de las 07:15 aprox, y enfilamos rumbo al Cajón del Maipo. El viaje se hizo corto, entretenido como siempre, pasamos por el Cabrerio y bajamos por el camino que va hacia la Laguna del Morado, desviándonos antes para quedar de frente a la entrada del Valle del Mesoncito.
Nos cargamos las mochilas y comenzamos la caminata, mucho calor en un principio, caían las gotas de sudor por la nariz, hasta que logramos alcanzar un poco más de altura y la brisa hizo todo más agradable. Jaime y Fabián se embalaron para arriba, y yo me quede un poco atrás con Freddy, era su primera salida fuerte después de sus vacaciones post-matrimonio, asi que, como es obvio, venía bastante "desgastado".
Foto: Comienzo de la Arista. |
Nos fuimos conversando y disfrutando del paisaje, llegamos a la "Pirca del Visionario", no había nadie así que nos apoderamos de ella. Al rato después llegó un grupo de un Club de Santiago, no recuerdo cual, comimos, conversamos, flojeamos, lo típico, y apenas se bajo un poco el sol nos acostamos, antes imposible, hacía mucho calor. La noche fue muy agradable, dormimos súper bien, salvo por dos personas que llegaron a la Pirca como a las 00:00 y me despertaron. Estaba estrellado y sin luna, a las 04:30 aprox comenzamos los preparativos para partir, una hora después caminábamos a la Punta Camanchaca, mientras otro grupo iba al Mohai. |
Bajamos al valle y cruzamos el río por planchones de nieve dura, mucha menos nieve que la semana anterior cuando habíamos ido al Morro Escondido. Una vez que cruzamos el río comenzamos a subir directo hacia los roquerios que anteceden al portezuelo del Camanchaca, en eso, Freddy me avisa que vuelve, le dolían un poco las rodillas, me da lata pero esta bien, hay que volver de a poco después de un tiempo de inactividad.
Gateo por las piedras y alcanzo a Jaime y Fabián que están descansando, ya hay sol y la temperatura es grata, casi calurosa. Ahora se nos viene la Arista Sur, muy descompuesta se ve, pero es ancha, se podría subir sin cuerda pero decidimos hacerlo más a la segura. Después de unas decenas de metros por la arista Fabián también avisa que vuelve, más que nada por que también esta en etapa de rodaje y no anda tan rápido como antes, lo hace para que con Jaime avancemos más fluidamente.
Foto: Torreón Cumbrero |
Y así nos fuimos trepando y trepando por las rocas, algunas pasadas bastante aéreas, la roca bastante podrida, superamos varios promontorios y nos instalamos en un “hombro”. Queda una sección más de roca, con un planchón de nieve dura que intento esquivar por que estoy sin crampones, me pego a la roca y pongo un stopper (no logré recuperarlo por si algún día alguien lo ve.... ), después una travesía cómoda y la vista a la antecumbre, por un terreno de lajas sueltas pero fácil. Superamos la antecumbre y después de una caminata por piedras estamos bajo la punta final del cerro, pocos metros, 5 o 6, muy lisa, me asegura Jaime y trato de afirmar la punta de los plásticos en cualquier regleta que aparezca por ahí, dos movimientos y salgo arriba, cansado ya. |
Llego a la cumbre y le grito al Jaime “feliz cumpleaños viejooo”, que buen regalo para la persona con quien tantas veces me he abrazado en una cumbre. Sube asegurado y nos juntamos arriba, excelente cerro, muy buen cerro.
La bajada la hicimos por el otro lado de la cumbre, Jaime con un rapel corto, yo igual, pero al recuperar la cuerda se atascó, me acordé del Morro Escondido y me apesté, subí libre ese pedazo, llegué a la cumbre de nuevo, agarré la cuerda y la tire pa’bajo, !ups!, tuve que desescalar ese tramo...
Foto: Jaime en la cumbre. |
El resto de la arista lo bajamos en menos de una hora. Vimos una pendiente de nieve que invitaba a seguir por ahí por lo sencillo, pero no teníamos clara la imagen mental del cerro desde abajo y por tanto, adonde terminaba esa pendiente, asi que preferimos descender por terreno conocido. Volamos de bajada, saltando y destrepando, con cuidado de no tirarnos piedras ya que la roca es bastante mala y se desarma con facilidad. Fuera ya de la arista nos demoramos un rato más hasta el vivac donde nos esperaban nuestros compañeros, comimos algo y de ahí para abajo, llegamos a la camioneta y a casa los pasajes. Autor: Elvis Acevedo. |
"La escalada puede ser tan adictiva como la heroína, y a veces igual de peligrosa"
Kylle Mills.