Nevado Pisco Oeste

Nevado Pisco

 

  • Altitud: 5.752 msnm.
  • Ubicación: Cordillera Blanca - Perú.
  • Fecha: Junio del 2017.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Jaime Wastavino (P. Alpinos)
    • Tamara Rivera (Ramuch)
  • Ruta: Arista SO.
  • Expedición: Cordillera Blanca 2017.

16 de junio 2017: Lima.

Fue difícil partir esta vez, hubo dificultades previas que hicieron tambalear el viaje, ya luego vería que la expedición en sí estaría continuamente en ese estado, y que de todo lo planificado se lograría un solo objetivo, pero al fin ya estoy en el aeropuerto, un día lluvioso en el que se auguran muchas cosas climáticas malas para Santiago.

El vuelo bastante zamarreado desde la salida y por largos 45 minutos, acabó siendo apacible hasta el aterrizaje, en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima cerca de las 22:00 hrs. Ya instalados (23:15 pm) y no exento de complicaciones, ya que las reservas no funcionaron como yo esperaba, quedamos en hostales separadas: Kaclla (Tamara) y Dragonfly (Yo, Jaime), gracias a la ayuda de la gente de Kaclla. Estoy muy ansioso y no niego que tengo bastante interés en comenzar a conocer a esta nueva compañera de aventuras. Tamara es de la Ramuch, pero es de un grupo amplio que a veces definimos como “amigos de los Perros”, montañeros cercanos que participan de nuestros proyectos y carretes.

Una vez despercudido del viaje e instalado en mi hospedaje, nos reunimos para salir a comer algo. Ella parece desenvolverse con facilidad por esta parte de Lima (Miraflores), yo la sigo. Llegamos a un muy buen lugar donde sirven unos “sanguchitos” de miedo, “La Lucha” (sandwichería criolla) buena atención también. Es un barrio tipo Bellavista, pero con algo más de pelo y bastante más vigilancia policial. Punto aparte, el buen trato de los peruanos en general hacia los chilenos, nada que decir.

17 de junio 2017: Lima - Huaraz.

Somos tres, Tamara, Elvis y yo. El destino de los Perros esta vez es el cerro Pisco (Mataraju, según la gente del lugar) y algún otro en Huaraz. Hoy debe arribar el “perro” faltante que viajó a otra hora y llegaba de madrugada; obviamente este viaje separado también fue motivo de discusiones y conciliaciones. Ya temprano contactados por WhatsApp, debemos reunirnos para comprar algunas cosillas, como gas para los anafes. Tuvimos que ir en un taxi a San Isidro para encontrar en una tienda Tatoo, donde había cosas bastante interesantes, pero precios muy parecidos a Chile.

Huaraz

Foto: Huaraz.

El bus a Huaraz sale a las 13:30 hrs desde la terminal de Moviltours y el taco es tan infernal como en Santiago. Viajamos en los primeros asientos del segundo piso, y ya hay otro problemilla ¡porqué tenía que ser ahí! según ella, y no abajo... paciencia…

Dos horas demoramos en salir finalmente de Lima rumbo a Huaraz, Ancón, Changay, Huacho. Son pequeñas localidades o poblados que van quedando atrás, como también un largo tramo de carretera en construcción que nos hace saltar en el asiento cada vez que se hace el cambio a izquierda o derecha. Tengo unas ansias enormes de llegar a esta ciudad, me he hecho muchas expectativas de ella, he leído y escuchado tanto acerca de “La Suiza Peruana".

A las 22:15 hrs llegamos finalmente a nuestro destino intermedio, la última parte de muchas curvas en ascenso que no dejaban dormir. Hace frío y medio dormidos recuperamos nuestros bultos y buscamos transporte. Es una pequeña ciudad, calles estrechas y típica distribución colonial española, manzanas cuadradas. Estamos a 400 km aprox de Lima.

Huaraz

Foto: Vida en Huaraz...

Una vez chequeados en el hostal Jackal, sin problemas esta vez, nos dimos un reparador baño y salimos a comer algo. Elvis conoce bastante bien acá porque ya estuvo dos veces antes, el 2013, y la última el 2015, con Claudio Correa, otro quiltro (“Pelao Correa”) durante su expedición a la cordillera Huayhuash. Hay bastante actividad en las calles, con jóvenes y turistas cerca de la Plaza de Armas. Llegamos finalmente al 13 Búhos, sede de los Perros en Huaraz, comemos algo, nos hidratamos, obvio que, con cervecita peruana, y alrededor de las 02.00 nos retiramos a nuestros “saquitos”.

18 de junio 2017: Huaraz.

Desayunamos rico, hay de todo, jugo, frutas frescas (y vos…¡¡¡), cereales, yogurt, pancito, palta, mantequilla, etc., etc. Hoy, debemos comprar lo necesario para alimentarnos en el cerro, hay que ir al mercado, algunos problemillas más, también a un supermercado, andamos medianamente relajados, hay que recordar que estamos a 3.000m, el día está templadito.

En el mercado hay de todo, tanto que Tamy debe colocar un cierre a su bolso y ahí encuentra la solución. Además, hay que comprar raciones de marcha, frutos secos, existen una gran variedad y se ven muy ricos, me gustan los mercados de los pueblos y ciudades, por sus olores, colores, gentes, en este caso el de Huaraz es muy parecido a los de Bolivia, con sus animales enjaulados y otros componentes de la cocina de acá.

Hora de almuerzo, trucha y ceviche son nuestros preferidos, luego obviamente iremos a ver el partido, hoy juega Chile contra Australia y no lo podemos perder, la Tamy se va al tuto reparador. 13 Búhos es el lugar escogido para gritar por Chile. Ya de noche otro paseíto, conversación gratis, Tamy debe arrendar un arnés porque no trae y hay varios lugares donde hacerlo, hay que fijarse en el valor, el tamaño y la calidad, luego buscamos lugares para comer y Pizza es nuestro menú, nos quedamos en un lugar muy agradable, aunque costó un poco para que atendieran.

19 de junio 2017: Huaraz - Yungay.

Levantada a las 07:00 hrs, duchita y desayuno, 08:00 hrs. Es día de abandonar la civilización rumbo a nuestro destino; CB del cerro Pisco. Cambiamos dólares a soles, ya que hay que llevar sencillo para pagar transporte, burros y otras cosas hacia el interior; hay que llevar pancito fresco para los siguientes días. Alrededor de las 11:30 am salimos en un furgón rumbo a Yungay, de nuevo problemillas, puntos de vista distintos por la cancelación de los asientos que ocuparemos, soles más, soles menos etc. Cuesta hacer fluir las cosas y llegar a acuerdos, o quizá con el “Cocho” nos conocemos demasiado bien después de tantos años y tantos viajes, o le damos poca importancia a los detalles, o somos muy relajados, no sé…

Ya en Yungay debemos esperar para continuar, la movilización es también en furgones y el tipo tiene su horario, como nos queda tiempo decidimos dar vueltas por el pueblo, vamos al mercado a mirar con la intención de comprar agua y ver si venden algún tipo de recuerdo para comprar cuando vengamos de vuelta.

Nos desocupamos rápido y tenemos tiempo, alguien nos recomienda ir al Camposanto. Es el cementerio de Yungay, pero con la salvedad que es un lugar muy especial para el pueblo por la tragedia ocurrida acá en 1970, cuando un gran terremoto y aluvión sepultó y/o hizo desaparecer a varios pueblos y miles de personas. El sitio en cuestión es un lugar muy bello emplazado frente al Huascarán, el que perdió parte de su cima del lado norte esa vez y que con su nieve y hielo formaron un gran aluvión que aumentó la tragedia.

Cerca de la plaza tomamos una moto-ciclo, nos subimos los tres arriba, ¡cómo se quejaba el pobre vehículo! con los tres “pesados”. Disfrutamos los siete minutos de viaje. Al llegar a la entrada resultó que había que pagar, hablamos con la encargada y le explicamos a lo que íbamos y accedió a dejarnos pasar sin cobrarnos, había también una pequeña feria artesanal que aprovechamos de recorrer, valió la pena el viajecito, era un tranquilo y bello lugar. La vuelta fue en auto por casi la misma cantidad de soles que la subida.

Huascarán

Foto: Huascarán desde el Camposanto de Yungay.

Tuvimos varias peleas con el chofer de la combi que no quería partir porque esperaba llenar su vehículo, se dio vueltas por el pueblo una y otra vez hasta que casi nos hace perder la paciencia, hasta lo paró la policía porque iba manejando y hablando por celular.

Llegamos a la laguna Llanganuco (3.800m) que son dos lagunas preciosas, tomamos varias fotos, se nos presentan más problemas, nos quieren cobrar de nuevo, el camino está cortado y están trabajando en él, debemos hacer cambio de vehículo, el que nos trajo se quiso pasar de listo cobrándonos plata de más, Tamara se dio cuenta y nos contó, ya teníamos los bolsos y mochilas en el suelo, tuvimos que salir detrás de él por la devolución del dinero, otros pasajeros se habían dado cuenta y también lo encaran hasta que un policía que iba de civil , lo paró y el tipo aflojó, nos devolvió una parte; 15 soles.

Tomamos el vehículo de trasbordo, que fue el bus de los trabajadores que estaban arreglando el camino, finalmente a unos 10 minutos de habernos subido, en una curva a la entrada de un valle, nos bajamos junto a todos nuestros bártulos, es Cebollapampa, a 3.900m. Por la hora que hemos llegado deberemos pasar acá la noche, debíamos haber llegado muy temprano para encontrar burreros o caminar, pero no se pudo. El sendero serpentea hacia abajo, lo hacemos cargando nuestros bultos dos veces, luego de cruzar un puente de madera se abre el valle verde muy lindo, con un arroyo o estero de agua muy clara que invita a refrescarse, yo aprovecho el agüita y me lavo, de inmediato comenzamos a montar el campamento y en eso aparece un burrero que venía desde adentro, Elvis acuerda con él que venga por la mañana para llevarnos al interior. “Cocho” con su carpa y nosotros con Tamy en la nuestra, hay baño y está relativamente limpio.

Cebollapampa

Foto: Cebollapampa.

20 de junio 2017.

El “burrero” o señor de los burros, llegó a la hora y ya a las 09:20 estamos en camino del CB del Pisco. Temprano en la mañana Tamy y Elvis se han encontrado con un chileno que hace de guía por estos lados y han compartido unos momentos, cuenta que el clima está estable y el camino del cerro está claro.

Es un largo camino de subida, subida, subida, ufff, tres horas de subida, claro que el paisaje y las hermosas vistas de los cerros lo valen. Tamara ha tomado su 4x4 y ha partido casi al ritmo de los burros, con Elvis vamos comentando anécdotas de otros viajes muertos de la risa.

En la entrada del valle del CB nos esperaba el señor “burrero” para cobrarnos, valió la pena, no es una gran cantidad lo que cobran, sin embargo, el ahorro en el desgaste físico que implica, bien lo valen, además que la idea es ayudar un poco a la economía local.

Tamara debe haber llegado un rato antes que nosotros y está desparramada encima de los bultos durmiendo. Hay pocas carpas, montamos luego el CB, se está nublando y es mejor tener donde guardarse rápido. Estamos a 4.600m y estamos físicamente bien, sin dolores de ningún tipo. Después de comer algo y tomarnos un cafecito nos vamos al tutito. Acá los baños son asquerosos.

Campo Base

Foto: Campo Base de los Nevados Pisco y Huandoy.

21 de junio 2017.

03:00 am, hora de levantarse. Con un poco de modorra nos movemos hasta estar listos, tomamos desayuno y quedamos prontos a partir rumbo al Pisco, no hace tanto frío, pero sí está muy oscuro y nublado. Vamos siguiendo un sendero en zigzag, se ven las luces de linternas hacia los lados, el camino es muy marcado hasta la orilla de la morrena, la que no me hace mucha gracia cruzar de noche. Más o menos a media hora del inicio llegamos a un plano superior, donde un español echa puteadas en contra de todos y del mundo, parece que se perdió y no vio las pircas, y después de mucho andar equivocadamente ha vuelto al inicio y se ha dado cuenta que el camino es por acá.

Hay una cadena anclada a la roca con seguros muy firmes, y esta es la bajada a la morrena. A primera vista una caída desde acá por soltar la cadena no será muy agradable, son aproximadamente 10 a 12 metros, se ve el fondo muy difuso allá abajo. Los tres descendemos sin problemas y con mucho cuidado, el camino no está muy claro, se pierde con facilidad. Comienza a amanecer entre las piedras y las insinuaciones de caminos que hay, Tamara se ha adelantado unos minutos, las nubes no se ven amigables y comenzamos a ascender de nuevo hacia la ladera derecha, nos reunimos en el filo y tomamos un cafecito, a nuestros pies, unos 20 metros más abajo hay una hermosa laguna, la laguna del Pisco.

Continuamos rápido hacia arriba por el filo, como queriendo evitar lo que ya es evidente, ha comenzado a plumillar. Con la esperanza de que sea pasajero seguimos hasta que ya vemos que no cambiará y que además puede complicarnos la vuelta. A ratos muy intensa, la ventisca comienza a declinar en la medida que perdemos altura, las piedras y rocas se ponen resbaladizas, hacía tanto tiempo que no sentía estas sensaciones de frío en cara y manos, pero más que el frío, es estar de frente a lo natural lo que me llena, lo que extrañaba.

Llegamos a la cadena y la subimos sin problemas, aunque está bastante helada, los guantes nos protegen bien. Ya de vuelta en el campamento pasamos echados todo el día hasta el atardecer, hora en que subimos al refugio a conocer y conversar alguna chelita.

22 de junio 2017.

Amanecimos temprano, desayunamos, y luego mientras lavábamos los utensilios Tamy conversó con un guía peruano muy simpático, Marco, que nos sugirió ir a la laguna 69, aprox tres a cuatro horas desde este CB, así que decidimos usar el día en esto. Preparamos las cosas, agua, ración de marcha, bloqueador, etc. El Cocho que se iba a quedar me prestó su cámara, ya que a la mía se le acabaron las pilas y las de repuesto que llevaba era unas “shinas” que no sirvieron para nada.

Así alrededor de las 09:30 am partimos. Sendero muy marcado que partía desde atrás del refugio y se iba bordeando el cerro y la morrena. Aproximadamente en 20 minutos llegamos a otra linda laguna color turquesa escondida entre las rocas. El serpenteo del sendero nos llevó por algunos minutos por la orilla de ella, hasta que nuevamente comienza el sube y baja entregándonos vistas espectaculares de los cerros circundantes, que con la ausencia de nubes matinales nos regalaba preciosas vistas.

El tranco que tiene esta mujer es impresionante, de la nada me saca un par de minutos de distancia, no sé si no disfruta de estas bellezas y sólo se propone llegar primero o hace las dos cosas aprovechando su buen estado físico. Alrededor de las 11:30 am llegamos a los 4.900m, punto máximo de este sendero en traverse que comenzaba a doblar a la izquierda en dirección a la famosa Laguna 69. Acá comenzaba un descenso de alrededor de 250 metros de desnivel, que obviamente después tendríamos que subir para volvernos, por lo tanto, no quise seguir caminando y me eché luego de buscar una buena roca a disfrutar de este regalo para mis ojos, una vista espectacular de los cerros circundantes y el Chacraraju frente a mí. Hacia la derecha del valle una sucesión de lagunas de colores verdes variados y el Yanapacha cerrando por el sur.

Chacraraju

Foto: Chacraraju.

Una buena conversación nunca está de más. Ya descansados comenzamos la vuelta en la misma onda, de la nada me dejaba atrás. Me hace recordar a Roberto o al Juan Carlos, los 4 x4 de los Perros, o será que compite con ella misma, ni idea.

Ya de vuelta pasamos al refugio para la hidratación y estaba el Cocho (pa variar tomando...) con unos españoles, vascos, muy simpáticos y amenos, obviamente conversando de cerros y experiencias y con comentarios poco agradables de algunos connotados españoles montañistas como Juanito Oriazabal o Jesús Callejas. Nos reímos mucho de la opinión de ellos sobre estas “celebridades”.

En la carpa comimos y preparamos material para mañana, pretendemos salir a la misma hora de ayer. Hoy ha sido un día extraordinario, me siento muy bien y la belleza de lo vivido hoy día me ha dejado pleno.

23 de junio 2017.

Despertamos a las 03:00 am, estamos cercanos al 0° C, pero no cuesta mucho entrar en calor, se presume un buen día, despejado y con sol. Llegamos a la cadena para descender a la morrena sin problemas, bajamos rápido, pero con cuidado, ya estamos acostumbrados, está helado el metal y los guantes incomodan así es que “a mano pelada”. Vamos tranquilos y sin apuro porque estamos bien con el tiempo, ya nos cuesta menos seguir el camino que en las rocas se pierde, no hay huellas. A lo lejos vemos una linterna acercarse, en unos minutos nos pasó, iba corriendo, cuando llegamos a la laguna del Pisco venía de vuelta, había ido a dejar unas cosas a la entrada del glaciar para sus clientes, conversamos algunas cosillas y chao.

Nosotros a lo nuestro, tomar el sendero que a partir de acá es muy marcado y asciende muy rápido hacia el glaciar. 09:00 am, ya estamos acá, en el comienzo del glaciar comienzan los preparativos y decido que no iré, tengo una pequeña molestia en la parte trasera del muslo derecho, similar al dolor de la contractura que me complicó unos meses atrás, y a pesar de que el día está espectacular y augura éxito, no quiero complicarlos a ellos y que se atrasen por mí.

Me cuesta tomar la decisión, pero es mejor arrepentirse acá abajo que en plena subida del glaciar, me complica además porque ya en el volcán Maipo también abandoné, porque el viento me botó y azotó el muslo derecho contra una piedra, con pena me despido de los chicos y bajo tranquilo...

Glaciar

Foto: Entrando al glaciar del Pisco.

"Despertamos temprano, Jaime pasa a la carpa a decirme que Tamara no va, se enojaron porque ella le borró una foto a él, o algo así, tan grandes y tan pendejos pienso, Jaime más de 60, Tamara más de..., por dentro me muero de la risa, pero no lo expreso para que Jaime no se enoje, me está contando todo de manera muy seria, cuando se va de vuelta me pego una buena carcajada...

Voy a la carpa de ellos a ver si puedo resolver el chorizo, no hace falta, ya se abuenaron, así fue todo el viaje del parcito.

Cuando llegamos al glaciar Jaime me comenta que no sigue, venía lento y con alguna molestia, yo venía con él, a su ritmo, somos compañeros hace más de 14 años, cuando yo era joven y Jaime... bueno, en fin; no iba a dejarlo atrás, al final del día sabía que podíamos subir el cerro y bajar sin problemas a cualquier hora, no me complicaba subir rápido, conozco el tipo de terreno en que nos íbamos a meter, hemos estado tantas veces ya en esto mismo que sabía que a menos que entrara una tormenta fuerte o algo así, era difícil que pasara algo que nos hiciera bajar o nos diera problemas... además en el Maipo también se había devuelto así que seguro sería una decisión difícil, pero se la respeté, era su decisión...

Dejé que Tamara se fuera adelante, la huella era una carretera, no había forma de que le pasara nada. Me fui tranquilo, aunque quisiera no podía apurar mucho, salí resfriado de Santiago, mal, no me pude recuperar en todo el viaje y resfrío con altura son una muy mala combinación.

Tamara estaba urgida por llegar antes de las 12:00, porque su amigo guía le había dicho que debía ser así, si a esa hora no había llegado a la cumbre iba a bajar, no me dieron ganas de explicarle que con las condiciones que teníamos (básicamente un día perfecto) está bien ponerse una hora pero no era relevante, con Claudio llegamos a la cumbre del Diablo Mudo en la cordillera Huayhuash como a las 17:00 hrs y no tuvimos ningún problema al bajar, y así tantas veces en tantos lados, pero bueno, no era mala hora las 12:00 tampoco, pensando en pasar de vuelta a chupar al refugio. Me gusta conocer gente, pero también se extraña a los viejos compañeros, esos con los que no tienes que decir ni planear nada, porque los conoces tanto que con un par de gestos es suficiente.

Pisco

Foto: Subiendo el Pisco.

En la medida que subíamos la vista comenzaba a ser bastante impresionante la verdad, montañas hermosas por donde pusiera los ojos, cerros clásicos por todos lados, las formas y aristas, cornisas y paredes, glaciares y lagunas, todo un espectáculo geológico, iba muy extasiado, feliz, en plenitud total.

Alcancé a Tamara que estaba dudosa de pasar un puente, le expliqué que con su peso o el mío jamás iba a ceder, era un puente ancho, amplio y grueso, indestructible. Tomó más confianza y siguió su rumbo.

Hartos puentes más arriba nos encontramos de nuevo, aunque por la forma de la ruta uno no se pierde de vista por mucho rato. Venía otro puente y una travesía sobre una grieta bastante grande, la cumbre se sentía cerca ya.

Tamara me pide encordarnos, creo que pensó en un resbalón en la travesía y la caída directa a la grieta, de todas formas, esa vieja técnica de cuerda corta es en mi opinión de las peores, o se asegura como corresponde, o sin cuerda nomas, en una cordada de a dos basta que caiga uno para llevarse al otro...

Al final le dije que bueno, que nos encordáramos, yo no pensaba caerme en esa zona, esperaba que ella tampoco. Me amarré la cuerda con las vueltas y nudos justos y necesarios para un eventual rescate y esperé a Tamara que venía recién saliendo de un curso de técnicas invernales o algo así, a que hiciera su encordamiento perfecto, de manual. Pasó bastante rato...

Pano

Foto: Panorámica desde la cumbre del Pisco.

Continuamos, pasamos el puente y vino la travesía, al salir a la parte alta la visión de un abismo gigante a los pies me tomó de sorpresa, esta ya no era una grieta, era un precipicio que se perdía en infinidad de hermosos tonos de azul y blanco hasta llegar al negro total. Un firme, pero algo angosto puente lo cruzaba...

Pasé, algo impresionado por la magnitud del forado debo reconocer, y después de unos metros más empinados llegué a un plano donde estaba Tamara y se veía lo que quedaba hasta la cumbre, sin lugar a dudas. Me desencordé, no era necesario el uso de cuerda en esta zona.

Partimos para arriba por esos últimos metros, día perfecto, soleado, muy poco viento, la vista metida kilómetros y kilómetros en todas direcciones, un ascenso a un cerro sencillo pero hermoso, y con todas esas cosas tan particulares de los cerros de Perú.

Llegué a la cumbre algo triste por Jaime, pero muy contento con la experiencia, era un día demasiado perfecto en un viaje donde el clima esta vez no fue tan benigno como en otras oportunidades, no podía pedir más. Se vinieron los saludos y la metralla de fotos en todas direcciones, eran las 12:02 más menos, llegamos justo para que Tamara no se devolviera...

Cumbre

Foto: Cumbre del Nevado Pisco, atrás el impresionante Huandoy.

La bajada fue tranquila, nos volvimos a encordar y traté de enseñarle algunas mañas del extraño mundo del cruce de grietas a mi compañera. Más abajo en terreno fácil le pedí que nos desencordáramos, pero no hubo caso, salimos encordados hasta afuera del glaciar. Ahí descansamos un rato, comimos algo, y seguimos bajando, pasamos a saludar un buen rato a un guía peruano con sus turistas de montaña a cargo, y seguimos bajando por la horrible morrena. Ahora cansando bajé por cualquier parte, apenas le apunté al sendero en la subida final hacia la cadena, donde ya había visto hace rato que nos esperaba Jaime, seguramente con una cerveza, eso me dio ánimos...”

Elvis Acevedo Riquelme.

Según lo conversado a las 15:00 pm llegué a la orilla de la morrena, a la cadena que baja hacia ella, llevaba conmigo café caliente y agua por si la necesitaban. Ya se comenzaba a poner fresco el aire y comencé a buscarlos mirando hacia el final del glaciar, en eso llegó un porteador que llevaba un paquete con cosas para los turistas que subirían mañana con el guía peruano que estaba en la entrada del glaciar aclimatando con ellos.

Conversamos un rato mientras silbaba hacia abajo, no aparecía nadie por lo que decidió bajar; en un dos por tres ya caminaba por el sendero atravesando la morrena, mientras tanto yo seguía escudriñando alguna señal de mis compañeros. No se veía nada y comenzaba a hacer frío, el hombre ya volvía de la entrega, me dijo no saber nada de mis amigos, otra conversa, me compartió una fruta y nos despedimos.

24 de junio 2017.

Más o menos temprano, pero relajados y con la esperanza de que algún burrero subiera ese día comenzamos a desarmar el campamento que nos albergó por unos días. Todo listo y hoy no subió nadie, por lo tanto, tomamos nuestras mochilas y comenzamos el regreso a Cebollapampa. Yo me sentía bien, mi pierna tenía una pequeña molestia que yo esperaba que no se agudizara por el esfuerzo en la bajada. Admirando el paisaje que nos ofrecía esta parte de la cordillera Blanca de Perú, bajábamos a cierta distancia uno de otro, la idea era si se podía, llegar a Huaraz hoy; Tamara pretendía cambiar el pasaje y bajar esta noche a Lima, a nosotros nos daba lo mismo, queríamos tiempo para disfrutar y relajarnos en Huaraz, las capitales no me atraen mucho, prefiero los pueblos por la tranquilidad.

Cuando estuvimos juntos supimos que había unos buses y en uno de ellos, según Tamy, había cupos para nosotros, debíamos conversar con el chofer y así se hizo. El tramo que días antes habíamos cruzado a pie para cambiar de vehículo ya estaba reparado, por lo tanto, el viaje de vuelta fue directo hasta Huaraz sin detenernos en Yungay, viaje cansador pero bueno.

Tamara hizo sus trámites de cambio de pasaje y le resultó, así es que esa misma noche la fuimos a dejar al bus, pasado mañana me encontraría con ella en Lima para nuestra vuelta a Santiago, Elvis viajaba en otro horario, más temprano. Nosotros a pesar del cansancio acumulado durante el día caminamos buscando un lugar para disfrutar de la noche huaracina que es espectacular, sobre todo en la calle Simón Bolívar.

Así se fue esa última noche en la cordillera Blanca de Perú y nuestra “perruna” aventura en ella, con el sabor de la cumbre del Pisco y haber conocido un lugar más de esta América morena.

El Equipo

Foto: Elvis, Jaime y Tamara: Cordillera Blanca 2017.

 

"A los que no sean escaladores o montañeros, a los que no gocen de cualquier pasión, no podre explicarles el porque de nuestras actividades, tampoco lo iban a entender de todas formas..."

Iñaki Ochoa de Olza.