Pilar Occidental

Pilar Occidental

 

  • Altitud: 4036 msnm.
  • Ubicación: Glaciar Cortaderal - VI Región.
  • Fecha: Noviembre del 2013.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Ricardo Hernández (P. Alpinos)
    • Ulises Espinosa (Perros Alpinos)
    • Christian Quezada (Invitado)
  • Ruta: Cuarta Ascensión - Nueva Ruta "Canalón del Conejo PlayBoy".
  • Expedición: Beer Machine Climbing 2013.

Del Campamento "Antro" al Campamento "Sucucho".

Después de un intento a la Pared Norte del Cerro Torrecillas, donde anduvimos medio flojos o quizá con exceso de confianza, decidimos movernos desde el Glaciar Universidad al Glaciar Cortaderal, donde estaban varios de los objetivos principales del viaje como el Volcán Palomo y el Nevado Penitentes, y por supuesto el que nos quitaba el sueño a Ricardo y a mí, la Gran Torre del Cortaderal...

Despertamos en la mañana, y nos dispusimos a preparar el material técnico y la comida para estar al menos unos 10 días en la zona alta. El día estaba nublado, hacía frío y plumillaba, de hecho este fue el único día de toda la expedición donde cayó algo de nieve.

Poco después del medio día ya estábamos listos, mochila en la espalda y el resto de las cosas al trineo, salvo Quezada que iba solo con mochila, ya que una de las primeras noches su trineo salió volando. (En la bajada lo encontró...). El glaciar permanecía en excelentes condiciones, así que a excepción de Ricardo nadie más optó por usar los randonnés.

"La alarma debía sonar a las 07:00, no sé si sonó, pero pasé de largo hasta las 08:30 cuando lancé el grito para comenzar a movernos.

Comienza el movimiento, separar la ropa, comida, y todo lo estrictamente necesario que llevaremos para los aproximados 10 días que estaremos arriba, y dejar un abastecimiento en el "Campamento Antro". Ulises, "Cocho" y Hernández acomodan sus trineos para ir cerro arriba, el mío lo perdí la primera noche con viento rudo, por lo tanto subire con una mochila de mi tamaño.

¿El día? frío. Plumillaba nieve constantemente y a ratos se tapaba el portezuelo al cual debíamos salir. Ulises y Hernández quedaron atrás, el trineo en subida es todo un tema y con el peso de los 10 días siguientes es aún mayor..."

Christian Quezada.

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Foto: Pasando bajo el Pilar Meridional.

Partí detrás de Ricardo, pero al poco rato el trineo se le volcó un par de veces y se detuvo a arreglarlo. El mío había quedado muy estable, de hecho esta vez no me dio ningún problema, sería el único día en que no me daría problemas...

Me adelante bastante a los muchachos, seguía plumillando pero a ratos las nubes se dispersaban y dejaban pasar rayos de sol, las montañas aparecían y desaparecían tras ellas haciendo que el entorno se viera de otro planeta.

Disfrute la subida, estaba pesada, pero el paisaje era de ensueño, no habría cambiado el estar aquí ni por todas las cosas materiales del mundo.

Fui buscando las pendientes más suaves para no hacer tanta fuerza con el trineo, la subida era - a pesar de lo pesada - agradable. Al poco rato me di cuenta de que Quezada que cargaba solo con mochila me venía pillando, pero también se veía agotado, Ulises y Ricardo se habían quedado muy atrás, tanto que me preocupé un poco.

En la medida que nos acercamos al portezuelo para pasar al Glaciar Cortaderal, el cielo se cerró completamente. Corría mas viento y a ratos plumillaba con más fuerza, pensaba que al salir arriba la íbamos a pasar mal si el día no mejoraba un poco.

Christian me había adelantado cortando camino por una pendiente que yo tuve que rodear para que no se me volcara el trineo, pero estaba cerca, miraba hacia abajo y entre las nubes intentaba divisar a Ulises y Ricardo, no los veía.

Quezada ya estaba subiendo de manera directa al portezuelo, faltaba poco, pero acá la pendiente era fuerte y no permitía descanso, al parar el trineo tiraba con todo su peso sobre la espalda, y para rematar la nieve cerca de la salida se puso muy dura, así que costaba no resbalarse. Al final tuve que subir como enajenado para llegar donde la pendiente disminuía y... se podía ver al otro lado.

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Foto: Las nubes se disipan en el Glaciar Cortaderal...

"Al fin llegamos al portezuelo. Donde se concentra la mayor cantidad de viento, esperé a "Cocho". Elvis llega tirando con fuerza el trineo, la pendiente estaba ruda y el suelo era hielo, y se queda inmóvil, casi sin palabras, solo miraba de un lado a otro, la "Gran Torre del Cortaderal" se mostraba iluminada por uno de los pocos rayos de sol que escapaban del cielo gris, !Puta la wea linda! ... fue lo único que dijo..."

Christian Quezada.

"...Cuando llegue al plateau me arrodille, tome aire, llene mis pulmones y exhalaba, estaba con la cabeza abajo, respirando, intentando llenar mis pulmones con oxigeno, al levantar la cabeza vi el espectáculo más precioso que pude haber visto, un plateau brillante, resplandeciente, de un blanco perfecto...

...a la izquierda el imponente Volcán Palomo con sus casi 5000 mts esperándonos, no se veía la cumbre ya que estaba tapada con una nube que no nos regalo ni un segundo de su majestuosidad, y al fondo, al fondo estaba ella, aquella por lo que vine, la imponente Gran Torre del Cortaderal, saludándome, diciéndome aquí estoy y aquí estas...

...no pude contener mi emoción, unas lagrimas cayeron involuntariamente, cayeron sin saber que pasaría, si haría cumbre o no, pero con solo verla ahí con sus dos agujas y su hermosa canaleta central, llamándome, mostrándome la ruta, y yo por mi parte pidiéndole que me dé solo la oportunidad de hacer el intento, de dejarme subir y poner nuestra bandera cumbrera en su cima, prometiéndole que sería la más bella de mis conquistas...

Ricardo Hernández.

Cuando salimos al portezuelo las nubes comenzaron a disiparse, permitiéndonos ver uno de los espectáculos más lindos que he podido ver en montaña, y he visto muchos.

El Glaciar Cortaderal se mostraba con toda su majestuosidad, las montañas comenzaban a aparecer entre las nubes, los copos de nieve que aún caían brillaban con el sol, había poco viento, era como si el glaciar y los cerros nos dieran la bienvenida por estar ahí, por el esfuerzo que hicimos para llegar ahí. El momento fue mágico, aunque hubiera preferido estar con una mujer, Quezada era lo que había, y estuvimos un buen rato admirando el paisaje que teníamos frente a nuestros ojos.

Luego comenzamos a inspeccionar el sector para buscar el lugar de campamento, queríamos encontrar un buen lugar ya que acá estaríamos mucho más expuestos al viento que en el "Campamento Antro".

Bajamos un poco en dirección a la base del Volcán Palomo y cerca de la Gran Torre del Cortaderal, aquí encontramos un lugar bastante plano, algo cercano a la cascada de seracs que cae al valle pero a una distancia prudente. Nos comunicamos por radio con Ulises y Ricardo, ya habían llegado al portezuelo así que calculamos que en pocos minutos estarían con nosotros.

Con Christian empezamos a trabajar en la terraza y el muro del campamento, nos quedaba poco menos de una hora de sol, la idea era solo armar dos carpas, y mañana nos dedicaríamos durante el día de descanso a terminar bien el emplazamiento.

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Foto: Campamento II "Sucucho", Glaciar Cortaderal.

"...Caminamos por encima del glaciar en dirección a la Gran Torre, para dar con algún lugar óptimo para acampar. El paisaje es impresionante, es todo blanco, hasta donde se pierde la vista, rodeado por cerros de distintas formas y colores, es impresionante!!

Al caminar nos damos cuenta que junto al Cortaderal quedaremos muy expuestos a vientos de distintas direcciones, por lo que fuimos a los pies del Palomo, bajo un gran murallón y cercano al inicio de su ascenso..."

"...Ya encontrado el lugar, alrededor de las 17:00, con "Cocho" comenzamos a "palear" donde por esta noche asentaríamos 2 carpas. Luego llegaron Ulises y Hernández con cara de juguete, atónitos por la inmensidad del lugar. Ulises de la nada sacó una cerveza y todos saltábamos de alegría, estamos en el paraíso gélido!!"

Christian Quezada

"...Ya los chicos estaban trabajando en la excavación  e instalación momentánea de murallones perimetrales que resistieran algún mal clima, estábamos más alto y más expuestos, el frio se hacía sentir más que en el Campamento Antro, me enfrié, así que Quezada me hizo "palear" un rato para entrar en calor...

...Armamos solo dos carpas ya que se nos venía la noche, así que el "Cocho" compartió la carpa con Quezada y yo con Ulises. Descansamos un rato, sentía solo dolor, respiraba e intentaba relajarme, necesitaba lograr la calma. Una vez ya más compuestos nos reunimos en la carpa de "Cocho" a cenar unas latas de Porotos con Chorizo, hablamos de películas hasta tarde, nos reímos mucho, luego nos fuimos a acostar, fue uno de esos días muy rudos..."

Ricardo Hernández.

El siguiente día partió estupendamente bien, Christian calentaba agua para el desayuno y de repente plaf!!!, dio vuelta la olla hacia el interior de la carpa, después de algunas chuchadas no encontró nada mejor que usar un calcetín usado para secar, y estrujarlo en la olla que usábamos para calentar agua - Te fuiste al carajo!! - fue lo único que atino a decirle Ricardo, yo no podía parar de reírme...

Dedicamos el resto del día a agrandar el campamento para las otras dos carpas, y dejar listas la despensa, el baño, y el bar.

"...Palada tras palada construimos una especie de bunker con división de transito, cocina y depósito, resguardado del viento en varias direcciones. Podemos decir que el Campamento Sucucho es a prueba de bombas; y tira pinta!"

Christian Quezada.

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Foto: Atardecer sobre el Cortaderal...

El onceavo día de expedición partimos rumbo a la cumbre del Volcán Palomo, sabíamos que probablemente era la cumbre más sencilla de todos los objetivos, pero también era la más alta y sin duda la que tendría mejor vista desde la cumbre.

Comenzamos el ascenso a muy buen ritmo, muy confiados, el día estaba completamente despejado, no había ni un intento tímido de nube en kilómetros a la redonda. La jornada se veía prometedora.

Para resumir, el viento que nos comenzó a golpear desde temprano, y que yo pensaba que se iba a pasar, solo se fue intensificando en la medida que avanzaba el reloj y ganábamos altura, era exasperante, levantaba cristales de nieve que no dejaban ver nada, se colaba por todas partes.

Al final, a unos 300 metros de la cumbre, reunidos con Ricardo y Christian, decidimos bajar, no le encontramos mayor gracia a llegar a la cumbre más alta del sector a punta y codo, y no poder disfrutar bien de la vista, dicho esto, le echamos la culpa unánimemente a Ulises que venía más abajo, y comenzamos el descenso...

"Al ir bajando pensaba, "desde abajo se veía solo chala y mira la sorpresa que me dio este CTM...” el apaleo fue colosal, tener que bajar estando tan cerca, pero bueno, nos quedan más días para volver a hacer otro intento. La frustración es como un chicle, lo debes masticar un rato, hasta que se va el sabor, luego tienes que botarlo si o si...”

Ricardo Hernández.

A pesar de saber que con toda seguridad íbamos a subir el cerro, la bajada fue penosa. Habíamos empezado embalados con tres cumbres al hilo, y ahora llevábamos dos rebotes seguidos, y hacía varios días que no subíamos un cerro, se notaba un desanimo general en el grupo, que estaba claro era algo momentáneo, pero de todas formas era notorio...

Decidí hacer algo para que nos distrajéramos un poco, y después de meter la pata en una grieta les propuse a los muchachos ir a explorar el lado Este del Glaciar Cortaderal, así gastaríamos parte del día en hacer algo, en vez de estar en el campamento masticando la paliza que nos dio el Palomo.

Todos estuvieron de acuerdo y nos fuimos al fondo del glaciar a sacar más fotos, comer viento, y meter las patas en más grietas...

"Bajamos con el ánimo por la altura de Santiago, no hubo mucho intercambio de palabras hasta que "Cocho" dice si vamos a explorar, algunas fotos y de vuelta al campamento, molestos y decaídos, ni una sola palabra y cada uno a su carpa..."

Christian Quezada.

Fue bueno y entretenido explorar un poco, sacamos algunas fotos y regresamos a “Sucucho”, de todas formas estaba “picado”, pero sabía que tenía que cambiar el swicth y animar a mis compañeros. Me di un rato para sentarme y tomarme una buena cerveza, me relajé un poco y les pegue el grito a los muchachos para que nos juntáramos a almorzar y a planificar el siguiente cerro, había que dar vuelta la hoja...

De vuelta a las cumbres.

El objetivo era el Pilar Occidental, cerro que nos serviría como bisagra para retomar la senda exitosa. De su historia sabíamos que tenía tres ascensiones, por ambas aristas, todas realizadas por la fabulosa Expedición del Mañque del año 64, así que nos propusimos buscar una línea directa por la Cara Este.

Mientras nos acercábamos al cerro identificamos claramente un conejo en el inicio de un ancho canalón, este llegaba a la arista sur, y desde ahí se veía un largo de roca para llegar a la cumbre, esta sería nuestra ruta.

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Foto: Nueva Ruta, "Canalón del Conejo Playboy"..¿Ven al conejo?...

Quezada quería bautizarla “Canalón del Conejito”, pero para el resto de nosotros, que somos todos machos alfa, varoniles y seductores, lo encontramos muy mamón , así que decidimos condimentar el nombre de la ruta y dejarla como el “Canalón del Conejo Playboy”!!!.

El humilde homenaje de la "Beer Machine" al gran Hugh Herfner, que tantos buenos momentos nos hizo pasar cuando chicos, gracias a sus culturales revistas y películas, y es-culturales conejitas...

" La última definición fue si subir por el culo o por el hocico del conejo, se definió que sería más caballeroso subir por el hocico... Y comenzamos a subir. Nieve blanda y para arriba, pasamos de largo y retirado, no pudimos tocarle las orejas al conejo.

Al poco rato ya estábamos en el filo de nieve, alrededor de 60 metros rocosos nos separaban de la cumbre. Hernández se equipa, Ulises lo asegura y para arriba!..."

Christian Quezada.

Nos despachamos el canalón muy rápido, una hora o menos quizá, para llegar a la arista sur y prepararnos para escalar el último tramo hasta la cumbre, o eso parecía al menos. Cuando llegué al portezuelo Hernández ya había partido, Ulises lo aseguraba y los demás disfrutábamos la vista.

Ricardo escaló bastante bien el largo de roca, solo le faltaron unos 10 o 15 metros para salir arriba, pero no llegó, así que tuvo que armar una reunión, la cual como de costumbre le quedo a prueba de bombas, como 20 seguros conectados entre si...

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Foto: Abriendo ruta en el Pilar Occidental.

Subió Christian por la cuerda fija, al rato me fui para arriba y nos juntamos los tres, a Ulises lo aseguramos y subió desequipando, como venía último le toco pasar y terminar el largo, no tuvo mayores problemas salvo una gran roca que se movió, quedo media suelta, y justo sobre la cabeza de Quezada!!

Echamos la talla pero la situación era peligrosa, la roca era grandota, se había movido y quedado apenas sujeta, si caía pasaría justo por donde estábamos Ricardo, Christian y yo.

Ulises puso un seguro para anclarse y trató de moverla para que quedara más firme, pero no se la pudo, pesaba mucho.

Maniobramos para que Christian subiera a ayudarlo, a ver si entre los dos podían acomodar la roca, cosa que tampoco resultó muy bien, así que decidimos tratar de subir rápido y con cuidado de no pasar a llevar el camote.

Ulises escaló los últimos metros, y con una notable maniobra de oposición logró salir arriba, desde donde nos gritó de manera bastante eufórica que subiéramos.

De a uno fuimos saliendo, Ulises no estaba en la cumbre, se había quedado justo en un balconcito rocoso bajo el punto más alto del cerro, esperándonos para que subiéramos todos juntos...como los jaivas.

Occ 10

Foto: La "Beer Machine Climbing" en acción.

La alegría era total, volvíamos a la senda ganadora después del rebote en el Torrecillas y la paliza del Palomo,  necesitábamos esto, la cumbre del Pilar Occidental fue una verdadera inyección de energía y ánimo para el grupo.

El día estaba soleado y con algo de viento que no llegaba a ser molesto, la vista era espectacular, el Pilar Occidental está al medio del sector, o sea tiene visual hacia el Glaciar Universidad y el Glaciar Cortaderal, por lo que la cantidad de cerros y hielo que se ven desde acá es como dicen los jóvenes...”heavy”.

Nos dedicamos un buen rato a sacar fotos, tomar coordenadas y simplemente disfrutar la vista. También exploramos un poco la arista cumbrera para ver si podíamos bajar por otro lado de manera más sencilla, ya que nos estábamos quedando cortos de cordín rapelero, y queríamos tratar de ahorrar.

Al final no se veía ninguna bajada lógica por el otro lado, así que optamos por irnos a la segura y bajar por donde mismo habíamos subido.

Pusimos un cordín en una roca bastante firme, Ricardo bajó primero y cuando armó la reunión, 30 metros más abajo pegó el grito. Siguió Christian y luego Ulises, yo me quedé disfrutando un rato la soledad y la vista desde la cumbre, y baje, no sin antes tratar de poner una piedra que sirviera de “tope” para la cuerda, en una fisura por donde ya veía que se iba a trabar.

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Foto: En la reunión "termonuclear" de Hernández.

Llegue a la reunión, me aseguré y acomodé como pude, estábamos en una zona bastante vertical, pero quedamos cómodos. Ulises debajo mío, Ricardo a mi izquierda y Christian a la derecha, mas agarrado que gato en bote...wena!!

Con Ricardo comenzamos a tirar la cuerda y no corrió casi nada, pero antes de comenzar a repartirle improperios al mundo, nos dimos cuenta de que era una cosa de ángulo, o esa esperanza albergábamos.

Christian estaba en mejor posición para tirar, en línea recta con la cumbre, así que le pasamos la cuerda y no tuvo problemas en recuperarla...uf!!, menos mal.

En la subida no habíamos llegado desde el portezuelo a la cumbre con 60 metros, así que teníamos la duda si alcanzábamos a llegar al portezuelo con el segundo rapel, por suerte después de hacer toda la maniobra, calculámos que llegábamos sin problemas, digo calculámos por que como siempre pasa, al tirar la cuerda para abajo se termina enredando y quedando atascada por ahí.

Rapelamos según la ubicación en la reunión, para que todo fuera más fluido, llegamos sin inconvenientes al portezuelo donde podríamos guardar el equipo técnico y bajar  más rápido.

Occ 12

Foto: En la cumbre del Pilar Occidental.

Aún había sol, estábamos a buena hora, pero el trayecto desde la base del cerro al campamento eran su buen par de kilómetros que en la mañana se nos habían hecho muy largos, y eso que habíamos dormido bien, ahora con el cansancio de la subida, nos daba aún más flojera pensar en la vuelta.

El descenso por la canaleta fue rápido, había algunos tramos de pendiente fuerte, pero aprovechando las huellas de la subida bajamos de frente sin problemas.

Una vez abajo era puro caminar. Nos fuimos tranquilos, tratando de alcanzar el sol, ya que la sombra del “Occidental” nos iba pillando en la medida que caminábamos hacia el Campamento. Íbamos relajados echando la talla, felices con la cumbre, tan relajados que de un momento a otro Hernández mete la mitad del cuerpo en una grieta.

Con Quezada nos matamos de la risa mientras sacábamos fotos, grabábamos y le tirábamos nieve en la cara...nooo, broma, nos pusimos atentos, nos fijamos de estar en un lugar firme y cuando ya empezaban los preparativos para ayudar a Ricardo, este salió solo, sin mayores problemas.

Occ13

De todas formas el susto nos alertó, nos acordamos que estábamos en un glaciar que aun no conocíamos bien, y nos fuimos más atentos. Llegamos a “Sucucho” justo cuando el sol ya se ocultaba tras el Pilar Occidental.

Habíamos vuelto a las cumbres, estábamos de vuelta.

Autor: Elvis Acevedo.

 

"Regresad vivos, regresad como amigos, llegad a la cumbre. Por este orden…"

Roger Baxter-Jones.