Cerro Pequeño Alpamayo
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Julio 6 - 2014.
05:00 am, muy temprano nos levantamos hoy, hace ya 3 días que estamos en este hermoso lugar, tomamos desayuno y comenzamos a caminar, aún estaba oscuro, el sendero es bastante claro y parejo en un principio y va directo por la derecha hacia el fondo del valle, pero hay tramos en que se pierde sobre todo en la cercanía del glaciar, esa gran masa redonda de hielo que cae desde el Tarija y el Pirámide Blanca y que tapa el final del este valle.
Colocarse los grampones, arnés, polainas, etc, todo un show, es obligatorio, desde acá el cuento es otro, debemos subir esta masa redonda de hielo que ya no para hasta la antecumbre del Tarija, la noche aún es negra, delante nuestro, en lo alto, las luces de las linternas de quienes venían delante de nosotros, se van moviendo lentamente...
En minutos ya estamos también tomando el peso al glaciar, que en esta parte es “hielo cristal” y con agudas y filosas salientes que se quiebran al paso de nosotros, lentamente comenzamos a ganar metros zigzageando hacia arriba , el sonido de los grampones al chocar con la masa de hielo se transforma en melodía para mis oídos, solo quiero que aclare pronto, el tema “grietas” me inquieta y preocupa, por lo que se divisaba desde el campamento, una caída por tropezar acá, es no parar hasta chocar con las rocas al fondo.
Foto: Aclimatando en el Bar Inglés, La Paz. |
Me siento físicamente bien, las piernas y la respiración están muy bien, voy a mi ritmo, Claudio me ha sacado algunos metros, pero no tengo apuro. Comienza a salir el sol y la vista es inmejorable, espectacular, el contraste entre lo blanco y el azul del cielo es indescriptible, siento una gran felicidad y estoy disfrutando cada minuto de esta aventura. |
Ahora ya estamos en nieve dura, el hielo quedó abajo, vamos caminando juntos con Claudio, los demás vienen atrás, cada uno al paso que más le acomoda, vamos por una huella muy marcada que lleva finalmente hacia el Tarija y el Pequeño Alpamayo, no hay grandes problemas, aunque igual vamos atentos a la señales del camino, ya hemos sobrepasado a varias personas que salieron antes que nosotros, el tema físico les ha pasado la cuenta.
Estamos sin reloj, pero deben haber sido cerca de las 11.00 am cuando llegamos a la cumbre del Tarija, detrás de nosotros llega Cristian, una muy buena vista sin nubes desde esta cumbre, nos presenta al Pequeño Alpamayo, mi sueño desde hace algunos años. Pasados 15 minutos la “manada” está completa, las fotos de rigor, los abrazos, estamos contentos.
"Con Juan Carlos nos fuimos en la cola del grupo, solo viendo como Jaime, con 30 años mas que nosotros, nos destrozaba el ego con su estado físico. Conocíamos el camino, el 2012 hicimos cumbre en el Tarija con el propio Juan Carlos y Claudio, que ahora también era parte del grupo. Tenía algo de emotivo que los tres nos repitieramos el viaje, con el Pelao Correa no había escalado precisamente desde aquel viaje, dos años habían pasado y mucha agua bajo el puente, ahora nos encontrabámos nuevamente en las montañas..."
Elvis Acevedo.
Foto: Juan Carlos y Elvis hidratándose en el Campo Base. |
Destrepamos el Tarija hacia el NE, buenos agarres en la roca lo hacen más rápido, abajo nuevamente grampones, la vista al filo cumbrero desde acá “intimida”, pero ya estamos aquí y a esto vinimos, solo queda...”irpalante”. Saliendo de las rocas hay un filo sin mucho declive pero con una gran caída hacia ambos lados, caben casi solamente los pies al caminar, luego una subida y sobre la misma una bajada directa hacia una grieta que requiere de un pequeño salto para pasarla. |
Luego de esto comienza la subida por el filo hacia la cumbre, la nieve está bastante dura y el agarre de los grampones es muy bueno, solo hay que ir paso a paso ganando metros.
"Ya con sol y un día bastante grato, llegamos a la cumbre del Tarija por segunda vez con Juan Carlos y Claudio, Ricardo y Jaime debutaban en las cumbres Bolivianas. El cerro estaba mas seco que el 2012, lo que hizo mucho mas fácil la trepada a la cumbre; la vez anterior había estado bastante expuesta.
Descansamos un rato en la cumbre, tomamos algunas fotos, nos felicitamos, lo de siempre. Nos sacamos los fierros de las patas y empezamos a destrepar el Tarija hasta llegar a la base de la arista SO del Pequeño, acá parar y equiparse de nuevo, miramos el terreno y luego de pasar un primer tramo bastante angosto y con una salida algo agrietada, decidimos darle a la ruta sin cuerda, la nieve estaba dura y solo había que estar concentrados"
Elvis Acevedo.
Claudio y Cristian adelante, tras de mi Juan Carlos y el "Cocho". Poco a poco la ruta se va “parando”, y hay que clavar firmes los piolets. Las nubes comienzan a llegar, algo típico de la hora, por eso todos estos cerros se suben a primeras horas. Sin mayores contratiempos llego a la cumbre, solo que a ratos no se ve nada, estoy muy contento con este lindo triunfo. |
Foto: En la Arista SO del Pequeño Alpamayo. |
Al rato nos juntamos todos, las nubes vienen y van, se vienen los abrazos, las felicitaciones, fotos, algunos lagrimónes de emoción se dejan ver, hay poco viento, si bien hay nubes no hace frío, es un día de esos casi perfectos para subir un cerro. Estuvimos un buen rato arriba, ahora, ya casi con nula visibilidad, decidimos comenzar la vuelta al campamento.
"La escalada de la arista fue estupenda, ni tan difícil como para asegurarla, ni tan fácil como para relajarse. La nieve estaba dura y los piolets y crampones entraban bien, miraba hacia arriba y veía a Ricardo aforrarle al hielo con mucha vehemencia, !se va a cansar!, pensaba, por mi parte solo me preocupaba de gastar la energía justa en cada golpe, venía muy mal del estómago y ya tenía en cuenta de que la bajada me iba a costar bastante.
Me junté con Jaime, Ricardo y Claudio en un pequeño balcón donde la pendiente cede un poco y permite descansar, miré hacia arriba y me di cuenta de que estábamos al lado de la cumbre, no faltaba nada, ya entraban nubes, pero no nos preocupaban, lo único malo es que nos iban a tapar la visual cuando llegáramos arriba.
Foto: Cumbre en el Pequeño Alpamayo. |
Cuando llegó Juan Carlos, que para este viaje venía muy en forma... en forma de pelota, continuamos la subida. Los últimos metros me salió la sensibilidad, y a pesar de no ser la cumbre más difícil, ni la más alta, y quizá tampoco la más linda que haya escalado, tuve que detenerme, respirar, y seguir muy lentamente las huellas de mis compañeros que ya estaban celebrando arriba. |
Nos abrazamos fuerte, nos felicitamos por esta bella cumbre, las nubes ya cubrían todo, pasaban volando de un lado a otro, me hice a un lado y agradecí a Dios y a tanta gente que estoy seguro que nos cuida en cada locura que hacemos, cada uno cree en lo que quiera, yo creo que nunca hemos escalado solos.
Después de un rato de disfrutar comenzamos a bajar con nula visibilidad, dos o tres metros a lo mucho, así que para no meter la pata tan lejos de casa, hicimos un par de rapéles que nos dejaron en la base de la arista, luego el cruce del terror por la zona de grietas y el filo más angosto que el colaless de una amiga, que con poca visual fue un tramo algo estresante por decirlo menos.
Superado este tramo, volver a subir a la cumbre del Tarija y tomar la huella tipo carretera panamericana que en algunas horas más nos dejaría en nuestro campamento, no con una nueva cumbre, sino con una nueva experiencia de vida, una muy hermosa que se escribió en nuestra memoria en las duras y heladas pendientes de los hielos bolivianos...
Elvis Acevedo.
Autor: Jaime Wastavino.
"Cree lo suficiente en lo que haces como para que no te importe lo que piensen los demás"
Mark Twight.