Cerro Panamericano
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Algo de Historia.
Nuestra relación con el Panamericano se remonta al año 2005, cuando realizamos el primer intento a esta montaña que alguna vez divisamos desde el Puntiagudo y que tanto nos llamó la atención.
En esa oportunidad logré convencer a Jaime Wastavino, Norberto Alarcón y Freddy Grey para que fuéramos a hacerle un intento, por una ruta que se me había ocurrido gracias a una foto que mi amigo del DAV, Jorge Hess, compartió conmigo.
Esa salida tuvo todo el condimento de un cerro desconocido, el mal clima y la escasa visibilidad nos dejaron a 4000 msnm, justo donde uno se asoma a la Arista Sur, y se tiene una espectacular vista del glaciar colgante, que en esa oportunidad apenas logramos ver entre las nubes. No tuvimos éxito, pero la ruta se demostró factible de realizar.
Foto: Norberto durante el intento del 2005. |
Regresamos el 2007, nuevamente con Norberto y Jaime, y sumamos a este intento a Roberto Toro, un equipo fuertísimo. La confianza era alta, con "Nolo" veníamos de subir el Tupungato hacía pocas semanas, con Jaime habíamos estado saliendo mucho durante aquel verano, entre otras cosas nos habíamos embolsado la Punta Camanchaca y el Corona, nos sentíamos fuertes (No de ala, sino de físico, bueno, de ambas) |
Abrimos huella desde muy abajo, Jaime se retiró pronto debido a una fuerte tos, con "Thorin" y "Nolo" logramos montarnos sobre el glaciar y avanzar todo lo que pudimos, pero la hora, la nieve honda, el viento y el agotamiento, nos hicieron desistir a unos 200 metros de la cumbre.
El clima estuvo bueno salvo por el implacable viento que nos azotó todo el día y la gran cantidad de nieve que el cerro tenía acumulada para esas fechas.
Cuatro años después - el 2011 - fuimos una vez más con Jaime Wastavino y con mi compañero de tantas Juan Carlos Caro a Termas de Colina, con la intención clara de intentar el cerro, pero el clima no nos permitió siquiera partir, estando en la Termas con una fuerte tormenta decidimos ir a la Punta Ventanas, no tenía ningún sentido intentar el cerro así.
Abril del 2012.
Llegando de la Punta Santiago me puse a mirar el calendario y me di cuenta que este año tendremos muchos feriados, el más próximo era el de Semana Santa, 3 días.. pensé un rato.....era hora de volver.
Con bastante anticipación les envié un e-mail a Jaime y Juan Carlos para que se pudieran programar, para mí era importante ir al cerro con un grupo ultra súper híper confiable porque esta vez estaba decidido a subir como fuera. Afortunadamente los dos se anotaron de inmediato, el equipo estaba formado, nos íbamos al Panamericano.
Foto: Glaciar Sur del Panamericano. |
Jueves en la noche y las rondas de cerveza con mis compañeros de laboratorio corren, me llama Juan Carlos, llamo a Jaime, últimas coordinaciones y ánimo, tenemos un buen amigo accidentado con múltiples fracturas, la cumbre irá para el... Llego a mi casa tarde, algo "pasado", tanto que no quiero armar la mochila sino ponerme a dormir. Me lavo la cara, pero finalmente me gana el sueño... |
Pongo el despertador a las 05:00 am, tiempo suficiente para preparar las cosas, tomar desayuno, bañarme y partir al departamento de Juan Carlos para después ir a buscar a Jaime. Todo sale tal cual, pasadas las 09:00 am ya estamos con mis compañeros tomando desayuno (de nuevo) en San José de Maipo.
Nadie habla mucho del cerro en sí, todos sabemos lo que tenemos que hacer...
Día 1: Aproximación.
Comenzamos la caminata en Termas de Colina, siguiendo el mismo camino que lleva al Cerro Puntiagudo. El día estaba despejado pero no hacía mucho calor, esta zona suele ser bastante ventosa. Las horas pasaron rápido, nos mojamos los pies para cruzar el estero y con Juan Carlos nos fuimos por el sendero que va junto al río en vez de tomar el que siempre usamos, y que se va a media ladera, llegando directo a la planicie donde un par de pircas indican el lugar de campamento. Por culpa de eso tuvimos que subir una última pendiente de tierra para poder encontrarnos con Jaime que había tomado el camino correcto.
Una vez que nos juntamos nos fumamos un "pucho" antes de armar la carpa, caminamos rápido y llegamos a buena hora, aún había sol, teníamos tiempo para holgazanear un rato y por supuesto observar el cerro que estaba seco, salvo por el glaciar superior. Nunca lo había visto tan seco en mis intentos anteriores, quizá eso nos permitiría avanzar más rápido.
Foto: Tarde ya, en el Glaciar Superior durante el intento del 2007. |
Se puso el sol y llegó el frío, así que nos acostamos temprano. La partida sería de madrugada, despertar a las 03:00 para salir una hora más tarde, la luna nos acompañaría. Yo dormí bien, Juan Carlos igual, Jaime se quejó de que no durmió nada, sus ronquidos deben haber sido mi imaginación. Día 2: Éxito. Sonó el despertador, mis compañeros se hicieron los lesos pero mi entusiasmo ganó, quiero subir ese cerro, !arriba!, a tomar desayuno. |
Todo fue rápido, pasadas las 04:00 ya caminábamos por el mismo sendero que conduce al Paso Fronterizo Nieves Negras, la luna lo ilumina todo, las linternas frontales son solo un adorno.
Fueron un par de horas de marcha tranquila, cada uno a su ritmo pero sin separarse mucho, el paisaje iluminado por la luna era de otro planeta, el Glaciar Sur del Volcán San José botaba seracs que retumbaban a pesar de la hora, no hacía frío, por ahora había poco viento, la caminata por el sendero era fácil, ideal para precalentar, la única precaución era no salirse ya que en algunas partes era algo difuso, pero siempre lo encontrábamos de nuevo.
Cuando llegamos a la parte superior nos salimos del sendero y enfilamos directamente hacia la montaña, por acarreos llegamos a la base del cerro, lugar ya conocido por nosotros, acá el viento era fuerte, nos refugiamos detrás de unas rocas por unos minutos para intentar descansar, teníamos sueño pero el viento bajó mucho la temperatura, comenzaban a doler los dedos de las manos, al poco rato decidimos continuar.
Foto: Roberto en el intento del 2007, duras condiciones esa vez... |
Llegamos a la ladera SO del cerro con las primeras luces del día. Hacia arriba se veían bastantes farellones que cortaban la pasada, pero siempre parecía haber algún punto débil. "Lento pero accesible" me dijo Juan Carlos, "Fuerte y derecho" le contesté, estábamos muy animados. La subida era de cuidado por las rocas que podían rodar, pero subiendo tranquilos no tuvimos ningún problema. |
Lo que más nos complicaba en esos momentos era el incesante viento, fuerte, de todas partes, aburría, congelaba, lo enfriaba todo, te sacaba el gorro, te dolían los dedos, no podíamos hacer nada, nos faltaba mucho para el sol al que ya veíamos iluminando los cerros del otro lado del valle, lejos... muy lejos...
Después de varias horas de fría pelea ya estábamos cerca del Filo Sur, desde donde se ve el espectacular Glaciar Colgante del Panamericano, ahí el sol ya iluminaba, pero yo me imaginaba que la ventolera se iba a intensificar al estar más expuestos.
No fue así, el viento siguió igual por un rato para después darnos algunos minutos de calma, el sol calentaba menos que la Car....., seguíamos entumidos. Ahí paramos un rato, no lo habíamos hecho desde que salimos de la carpa, solo paradas cortas, ahora nos hidratamos, comimos algo, lentes, bloqueador, y la espectacular vista que se nos habría hacia todas partes.
Foto: Arista final, la cumbre destaca al fondo. |
Decidimos continuar, la primera parte de lo que venía la conocía solo yo, Jaime no llegó hasta acá en el intento del 2007 y Juan Carlos era la primera vez que venía. Me sorprendió lo seco que estaba, y comprendí que sería bastante más sencillo pasar por el filo que da a la parte superior del glaciar, que en el intento anterior, cuando piolets en mano tuvimos que realizar una corta pero expuesta escalada en hielo y nieve de mala calidad. |
Así fue, el filo si bien es algo angosto en algunas partes se pasa con facilidad estando seco. Arriba el glaciar también facilitaba las cosas, por el lado derecho no había nieve, así que donde nos hundimos hasta los muslos la vez anterior, ahora avanzábamos muy rápido; en esta parte pensé, "Lo tenemos, es nuestro"...
Así nos fuimos aproximando a la arista final, les saqué algo de ventaja a mis compañeros, el entusiasmo creo que me llevaba un poco enajenado hacia la cumbre. Tantas veces miré la foto del cerro que teníamos desde el Puntiagudo, que me imaginaba la arista final al detalle. Suponíamos que tendríamos que realizar algunas trepadas locas y que con toda seguridad la llegada a la cumbre tendría algo de emoción por tener que escalar algún corto tramo rocoso, pero cuando me asomé a la primera parte de la arista y no pude pasar, pensé, "Cresta, no se va a entregar tan fácil"...
Mi primer intento de conectar la arista falló, esta tenía menos de un metro de ancho y la caída hacia el otro lado era considerable por decirlo poco. No me compliqué y perdí un poco de altura para rodear la cresta cimera por la derecha y llegar a un pequeño collado donde comenzaba la arista completa, ya que esta primera parte era solo un resalte.
Miré bien y la tendencia fue más bien al desánimo, "No podemos perderlo tan cerca" pensaba. Seguí moviéndome entre las piedras gigantes, una sobre otra, "si temblara ahora..."
Foto: El desconocido Manu Tara y la Cara Sur del San José. |
Parecía que todo podía venirse abajo en cualquier momento, pero me las arreglé para llegar a un punto donde había que realizar una corta trepada no muy complicada, pero con una caída a la izquierda de unos 800 o 1000 metros hasta el fondo. Si se me ocurría la genial idea de caer ahora, no me iba a dar con nada hasta llegar al suelo, no valdría la pena siquiera ir a buscar lo que quedara de uno, mejor servir de abono a la tierra. |
Habían buenos agarres, era sencillo, pero... se me atascó la pata!!!. Tuve que bajar como pude y cuando llegué al comienzo justo llegaron mis compañeros. Nos reunimos, descansamos un poco y decidimos continuar.
Juntamos dos cordines que teníamos de 10 metros cada uno, al menos servirían para poner algún pasamanos sicológico, por que más que eso no era. Jaime pasó primero por donde me atasqué yo, como es más chico no tuvo problemas, después pasamos con Juan Carlos con una que otra dificultad para salir arriba.
Luego venían algunos metros sencillos entre piedras grandes donde la arista se ensanchaba un poco, me adelanté para ver como venía la cosa, una bajada, una pasada angosta con caída a ambos lados, un murallón fácil y la arista se quiebra hacia el sur, aquí paré y de nuevo pensé..."fregamos"...
Foto: Jaime y Juan Carlos al inicio de la arista rocosa. |
Se veía al filo cada vez mas "acuchillado", más angosto, más inestable, mas cualquier cosa menos fácil. Al final veía una roca larga con forma de "puro" que parecía ser la cumbre "y si llegamos capaz que ni podamos subir esa $%$&% sin equipo" pensaba. Avancé lo que pude hasta llegar a una roca lisa de unos 2 metros de alto, no completamente vertical, de unos 60º. Por la izquierda se podía intentar pasar, por la derecha no había forma. En eso estaba cuando me alcanzaron Jaime y Juan Carlos. |
El tema se estaba complicando, la ruta era bastante expuesta y nosotros sin nada de equipo. Habíamos pensado en trabajar en hielo, trajimos crampones y piolet, y el cerro resultó estar mucho más seco de lo pensado, la apuesta falló, ahora había que decidir... decidir cuanto estábamos dispuestos a arriesgar...
Pensé un rato, "Cresta, el Panamericano....", hay montañas que te piden arriesgar un poco más, esta era una. Decidimos seguir con cuidado, arriesgar un poco mas no significa hacer tonteras, teníamos todo bien controlado, solo había que estar bien concentrados.
Vi una pequeña piedra que servía de apoyo para el pie, esta mas un poco de impulso me sirvieron para llegar a la parte alta de la roca lisa, agarrarme con los brazos y con cero técnica y harta fuerza bruta salir arriba, donde quedé sentado "a caballo". Así me moví un poco hasta poder apoyar los pies en una roca al otro lado, impulsarme y pasar, subir un par de metros y quedar en una roca plana, ahí me relajé un poco.
Después baje y llegue a una especie de collado entre dos gendarmes pequeños, amarré el cordín para que mis compañeros pudieran usarlo de pasamanos, pero solo me siguió Jaime, Juan Carlos decidió esperarnos ahí.
Estaba tapado por una roca grande; por la izquierda no podía pasar pero por la derecha parecía que sí. Por ese lado bajé un par de metros y realicé un traverse por abajo de la roca, para después trepando por bloques grandes volver a montarme sobre el filo. Seguíamos avanzando de a poco, metro a metro por la arista.
Foto: Jaime escalando con un buen "patio" detrás de él... |
Quedé en una situación similar a la anterior, tapado por otra roca, esta vez mucho más grande. Me asomé por la derecha y no había forma, por la izquierda podía ser, habría que avanzar un poco y mirar hacia el otro lado, desde acá no se veía nada, tendríamos que ir a ver. Decidí esperar a Jaime, era bueno mantenernos juntos, aunque me imaginaba que ya vendría medio lateado queriendo devolverse. |
La verdad mientras se viera alguna mínima posibilidad de continuar yo no pensaba volver...
Llegó y no me costó tanto convencerlo, "veamos desde ahí y decidimos, solo unos metros más", le comenté, ¿como vamos a bajar?, me contestó, "a la vuelta cachamos" le dije, se rió...
Se había traído el cordín, que la verdad, así como lo íbamos usando era casi un adorno, pero como no sabíamos lo que venía más adelante, en una de esas podía ser útil.
Bajé unos metros por una piedra bastante lisa, hacia abajo se veía la larga caída que me esperaba si me equivocaba, pero no pensaba hacerlo así que esos metros no me producían nada. Después con cuidado fui rodeando la roca y logré asomarme, vi bloques firmes por donde trepar, eso me dio ánimo, miré a Jaime y le dije "yo creo que lo vamos a sacar viejo", por la mirada que me pegó, tiendo a pensar que no me creyó mucho.
Subí por las rocas, terreno fácil, siempre bastante expuesto eso sí. Llegué a un punto donde por enésima vez parecía que no se podía seguir, a mi derecha una pasada levemente extraplomada, con la caída directa al largo precipicio, la roca parecía buena, pero era una locura, si llegábamos a pasar como cresta bajábamos eso. A mi derecha un par de metros de trepada hasta el filo, "Voy a ver por ahí", "ya pos Panamericano, danos una mano", pensé. Me asomé al filo, miré hacia al lado y la arista se ensanchaba lo suficiente como para continuar, me reía solo a esas alturas, "Menos mal que somos porfiados"...
Foto: Con el Volcán San José de fondo. |
Por la arista por fin pude seguir caminando. Habían pasadas angostas que ni me acuerdo si eran fáciles o difíciles ya que iba embalado, directo al torreón final, casi convencido de que iba a ser liso y no iba a poder subirlo. Me fui acercando y comencé a verlo más fácil, menos alto, con mas agarres, no tan complicado como se veía de lejos, "siempre se ve mas difícil de los que es". Llegué a la base, lo miré unos segundos y me mandé para arriba... |
Desde el otro lado de la arista Juan Carlos me gritó "Como vay a bajar weooooonoooooo", y me detuve por un momento, ensayé un par de movimientos de bajada y dije "aaah, ta papa esta wea", dos estiradas mas y... cumbre, eran las 12:50 pm.
Cresta, que difícil es traspasar a letras las sensaciones, emociones, todo lo que sentí al llegar arriba. Como poder explicarle a alguien que no sube montañas todas las motivaciones por llegar ahí, como hacerle entender lo tremendamente importante que es para uno lograr algo que pareciera no tener ninguna utilidad, recordé el libro "Los conquistadores de los inútil", que feliz me sentía en ese momento, con toda la inutilidad de estar ahí...
La cumbre era pequeña pero cómoda, grité fuerte, levanté los brazos y agradecí a Dios como siempre, a los que ya se fueron, a los que nos acompañan de una u otra forma, con su preocupación, sus buenas vibras, su ánimo, a quienes nos guían desde arriba, o desde abajo, da igual mientras nos guíen bien, en fin, a tanta gente recuerda y extraña uno estado tan lejos...
Busqué una pirca con algún testimonio de cumbre, no encontré nada, me dio lata, yo sabía que el cerro si tenía ascensos registrados, por eso pensaba que arriba íbamos a encontrar algo, pero no fue así.
Foto: Torreón cumbrero del Cerro Panamericano. |
Me acordé de Jaime, ya había logrado superar la última parte difícil y venía avanzando por la arista, "me va a retar este won por porfiado" pensaba, ya que Jaime es bastante más cauto a la hora de arriesgar. Mientras llegaba hice la pega que siempre hago en estos cerros poco conocidos, sacar el GPS, tomar las coordenadas etc. Ya me estaba dando frío, corría bastante viento, pero mi alegría por estar ahí seguía intacta y la vista en todas direcciones, era hermosa. |
Ya estaba listo con el GPS cuando llegó Jaime a la base del torreón, así que le indiqué por donde subir, lo filmé con la cámara y lo ayudé un poco, se asomó a la parte superior y se vino el abrazo cumbrero. Tanta emoción contenida, con Jaime estuvimos en los dos intentos anteriores del 2005 y 2007 y ahora en el del 2012, el exitoso, esta vez la tercera fue la vencida.
Jaime estuvo muy poco rato en la cumbre, después de algunas fotos decidió bajar de inmediato, asumí que quizá estaba un poco preocupado por la bajada, así que me despedí de la cumbre para que bajáramos juntos, "con toda calma la hacemos" le dije, "nos sobra el tiempo".
La destrepada por la arista fue sencilla, o al menos entre lo contentos que íbamos y lo calmados que la hicimos así nos pareció.
El único punto algo más complicado fue la roca final, esa lisa donde nos esperó Juan Carlos, donde decidí bajar por el lado y por poco me voy de "hoci" hasta Argentina. Pero no pasó a mayores.
Foto: Elvis y Jaime en la cumbre del Panamericano. |
Era temprano cuando llegamos al final de la arista donde ya no habían dificultades, estaba hecho, lo que venía era una bajada larga pero sencilla, donde lo más complicado que tuvimos que enfrentar fue el viento. Este venía desde abajo, daba en la cara, sacaba las capuchas del cortaviento, enfriaba los ánimos, nos tenía realmente "chatos", todo el maldito día de subida y de bajada, metidos en una ventolera de aquellas. |
Llegamos a la carpa a eso de las 17:00 hrs aprox, 13 horas después de haber salido con dirección a la cumbre. 1500 metros de desnivel vertical y una arista que nos pilló de sorpresa, pero que supimos sortear con tranquilidad. Estábamos felices, antes de cualquier cosa nos sentamos en una piedra y nos fumamos un merecido pucho.
Después vino el relajo, dormir un poco, comer, hidratarse, pegarse una bañadita en las gélidas aguas del estero, todo con ese grato y agradable ambiente que se genera cuando se a hecho un buen trabajo, todos contentos, relajo total, a disfrutar un rato el cerro antes de pensar en nada más.
Día 3: Regreso.
Al día siguiente comenzamos el regreso, desarmamos el campamento y alrededor de las 10:00 am enfilamos hacia Termas de Colina.
Foto: Juan Carlos, Jaime y Elvis. Equipo completo. |
El día estaba nublado, habían anunciado que venía malo así que decidimos salir rápido para evitar sorpresas. Nada paso, salvo las últimas ráfagas de viento que nos despidieron de la zona, llegamos sin problemas al jeep y de ahí a la ciudad, llenos de una nueva experiencia de montaña, la que nos dio un cerrazo como fue el Panamericano. Y nada... |
Autor: Elvis Acevedo.
"La verdad no te hace libre, sólo impopular"
Sol Stein.