Cerro La Paloma
|
Fue la época en que más salidas organizamos a través de la comunidad Tricúspide. De manera bastante consecutiva se habían intentado y/o ascendido el Puntiagudo, el Bismarck y el Mirador del Morado, con un grupo humano que comenzaba a repetirse dando un indicio de lo que sucedería en el futuro.
Fue en este último cerro; el Mirador, donde nació la siguiente idea montañera. Nos trasladaríamos al Cajón de Yerba Loca, a los dominios del Cerro La Paloma. El grupo se armó y lo conformaban Fernando Fainberg de Valdivia, Rodrigo Olea y su pareja, José Luís Troncoso, Juan Carlos Caro y Elvis Acevedo.
Partimos un viernes en la tarde compartiendo trasporte con un grupo que iba al Plomo, nos bajamos en Yerba Loca y después de pasar por la portería y dirigirnos a Villa Paulina comenzamos a caminar. Seguimos un sendero por el lado oeste del cajón, recomendación de José Luís, y que fue errónea, ya que después tuvimos que cruzar el río por un lugar bastante complicado, con lo cual el "Lascar" se convirtió automáticamente en el blanco de todas las tallas de la salida.
Foto: Compartiendo en el campamento. |
Ese viernes avanzamos solo un par de horas y armamos campamento, mañana debíamos llegar al fondo del cajón e instalar nuestro campamento en la base de la montaña. El segundo día amaneció despejado, pero a medida que pasaron las horas se fue nunblando. Durante todo el día caminamos hacia el fondo del cajón, pasamos de largo Piedra Carvajal, ya que queríamos instalarnos lo más arriba que pudiéramos. |
Avanzando por terreno rocoso y disparejo nos ubicamos en una especie de filo, y avanzamos por el hasta encontrar un lugar para instalar la carpa, ya las nubes habían bajado y la visibilidad era poca. Con Juan Carlos preparamos una terraza e instalamos el campamento dispuestos a darnos una buena comilona, como siempre.
La terraza quedó algo inclinada pero nada insoportable, además comenzó a correr una fuerte ventolera que puso a prueba la fiel carpa "mountaingear" con la que contábamos en esa época y que como siempre, se comportó a la altura de la situación. Después de las típicas labores de campamento nos fuimos al sobre.
Pastas tres minutos con atún, pan y milo, ese fue mi desayuno y el de mi cordada. Con el “Lobo”, en ese tiempo ya compartíamos algunos gustos como el comer, siendo esta nuestra tercera salida y la primera vez que hacíamos cordada.
Partimos con la penumbra, no tan temprano. Al poco rato ya estaba claro y podíamos ver el paisaje y la ruta a seguir, había sol, lo que al igual que ayer solo duraría la mañana.
Foto: Campamento Alto. |
Avanzamos cada cual a su ritmo, subían más personas por la misma ruta. Pasaban las horas y las nubes comenzaban a cubrir el cielo, el viento comenzaba a soplar con más fuerza y nos dimos cuenta de que teníamos que apurar el paso, algo difícil, la nieve blanda de algunos tramos nos tenía bastante agotados. Cuando llegué al filo me topé a dos muchachos de otro grupo bastante apunados, los saludé y seguí mi camino, se me había olvidado que este cerro llega casi a los 5000 msnm. |
Me sentía bien, me encontré con el “Lobo”, miramos algunas personas celebrando en la cumbre pero esta no era, la verdadera se encuentra un poco más al este, aunque todos llegan a la otra que es casi igual. Después de un rato, ya bastante molidos, llegamos al punto final, el viento y las nubes ya dominaban todo, era solo cosa de minutos para que comenzara la tormenta, solo esperaba alcanzar a bajar la primera parte antes de la nevazón, pero independiente de eso, estábamos en la cumbre y contentos celebramos y festejamos un rato, aprovechando de descansar y tomar aire para la bajada, terminábamos el 2003 con un muy buen cerro.
En la bajada nos topamos a Rodrigo y José Luís, bastante atrasados. Por las condiciones del clima les recomendamos volver, y aceptaron, el viento aumentaba y en cualquier momento se desataba la tormenta. Y así fue, se vino la nevazón y aunque no alcanzó a ser una tormenta seria, era conveniente llegar a las carpas rápido por si se ponía más violenta. De todas formas nevó bastante y con un fuerte viento, pero la parte más ruda del temporal la aguantamos estando ya en el campamento.
El temporal castigaba toda la zona, a nuestros amigos en El Plomo también los maltrató, pero nos daba igual, estando en la carpa, descansamos, comimos y saboreamos esta hermosa y clásica cumbre de la zona central, mientras veíamos el techo de la carpa casi en nuestra nariz producto del fuerte viento. Durante la noche de manera paulatina dejo de nevar y el viento se calmó, se puso muy helado, se congelaron todos los liquidos que estaban dentro de la carpa. |
Foto: Cumbre en La Paloma. |
El día siguiente, lunes ya, amaneció soleado. Despertamos a una hora prudente, ordenamos las cosas y comenzamos la bajada. Algunas horas después estábamos en Villa Paulina esperando nuestro trasporte, el que después de pasar a comer al servicentro que todos conocen nos llevó de vuelta a la ciudad...
Autor: Elvis Acevedo.
"Quién ama la aventura no retrocede ante el cansancio, por que evitando éste, perdería aquella"
Kurt Diemberger.