Travesía "La Cadenita"

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  • Altitud: 3800 - 4100 msnm.
  • Ubicación: Cordón del Plata - Argentina.
  • Fecha: Febrero del 2013.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Fabián Acevedo (P. Alpinos)
    • Edwin Acevedo (P. Alpinos)
    • Sandra San Martín (Invitada)
  • Ruta: Cumbres de los Cerros Andresito - Arenales - Loma Blanca - Estudiante - Cáucaso.

Durante el año 2012 recibimos una invitación por parte de Elvis Acevedo para viajar a Argentina, específicamente al sector de "El Cordón del Plata", donde existían cerros de distintos grados de dificultad, que eran accesibles para los distintos niveles de experiencia con que contaban los miembros del grupo. Por diversos motivos, este plan se reactivo para el año 2013, pasando a formar parte de nuestras prioridades para ascensos de este año.

Coordinando cada uno sus fechas en que dispondrían de días para realizar el viaje, se acordó efectuarlo el día 14 de Febrero de 2013, por lo que cada uno por separado comenzó los preparativos para lo que sería una gran experiencia, sobre todo para aquellos que no habíamos tenido la oportunidad de salir del país para conocer otras latitudes.

En lo personal mi grupo de auspiciadores rápidamente me hizo llegar mis latas de atún líder y fideos compactos, que luego de abrir la bolsa, al contacto con el aire ya están listos….son increíbles!!!.

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Foto: Atardecer desde "Vallecitos".

Luego conocería los tarros de porotos con tocino automáticos, los que hacía ver mis latas de atún y mis fideos instantáneos muy pequeñitos. En fin, mediante comunicaciones vía E-Mail, fuimos cerrando el asunto, y llegada la fecha ya estábamos listos. Salimos un día viernes en la tarde, mas menos a las 20:00 hrs, proyectábamos un viaje largo, pero nos daría algo de tiempo para dormir al llegar. En medio de un atardecer tibio y despejado, avanzábamos por la carretera en la fiel Mazda 4 por 4 of road, que más adelante nos demostraría lo importante de contar con un vehículo bien hecho.

Ya caía la noche, en medio de interminables curvas intentábamos llegar al control que existe para poder pasar a la tierra del tango y el matecito caliente. Millares de camiones marchaban por la misma ruta, haciendo nuestro avance más lento y obligándonos en algunos puntos a realizar intrépidas maniobras para llegar más rápido a destino, nada grave por supuesto.

Habiéndonos pasado del control sin saber, una fugaz maniobra invertida con retroceso cuantitativo y métricamente calculado, nos dejó en la fila de los cobertizos de control migratorio, en donde nos pedirían formularios diversos, seguros, en fin, todo lo que se hace para viajar a otro país. Una espera interminable, a pesar de que los vehículos no eran muchos, eran montones!!!, mas los buses que intrépidamente colaban sus maquinas por el lado derecho, o sea, todo ordenadito.

El viento y el frío comenzaban a hacer estragos en mi nariz, cuando bajaba un ratito a apurar la cosa, en realidad nadie me inflaba, yo creo que ni me veía en la oscuridad, ¿triste no?

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Foto: Majestuoso en cualquier parte de la cordillera...

Llegado al punto de revisión, despertamos a los funcionarios para que nos controlaran, y luego de haber comprobado que no teníamos crímenes pendientes, ni estafas o atentados contra Alto Maipo u otros, nos dejaron pasar. De esta forma iniciábamos la segunda parte de nuestro viaje. Ya en tierra argentina, muy oscuro, seguimos por la carretera que nos llevaría a la localidad de Potrerillos, y de ahí a Vallecitos. Ya en el interior de la camioneta, habían sucumbido una mermelada y unos pancitos, mas la Coca Cola Light que llevábamos con Sandra, y que fue calumniada todo el camino.

A ratos se escuchaban algunos ronquidos en el interior de la Mazda, en realidad yo creo que la camioneta era la única que iba despierta.

La llegada a Potrerillos seria alrededor de las 07:00 de la mañana, luego de explorar algunos caminos secundarios, dimos con la entrada a un pintoresco pueblito, rodeado de una fantástica laguna de aguas azules, muy bello el paisaje. Comenzaba a aclarar, y luego de consultar a algunas personas del pueblo - muy amables por cierto - iniciamos el tramo final por caminos de tierra hacia el sector de El Cordón del Plata.

La subida no fue larga, y a medida que se iba asomando el sol nos era posible a los que íbamos despiertos, ir admirando el paisaje rodeado de verdes lomajes y un cristalino río que bajaba de las entrañas de los cajones cordilleranos, todo un espectáculo.

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Foto: Morrenas Coloradas...

Enfilamos hacia el centro de esquí y al llegar, ya el sol entibiaba un poco el ambiente. No habría tiempo para dormir, así que había que echarle algo al estomago. Mire mis atunes y los calmé, aún no les llegaba su hora, los fideos estaban durmiendo todavía, en fin, un sorbo de café, unas fotos para el memorial, y ya estábamos subiendo por una huella que bordeaba los andariveles. En medio del sueño mientras subía, me pareció ver el esqueleto de un esquiador sentado en la silla del andarivel, debió ser la fatiga, aunque cuando avanzamos y miré hacia atrás, todavía lo veía, incluso me saludó.

Nuestro primer objetivo no estaba a la vista, algunas antecumbres rocosas le tapaban. El terreno era cómodo en los primeros tramos mientras ascendíamos. Elvis lideraba la subida, ya había realizado ascensos en el Cordón del Plata, seguía Fabián, y más atrás Sandra y yo completábamos el grupo.

Más abajo un equipo de argentinos iniciaba también el ascenso, que luego de varias antecumbres nos dejaría en la cima del Loma Blanca, de 3850 metros, hermosa cumbre coronada con una cruz, y una placa recordatoria al Sr. Raúl Reig, “quién amaba estas montañas”...

Elvis y Fabián ascienden a través de un acarreo, nosotros hacemos un pequeño alto en donde recuperamos fuerzas consumiendo una lata de Atún Líder, que nos dejaría junto a un buen trago de agua como Popeye, bueno, casi como Popeye, en realidad una mezcla de Chapulín con Calcetín con Rombosman.

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Foto: 17 años después, juntos en una cumbre...

Así y todo, mezclados a ratos con otros montañistas, llegamos a los 3850 metros del Loma Blanca, en donde nos esperaban Elvis y Fabián, que se aprestaban a iniciar la travesía conocida como la "Cadenita del Cordón del Plata", que reúne varias cumbres .

El sector tiene una vista indescriptible, hacia donde se volviese la mirada la belleza se hacía presente a través de cumbres, el valle, la laguna que era visible desde ahí (Embalse Potrerillos) todo esto condimentado con nubes y viento que a ratos se hacía intenso.

Nos quedamos con Sandra en el filo en donde comienza el recorrido de "La Cadenita", tomando fotografías, disfrutando y observando atentos el avance de Elvis y Fabián, que rápidamente cubrieron la distancia hasta el primer picacho que se asomaba después del Loma Blanca, se erguía como una pirámide de roca oscura. En realidad la visual desde el punto donde nos encontrábamos era espectacular.

Nos acompañaba un "cachupin alpino", que parece que se apuno, porque bajó después medio loco, aullando y ladrando; pensamos que se iba a tirar barranco abajo, en realidad esto del mal de altura es bien serio.

En fin, los cóndores esperaban rodeando las cumbres para hacer un filete con nosotros, sus vuelos rasantes sobre nuestras cabezas eran impresionantes, los reyes del reino nos hacían sentir su presencia. Me dispuse con cámara en mano a captar las instantáneas de mis hermanos ascendiendo a lo lejos, utilizando al máximo el zoom. Podía ver como enfilaban hacia la punta de la primera pirámide que se alzaba a ratos, rodeada de algunas nubes. En el filo caían incluso algunas gotas, lo que no paso a mayores.

Me asomé por el filo hacia unas morrenas espectaculares de tierra colorada, me divertí subiendo algunas rocas para tomar fotos. Se había acabado el efecto del atún, así que nos dispusimos a cocinar antes de emprender el regreso, ya que sabíamos que Elvis y Fabián variarían la ruta de descenso a fin de poder alcanzar otras dos cumbres que se encontraban por el otro sector.

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Foto: Fabián y Elvis en la cumbre del Estudiante.

El sol se sentía tibio, a ratos quemaba un poco, caían algunas gotas y se veían al fondo unas nubes bastante grises, así que bajaríamos pronto. A las 14:30 horas iniciamos el descenso, la ruta ya era conocida, el viento nos sorprendió por su rudeza, incluso mi pelo, que a esa altura tenia forma de asiento de camioneta, se movía!!!

Autor: Edwin Acevedo.

En la cumbre del Loma Blanca, la cual alcanzaba por segunda vez (la primera fue junto a Ulises Espinosa el 2011) pude reunirme junto a mis dos hermanos en la parte mas alta de un cerro después de 17 años. Mucha agua había pasado bajo el puente desde aquel lejano Septiembre de 1996 cuando subimos el Punta de Damas, así que esta cumbre era todo un hecho histórico para nosotros.

Edwin y Sandra llegarían hasta acá, con Fabián iríamos por el Estudiante y el Cáucaso. El primero también los había subido en mi primera visita a esta zona, pero andaba sin GPS y no pude tomar las coordenadas, y tampoco había llegado hasta el Cáucaso. Además de bajada queríamos pasar por el Arenales y el Andresito, y así completar todas las cumbres de esta hermosa "cadenita", tal cual le llaman nuestros hermanos Argentinos.

Recorrimos rápido el filo hasta la primera de las puntas, el Estudiante estaba donde mismo lo deje la vez pasada, no se había movido. Luego de un par de trepadas me paré por segunda vez en la cumbre, que es bastante pequeña, al rato llego mi hermano y nos abrazamos celebrando el éxito.

Detrás de nosotros venía un grupo grande de montañistas locales, así que no estuvimos mucho rato en la cumbre para no generar taco. Partimos en busca del Cáucaso para dejarles el espacio libre a los que venían mas atrás, mientras tanto a lo lejos, escuchábamos un perro aullar como loco, lo cual sumado a algunas nubes que hacían efectos de luz y sombra, hacia el ambiente bastante tétrico…

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Foto: Fabián y Elvis en la cumbre del Cáucaso.

En menos de 10 minutos pasamos por otra punta, que no tengo bien claro cual es, y que esta marcada con un mástil. Nuevamente la alegría de sumar otra cumbre con mi hermano. Me hubiese gustado que estuviéramos todos, pero para la próxima vez será.

Algunas fotos, coordenadas y partimos, aquí me entusiasme un poco mas por que venia terreno nuevo para mi. El avance fue tranquilo entre grandes bloques de roca, sin mayores complicaciones que un par de pasadas algo expuestas, al rato ya estábamos llegando a otra cumbre mas, el cerro Cáucaso.

La cumbre del Cáucaso es más amplia, así que podíamos estar todos juntos. Aquí nos quedamos un buen rato, conversando con los argentinos y sobre todo con las argentinas que eran muy simpáticas y buena onda, y claro, no vayan a pensar mal, yo solo lo hacia por la hermandad entre países latinoamericanos, nada mas que por eso…

Nueva sesión de fotos, coordenadas etc. Lo de siempre. Al fondo vi otro cerro que se veía bastante entretenido, pregunté cual era, el Rastrillo me contestaron, me dieron ganas de ir, estaba mas lejos y se veía algo mas complicado, así que viendo la cara de cansado de mi hermano me imagine que no le darían muchas ganas de seguir, así que no importa, es una buena excusa para volver a estos cerros que me gustan mucho.

El regreso por el filo - sin pasar por las cumbres - fue rápido. Al poco rato ya estábamos de nuevo en la cumbre del Loma Blanca. Edwin y Sandra habían bajado a la camioneta usando la misma ruta de subida, nosotros bajaríamos por el Filo Este, por un claro sendero bastante erosionado en algunas partes, y que como ruta de subida, se me habría echo bastante mas latero.

Esta bajada nos dejaba en el portezuelo Loma Blanca - Arenales, luego una breve subida y otra cruz metálica mas, la quinta cumbre del día. Aquí me di cuenta que ya no tenia pilas ni para fotos ni para coordenadas, idiota yo, en fin, un detalle…

Descansamos un buen rato, Fabián venía bastante agotado, pero lo que nos quedaba era principalmente bajada, y el corto repechaje hasta la cumbre del Andresito, que básicamente estaba a la pasada.

Mientras bajábamos del Arenales al Andresito se levanto una ventolera de aquellas, pero fuerte fuerte, y yo que venía de Patagonia cansado ya de esto, me reía nomas…

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Foto: Cargando "nafta" de vuelta a Santiago.

A los pocos minutos llegamos a la base del Andresito, y en pocos minutos mas a la ultima cumbre del día, la mas pequeñita, bien señalizada con una cruz y hartos testimonios.

Aquí nos juntamos de nuevo con mi hermano y disfrutamos la sensación de una pega bien echa. El resto fue bajar hasta el camino y después subir hasta la camioneta, tramo que se nos hizo eterno, ya que todo el cansancio, no solo del día y sus cumbres, sino de la noche sin dormir, se hizo presente.

Llegamos a la camioneta donde nos esperaban Edwin y Sandra con unos buenos sándwich de atún, aquí conversamos y disfrutamos las anécdotas de la jornada, todos contentos por lo hecho.

Buscamos un lugar donde acampar, pero recordé el conteiner donde nos quedamos con Quezada después de la paliza que nos dio el Lomas Amarillas durante la intentona de Septiembre del 2012, solo algunos meses atrás, donde el viento aparte de destrozarnos la carpa, nos destrozo el ánimo y el ego.

Bueno, en esa oportunidad después del intento de cumbre, que se quedo a unos 50 metros por que ya no dábamos mas con el viento, llegamos a nuestra carpa en el Campamento “El Salto”, y al verla herida de muerte, tuvimos que bajar todo el camino recorrido como en tres días hasta salir al centro de esquí.

Ahora veníamos tan demolidos veníamos de la travesía que no quisimos armar carpa, y la verdad, creo que tampoco habríamos podido levantarla por la ventolera que había, así que nos metimos a este conteiner que tenia la puerta abierta y donde dormimos requéte-bien. Ahí nos quedamos con Fabián. Edwin y Sandra prefirieron dormir en la camioneta, igual es algo pequeño el conteiner, pero al final todos dormimos bien, escuchando a ratos la infernal ventolera que se levanto en la noche.

El día siguiente amaneció muy nublado, tomamos desayuno tranquilos, disfrutando la mañana, ordenamos las cosas y comenzamos el regreso. Durante la bajada se despejo, el paisaje es muy lindo en este lado de la cordillera, el Cordón del Plata y sus cerros mayores destacan al fondo y con buen ojo y conociendo bien el sector, se identifican muchas cumbres más. El cruce por el Paso Libertadores fue bastante expedito, en unas tres horas ya manejábamos por carreteras Chilenas, y a una hora de Santiago mas menos, paso lo que no tenía que pasar.

La camioneta tembló, “pinchamos” pensé, después se ladeo, y cuando vi pasar la rueda trasera izquierda por delante de nosotros, no pude evitar pensar que algo no andaba bien...

Por suerte mi hermano logro controlar bien la camioneta, por suerte no había mucho trafico a esta hora, por suerte no se salió una de las ruedas delanteras... y yo que no creo en la suerte.

Como ironía de la vida justo íbamos adelantando una camioneta de la autopista, de esas que andan sacando autos en “panne”. Aunque no es por ser pelador, pero aparte de prestarnos una gata mas grande que la nuestra, no supieron hacer nada mas.

Bueno, en resumen, logramos orillarnos sin darnos vuelta, y encontrar la rueda que fue a parar a la única mata de espinas que había en kilómetros a la redonda.

Es difícil creer que las seis tuercas se salieron al mismo tiempo, mi hermano descarto esa posibilidad, y la Mazda aguanto bien el golpe, tanto que después de machacar un rato algunos fierros doblados, logramos poner la rueda, meterle tres pernos de las otras ruedas, y llegar a Santiago sin mayores inconvenientes, cosas que pasan…

Y como se soltaron las tuercas, bueno, cada uno saca sus conclusiones….

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

"La cima es la mitad del camino..."

Ed Visteurs.