Cerro Kiñewen

1

 

  • Altitud: 4.120 msnm.
  • Ubicación: Estero Balmaceda - VI Región.
  • Fecha: Abril del 2023.
  • Integrantes:
    • Fernanda Weinstein (C.A.U)
    • Cristina Correa (D.A.V)
    • Wilson Acevedo (P. Alpinos)
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Cara NE.

Desarmamos el campamento después de subir el Morro Balmaceda y el Alto de Arriaza, y comenzamos a caminar por el viejo camino vehicular que se interna por el cajón del estero Balmaceda. Este se acaba en la confluencia del estero los Moscos y el Balmaceda, en este punto bajamos y continuamos por senderos claros pasando por una piedra horriblemente rayada por los Pacos, y continuando de manera bastante directa hasta la base del Paso las Leñas y del mismo Kiñewen.

El recorrido es hermoso y muy agradable, la subida gradual, la vista hacia el norte, hacia la mole del Picos del Barroso, es fenomenal, las laderas suaves y un sendero muy marcado hacen de esta caminata una gozadera. La disfruté mucho.

Nos reunimos todos en el punto donde hay que cruzar el estero nuevamente hacia el lado este, es un cruce sencillo y se hace saltando entre piedras. Acá descansamos un poco, tomamos agua, y nos preparamos para el remate, sabíamos que faltaban solo unos 500 metros de caminata. La nada misma.

Seguimos, dejamos atrás una pirca grande que está muy cerca del cauce para mi gusto, pero además muy encerrada, lo que dejaba sin poder disfrutar la tremenda vista que se abría en todas direcciones, así que caminamos un poco más y decidimos armar el campamento en una planicie bastante cómoda y con amplia vista donde uno mirara.

1

Foto: Campamento Base del Kiñewen.

3

Foto: Picos del Barroso.

El resto de la tarde disfrutamos de un campamento muy agradable, ya andábamos felices como siempre que estamos en las montañas, pero esta salida lo estábamos pasando muy bien, y además estaba siendo muy efectiva, las vistas eran maravillosas, andábamos conociendo lugares en los que no habíamos estado, y además iban saliendo sus buenas cumbres. Todo perfecto.

Luego de un gran día nos fuimos al sobre bastante temprano la verdad…

Levantada temprano y a caminar. Ya con las primeras luces íbamos por el claro sendero rumbo al Paso las Leñas. La subida es tranquila y fácil, tan fácil que puede llegar a ser un poco monótona. El sendero es claro casi siempre, solo en un par de tramos se torna un poco difuso, pero es fácil volver a encontrarlo. Lo más llamativo es ver el inescalado cerro Bayo enrojecido por los primeros rayos de sol del día, y dos inescalados más a su izquierda, más el espectáculo del Picos del Barroso mucho más al norte.

4

Foto: Cerro Bayo, enrojecido por las luces del amanecer.

El último tramo hacia el paso fronterizo es más empinado, pero se sube siempre por un claro camino, por lo que solo exige paciencia. Una vez en el paso disfrutamos la vista hacia la Caldera Atuél, y las montañas que sobresalen de la pampa argentina, también hacia el lado chileno, como es habitual, las montañas casi siempre son más escarpadas.

Estuvimos un rato en el hito fronterizo, este año me la he pasado de hito en hito; Paso Colina en la región Metropolitana, San Francisco en el norte, Paso las Damas en la VI, y ahora nuevamente en la frontera, agregando un paso limítrofe más a la lista de pasos conocidos. Fui al baño al lado argentino y nos preparamos para el remate del cerro.

5

Foto: Hito Fronterizo Las Leñas.

6

Foto: Caldera Atuel desde el Hito Fronterizo.

7

Foto: Kiñewen desde el Hito.

La pirámide final se ve más larga de lo que es, pensamos que nos íbamos a demorar mucho más, pero la verdad fue una subida corta, por terreno más suelto, pero sin complicaciones, en menos de media hora creo ya estábamos en la cumbre, la tercera de esta fructífera salida.

Nos juntamos todos y se vino el ritual cumbrero de abrazos y fotos, Willy más curioso se puso a ver que había en la caja de testimonios, a mí la verdad ya no me llaman mucho la atención. Estaba bastante ventoso, pero seguía siendo agradable, estuvimos un buen rato, no había mayor apuro ya que no debíamos volver a la ciudad ese mismo día.

Pero había que bajar, así que nos despedimos del paisaje y comenzamos el descenso, rápido y tranquilo hasta las carpas, donde después de descansar un rato desarmamos todo y regresamos al campamento en la confluencia del estero Arriaza con el Balmaceda, al mismo punto donde habíamos acampado antes.

Llegamos temprano, encontramos un pozón digno de un chapuzón, con cascada incluida, y quedamos fresquitos y limpitos, buscamos sombrita para tomarnos las ultimas cervezas que nos quedaban acompañadas de unas ramitas sin queso (me gustan más con queso) y en un ambiente de relajo máximo disfrutamos el resto de la tarde.

Al día siguiente levantada temprano pensando en evitar los tacos de fin de semana largo, caminata de vuelta, “Tiburón” esperándonos pacientemente, manejada polvorienta, un imbécil en moto que se creía dueño del camino, empanadas de lujo a la salida de Coya, y regreso sin complicaciones a la ciudad.

Una salida perfecta.

 

Autor: Elvis Acevedo Riquelme.

 

“No es en absoluto ético contar con la ayuda de otros desde
el comienzo de una ascensión”.

Kurt Diemberger.