Huayruro Punco

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  • Altitud: 5.500 msnm.
  • Ubicación: Cordillera Vilcanota - Perú.
  • Fecha: Junio del 2023.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Arista Norte.
  • Expedición: Cordillera Vilcanota 2023.

Estaba acampando en un lugar llamado Pampa Acero, al que llegué haciendo un desvío durante el trekking del Ausangate, en un día bastante duro, aproximando desde las cercanías de la laguna Ausangatecocha.

El lugar es de una belleza sublime, una planicie muy verde, con muchos arroyos surcándola en distintas direcciones, todos provenientes de uno de los grupos de montañas más impresionantes que he visto, el Jatuntuma y acompañantes, algunos sin nombre siquiera, ni idea de rutas, montañas donde la palabra vertical pierde sentido, son un verdadero insulto a la gravedad, con esas cornisas gigantes amenazando con caer en cualquier momento y barrer con todo, con grietas desproporcionadas de fondos inalcanzables, con aristas incomprensibles para la vista...

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Foto: Campo base del Huayruro Punco.

Y aquí estaba yo, afeando el paisaje, y listo ya para comenzar mi ascenso al Huayruro Punco.

El día anterior había descansado y reconocido parte de la aproximación, básicamente para no perderme entre vegas y arroyos, pero todo estaba muy claro, los arroyos más grandes tenían unos sencillos puentes, y en los cauces se notaba el trabajo humano, esta es una zona de pastoreo de llamas, de las cuales algunas se veían paseando a lo lejos.

Salí con las primeras luces, no quería perderme el espectáculo de las grandes montañas de la zona comenzando a iluminarse por el sol. Crucé la pampa, y tomé la primera subida, que entre pastizales bajos y algo de acarreo me llevó a una planicie más alta, donde en el fondo ya podía ver el Huayruro completo, ya que desde el campamento solo veía la zona de cumbre.

Tenía dos opciones de ruta, y escogí la arista norte, para lo cual comencé a ganar terreno por un nevero duro donde me detuve para ponerme crampones, cuando uno esta solo en lugares tan aislados es mejor no ser tan jugados.

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Foto: Llegando a la arista.

Cramponeando feliz llegué a la arista, mientras miraba un anaranjado Ausangate darle la bienvenida al nuevo día, a mí también me dio el sol, que en este tramo era algo molesto al tenerlo de frente. La visual en todas direcciones era sobrecogedora.

Me fui por la arista, ancha en algunas partes, bastante angosta en otras, hasta que llegué a una zona donde debía subir por la izquierda de unos gendarmes de los cuales era evidente que algunos caían de vez en cuando. Este tramo no tiene nada de técnico, pero es de esos acarreos de subida que igual requieren bastante esfuerzo.

Algo lateado logré salir arriba y volver a la arista, y casi sin darme cuenta levanté la cabeza y ¡wow!, vista hacia el sur, o el norte, o el oeste, ni idea, pero se veía la laguna Sibinacocha y las montañas del sector de Phinaya, que también tengo ganas de visitar. Es una laguna gigante, realmente bastante impresionante.

Estando ya de vuelta en Chile me enteré de que mi amigo Marcelo Motta Delvaux, guía brasilero que había conocido en febrero en el Ojos del Salado, andaba por ese lado, y subió el Huayruro desde esa vertiente solo unos días después de mí.

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Foto: Sector de gendarmes.

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Foto: Laguna Sibinacocha y glaciar Quelcaya de fondo.

Y bueno, en este punto la arista tuerce bruscamente en dirección... para allá, y se angosta bastante en algunos tramos, pero al final nada que no se pueda superar con un poco de concentración mínima. El día estaba perfecto, poco viento, y ninguna nube amagaba la jornada.

Me fui comiendo los metros más algo de ración de marcha, y casi sin darme cuenta llegué al punto más alto, cumbre del Huayruro Punco, sumando cumbres en la cordillera Vilcanota.

Estaba feliz, quizá después de tantos días de viaje por Perú extrañaba un poco a las cordadas habituales y amigos de montaña, pero las aventuras en solitario se viven de manera bastante intensa, de vez en cuando alguna no viene mal.

Me quedé un buen rato, llegué a buena hora, la bajada -en la cual pensaba tomar un desvío más directo- no debía presentar problemas, así que me relajé y disfruté las soberbias vistas que me regalaba la cumbre.

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Foto: Arista final y cumbre.

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Foto: Papanatas en la cumbre…

Para bajar me devolví por la arista y en algún punto me desvié de manera directa hacia abajo, para evitar dar una vuelta muy larga, después recorrí vegas húmedas y secas, algunas podridas, pero poco a poco me acerqué al campamento donde llegué a buena hora a descansar y preparar mi salida al día siguiente.

Aún tenía que completar el trekking del Ausangate.

 

Autor: Elvis Acevedo Riquelme.

 

“Los montañeros no se intimidan por las montañas, sino que se inspiran por ellas. Las montañas han sido creadas para ser subidas…”
William Ward.