Cerro Granitos
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Llegando de la Expedición a la Sierra Negra, y descansando algunas semanas, pensé que hacer en Febrero, ya que tenía días para algo en la zona central, pero no para viajar muy lejos.
Con el “rucio” Ricardo Hernández habíamos estado sacando adelante proyectos propios durante un rato, pero a finales del 2017 me fui a dar una vuelta a su taller para conversar unas chelas y hablar de la vida.
Pensé en que ya era hora de retomar el tema de subir los 6000 de la zona central; Ricardo se sumo. Tenia el permiso tramitado para entrar a los terrenos del Ejército en el Predio Rio Colorado, me contestaron en dos días, muy amablemente debo reconocer. Los objetivos, el Nevado Piuquenes y sus montañas vasallas, bonito, pero…
Foto: Laguna Negra, Dientes del Echaurren y Granitos. |
Pero no me convencía a mi mismo de querer ir, se que en algún momento quiero ir, pero sentía que no era ahora. Me daba vueltas en la cabeza la sensación de no estar completamente convencido con mi propia idea. Un día tuve que ir al centro de Santiago - me apesta - a hacer algunas cosas, y de vuelta pase a tomarme un café, no era con piernas como cuando escalaba con Juan Carlos, pero este día en particular en la capital, estaba algo nublado y no hacia ese calor demente de los días previos, ideal para disfrutarse un cafecito. |
Me atendió una chica guapa - insisto que no era un café con piernas - y mientras me tomaba el Moka y veía gente pasar por afuera del local, caminando apurada, hablando por teléfono y viviendo vidas que en muchos casos seguramente ni siquiera son las que quieren vivir, pensé que yo si tengo la opción de hacer lo que quiero, y en este caso, no era el Nevado Piuquenes.
El permiso se perdió, le escribí a Hernández, me reclamo por que le dije que debíamos cambiar fecha y objetivos. Después de pedir permiso en la casa, dijo ok, vamos… y así nos fuimos para otro lado.
Campamento II
En el plan original, que día a día se modificada de acuerdo a como se iban dando las cosas, este día nos íbamos a trasladar desde nuestro campamento a los pies de la cara sur del Granitos, al Portezuelo La Paloma, y con esa idea despertamos.
Foto: Laguna sin nombre y Pared Oeste del Aguja Helada. |
Nos levantamos ya con sol. El día anterior nos habíamos despachado tres buenas cumbres, el rumbo de la salida/expedición/paseo o como quieran llamarle (nos da lo mismo) se había encauzado, después de asumir que nuestro plan original para escalar los Dientes del Echaurren no era tan factible como creíamos, lo que provoco algo de desanimo, pero ya teníamos cuatro cumbres en el bolsillo, y habíamos descubierto - para nosotros que no sabíamos - la entrada correcta para alcanzar la base de los Dientes, además de un buen registro fotográfico de cerros, valles y lagunas muy poco conocidas de la zona.
Estábamos tomando desayuno/almuerzo cuando el “rucio” Hernández me comenta que no esta muy convencido de mover el campamento al portezuelo, básicamente por que tendremos que acarrear agua. Yo quería acampar ahí para sacar fotos del amanecer y el atardecer básicamente, pero entendí que para efectos prácticos Ricardo - como pocas veces - tenia razón. Asentí con la cabeza mientras me terminaba de comer el galletón.
Foto: Campamento II. |
De la nada surgió la idea de intentar el cerro Granitos - que en ese momento no sabíamos que era el Granitos - desde el mismo campamento donde estábamos. Algo largo pero completamente realizable, teniendo en cuenta de que días atrás habíamos subido la Punta Portezuelo, en el fondo del valle, desde un campamento instalado algunas horas mas abajo. Lo que quizá Ricardo no se esperaba, es que le dijera que partiéramos de una, que intentáramos el cerro ahora ya. Demoro pocos segundos en decir !démosle! |
Llevábamos cuatros días seguidos de trabajo duro, un primer día de acercamiento desde el Embalse el Yeso que nos tomo como 12 horas de caminata bastante pesada, otro de exploración con cumbre sin peso, pero muy largo, un tercer día de mover el campamento y el cuarto de ascensos, donde habíamos subido tres cumbres y encontrado un refugio de la DGA que no sabíamos que existía. Sin embargo este quinto día no estaba pensado como descanso, nos sentíamos bien, fuertes, motivados.
Hacia poco mas de dos meses había estado dos semanas subiendo cerros en la Sierra Negra, Cordillera de la VI Región, y me había sentido muy bien físicamente en una expedición que tampoco tuvo muchos días de descanso, y donde trabajamos permanentemente. Acá estaba igual, sintiéndome a tono con el trabajo, a pesar de no estar entrenando nada de nada, y principalmente muy conectado con lo que estábamos haciendo.
Estuve los últimos dos años haciendo buenas cumbres pero saliendo poco, mas concentrado en otros proyectos y resolviendo temas personales, pero de un momento a otro sentí de vuelta la necesidad de salir a la montaña, pero no cualquier salida, ir en busca de esos lugares que tenia en esa larga lista de zonas que quiero conocer y de las que hay poca información.
Foto: Vista del glaciar Juncal Sur desde el Portezuelo La Paloma. Se ven el Juncal Chico y la Pared Sur del Juncal (Cumbre Chilena) entre otros. |
Solo con ese concepto organice la Expedición a la Sierra Negra de noviembre pasado. Sin embargo estando allá, y con tiempo de sobra para pensar en esas largas horas de caminata y escalada, sentí algo diferente dentro de mi, algo que ni siquiera intentare explicar porque no se como, pero que me hizo entrar en una etapa nueva y diferente en mi propio montañismo, y ahora acá, en la zona norte de la prohibida Laguna Negra sentía esas sensaciones otra vez, pero no como algo nuevo, sino firmes y asimiladas, convencimiento absoluto de que se lo que debo y quiero hacer.
Esta salida fue un estado permanente de satisfacción por el montañismo que siento que en lo personal - y como grupo - estamos practicando, alejados de toda la basura, egos, masificación excesiva, chamullos y mentiras que envuelven actualmente la disciplina.
Preparamos algunas cosas y partimos, ahora ya conocíamos mejor la zona y no nos perdíamos entre acarreos, sino que podíamos seguir la línea de senderos y pircas que habíamos explorado los primeros días, lo que hizo todo mas fluido. Le dimos un par de horas creo, y antes de llegar al Portezuelo La Paloma, decidimos subir directo hasta el filo sur del cerro que pretendíamos subir, y que en ese momento no sabíamos cual era.
Foto: Con la cumbre del Granitos a la vista. |
Desde la cumbre de la Punta Portezuelo lo habíamos podido fotografiar, y sabíamos que íbamos bien. La subida se veía pesada, pero una vez ganado el filo era una caminata gozadora hasta la cumbre, y esperábamos que las vistas hacia el otro lado fueran todo lo motivantes que queriamos que fueran.
El acarreo era de piedras grandes, algunas sueltas, nada comparado al día anterior. En algún punto nos separamos, Ricardo se fue por un terreno mas inestable creo - lo escuchaba reclamar - yo subí por un espolón de roca mas aéreo pero menos suelto, y nos volvimos a encontrar a unas decenas de metros del filo. No había sido tan terrible el tramo de acarreo.
El filo era amplio y muy plano al principio, compuesto por lajas y con una vista hermosa en todas direcciones. Caminábamos relajados, poco viento, lo justo para mitigar el calor, y con la seguridad de la cumbre que se veía al final del recorrido, algo lejos aun.
Foto:Tupungato, Alto San Juan y Nevado Piuquenes se asoman tras el Casa de Piedra y el Aguja Helada. |
Me pare a mirar el panorama, se veían casi todos los 6000 de la zona central. Muy al norte, pero claro para quien conoce la zona, el Nevado del Plomo camuflado por nubes, y la zona del glaciar Juncal Sur, que tantos recuerdos buenos y rudos me trae. Después se veía con toda claridad el gran Tupungato, solo, mas grande que todo lo que lo rodea. Pensaba como han pasado de rápido 11 años desde que lo subí. La amplia meseta del Alto San Juan era visible, pero la cumbre quedaba tapada por los contrafuertes del Casa de Piedra, y justo en el espacio que quedaba entre este ultimo y el Aguja Helada, se asomaba el Nevado Piuquenes, con su larga arista. Ya llegara el momento. Y terminando de girar la cabeza hacia el sur, aparecía el Marmolejo con toda su Cara Norte desafiándome a intentarla. En resumen, una vista esplendida de los gigantes de la zona central.
Pajareando estaba cuando me di cuenta de que Hernández se había adelantado. Seguí por el filo que ahora se angostaba en algunos tramos para volver a ser amplio justo antes de la cumbre, donde Ricardo estaba agachado. Pensé que estaba dando gracias o algo así, pero me fije que había encontrado una pirca y la revisaba. Que genial pensé, el cerro si tiene ascensos, me entro la curiosidad y apure el paso, y poco antes de llegar Ricardo dice ¡Cerro Granitos!!...
Foto: El banderín chillón es del Grupo Femenino de Montaña... |
Cuando empecé a subir cerros - hace tiempo ya - dentro del poco material bibliográfico que había en esos tiempos estaban las Fichas del guatón pachamámico Purto, y después un librito que salió que las juntaba todas. Recuerdo claramente cuando por enésima vez miraba descripciones y mapas, y leyendo la de la Punta Aya (Tercer Diente del Echaurren) repare que en el mapa que acompañaba la descripción estaba marcado el cerro Granitos, y justo bajo el, la Laguna Relvo. |
Pasaron los años y no conocí a nadie que hubiese andado por esos lados, abandono de la zona producido en parte por que todos van siempre donde mismo y nadie quiere gastar tiempo y recursos investigando sectores diferentes, y también por las restricciones de ingreso a la zona, que al final del día es solo una buena excusa para seguir subiendo los mismos cerros de siempre.
De regreso de la salida, y preguntando por el Refugio de la DGA que nos habíamos encontrado de pura casualidad, supimos de ascensos de algunos cerros del sector llevados a cabo por buenos montañistas de finales de los 80 y comienzos de los 90, básicamente los que tenían acceso al lugar por trabajar en dicho refugio. Desde esa época, ningún registro de nada en el sector. Una pena.
Y nos juntamos con el “rucio”, y después de los abrazos y felicitaciones, bien rápidos, por que Hernández estaba bastante hediondo después de todos estos días sin bañarse y lavarse los dientes, nos pusimos a mirar el testimonio.
Foto: Laguna Negra desde la cumbre del Granitos. |
Solo había uno, escrito en un trozo de aluminio blando como estos que sellan los envases de Cola Cao por debajo de la tapa, y escrito algo así como en relieve, difícil de explicar, vean la foto mejor.
Alberto Peralta y Paulino Aguilera, año 90. Los dos nombres se me hicieron familiares de inmediato, los reconocí de tanto relato añejo que he leído buscando información. Quinta ascensión. La de nosotros - según los testimonios al menos - era la sexta, nada mal, 28 años después de la ultima, 28 años de soledad para esta montaña que parecía estar feliz con nuestra visita. Día perfecto, sol, poco viento, temperatura agradable, olor a pata, pero no era del cerro...
Increíble que en pleno 2018 queden cerros con menos de 10 ascensos, es que los andes centrales son una joya para quien quiera practicar este tipo de montañismo.
Foto: Testimonio. Parece que le pegó un rayo... |
Hice mi trabajo, tome las coordenadas - para lo único que uso el GPS - y ametralle con fotos en todas direcciones. Increíble diferencia a aquellos tiempos en que podía sacar 24 o 36 fotos, de las que generalmente salían bien la mitad. Ahora barrí con fotos, cerca, lejos, con 50 mm, con el zoom, total, después borro las que no me gustan. Cosas buenas del desarrollo… Nos quedamos bastante rato en la cumbre, comiendo y disfrutando todo, si, estábamos disfrutando todo lo que representaba para nosotros estar ahí, haciendo lo que nos gusta. |
Hernández tiro una piedra por la Cara Sur. Se escucho un derrumbe de proporciones hecatombicas que duro bastante. Los días previos habíamos visto una canaleta que partía la pared en dos, de todo nuestro gusto, pero estaba bastante seca. A pesar de eso pensamos tentar la ruta por ahí, pero el primer día que llegamos a la base nos dimos cuenta del suicidio seguro de meterse en ella. Caían derrumbes a toda hora, mañana, tarde, noche y madrugada, no paraba. Optamos por dejar la ruta para condiciones primaverales.
Rato después comenzamos a bajar. La verdad yo no quería bajar, pero ni modo de quedarme viviendo ahí. Baje lento, Hernández se adelanto, lo vi abrigarse ahora que el viendo soplaba mas fuerte - sigue teniendo problemas con el frio este loco pensé - a pesar de las mañas de Eolo la temperatura era agradable.
Seguimos por el filo desechando la idea de bajar por donde mismo subimos, y continuamos hasta quedar a la altura del Portezuelo La Paloma, básicamente por que de seguir, habríamos comenzado a bajar hacia El Alfalfal.
Ricardo “Trepe” bajo directo, yo de nuevo me quede pegado, es que estaba muy a gusto y la luz estaba especial para hacer mas fotos. Me quede sentado en las lajas mirando para tantos lados, reconociendo cumbres y lugares en los que he estado en todos estos años, pensado y divagando de todo y de nada, de amigos, familia, de ella, el perro… no tengo perro, en fin…
Ordene todo y empecé a bajar.
Foto: El Tupungato, el más alto de la zona central... |
Otro acarreo desastroso para bajar, es que en esta salida no le hemos apuntado a ninguna bajada decente, esto de andar explorando alternativas me tenia los pies llenos de ampollas. Me armo de paciencia y logro salir a terreno mas cómodo.
Nos juntamos con “Morgan Freeman” Hernández poco mas abajo del Portezuelo La Paloma, ya estábamos a tiro de cañón del sendero y de una bajada fácil. Aquí nos hidratamos un poco y comimos lo que nos quedaba. Tampoco anduvimos muy precisos con la comida esta vez jaja, Hernández pifio con la cenas principales, yo con la raciones de marcha, en fin, sobrevivimos…
Aquí descubrí una nueva especie de pájaro cuando le dije a Hernández ¡mira, un coliflor!!!!
Cruza de Colibrí y Picaflor… efectos del cansancio…
De nuevo en la bajada nos separamos, son esos momentos en que busco un poco de espacio en la montaña. Sabia que esta era la ultima cumbre de la salida, la quinta de una muy eficiente salida, así que baje disfrutando cada paso sabiendo que mañana empezábamos la vuelta a Santiago.
Foto: Pared Norte del Marmolejo, el 6000 mas austral del mundo. Solo dos ascensos. |
En el campamento calma y satisfacción por el trabajo bien hecho, lo malo es que ya no nos quedaban cervezas, pero aun nos quedaba una cajita de vino de ½ que calentamos para hacer un navegado especial. Bien especial, sin azúcar, clavo de olor, canela y cascaras de naranja, básicamente vino caliente, pero era nuestro navegado y lo disfrutamos.
El Regreso.
Que puedo decir, hasta la Laguna Negra tranquilo. Pasamos por el lugar del Campo 1 a recoger el deposito de material que habíamos dejado en la subida y luego llegamos a la orilla norte de la Laguna. Molestos contemplamos la basura que dejan los pescadores, si, es fácil identificarlos por el tipo de basura, y por que en la subida vimos un grupo de 5 o 6 pescando en la zona. Tratamos de llevarnos parte de ella, pero ya veníamos bastante cargados y con poco espacio producto de nuestro equipo y nuestra propia basura, mas la que habíamos recogido de mas arriba, que era poca, algunas latas y cosas que los arrieros dejan botadas sin asco.
Foto: ¿Lo reconoce?... |
En este punto sabíamos que teníamos que tener cuidado para enganchar bien el sendero, que en el ultimo tramo cuando se viene llegando, es algo difuso. Nos concentramos como leopardos que acechan a su presa para no dar jugo…
No dimos jugo, mas bien era pulpa, por diferentes lados nos movimos por terrenos de tierra dura, con mucho peso en la espalda, y para rematar, con viento que tiraba tierra en la cara. Vinimos a pillar el sendero casi llegando a la vega donde sabíamos que se ponía mas fáci, después de mucho sufrir y maldecir…
Y si, se ponía mas fácil, igual nos salimos en algún punto y a buscar de nuevo…
Nos costo menos pillarlo, y esta vez mire a Hernández con cara de “te sales de nuevo y te tiro pabajo”. No lo dijo, pero creo que entendió solo por la expresión.
Desde acá no mas problemas salvo el cansancio obvio de las jornadas acumuladas. Llegamos a la playa sur de la Laguna, donde íbamos a vivaquear para salir mañana al camino. El lugar es hermoso, pero lamentablemente también tiene basura, y bastante, tanto que no convenía caminar a pie pelado por riesgo a cortarse con algún trozo de vidrio. Yo no me corte, pero me enterré una espina del porte del Empire State…
Pena, un lugar muy pero requeterecontra muy lindo, y que incluso con acceso restringido tiene basura. Y si, acá llegan campistas, la patota de amigos que viene a acampar por la noche o el fin de semana, a tomar, a fogatear, a engrupirse a la mina. Cero conciencia ambiental, zátrapa de imbéciles flojos y pungas.
Foto: Laguna Negra. Dejo el montañismo, me dedico al trekking... |
Desde este punto al auto, a ritmo muy, pero muy tranquilo, son menos de tres horas, y así y todo no se llevan la basura. La dejan entre las piedritas, en la fogata, enterrada, escondida por ahí, quizá no saben que las latas, el vidrio y el plástico no son biodegradables o se demoran cientos de años en algunos casos. Malditos idiotas. Cada vez dudo mas si abrir los espacios sin restricciones, simplemente no lo merecemos. Con acceso libre quizá seria todo peor.
El vivac fue piolisima, sin frio, con hermosa vista, sin viento, mirando millones de estrellas pasar, nada que decir, guinda de la torta para la salida. Bien de noche llegaron un par de pescadores, bajaron con linternas de mano bien perdidos la verdad, y lejos de donde estábamos nosotros.
Al otro día disfrutar un rato el lugar. El agua de la laguna realmente tibia, a pesar de eso Ricardo ni se acerco a ella, creo que prefería salpicarse la cara un poco con la botella. Recogimos basura, todo lo que pudimos, una bolsa mas a la mochila, pero quedaba poco.
Foto: Vagando... |
En algún momento comenzamos la salida. Recordaba que cuando subí el Punta Andino y salimos al camino, era un circo, lleno de gente haciendo picnic, carros de comida, voleyball playa, una locura. Pensaba que ahora podía ser similar. No había tanta gente, pero si un par de carritos de comida. Escogimos uno y lo asaltamos. Papas Fritas, empanadas, mote con huesillos, café; como que la vendedora no entendía como podíamos tragar tanto.
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Después de un rato se puso bastante helado, y quedaban como dos horas para que Ulises nos viniera a buscar, así que decidimos hacer dedo para matar la hora y llegar a un lugar menos frío y ventoso.
Nos llevaron de una. En una camioneta con tres tipos que parece que era primera vez que salían de la casa. Nos dejaron en El Romeral, justo en el cruce de caminos que van al Embalse y a Baños Morales. Aquí nos sentamos en el paradero, al menos ya no hacia tanto frio y no corría viento, salió bien la jugada.
Nos dedicamos a molestar a los autos que pasaban, y luego de un rato llego Ulises. Saludos de rigor y ahora si que si, directo a casa, en un viaje que habría sido bastante agradable sino fuera por que Hernández se saco el polar dentro de la camioneta y la dejo pasada a ala….
Autor: Elvis Acevedo.
"Creo que hay una cosa realmente importante en la escalada y en todo lo que hagas: al final, hazlo solo para ti. No lo hagas por nadie más. Nada va cambiar en este mundo si tú escalas algo o no; solo es para ti y tu experiencia..."
Ueli Steck.