Cerro Falso Altar
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* Foto Panorámica Superior: Gentileza de Ismael Mena.
Revisando mis mensajes un día cualquiera, me llegó uno interesante. Era de un amigo de Valdivia, Fernando Fainberg, con quien había subido el cerro La Paloma hace un par de años, ahora me invitaba a subir el Falso Altar, así que después de organizarnos por mail, y de un aplazamiento, me di cuenta de que este 18 seria sin empanadas...
Día 1: Calor.
El apoyo logístico - llámese trasporte - corrió por parte de mi hermano Fabián Acevedo, el nos iría a dejar hasta Villa Paulina. En su casa también nos alojamos la noche anterior con Fernando para poder partir temprano. A las 08:30 estábamos anotando nuestros datos en la portería de CONAF y cancelando las 6 lucas por los 4 días, una hora después nos despedíamos de Fabián, cargábamos las mochilas y comenzábamos a caminar rumbo a Piedra Carvajal.
La caminata fue extensa y agotadora, todo el invierno echando pestes por el mal clima y ahora lo único que quería era una maldita nube para mitigar un poco el intenso calor. La nieve estaba sopeada y aunque había huellas igual se hacía incómodo caminar por ella.
Foto: Abriendo huella en el Falso Altar. |
Transcurrían las horas y el panorama era el mismo, ninguna miserable nube en el cielo y un sol que despellejaba hasta las pupilas. Nos encontramos con tres montañistas de la Universidad Católica, ellos intentarían el Canalón Central, era la misma ruta que habíamos pensado y eso me dio un poco de lata, la ruta perdía interés, pero de todas maneras se veía interesante. |
Sin embargo en uno de los descansos tirados en un pequeño "islote" de piedras donde no había nieve y corría agua, reparamos en un canalón que caía por la cara sur-oeste del cerro, solo se veía la primera parte, luego se adentraba entre los farellones rocosos.
No teníamos idea si salía arriba, o si estaba "taponeado", tampoco sabíamos si alguien había subido por ahí, por la poca información que habíamos conseguido del cerro suponíamos que no, además de poca, toda se refería al canalón sur y a la ruta normal por el lado norte, por donde pretendíamos bajar. No se hable más, la idea de hacer algo nuevo nos llamó la atención, había cambio de planes.
Todo el resto del trayecto hasta Piedra Carvajal fuimos mirando nuestra posible nueva ruta, tratando de imaginar lo que nos depararía más arriba. Tipin 19:00 horas llegamos demolidos al lugar de campamento, no sin antes encontrarnos con otro grupo de montañistas que habían intentado ya el cerro fallando por no encontrar la ruta.
Nos comentaron el mal estado de la nieve y varios otros detalles que nos hicieron pensar que este asunto iba a estar más bien duro, pero nos teníamos fe, así que después de comer un rico puré con vienesas (salchichas como dicen en Valdivia) y tomar once, nos echamos al sobre en nuestro primer vivac.
Foto: Primer tercio del canalón. |
Día 2: Ilusión. Durante la noche dormimos bastante bien, despertamos con el ruido que hacían nuestros vecinos, de ellos solo dos intentarían la cumbre y el tercero los esperaría en la carpa. Nosotros tomamos desayuno, pero después nos dormimos un par de horas más, el día anterior nos había dejado bastante agotados. |
Pero todos los plazos se cumplen y el de levantarse también, a eso de las 07:00 de la mañana ya estábamos caminando rumbo a nuestro canalón SO con las ganas de hacer algo novedoso.
Nuestro plan contemplaba lograr cumbre ese mismo día, bajar al valle que separa el Cerro Falso Altar del Cerro Altar (parece trabalenguas) y según como estuviéramos intentar la Pared Sur del Altar. Bueno, las cosas no siempre se dan como uno las planifica.
Para llegar al Canalón debíamos superar algunas pendientes de nieve y roca suelta, con todo el peso de las mochilas encima rápidamente nos dimos cuenta de que sería un largo día, además había demasiada nieve, ir primero o segundo en algunas partes daba lo mismo.
Tuvimos que abrir un tremendo surco solo para llegar a la base del canalón, y de ahí más de lo mismo, cantidades industriales de nieve ralentizaban el avance, la pendiente era sostenida entre unos 45º - 50º grados, algunos tramos duros nos daban esperanza, la que pronto se perdía al hundirnos de nuevo.
Con todo en contra logramos salir a la parte alta del canalón, donde descansamos un buen rato sentados en una roca. Durante todo el día no habíamos podido darnos un descanso decente debido a la pendiente, así que aprovechamos de relajarnos un poco. Ahora venían algunos tramos más cortos de nieve blanda mezclada con acarreos de piedra suelta bastante resbalosos, y más arriba la continuación del canalón. |
Foto: Avanzando por el canalón. |
El día había sido pesado, los hombros reclamaban y una herida en el pie me hacía bastante incómoda la ascensión, pero de a poco seguíamos avanzando en pos de la cumbre.
Ya era tarde, 17:00 hrs más o menos y estábamos bastante cansados, así que decidimos cambiar el plan original y buscamos un lugar para instalar nuestro vivac, la cumbre debería esperar hasta mañana. Terrazas no encontramos, pero había una pendiente de nieve blanda que se extendía hacia abajo, hasta perderse probablemente en un corte vertical, en ese lugar "paleamos" nuestra terraza.
Costo un poco terminarla debido a que la nieve estaba muy polvorienta, pero en definitiva quedo bastante aceptable. Esta vez la comida fueron corbatitas con salame y de once lo mismo de siempre. Una vez satisfecho el "dragón estomacal" nos metimos completamente dentro de las fundas, el viento nos arrojaba nieve en forma de remolinos desde las pendientes superiores, esta noche no sería tan cómoda como la anterior.
Foto: Superando el tapón rocoso. |
Día 3: Cumbre. La noche no estuvo tan mal, a pesar de dormir un poco incómodos y de que hizo bastante frío, se escucharon bastantes ronquidos. Igual despertamos temprano, las nubes que nos habían preocupado un poco la noche anterior estaban muy difuminadas, el clima aguantaba.
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Aún estaba oscuro cuando comenzamos a fundir nieve para el desayuno, y seguían cayéndonos oleadas de nieve desde arriba. Además debíamos hacer agua para el día, hoy teníamos que hacer cumbre si o si, estábamos a 4100 metros aprox, sabíamos que no faltaba mucho, no podía faltar mucho, el clima estaba bueno, teníamos confianza, pero también estábamos muy cansados después de dos duros días.
Con todos esos pensamientos dando vueltas en la cabeza, partimos. Superamos los primeros metros por acarreos mezclados con nieve, para poder conectar la continuación del canalón que subimos ayer. Este era más angosto, de una inclinación similar y con el mismo maldito problema de la nieve blanda, sin embargo resultó ser bastante más corto.
Nos demoramos poco en salir a la parte superior, y de ahí ya veíamos lo que suponíamos era el filo sur-oeste del cerro, de hecho estábamos seguros de que era así, pero decidimos no seguir directamente por el filo, si no seguir subiendo por pendientes de nieve. Ahora estábamos más expuestos al viento pero se nos habría una espectacular vista al norte, hacia La Paloma y el Altar.
Foto: Metros finales hasta la cumbre. |
Para conectar las palas de nieve que nos conducirían a la parte alta del filo, tuvimos que superar unos escalones rocosos bastante sueltos. Con crampones y mochila no fue tan sencillo como pensé cuando los vi, sin embargo pudimos pasar y comenzar a ver todo desde más arriba, el cielo azul, las demás montañas, sabíamos que faltaba poco, pero la pendiente era fuerte y no había tiempo para relajarse. |
Yo iba con los hombros muy adoloridos y con una herida en la coyuntura de los dos pies, debido al constante roce al que los sometí durante la subida. Fernando avanzaba más rápido y yo me limitaba a tratar de alcanzarlo, hasta que se detuvo en una saliente rocosa.
Cuando lo alcancé nos dimos cuenta de que habíamos logrado alcanzar por fin la parte alta del filo principal. Bastante más expuestos al viento solo teníamos que seguir subiendo por él hasta alcanzar la cumbre, con cuidado de no cargarnos mucho a la derecha, ahí habían cornisas y la caída casi vertical de la cara sur. Esos metros finales entre piedras y neveros se hacían eternos, pero sentía que estábamos listos, que ya lo teníamos, que no había forma de perder la cumbre.
Pasamos por la salida del Canalón Burachio-Huidobro, no vimos huellas, pensamos que los muchachos que habían intentado el cerro ayer no habían tenido éxito. Mirábamos el Valle, "por la cresta el valle largo", cuando de un momento a otro vi a Fernando parado en un montículo de nieve, a unos 5 metros de mi, “dime que es esa” le grité, “por fiiiiiiin” le escuche gritar, se me salió la sonrisa espontáneamente, lo habíamos logrado, estábamos en la cumbre del Falso Altar.
Disfruté cada uno de los pasos finales hasta la cumbre, mire el paisaje circundante, saludé a mi compañero y aproveché el momento, merecíamos hacerlo, había costado mucho esfuerzo llegar hasta ahí, estuvimos un buen rato disfrutando la cumbre, el paisaje, las sensaciones del éxito...
Encontramos escondida bajo unas piedras una pequeña caja de cumbre (no como las del banco...) con una libreta naranja y un lápiz grafito. Comenzamos a ojearla con entusiasmo, 25 años de historia del cerro pasaban ante nuestros ojos, la libreta estaba ahí desde 1980, nombres como los de Francisco Medina, Vivian Cuq con un ascenso el año 82, pasando por Huidobro y Burachio 10 años después, y varios otros.
Foto: Cumbre en el Falso Altar. |
Desde el ascenso del 92, habían pasado 12 años de soledad en la cumbre del Falso Altar hasta febrero del 2004, último ascenso registrado en la libreta efectuado por Camilo Rada y Juan Pablo Meza por la ruta normal. Justo quedaba una sola hoja en la libreta, así que registramos nuestro esfuerzo y la guardamos para bajarla. |
Supuestamente debíamos entregarla a la Federación de Andinismo, pero como esta nuestra querida institución, podrida, corrupta y enferma terminal, decidimos no arriesgar tan preciado documento y lo entregamos al CSA para que lo guarden en sus archivos mientras las cosas cambian en la FEACH...si es que algún día cambian.
Aunque al parecer el CSA no parece estar tanto mejor que la FEACH...
No teníamos idea de por donde bajar, solo habíamos escuchado de una ruta normal por el lado norte del cerro, que eran solo acarreos o pendientes de nieve, y claro, al mirar para abajo veíamos pendientes de nieve, pero parecían terminar en cortes abruptos de roca, por ninguna parte se veía una bajada continua hasta el valle.
Igual parados allí no íbamos a llegar a ninguna parte, así que decidimos comenzar a bajar por algunos acarreos cortos, hasta dar con una pala de nieve y tratar de cargarnos un poco a la izquierda de la línea de bajada, en el camino veríamos las mejores opciones para descender.
Al principio todo bien, llegamos sin problemas a la pala de nieve que en algunos tramos se presentaba dura, por lo tanto nos pusimos los crampones, pero después de un rato se puso completamente sopa y era un serio problema al andar sin antiboots, ya que la nieve formaba verdaderos patines en la planta de los pies. Preocupado de no caerme de repente alcancé a Fernando que me dijo que estábamos bloqueados por un corte vertical de algunas decenas de metros, pero antes de pensar en rapelear o cualquier cosa volvió a subir unos cuantos metros y por un sistema de rocas sueltas se logró pasar a la pala de nieve de mas a la izquierda, podíamos seguir bajando por ahí.
Durante un buen rato fue más de lo mismo, nieve sopa que se pegaba a la planta del pie, hasta que paso lo inevitable, sentí el puro resbalón y partí hecho una goma para abajo, tratando de auto detenerme con el piolet que no se agarraba a nada ya que la masa de nieve avanzaba junto conmigo. Medio urgido ya por que ganaba y ganaba velocidad, hundí el piolet y el brazo cargando todo el peso del cuerpo hasta lograr detenerme, !uf!, todo bien de nuevo, no fueron más de 6 o 7 segundos.
Foto: Terreno vertical en la bajada. |
Echando pestes seguí bajando hasta encontrarme con Fernando que no me había visto caer, me saqué los crampones y descansamos un rato, pero el viento era molesto y decidimos seguir. Más palas de nieve blanda en el camino, abajo ya veíamos el valle al que queríamos llegar pero la bajada no se veía tan clara, la pendiente fue aumentando drásticamente lo que me hizo pensar que estábamos llegando a otro corte vertical como el de arriba, y así nomás fue. |
Claro que este era un gran murallón que terminaba en una amplia terraza, y de ahí otro gran murallón hasta el valle, !Conchale!, estábamos completamente bloqueados. La opción de subir de nuevo para buscar otro camino la desechamos rápido, más arriba no habíamos visto nada que pareciese más adecuado para bajar, la roca era pésima como para rapelear, y nos costaba calcular la altura para ver si llegábamos abajo con la cuerda.
Bastante complicados estábamos cuando Fernando decidió ir a mirar un poco más a la derecha mientras yo trataba de buscarle por ahí mismo, no habían muchas opciones por donde estaba yo, mejor dicho no había ninguna, pero el Feña volvió diciendo que quizá por allá se podía desescalar. Lo acompañe para ver cómo estaba la cosa, roca podrida, terrazas maicillosas de piedra suelta y bastante verticalidad, sin contar la altura que nos separaba de lo plano, con la mochila en la espalda sería complicado, pero en fin, no quedaba otra, decidimos bajar por ahí.
Nos cargamos las mochilas y le dimos, “solo por este rato no pienses tonteras" pensé, y así bajamos, fijándonos a cada momento donde poner las manos y los pies, que la roca no se desarmara, que no cayeran piedras de arriba, "estoy cerca de la pendiente de nieve", un salto y por fin, me hundo hasta la cintura, pero respiro más tranquilo.
Bajo y me reúno con el Feña, estamos en la terraza, todavía nos queda una bajada para dar con el valle pero se ve menos compleja, otra desescalada por una angosta chimenea, un par de escalones y listo, estamos listos, ahora si me río solo, ya disfruto el éxito absoluto...
Ahora solo nos queda caminar y caminar hasta Piedra Carvajal, no más escalones ni cortes abruptos, no más concentración, ahora puedo pensar tonteras tranquilo.
Día 4: El regreso.
La bajada fue bastante demoledora, los dos llegamos "raja" a Piedra Carvajal, pero la alegría que traíamos mitigaba un poco el sufrimiento. Además de comernos casi todo lo que nos quedaba, que en mi caso era bastante poco, decidimos dormir hasta despertar solos y cuando hubiera sol, nada más de presiones horarias.
Igual despertamos temprano, desayunamos tranquilos, tirando tallas y haciendo todo con calma, rezongando y estirándonos para hacer cada movimiento, pero igual sabíamos que nos quedaba una larga bajada hasta Villa Paulina. Por mi mente pasaban imágenes de nosotros avanzando fatigosamente en medio de la nieve blanda y con un sol rostizante que nos quemaba y despellejaba hasta los párpados, pero la verdad no fue así, la huella dejada por el continuo tránsito estaba bastante dura y nos hundimos casi nada, avanzamos rápido, fluidamente y disfrutando el paisaje, sabiendo que a la noche estaríamos durmiendo en casita.
Llegamos a Villa Paulina tipin 14:00 hrs, y mi hermano Fabián como una hora después, en la bajada pasamos como dicta la tradición a la YPF a comernos la hamburguesa más cerda que hubiera en vitrina, y de ahí, de ahí a pensar en lo que viene...
Autor: Elvis Acevedo.
"El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron"
Gaston Rébuffat.