Cerro Diente
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Ya llevábamos algunos días en Bolivia y en nuestro Campo Base, ya teníamos la cumbre del Austria en el bolsillo, y el grupo se sentía bastante aclimatado a pesar del poco tiempo que nos dimos para ello, que en el papel fue nada.
La mayoría de los grupos que viajan a la Cordillera Real se quedan algunos días en La Paz y luego suben hasta los Campamentos Base, con el poco tiempo que nosotros teníamos no podíamos perder días en eso, nuestra única aclimatación fue viajar de Santiago a Arica en avión, y desde ahí en bus hasta La Paz, para subir de 0 a 4000 msnm en un lapsus de unas 8 horas, después de eso, a la cordillera y a los cerros de inmediato.
A pesar de eso estábamos bastante bien, bueno, Claudio y Juan Carlos tenían todavía algunas molestias, pero se hacían los lesos, yo nunca he tenido problemas con la altura por suerte.
La mayoría de los cerros más conocidos estaban con carreteras de huellas hasta sus cumbres, poco motivantes, así que para nuestro segundo ascenso en la zona optamos por uno mas pequeño pero que ofreciera mayores dificultades y un poco de incertidumbre, el Cerro Diente.
Foto: Panorámica desde la laguna Chiar Kotta. |
Montaña visible desde el mismo campo base, pero que recibe muy pocas visitas debido a la fama de sus vecinos mayores como el Pequeño Alpamayo, Condoriri y Pirámide Blanca, pero que nos planteó un desafió mayor que seguir las marcadas pisadas de otros.
Partimos temprano, estaba oscuro aún, la aproximación hasta la entrada del glaciar es de unos 40 minutos por un muy marcado sendero, tan marcado que igual nos salimos y nos perdimos un rato, de puro volados.
Recuperado el rumbo llegamos al hielo y nos equipamos. Como no seguimos la huella marcada y nos metimos de manera directa hacia la base del cerro, nos encordamos, había muchas grietas por la zona en la que transitábamos, la mayoría saltables con facilidad, algunas tapadas o cruzables por puentes de hielo que a esa hora estaban muy firmes, el sol todavía no nos llegaba y hacia un frío cómodo, que no llegaba a molestar.
Foto: Elvis durante el ascenso del Diente... |
Paramos a comer algo y tomar un poco de jugo, luego seguimos y nos dimos cuenta de que no podíamos continuar directo a la base del cerro por una gran grieta que mas bien parecía un hoyo gigante, justo bajo la pirámide rocosa del Diente. Eso nos obligo a cargarnos un poco a la derecha, subiendo por una pendiente que en un comienzo era nieve dura y termino en hielo de unos 55 grados, que me pilló con solo un piolet y un bastón de trekking en las manos. |
Con bastante calma para no mandarme un resbalón, continué en diagonal hasta salir a una terracita donde puede acomodarme y asegurar con el piolet el ascenso de mis compañeros, llegaron pronto y nos reunimos todos, ya nos daba el sol, había que ponerse bloqueador, hidratarse y enfrentar la parte final del ascenso.
Juan Carlos tomó la punta, Claudio al medio y cerrando yo, avanzamos en simultáneo mientras la pendiente comenzaba a aumentar bastante. Los últimos 200 metros antes de la pirámide rocosa deben haber andado por los 60 a 65 grados, en nieve dura de buena calidad que permitía hacer una huella firme.
Llegamos a la terraza que se forma justo bajo la pirámide rocosa del Diente, ahí nos acomodamos y vimos por donde entrarle a estos últimos 30 o 40 metros. La decisión fue por la izquierda, a través de un corto traverse y de la pendiente de nieve final, me toco a mí...
Foto: Últimos largos. |
Me moví por el final de la terraza pegado a la roca, la caída era bastante vertiginosa, llegué al final de la terraza y puse una estaca antes de dar el salto a la roca que tenia delante, había un hoyo profundo, de esos que se forman entre la pared de roca y la nieve, no era mas que un paso largo pero la nieve inestable y la vista hacia abajo lo hacían todo mas divertido. Una vez parado en la roca mire hacia arriba, podía irme subiendo entre la roca y la nieve, tratando de buscar apoyos mas sólidos, pero se complicaba por el mal estado de la nieve. |
Pasarme a la pala de nieve tampoco era de lo mas tentador, era poco consistente y parecía venirse abajo en cualquier momento, y cualquier seguro que pusiera ahí caería conmigo hasta que la estaca de mas abajo me detuviera, si es que aguantaba. Lo pensé un poco, miré hacia arriba, vi que llegaba el sol “Debe ser la cumbre” pensé, falta tan poco, !!vamos parriba!!
Me pase a la pala de nieve y subí como una pluma, dando pasos mentalmente suaves, clavando los piolets con delicadeza, tratando de meter poca bulla y respirando muy despacio, subí y subí hasta que logré salir arriba, un par de pasos por las rocas y...cumbre.
No celebré mucho, busque una roca solida donde armar un anclaje y fijar la cuerda para que mis compañeros le metieran “jumar”. Algunos minutos estuvimos en eso hasta que nos juntamos todos literalmente en la punta del cerro, felices como siempre, en nuestro ambiente preferido. Luego lo típico, fotos, videos y principalmente disfrutar las vistas y las sensaciones que nos regalaba un muy buen ascenso, uno de esos con pendiente fuerte y con dudas de si vas a llegar o no, con frío y grietas, y con mucho compañerismo...y una que otra chuchada también.
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Foto: Juan Carlos "jumareando" hasta la cumbre. |
Después de un rato comenzamos la bajada, hicimos un primer rapel para bajar el torreón final del cerro, y un segundo para no desescalar la última parte de la pendiente que estaba bastante inclinada, y aunque no llegamos a lo mas plano, después solo tuvimos que destrepar unos pocos metros de cara a la pendiente hasta llegar al lugar donde podíamos comenzar a caminar.
Foto: Juan Carlos y Elvis en la cumbre del Cerro Diente. |
La bajada fue algo agotadora pero tranquila, sacamos hartas fotos y nos mantuvimos encordados mientras pasábamos la zona de grietas, hacía bastante calor mientras estuvimos al sol, pero una vez en la sombra la temperatura bajo notoriamente. Al llegar al final del glaciar nos desequipamos y comenzamos la caminata por el fácil sendero que nos llevó al campamento, donde después de unas chelas y unos puchos dimos por terminada la pega del día. |
Autor: Elvis Acevedo R.
¿Cuanto puede depender de un día?, bajo ciertas condiciones, todo...la vida...
Kurt Diemberger.