Nevado Diablo Mudo
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Día 1: viernes 19 de junio.
Saliendo de Santiago, 05:00 am. Las ganas de ver en persona lo que había admirado en fotos, hicieron que no fuese tan terrible pasar la noche despierto esperando el vuelo. Ya en el avión el relajo ayudó a no sentir el viaje y me dormí. Prontamente despertamos en Lima, a eso de las 07:00 am aterrizó nuestro avión (Dos horas menos en Perú que en Chile).
Lima, con sus gris típico y húmedo, nos recibe con un concierto de bocinazos y un tráfico saturado, hasta el terminal Moviltours, para abordar el bus que nos llevaría a Huaraz. Llegamos a las 08:30 am a este terminal, por lo que teníamos tiempo; nuestro bus no partiría hasta las 13:00 hrs. Entregamos nuestras mochilas y bolsos y a caminar un rato.
Un par de vueltas alrededor del Estadio Nacional de Lima que queda frente al terminal, comer fruta de la calle a un Sol la rebanada de sandía, papaya o piña (200 pesos chilenos). Una ida a Polvos Azules, que es una especie de mercado persa en donde venden de todo, y ya se acercaba la hora de nuestro viaje hasta Huaraz, pueblo al que llegamos cerca de las 21:00 hrs.
Foto: "Perros Vagos" en Huaraz... |
Una vez en Huaraz, tomamos taxi hacia el hostal (Andescamp Hostal). Después de acomodarnos salimos a dar unas vueltas para conocer y tomar una cerveza. Terminamos bebiendo (para no variar) y comiendo tequeños hasta que el cansancio nos envió de vuelta al hostal. El día siguiente lo dejaríamos libre para descansar y organizar algunas cosas pendientes.
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Además de ser un viaje para conocer, también eran nuestras vacaciones, por lo que nos tomaríamos esto con tranquilidad.
"Es pesadito el viaje Lima - Huaraz, unas ocho horas, pero es una ciudad que respira montaña, uno de esos lugares donde siempre soy feliz al volver, donde después de tantas visitas me siento como si estuviera en mi casa..."
E. Acevedo.
Día 2: sábado 20 de junio.
Huaraz es un pueblo no tan pequeño donde se puede comer bien y a precios baratos. También hay restaurantes más producidos y de precios más elevados pero que aún son convenientes, y también hay buenos bares como lo descubriríamos más tarde. Visitamos un par y adoptamos uno como sede en Huaraz. 13 Búhos su nombre, con cerveza producida por su dueño "Lucho's beer".
También, en mi intención de entregarle cultura al torpe e ignorante, le dije al "Cocho" que visitásemos un museo arqueológico muy bonito, y así fue.
Más tarde visitamos el mercado local donde compramos lo que nos faltaba. Punto aparte la conmovedora situación de ver muchos Cuys, (quizás más de cien) metidos vivos dentro de un saco de malla cual si fueran papas..., moviendo sus bigotitos..., chillando uiiiiii! uiiii!..., pensar que mis chicos tuvieron uno de mascota me partió el corazón.., pero lo cierto es que son muy ricos, no pierdan la oportunidad de probarlos. Cuy chactado, espectacular!!
Foto: Claudio durante el "minuto cultural" del viaje. |
"Como llegamos muy tarde a Huaraz, dejamos el día siguiente para quedarnos en la ciudad y hacer las cosas con calma, no era nuestra intención andar corriendo como locos sin disfrutar el entorno, para andar apurados mejor nos quedamos en Santiago. Aprovechamos de resolver el tema de los pasajes a Llamac, comprar gas, comer bastante, y básicamente vagar mucho cuales perros vagos que somos..." |
"Pasamos al Museo Arqueológico de Huaraz, en mi viaje anterior no tuve tiempo de visitarlo, realmente muy lindo, con muchas momias, demasiadas para mi gusto, y mucho arte lítico, con un patio lleno de esculturas de piedra y muy bonitos jardines, todo un relajo antes de partir a las montañas..."
E. Acevedo.
Día 3: domingo 21 de junio.
Bus a Llamac, hora de salida 05:00 am. Decidimos dejar algunas cosas en el hostal pues teníamos la incertidumbre de encontrar un arriero que nos llevase al CB Jahuacocha. Luego de 4.5 horas de viaje y una parada en Chiquián, pueblo considerablemente más pequeño que Huaraz pero en donde perfectamente se pueden hacer las compras para la expedición, y además coordinar arrieros, cosa que en Huaraz es difícil de hacer, bajamos nuestras cosas a la vera del camino.
No he mencionado el paisaje porque quería documentarlo con fotos, pero ahora recuerdo que me fui durmiendo gran parte del viaje.
Foto: "Y a la vuelta de una curva, sin previo aviso, aparece la Cordillera Huayhuash en todo su esplendor..." |
Ya estábamos en Llamac. Es un villorrio de unas 300 personas muy bonito. Nos llevó cerca de una hora contactar un arriero que nos llevase a Jahuacocha. 18 largos kilómetros separan Llamac del CB. Por suerte nuestra conseguimos un arriero que con un burro llevó nuestras cosas, aunque no todas puesto que debimos improvisar un saco en la espalda para lo que no pudo cargar el pobre burro. |
"Tuvimos que ultra madrugar para tomar el bus a Llamac, que en realidad era una micro. Toda la primera parte me fui durmiendo, aún estaba oscuro, pero cuando salió el sol, y nos fuimos adentrando por la carretera en los valles cordilleranos, de un momento a otro, a lo lejos, pude distinguir la demoledora silueta del Yerupaja..."
"... Chiquián me sorprendió, con unas plazoletas hermosas y muy bien cuidadas, y mercado suficiente para comprar todo lo necesario, o al menos lo más básico. Desde acá ya se ven las montañas de Huayhuash a lo lejos, es un lindo pueblo, para un próximo viaje espero poder alojar para conocerlo mejor..."
"... Llamac es un bonito caserío. Teníamos el gran problema de tener que encontrar un arriero, o cargarnos 30 kilos en la espalda, así que partí a recorrer las calles con la pura fe, hasta que encontré una señora pavimentando una vereda, o algo así, le pregunté por un arriero, ¡sí! me dijo, mi marido tiene burros, y partió como rayo a buscar al pobre tipo, que tenía toda la pinta de venir saliendo de una cantina, pero al escucharlos hablar, quedaba completamente claro quién mandaba..."
E. Acevedo
Foto: Claudio tomando desayuno en Chiquián (y comprando pan) |
El trayecto fue bastante bonito. Se inicia desde el mismo pueblo de Llamac con un sendero de fuerte pendiente, entre terrazas de cultivo y vegetación, para alcanzar la cima de los cerros que circundan el poblado (aprox. 1.000 metros de desnivel según lo dicho por los locales). Una vez salvada esta altura, el camino es largo pero con una pendiente casi horizontal hasta llegar al CB Jahuacocha. |
El paisaje es bello por la ladera de los cerros, con el fondo del valle bajo el sendero varios cientos de metros más abajo. Mención aparte: luego de caminar más de cinco horas, la vista del Yerupaja a la vuelta de una ladera impresiona realmente. Llegamos a la laguna (CB) cerca de las 18:30 hrs. Muy lindo lugar.
Mientras descansábamos tendidos en el pasto a orillas de la laguna, se nos acercó una señora, Doña Sinfronia, y nos ofrece tomar té en su casa (una ruca estilo mapuche, pero hecha de piedras). Luego de ordenar nuestras cosas vamos a su casa más bien por no ser descorteses.
Doña Sinfronia es cuidadora del sector en donde armamos nuestra carpa, que correspondía a la comunidad campesina de Llamac, cruzando el río, a 20 metros, era otra comunidad, la de Pacllon (otros 20 soles por pasar por ahí...).
La zona de acampada es bastante limpia, además hay baños (pozo negro), hay pasto a orillas de la laguna donde hay aves, patos, gansos (nos dijeron sus nombres en quechua pero no los recuerdo). De fondo el Rondoy, Jirishanca, Yerupaja. Tomamos el té en la oscuridad de la casa... y nos fuimos a descansar. Decidimos dormir hasta despertar solos al día siguiente y luego partir al cerro México.
Foto: La casa de Doña Sinfronia. |
"Ya iba algo cansado, el camino no terminaba nunca. Sin embargo un par de kilómetros antes de llegar, el majestuoso telón de fondo que componían el Rondoy, Jirishanca, Yerupaja chico y grande, se puso rojo bajo las ultimas luces del sol. Un espectáculo que me recordó cuando logré ver después de muchos días de no ver nada más que nubes, el cerro Torre igual de rojo, claro, que bajo las luces del amanecer..." |
"Todas las montañas son lindas bajo mi forma de ver las cosas, pero no se puede negar, que algunas impresionan de maneras diferentes, solo algunas me hacen entender por qué elegí escalar montañas..."
E. Acevedo.
Día 4: lunes 22 de junio.
Despertamos temprano. Lo cierto es que tan pronto se entraba el sol, nos comenzábamos a guardar, y eso era temprano..., pero también nos levantaba la claridad del nuevo día que también era temprano. Así que eran las 07:00 cuando ya estaba con los ojos abiertos... Desayunamos y partimos por el cerro México.
Un sendero muy claro nos llevó hasta el fondo del cajón, en donde comienza a elevarse por la ladera poniente, hasta alcanzar el Paso Sambuya. Luego desde ahí, una hora más de subida hasta alcanzar nuestra primera cumbre. Un cerro muy bajo respecto de sus vecinos, además de tener una dificultad técnica igual a cero, pero que ofrecía una vista privilegiada a casi todo el macizo de la cordillera Huayhuash.
Bajamos y decidimos que durante el día siguiente moveríamos nuestro campamento a la laguna Huacrish, distante unos siete kilómetros en dirección SO de la laguna Jahuacocha. Esta vez cargaríamos todo el equipo, nuestro objetivo sería subir al Ancocancha de 5.560 msnm aprox. Se nos avecinaba una jornada dura, así que al llegar a la carpa cenamos y al sobre. Eran las 18:30 hrs, estaba frío y oscureciendo por completo.
Foto: Rondoy y Jirishanca al anochecer. |
Día 5: martes 23 de junio. Fue un día de caminar harto y muy pesado con las mochilas a tope. En el inicio debimos superar un desnivel de unos 400 metros que nos dejó más o menos a nivel con el valle que nos llevaba a laguna Huacrish. Luego de varias horas de caminar llegamos a la bifurcación del camino que sube al Paso Yaucha, por suerte nosotros debíamos seguir por el valle...
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Una vez acabado el valle, comienza la "rinconada pe", como nos dijo un arriero que estaba cuidando vacas. Aquí la pendiente se ponía un poco más paradita y el sendero se desdibuja entre las muchas huellas de los cientos de vacas que pastan en todos estos valles.
El cansancio la verdad ya hace mella en mí. El peso de la mochila me tiene la espalda contracturada, ya no quiero cargar más la mochila. El sol ya se ha ocultado tras las montañas que tenemos encima, hay luz pero aparece el frío. Luego de superar una pendiente llegamos casi al fondo del valle, calculamos que solo nos falta superar una morrena para alcanzar la laguna, sin embargo el cansancio y el frío nos tienen agotados.
Armamos el campamento, buscamos un lugar seco, pues en general hay mucha agua y aflora por todos lados. Logramos acomodarnos haciendo a un lado las bostas de las vacas que están por todas partes, nunca vi tanta bosta junta, (JC, si tu carpa huele a mierda de vaca, ya sabes porqué). Miro la hora, son recién las 16:30, muy temprano. El Cocho me dice "debimos caminar más.... somos flojos..."... lo miro y pienso: "y porque no te vai a la con..."
Foto: Yerupaja bajo las luces del atardecer. |
Calentamos la cena, comemos poco, en general creo que comimos la mitad de lo que debíamos, supongo la altura y el cansancio inhibió nuestro apetito. Nos obligamos a comer un poco más pues el día siguiente sería un día de cumbre..., o sea, eso pretendíamos. Queríamos escalar el Ancocancha y teníamos solo una oportunidad para hacerlo. Los largos traslados y aproximaciones disminuyeron nuestro tiempo disponible. Al sobre. |
Día 6: miércoles 24 de junio.
Tomamos el equipo necesario, desayuno liviano como siempre y a caminar. De inmediato tomamos un acarreo que nos llevaría a superar la morrena que contiene la laguna Huacrish. Bordeamos la laguna por el costado poniente hasta darle la vuelta casi completa, lo que nos dejó en un nevero que conectaba con el filo del Ancocancha. La nieve estaba buena para cramponear, más arriba se ve que la pendiente aumenta como para solo usar bastones, así que un "piolo" en la mano, un bastón en la otra.
Elegimos no tomar de inmediato el filo y caminar más por el glaciar, para ver bien como superar un inmenso hoyo que se ve frente nuestro. Se nos abre el panorama, tomamos nuestra decisión y comenzamos a subir por el glaciar que tiene una pendiente de unos 45° - 50° con algunos pasos más inclinados... lo típico, nada más complicado que eso.
Foto: Durante la aproximación a la laguna Huacrish, atrás, el Tsacra... |
Luego de una hora más menos, de subir, superamos una pendiente que nos ocultaba el cerro. Llegamos a una parte planita y se nos revela el filo completo hasta la cumbre, muy lindo panorama de principio, pero al mirar en detalle fue siendo desalentador... El glaciar se proyecta ante nuestros ojos lleno de hoyos y grietas, uno al lado de otro, lo que genera varios puentes de hielo. Para alcanzar el filo deberemos pasar por ellos. |
En la cumbre se aprecia una cornisa angosta que se proyecta como la cresta de una ola unos tres metros calculo... no entiendo cómo se sostiene. Silencio -¿cómo la ves?- "complicada" - respondo, pero creo que podemos...
Mientras más la miro mis dudas más se acrecientan, poco más abajo de la cumbre se ve otra cornisa... waaaa... silencio. Ya wn... ¿qué pasa si un puente cede y uno cae a un hoyo?, ¿podemos sacarnos fácilmente?, nica, somos solo dos. Ok, entonces no vamos pos. Silencio.... media vuelta... silencio. Pienso en mi familia y me auto convenzo de que es la mejor decisión, pero la amargura no me deja, sensación de fracaso... supongo que al "Cocho" le pasa lo mismo...
"Las primeras horas fueron fáciles, algunas grietas, nada del otro mundo, pero cuando ganamos la arista las cosas se complicaron, el terreno era inestable, grietas, seracs, cornisas, y mucho sol, no era muy técnico, pero si peligroso..."
"... Lo pensamos un rato, pero fue notorio que ninguno quería seguir, pensé en ese momento que era lo más inteligente, pero en ningún caso me servía de consuelo..."
"...Intenté disimular lo mejor que pude mi frustración, sentía que tiempo atrás habríamos hecho esa ruta sin problemas, sin pensar siquiera en devolvernos, pero los meses
alejado de las montañas se notaron, me sentí falto de confianza y principalmente, de motivación, caldo de cabeza, tal vez si es la hora de colgar de los piolets..."
E. Acevedo.
Foto: Nevados Tsacra y Huacrish desde la laguna Huacrish Alta, al fondo a la izquierda, el Jirishanca... |
Bajamos en silencio, no hay risa, no hay nada, solo sombras en nuestras caras.
Bajo rápido los últimos metros por el nevero, a grandes zancadas, como cabro chico amurrado, me quiero sacar los crampones, llegar a la carpa, tirar las weas adentro y dormir. Llegamos al inicio del nevero, me baja el cansancio.... puta la wea, nos comenzamos a desequipar, cansado pero entero aun, pienso que cresta vamos a hacer todo el día masticando la rabia en la carpa.
Pasaron cuatro horas desde que partimos en la mañana, es cerca del mediodía. Miro el Ancocancha, no me convenzo, pienso que quizás nos apresuramos, en mi rabia mirando desde abajo con otra perspectiva me digo, "si por ahí se podía"
¿Y si vamos al Diablo Mudo?, me pregunta Cocho, ¡ok, le respondo al toque, vamos!
Es tarde y creo nos debemos apurar, recuerdo que debían ser las 13:00 horas más menos y estábamos a unos 4.300 msnm, nos quedaban 800 metros por salvar. Dejamos el equipo, solo llevamos crampones, piolos y bastón.
Foto: Claudio en el Ancocancha. |
Partimos bordeando la laguna en el sentido contrario a cuando fuimos al Ancocancha. Luego de una hora comenzamos a subir la ladera por un acarreo bastante csm... (los acarreos son csm por naturaleza, su medida básica es ser csm, de ahí para arriba se van graduando). Después de una hora más menos por este acarreo bien csm, llegamos al comienzo de un nevero. Nos colocamos los crampones, la pendiente es suave en general. |
Descartamos la alternativa que se dirige hacia una canaleta que tiene muchos indicios de caída de material, es tarde y la probabilidad de un pencazo en la cabeza puede ser alta, y peligrosa sin casco. Nos vamos por la izquierda, haciendo un traverse, la cumbre se va acercando supongo, siento el cansancio en las piernas... más que cansancio, las piernas me duelen en verdad.
Seguimos progresando hasta llegar a un filo. El sol pega fuerte, la nieve está blanda. Hay un tapón de rocas que sortear para seguir, Cocho decide revisarlo y comienza a trepar. No me decido a seguirlo, estoy chato...
Me dice: ¡dale se puede!, ¡está fácil!. Ok, voy sin creerle mucho.... crampones fuera. Es cierto, estaba fácil...
Foto: Terreno inestable en el Ancocancha... |
"Claudio llega al filo, da vueltas para un lado y para otro, me dice -no cacho por donde seguir- pta la weá pienso, no podemos rebotar dos veces en un día, nunca nos ha pasado algo así. Me bajoneo, pero decido ir a mirar bien primero para ver como se ve la cosa...” “... Llego a la arista, miro las rocas, no se ve complicado, me vuelve el ánimo, una especie de segundo aire, me saco los crampones y parto para arriba..." |
"... Trepo unos metros, llego a una parte por donde parece que no se puede continuar, a mi derecha esta vertical, al otro lado se ve una posible pasada, no me atrevo a decirle a Claudio aún que me siga, avanzo unos metros, me asomo a la parte que no veía desde abajo, y si, esta fácil, le grito al pelao, esta dudoso, sigo trepando a ver si se motiva a seguirme, no quiero que se devuelva, llegar a la cumbre solo después de todo lo que hemos pasado no tendría ninguna gracia para mí, ¡ok!, ¡voy! escucho, me alegro...”
“… Termino la parte rocosa y se ve lo que podría ser la cumbre, pero sé que no es, nunca es, sin embargo siento que no puede estar mucho más atrás. Claudio me alcanza, está cansado y se le nota, yo también estoy molido, pero el entusiasmo de saber que estamos cerca me dio un segundo tiempo de energía…”
“… Después de ponerme los crampones parto para arriba, no quiero darle la oportunidad al pelao de que me diga que bajemos. En la mitad de ladera se me rompe el bastón en dos, filo, a la vuelta me llevo la mitad, sigo con un piolet y la mitad de un bastón.
Llego arriba y claro, no era la cumbre, Claudio me viene preguntando desde más abajo, ¿Cumbre? ¡nooo! le digo, pero falta poco..."
E. Acevedo.
Foto: Jirishanca a la distancia, durante el ascenso al Diablo Mudo. |
Otra vez a ponerse los crampones, seguimos progresando. Frente a nosotros se levanta lo que va a ser una cornisa, es como mirar una ola de frente, pero que además en la base tiene una grieta, (o sea, en su base se está haciendo un hoyo, ¿se entiende?, ¿no? después se los dibujo...) Para lograr pasarla hay que acercarse lo más posible al filo que tenemos hacia el poniente... este filo también es un cornisa pienso... sí, eso es, así que no muy a la orilla... cuidado... |
Cocho comienza a encaramarse en la cornisa que debemos superar, por el borde en que estamos es como un escalón de dos metros... que no permite ver qué hay del otro lado, ¿una ladera fuerte?, si, es probable.
Después de intentar un rato meter los pies y que estos se afirmaran sin éxito, comienza a hacer pelotitas de nieve y las arroja al otro lado para intentar saber que hay.... el movimiento va a ser un poco brusco y no es la idea pasar cagando al otro lado y comenzar a deslizarse hacia abajo.
-Suena como que golpea un plano- me dice... ¡Voy! Con más confianza veo a Cocho encaramarse con dificultad, pero logra pasar. ¿Se ve la cumbre wn??, le grito, -siiii, está más allá- me dice, ¡pasa!.
Quiero pasar rápido para no caerme en la grieta en formación, la nieve está blanda, mis pies entran como medio metro en el escalón y con dificultad logro pasar también.. ufff, levanto la cabeza, veo al Cocho arrodillándose en la cumbre ya.
¡Alegría!, camino los 30 metros que me separan de él. Estamos a 5 mil y algo más y se siente la altura. Abrazos, ¡bien ctm!, no nos vamos zapateros al menos... fotos, dedicatorias...
Foto: Claudio cerca de la cumbre... |
"Se veía una gran grieta transversal con una buena cantidad de bloques que se habían desprendido desde la parte alta, así que había que irse pegado al borde que da a la ladera poniente, pero tampoco muy pegado...” “... Llegué abajo de la grieta, empiezo a tantear el terreno, Claudio me advierte que no pase con mucho impulso por si al otro lado hay vacío, le encuentro razón, hago unas bolitas de nieve y las tiro al otro lado, se ve que salpican, debe ser más menos plano pienso...” |
“… Clavo piolet, crampones y la mitad del bastón que me queda, me agarro como puedo y me impulso, a 5.300 el esfuerzo brusco me deja cansado, miro y aún falta, empiezo a caminar antes de que el pelao me pregunte por la cumbre, porque aún no sé qué decirle, igual me alcanza a preguntar... algo le balbuceo...”
“... Bajo un poco y comienzo a rematar lo que parece ser la última loma, mientras Claudio pelea con la pasada de la grieta. Unos cuantos pasos más y veo que al otro lado la pendiente empieza a bajar hacia el portezuelo con el Ancocancha, Claudio ya viene caminando, cinco pasos más, levanto los brazos, me arrodillo, ¡cumbre ctm!...”
“… Gracias a Dios por otra cumbre más, gracias sinceras, siempre me he sentido muy cuidado en las montañas, sensaciones que tiene uno. Recuerdo a mis tíos y tías, mi primo que se fue hace poco, mis abuelos, tanta gente que siento que me acompaña desde algún lugar en alguna parte, los siento dentro de mí, y obviamente a mi familia y amigos, ha sido un día duro, estoy cansado...”
... Llega el pelao Correa, nos damos un abrazo, -no nos fuimos zapatero ctm- jaja, no, no nos fuimos con las manos vacías..."
E. Acevedo.
Foto: Selfie cumbrera... |
La cumbre es amplia, más larga que ancha. Si bien el cerro es el cinco mil más fácil de Huayhuash, -tuvo su pasada complicada- le comento a Cocho. Claro, ya lo había escuchado antes, "No hay cerros fáciles en Huayhuash". Eran ya las 16:00 hrs, bastante tarde para una cumbre. Iniciamos el descenso. Desde una nueva perspectiva, más abajo, nos detenemos a mirar bien el Ancocancha, buscando alguna ruta segura hasta la cumbre. |
Desde aquí el panorama se ve aún más complicado; una rimaya atraviesa toda la ladera unos cien metros más abajo de su cumbre, y tal como se veía de abajo, la cumbre es una cornisa muy aérea, y por el otro lado la ladera es bastante expuesta.
Me siento un poco más conforme pensando en que tomamos la decisión correcta al no continuar en ese cerro. No habríamos podido pasar, además de perder la única oportunidad de hacer una cumbre.
Completamos el descenso del Diablo Mudo hasta llegar a las lagunas con el sol ya oculto, nos ponemos las frontales y rehacemos el camino por la laguna hasta el nevero donde dejamos el equipo que usaríamos en el Ancocancha.
Después de unas horas llegamos a nuestra carpa, cansados pero contentos, fue una jornada larga, de algo más de 12 horas. Nos comimos la lata de porotos granados que nos quedaba, un tecito, reír un poco y a descansar... para variar nos quedaba un jornada dura de retorno a Jahuacocha.
Foto: Comenzando el descenso. |
Día 7: jueves 25 de Junio. Relajados despertamos con el alba, y los primeros rayos del sol iluminaron la carpa. Mis piernas realmente cansadas, como si hubiese corrido un maratón (nunca lo he hecho... es para darle color no más) comemos los restos de lo que nos quedaba como desayuno. Levantamos el campamento e iniciamos el retorno, cansados pero contentos. |
Después de algunas horas llegamos a Jahuacocha otra vez, cerca de las 16:00 hrs. Nos tiramos al pasto realmente cansados.
Doña Sinfronia se acerca a saludarnos, nos ofrece cocinar para nosotros a cambio de la comida que nos quedaba, accedemos, ya estaba decidido dejarle todo lo que nos quedara de comida. ¡Que lindo tu Taper!, le dice al Cocho; por la cajita plástica en que tiene el tabaco, ¿la quiere?, ¡siiii! responde, ok se la doy.... ¿y esas ollitas te las vas a llevar? me pregunta a mí en alusión a las ollas que me había prestado Juan Carlos (las ollas de cerro más caras de la historia), me río, -si-, le digo, me las llevo, no son mías, me las prestó un guatón...
Dos horas después de haber armado la carpa, nos llama a cenar, nos preparó trucha con papas y huevo, todo frito. Nos presenta a su marido, Don Delao, es arriero y ha retornado de un trekking con gringos, se ofrece a llevarnos de regreso a Llamac por un precio conveniente. Conversamos un rato con ellos en la oscuridad de su casa, alumbrados solo por el resplandor del hogar.
Foto: Huayhuash bajo las luces del ocaso... |
Terminamos nuestra cena y nos vamos a reposar tirados en el pasto, contemplando el bello paisaje de Jahuacocha... el sol ya comienza a ocultarse tiñendo de rosa los glaciares y cumbres de Huayhuash.
Aves en la laguna chapotean, el mugido de las vacas como coro de fondo... el rebuznar del Cocho, perdón, de los asnos que pastan...
El gato de Doña Sinfronia (si, un gato a 4.300 msnm) se pasea entre las carpas de los trekeros. Pienso... "esto es el paraíso", me alegro de estar ahí contemplando esa paz, la vida es tan bella y simple y la hemos complicado tanto.
Ser feliz cuesta poco, solo hay que saber buscar en el lugar indicado, desprenderse de lo que nos ata.
Foto: Nevado Tsacra Grande Oeste. |
Me siento afortunado de haber compartido un tiempo con Doña Sinfronia y Don Delao, que nos abrieron la puerta de su casa, obvio no hemos sido los primeros ni nada, pero lo agradezco mucho. En un mundo donde hay tanta desconfianza, que gente tan humilde y además estigmatizada por su forma de vida, te invite a compartir su hogar, es algo que me llena mucho. Me duermo satisfecho de todo... gracias. |
Día 8: viernes 26 de junio.
Don Delao nos despierta tipo 08:00 am. Lo cierto es que ya estaba despierto pero no me quería levantar. Salgo de la carpa, Delao nos invita a desayunar en su casa, como cortesía me dice. Ok vamos. Nos convida avena preparada por Doña Sinfronia, quién como siempre está sentada junto al fuego en un rincón de la casa, apenas alumbrada por los fogonazos del hogar.
Avena y pan solo... un poco seca la mezcla y a decir verdad, la avena no sabía muy bien, pero mis deseos de no ser descortés activan mi capacidad de cerrar los huecos de la nariz y bloquear las papilas gustativas. Logro comer mi avena a duras penas y ya Delao ¡me está sirviendo otra taza! jajaja, -ok- le digo, pero solo la mitad. Cocho se excusa aduciendo dolor de estómago.
Foto: Nevado Ninashanca, desde el Paso Sambuya. |
Ordenar nuestras cosas, cargar el caballo y partir, nos toma hora y media. Nos despedimos de Doña Sinfronia con la idea de volver en algún momento. Iniciamos la marcha. El caballo un poco nervioso por la carga da más de un dolor de cabeza a Delao, que en una de las acomodadas de carga se pegó un costalazo que debió dolerle bastante, pero el caballero digno a sus casi 70 años, se levantó raudo y solo se rio... |
Luego de un rato él decide montar la mula que llevaba, y yo tomo las riendas del caballo, "Rayito de luna" para guiarlo (no montarlo), me siento todo un arriero. Cocho viene más atrás acosado por una vaquilla que decidió unirse a la manada casi todo el trayecto.
Imagino que después de siete días sin una ducha debió gustarle el aroma de mi compañero. En honor a la verdad y justicia, también debo decir que "Rayito de luna" olía mejor que yo.
Llegamos a LLamac cerca de las 16:00 hrs, encontramos poca agua en el camino, por lo tanto lo primero que hacemos es hidratarnos, exigimos que nos abran uno de los pocos negocitos que habían y hacemos nuestro primer salud con una de las cervezas más malas que he probado, pero que en ese momento sabía a néctar de los dioses.
Foto: "Comedor/Bodega" que usamos de alojamiento en Llamac. |
Nos alojamos en casa de la hija de Don Delao, tomamos una merecida ducha, el olor a animal la verdad es que no era ni del caballo ni de la vaquilla. Nos enteramos de los pormenores de la Copa América... Chile le había ganado a Uruguay y nos tocaría jugar con Perú. El hijo de Rosario, la dueña de casa, nos lleva un TV y vemos los penales de Argentina - Colombia. Luego de eso, a dormir, mañana viajaríamos de retorno a Huaraz. |
Día 9: sábado 27 de junio.
Nuestro bus partió pasada las 11:30 am, ahora voy despierto y puedo apreciar el paisaje. Bello y abrupto. El camino va siempre por la ladera de los cerros que encierran profundas quebradas, viaje no apto para los que sufren de vértigo.
Después de una parada en Chiquián para almorzar, llegamos a Huaraz cerca de las 19:00 hrs. El terminal quedaba a dos cuadras del hostal, último esfuerzo de cargar todo el equipo...
Nos acomodamos en la habitación, una ducha y luego a ver futbol. Brasil v/s Paraguay tomando cervezas en el hostal, terminado esto nos vamos a comer una pizza.
Elegimos local y ni bien me siento, la silla comienza a ceder... ¿que wea pasa?. Siento algo así como ingravidez y... pafff, de raja al suelo desatando las risas de unos gringos a nuestro lado... "Que te reis gringa ctm" -pienso- En fin, me tocó ser el payaso esa noche.
Nos devoramos la pulenta pizza acompañada de sendos chilcanos. Luego a la plaza donde había un evento musical, vemos dos grupos tocar en vivo: el primero, para el olvido, tocaron pop y reggae chileno. Si hubiese estado muerto Jorge González y Quique Neira, a esos patas los habrían penado toda la noche. El otro grupo bastante mejor.
Foto: Callecitas de Llamac. |
El Cocho canta como loca, y yo agito la melena al ritmo del rock. Nos tomamos un trago caliente a base de licor de coca... ta' gueno igual. Mucha juventud en el lugar, viajeros también, algunos andan bastante borrachos. Terminado el evento nos vamos a la sede, 13 Búhos. No salimos de ahí hasta que están cerrando, fue una buena conversación con el dueño, simpático, pero un capitalista redomado de esos que mataría por montones si pudiera. |
Igual nos trató muy bien e incluso, tras reclamar por un pan al ajo mal preparado, nos regaló unas papas fritas... generoso el wn. Me sentí especial.
Ya bastante borrachos nos vamos al hostal.
Día 10: domingo 28 de junio.
Tipo 09:00 am, a ordenar nuestras cosas para dejar la habitación, el checkout es a las 11:00 am. Nuestro bus saldrá a Lima a las 22:30 hrs, y tenemos todo el día para vagar en Huaraz.
Primero a tomar desayuno por ahí, luego paseos por aquí por allá, comprar algunos regalitos, recuerdos, y nos dio la hora de almuerzo. Buscamos una cevichería, y aunque estábamos con la panza media tocada por la juerga de la noche anterior, le ataco fuerte a la salsa de rocoto, me como mi ceviche y el del Cocho, que se siente peor que yo del estómago.... es que yo no perdono un ceviche. Hueveamos todo el día, un rato caminar..., otro sentado en una escalinata haciendo honor a nuestro colectivo "Perros Vagos".
Finalmente matamos el tiempo en la hostal esperando el fuck'in taxi que nunca llegó, y tuve que salir corriendito corriendito a buscar uno a la calle.
Ya en el terminal, acomodamos nuestras cosas en el bus y a dormir.
Foto: Esperando el bus que nos llevará de vuelta a Huaraz... |
Día 11: lunes 29 de Junio. Llegamos a Lima a las 06:00 am, más menos. Tomamos taxi directo al aeropuerto, la misión: conseguir embarcarnos de inmediato. Mi vuelo era a las 18:30 hrs, exactamente la hora de inicio del partido, Chile vs Perú - pe. Colocando la mejor cara de cordero degollado, conseguimos que nos embarquen en el vuelo de las 08:30 am, todo va bien, feliz por llegar a ver a nuestra querida selección. |
Enviamos algunos mensajes para coordinar que nos fueran a buscar, yo pensando en si Juan Carlos llegaría con mi auto y en qué estado...
Llegada a Chile, los cabros nos esperan, bakán!!
Camino a casa, mientras conduzco, veo lo sucio del aire de Santiago que nos toca respirar, y pienso en la laguna Jahuacocha...."estuve en el paraíso" me digo.
¿Cómo llegamos a esta situación, en que buscando la comodidad y el "bienestar", hemos construido ciudades invivibles?
Solo quiero llegar pronto a casa y abrazar a mis hijos, a mi familia...
Foto: Claudio y Elvis... "Perros Vagos"... |
"Fue un viaje duro, a una cordillera de montañas difíciles y peligrosas, sin las comodidades ni la logística de la cordillera Real en Bolivia, o la misma cordillera Blanca en Perú... ... Viajamos después de estar varios meses alejados casi por completo de las montañas, si, se notó, en el estado físico, también en la confianza a la hora de enfrentar terrenos más complejos... |
... ¿mala idea?, ¿irresponsabilidad?, no lo sé, pero sí sé que las montañas no solo se suben con pulmones y muslos de acero o una técnica depurada, también se suben con porfía, corazón y cojones grandes, y como tantas otras veces, eso nos sobró..."
E. Acevedo..
PD: Salió tan largo este relato, que se lo quiero dedicar a mis hijos, que son lo que me sostiene en esta locura de competir por un trabajo y vivir bajo un manto gris. Espero puedan leerlo y se animen a buscar y disfrutar su propia aventura.
Y como no, a los queridos Perros Alpinos, con quienes entre altos y bajos hemos compartido la locura que nos exigen las montañas para poder acceder a sus cumbres, y nos dan como premio el disfrutar de lo más bellos paisajes que quedan grabados en mi retina.
Autor: Claudio Correa.
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"Todos los hombres sueñan, pero no de la misma manera. Los que sueñan de noche, en los polvorientos refugios de su mente, despiertan al día siguiente y descubren que fue solo vanidad; mas los que sueñan de día, son hombres peligrosos, porque pueden representar sus sueños con los ojos abiertos para hacerlos posibles..."
T. E. Lawrence. Los Siete Pilares de la Sabiduría.