Corona del Diablo - Torreón NE

Corona del Diablo

 

  • Altitud: 4514 msnm.
  • Ubicación: Glaciar Universidad - VI Región.
  • Fecha: Noviembre del 2013
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Ulises Espinosa (P. Alpinos)
    • Ricardo Hernández (P. Alpinos)
    • Christián Quezada (Invitado)
  • Ruta: Torreón NE (Cumbre Secundaria) - Primer Ascenso.
  • Expedición: Beer Machine Climbing I.

"...Muchas veces me he preguntado por el por qué de los nombres que se les dan a los cerros, pero bajando hace algunos días desde el Pilar Meridional, luego de que el sol se escondiera detrás del "Corona", se pudo apreciar la perfecta formación de una corona en la cumbre, iluminada por los rayos del sol que estaba detrás de este cerro..."

Christian Quezada.

Ya nos habíamos embolsado las cumbres del Pilar Meridional para calentar motores, y el Nevado Cisne como uno de los objetivos principales, tocaba partir por otro de los grandotes, el Corona del Diablo, que destaca como el principal cerro de su grupo.

El Corona es un macizo amplio, ancho, con varias cumbres de las cuales obviamente una es la principal, pero con una serie de cumbres secundarias un poco más bajas, pero en su mayoría más difíciles, ya que son puntudos torreones rocosos.

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Foto: Corona del Diablo, Nevado Cisne y Nevado Mañke desde el glaciar Universidad.

Cuando subimos el Cisne vimos una canaleta diferente a la que conduce a la cumbre principal, mas delgada, mas empinada, que a eso de las 14:00 o 15:00 hrs ya estaba a la sombra, y que salía a dos de estas cumbres secundarias, sendos torreones rocosos que seguro implicarían una largo de cuerda a la salida del canalón, por ahí decidimos subir.

"...07:00 am y suena el despertador, gritos para cada una de las carpas y comienza el movimiento. 08:00 y vamos camino al Corona, un "cuatro mil" que queda en dirección al Cisne, cerro que habíamos subido hace un par de días.

Primero partió Cocho y Hernández... Luego les seguimos Ulises y yo, cruzamos el glaciar y en la base de la subida nos juntamos, equipo completo y le dimos. Durante toda la primera parte del trayecto punteó Hernández, siguiendo la huella que ya estaba hecha desde el ascenso al Cisne. Llegamos a un punto donde desviamos el camino, Cocho comenzó a puntear y marcó la ruta hacia arriba, la noche anterior y el día en curso estaba helado, por lo que la nieve se mostraba firme y fácil para abrir huella..."

Christian Quezada.

Después de relevar a Ricardo en la apertura de la huella, me fui derecho hacia un filo desde donde podríamos superar una evidente cascada de seracs por su parte superior, o al menos eso esperábamos.

En la primera subida la nieve estaba dura, por lo que honestamente daba lo mismo quien fuera primero, pero una vez en el filo se reblandeció bastante, lo que hizo el avance mas agotador, así que me fui fijando algunas piedras como objetivos, hasta que llegué a una especie de “hoyo” de nieve muy grande, donde me paré a esperar al resto y para descansar un poco.

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Foto: Ulises superando la rimaya.

El día estaba soleado y con algunas nubes, pero muy frio, había bastante nieve y la verdad, a pesar de la marcha constante y el buen ritmo que le metimos, creo que nadie había logrado entrar en calor, eso era evidente por lo abrigados que estábamos.

Reunidos ya nos hidratamos, comimos algo y echamos la talla un rato, Ulises arreglo su crampón que le venia dando problemas, y partió abriendo huella. Subimos un poco y a lo lejos divisamos una gran rimaya, se veía grandota pero con algunos puentes. Enfilamos directamente hacia el único puente que al acercarnos nos pareció decente, era angosto pero suficiente para pasar. Al estar mas cerca de la grieta pudimos estudiarla mejor y ver que era muy profunda, una caída a ese abismo de hielo tendría pésimas consecuencias, así que decidimos asegurar la pasada.

"...Nos dirigimos al puente y Ulises decidió abrir la huella. Equipado con estacas avanzó, dejó una estaca puesta justo antes de la grieta y cruzo mientras Hernández lo aseguraba. La nieve estaba blanda, fueron alrededor de siete pasos, y en el último para llegar al otro lado, Ulises hundió la pierna derecha, con el piolo izquierdo se afirmó del borde superior y pudo salir hacia arriba, avanzó un par de metros y clavó otra estaca, avanzó otros cuantos y colocó la última estaca que serviría de pasamanos...

Gritó que estaba lista la reunión y partimos, primero yo, luego Cocho y finalmente Hernández, al llegar al lado de Ulises, él estaba completamente agitado, con la adrenalina a mil..."

Christian Quezada.

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Foto: El "traverse" justo encima de la rimaya.

Para cuando llegue a la reunión Ulises ya había comenzado el largo hasta la base de la canaleta, este fue un tramo sencillo, pero no valía la pena guardar las cuerdas, ya en la canaleta seguramente las usaríamos.

La estrategia consistía en que uno punteaba  el largo de 60 metros y fijaba la cuerda, el segundo jumareaba con la segunda cuerda, y mientras los punteros fijaban 60 metros más, los otros dos escaladores usaban la segunda cuerda para subir más rápido y repetir el proceso.

Alcancé a Ulises y me toco el primer largo en el canalón mismo, sencillo, pero la pendiente era lo suficientemente respetable para seguir asegurando, además parecía empinarse mas en la medida que se ascendía y el terreno - para variar - no era del todo estable al comienzo, mas arriba la nieve se pondría bastante dura.

Termine mis 60 metros y arme una buena reunión, al rato llegaron los muchachos. El tercer largo lo subió Hernández sin mayores dificultades, la salida de la canaleta se veía cerca.

El canalón era muy frio, el día estaba bastante nublado, pero al menos al interior estábamos protegidos del viento que retumbaba en los torreones superiores. La técnica, aunque eficiente, no era todo lo rápido que quisiéramos, como éramos cuatro, había que estar bastante rato en cada reunión, y eso empezó a pasarme la cuenta, estábamos congelados!!!

Nos quedamos un rato con Quezada en la reunión, mientras Ulises jumareaba para alcanzar a Ricardo, tiritábamos, pero estábamos contentos y echando la talla. Calculábamos cuanto faltaría, pensábamos que hacia mucho frio, no sabíamos lo que nos esperaba en unas horas mas.

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Foto: Ulises en la entrada de la "virgen" canaleta...feliz!!!

Ulises llegó arriba, comencé a subir por la cuerda fija con la idea de alcanzarlos y puntear el que parecía ser el último largo para poder entrar algo en calor, pero Hernández, entusiasmado quizá por que este era su primer cerro de la expe, partió de una para arriba.

Los últimos 60 metros estaban bastante parados, el frio era mucho, yo llegue al portezuelo entre los dos torreones bastante aporreado (pero contento jaja...), con los dedos de las manos y los pies adoloridos y sin poder entrar en calor. Mire el largo de roca que faltaba y con las manos insensibles no me dieron ningunas ganas de subir primero, pero daba igual, teníamos a Uli Stick-Fix...

"...Ulises ultra motivado se ofreció para hacer el largo a la cumbre, lo asegure y comenzó el ascenso, monto la reunión y subimos. Nos sacamos las típicas fotos apretados todos en una aguja jajajajaja y comenzamos a bajar..."

Ricardo Hernández.

"...Ulises nuevamente el héroe de la jornada, tomó la cuerda y subió hacia la cumbre, eran alrededor de las 19:30 horas, Hernández lo aseguraba y Ulises subía, al cabo de unos minutos Hernández le grita !!10 metros!! Y Ulises responde, "Ya!!! Suban!!!". Uno a uno subimos llegando al punto más alto, 50 metros desde la arista y estábamos los cuatro en un reducido espacio y todos asegurados. Fotos de cumbre, vista alrededor y a bajar..."

Christian Quezada.

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Foto: Ulises en el último largo hasta la cumbre del Torreón Nor-Este.

Subí apenas por la cuerda fijada 50 metros mas arriba, el viento a ratos daba con todo, la subida no era tan complicada, pero hacia frio, mucho y maldito frio. A pesar de eso la vista hacia el Glaciar Mañke, con el Brujo, el Portillo y el Alto de los Arrieros, era sencillamente demoledora!!!

Llegue a la cumbre para reunirme con un Ulises visiblemente emocionado, igual que en el Nevado Cisne era el héroe de la jornada. Parece que ese libro sobre como encontrar la verdadera sexualidad masculina que había llevado, le estaba sirviendo de mucho para conocerse mejor a si mismo.

Al rato llegaron Christian y Ricardo, y como pudimos nos acomodamos en esa pequeña pero emotiva cumbre, nos aseguramos a una punta rocosa como pudimos, y disfrutamos de este durísimo primer ascenso!!

Estuvimos un rato celebrando, pero la verdad, entre el cansancio y el frio, había que bajar, en la cumbre estábamos demasiado expuestos al viento, que como regalo del cerro había remitido un poco, además, el anaranjado horizonte nos indicaba que nos quedaba muy poca luz.

Estábamos apretados y poner el cordín para el primer rapel, entre la cinta de la reunión, daysis, mosquetones y cosas varias, fue una odisea con el escaso margen de movimiento que teníamos, pero penurias más, penurias menos, logramos armar todo. Ricardo bajo primero y luego lo hizo Christian, no podíamos hacerlo de otra forma sin pasar unos encima de otros.

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Foto: Ricardo acomodado "como pudo" en la cumbre, el azul es Christian...

Quedábamos Ulises y yo, y como Stick-Fix había subido primero llevaba mas rato en la cumbre, y por ende estaba más congelado, así que le dije que bajara para que intentara entrar un poco en calor, o al menos pudiera refugiarse algo del viento en el portezuelo.

Bajó y me quede solo, y no pude evitar pensar en ese rato donde &%$”#/ estaba metido, a la hora que era, y con el frío que hacía, pero al mirar el rojizo horizonte me di cuenta de que estaba justamente donde quería estar, y entre tiritones me dedique a disfrutar el momento... disfrutar claro, de esa extraña manera en que disfrutamos los que hacemos esto. Difícil de explicar como se disfruta estar colgado medio congelado cuando el sol ya se esconde... ustedes me entienden...

Rapelie o rapele o como se diga, por la cuerda, y llegue en pocos minutos al portezuelo gritándole a mis compañeros que no me alumbraran la cara, por que me encandilaba, y tratando de bajar sin botarles piedras. Aquí estuvimos un montón de rato recuperando la cuerda, que como suele pasar se traba en el peor de los momentos, cuando todo el grupo está raja y congelado, se hace de noche, hace frio y te pega el viento en la cara, estupendo!!

De una u otra forma iniciamos la bajada, los rapeles por la canaleta se sucedieron uno tras otro. Teníamos los cordines justos para dejar en los rapeles, pero había que encontrar las piedras justas para instalarnos. Por suerte anduvimos bien con la creatividad sin ser demasiado quisquillosos con la "gestión de riesgos"...

El frio era una cosa demencial, la maniobra era lenta por lo que en cada reunión había tiempo suficiente para congelarse bien, y después tratar de entrar en calor en la bajada. Echábamos la talla, nos imaginábamos el café calentito que nos íbamos a tomar en el campamento, y nos dábamos animo pensando que faltaba poco para salir del canalón, una vez que pudiéramos bajar caminando entraríamos en calor.

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Foto: El inicio de una larga bajada...

En cada reunión sentía como el pie se trasformaba en un bloque helado completamente insensible, que me colgaba de la rodilla, y cuando ya estaba cerca de mi turno de bajar, me ponía a patear para recuperar algo la sensibilidad, es difícil explicar lo mal que lo pasamos por lo congelados que estábamos, pero tranquilos y felices (y helados) llegamos a la última reunión, a la salida del canalón.

Aquí estábamos con Ricardo y Ulises, y sencillamente no dábamos más, me pegaba en los brazos, trataba de boxear, hacia lo que fuera mientras esperábamos a Christian que venia desescalando este tramo. El único consuelo - y no menor - era que ahora podríamos bajar caminando hasta la rimaya y eso nos haría calentarnos un poco.

Si bien en la rimaya también pasamos usando la cuerda, la maniobra fue más corta, y después de eso nos fuimos de una para abajo. Caminando por fin logramos entrar en calor y ser felices, tanto que ya no pensábamos en café, sino en cerveza.

El resto de la bajada fue largo y agotador, pero ya más calentitos fue solo cosa de paciencia y empuje. A ratos me sentaba, me quedaba raja un rato, y disfrutaba del colosal cielo estrellado que teníamos sobre nuestras cabezas. Cruzamos el glaciar y gracias a la experiencia que nos dejo el jugo que dimos buscando el campamento cuando bajamos del Nevado Cisne, ahora lo encontramos rapidito, nos habíamos fijado bien en varios puntos de referencia para poder ubicarnos rápido, ya que las carpas quedaban tapadas por la forma del glaciar.

Y llegamos bien, estábamos de vuelta…

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El descenso por el canalón fue LENTO, FRIO y AGOTADOR, largos de 30 metros y un último de 60, mucho frío, hasta que los cuatro en conjunto comenzamos a descender. El agotamiento se manifestaba y el andar era lento, seguimos el mismo camino de vuelta y a las 05:30 am estábamos llegando al campamento, solo queríamos dormir y fue lo que hicimos. Un cerro RUDO!

Christian Quezada.

El frio calaba los huesos, los rapeles fueron eternos, tardamos mucho en la bajada y aun nos faltaba pasar nuevamente la rimaya por la que habíamos entrado al comienzo. Una vez pasado este obstáculo proseguimos nuestro camino, ya molidos por el esfuerzo. Nuestra idea era llegar al CB, tomar té y comer algo, nuestra sorpresa fue mayúscula al ver que el sol comenzaba a salir, eran las 06:00 am de la mañana, así que nos tomamos una cerveza al seco para celebrar la cumbre y nos fuimos a acostar.

Ricardo Hernández.

Christian que se había adelantado como media hora estaba calentando agua cuando llegamos, todos jurábamos de guata que eran como las 03:00 de la madrugada, de echo la idea era juntarse en una carpa a tomar té. Ulises, que estaba mas prendido que pasto seco saco unas cervezas y las repartió, la verdad, estaban buenísimas.

Cada uno a su carpa para sacarse equipo, asearse un poco y cambiarse de ropa, cuando estaba por salir miré por la ventana de la carpa y vi que estaba claro, pregunté la hora…las 06:00!!! me gritó Ulises, no lo podíamos creer, estaba amaneciendo, había que puro acostarse…

De haber sabido bien la hora, nos quedamos arriba a ver el amanecer…

Autor: Elvis Acevedo R

 

"Me da alas un impulso irresistible, que me exhorta a emprender algo más alto y más difícil cada vez, a dar el máximo de mí..."

Hermann Buhl.