Cerro Colorado
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Y partimos al sur.
Hace rato queríamos visitar la zona de la laguna del Maule con fines más de montaña que de escalada en el valle de los Cóndores, así que, aprovechando el feriado de Semana Santa, decidimos tomar rumbo a tierras sureñas.
En el verano habíamos andado subiendo volcanes por todo el sur, Sierra Nevada, Casablanca, Puyehue y Copahue, en un viaje muy lindo, y que me había dejado con ganas de dedicarle más tiempo a estas hermosas montañas.
Me arranqué del laboratorio un día miércoles después de almuerzo dejando mi mochila en la silla para que pareciera que estaba trabajando, y me junté en algún lugar de Providencia con Wilson Acevedo y Fernanda Weinstein, y después de algunas vueltas locas tomamos la 5 Sur y nos fuimos derecho…. al sur…
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No recuerdo donde pretendíamos llegar esa noche, pero un taco infernal en la carretera nos hizo tomar un desvío, y terminamos vivaqueando tarde a un costado del camino cerca de algún paradero. Nos gusta esa vida, improvisando en todo momento.
Al día siguiente desayunamos y continuamos, llegando bastante temprano a la zona del valle de los Cóndores, donde estaba nuestro primer objetivo, el sencillo cerro Colorado. Había bastantes vehículos de gente que -supongo- andaba escalando. Nosotros nos estacionamos, armamos unas mochilas livianas, y partimos de inmediato en pos de la cumbre.
Del ascenso no hay mucho que decir, fue tranquilo, con un día algo caluroso, con lindas vistas en todas direcciones, sobre todo hacia el imponente Campanario, y ya en la parte más alta del cerro con una hermosa panorámica de la laguna del Maule y los cerros que la rodean. Cumbre sencilla pero muy linda, como todas.
La bajada también fue rápida, aunque pudo serlo más ya que nos desviamos y terminamos andando por cualquier parte. Llegamos al auto y calculamos que manejando al borde de la ley llegábamos a la Aduana antes de que cerraran, y así podríamos acampar en algún lugar al lado de la laguna.
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Dicho y hecho; pasamos sin problemas y recorrimos buena parte del camino que bordea la laguna hasta encontrar un lugar que nos gustó, con agüita, algo de verde, y a los pies del volcán Cari Launa, que era nuestro objetivo del día siguiente.
Pasamos el resto de la tarde rezongando al sol cual lagartijas sin trabajo ni preocupaciones, viendo como el sol bajaba hacia el horizonte y los colores de las montañas comenzaban a adquirir tonos rojizos. Hermoso atardecer.
No armamos la carpa, vivaqueamos al lado de “Tiburón” y quedamos listos para ir al día siguiente por nuestro próximo objetivo.
Autor: Elvis Acevedo Riquelme.
"El bienestar y la vida tranquila llegan a entumecer los espíritus vitales, por eso mismo, a nosotros nos fascina la aventura, tanto como a un preso la libertad..."
Reinhold Messner.