Cerro Chacaya
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Después de escalar la Punta Sin Nombre movimos nuestro campamento al inicio del Valle de Morales, nuestro objetivo, la Pared Sur del Cerro Chacaya, por un evidente canalón visible desde el camino vehicular. Ya lo habíamos intentado el 2006 junto a Juan Carlos Caro, pero esa vez andábamos en trasporte “publico”, por lo que no dispusimos del tiempo suficiente para completar la ruta, ahora tendríamos el día completo puesto que nuestro regreso a Santiago estaba planificado para el día siguiente al del intento de apertura.
Ese día lunes, en que movimos nuestro campamento de la base de la Punta Sin Nombre a la entrada del valle, fue climáticamente más inestable, plumillo a ratos, pero en la medida que perdíamos altura se estabilizaba y solo permanecían las nubes altas. Una vez instalado el CB, y aprovechando la cercanía, bajamos a Villa del Valle a comer empanadas, relajando los músculos después de las 20 hrs de actividad en la “Sin Nombre”, y mentalizándonos con Juan Carlos para lo que venía.
Hacia el final de la tarde las nubes tendieron a desaparecer, las últimas actividades del día consistieron en preparar las cosas para la escalada, descansar y acostarse temprano, la jornada se venía dura.
03:00 am, de nuevo las lucecitas y sonidos del despertador, pensé en seguir durmiendo, hacía frío, pero de a poco me motivé y comencé a calentar agua para el desayuno, cuando me asomé afuera de la carpa vi el cielo completamente estrellado, ninguna nube amagaba el brillo de los astros, eso me motivó aún más.
Foto: Entrando al Canalón. |
Terminé mi desayuno mientras Juan Carlos hacia lo propio en su carpa, no quise abrigarme mucho, sabía que la caminata me haría entrar en calor. Antes de llegar a la base del canalón teníamos que rodear prácticamente todo el cerro, desde la cara Este a la Sur, eso nos tomaría un par de horas por terreno de piedras, acarreos y palas de nieve, trayecto que haríamos a oscuras esperando llegar a nuestra ruta con las primeras luces del amanecer. Y así fue, lo miramos bien para estar seguros de no equivocarnos (hay un par de canalones antes que pueden llevar a confusión), pero lo reconocimos con más facilidad, ya lo conocíamos del intento anterior, aquí paramos un rato a equiparnos y comer algo. A eso de las 07:00 am comenzamos nuestro ascenso. |
Avanzamos rápido al principio, sin asegurar, la nieve estaba en buenas condiciones. Al comienzo una pendiente constante de unos 40 a 45º, no era una superficie pareja la de la nieve, bastante accidentada, con surcos profundos y más duros, caían algunas piedras pequeñas bastante rápido lo que nos dio un indicio de como se venía la cosa en un rato más cuando saliera el sol.
Lo disparejo de la superficie nos hacía pasar por algunos tramos cortos de fuerte pendiente, pero la nieve en buenas condiciones nos mantenía sin usar la cuerda, queríamos avanzar rápido hasta el tapón rocoso donde nos devolvimos la vez anterior. Al llegar nos reunimos justo bajo él para ver la mejor opción para pasarlo, se veía más largo y seco, lo bueno era que al contrario del intento anterior, esta vez no le caía agua por ningún lado.
Por la calidad y tipo de la roca nos dimos cuenta que los stoppers nos servirían de bastante poco, lo que nos dejaba con un reducido Rack de solamente dos estacas de nieve, no habíamos pensado que en algunos tramos de la ruta nos habrían sido de mucha utilidad un par de tornillos de hielo.
Armamos una seudo reunión con una estaca y Juan Carlos se dispuso a asegurarme, avancé hasta colocarme justo bajo el tapón de roca, estaba cubierto en parte por hielo verglás, pensé que no sería mala idea intentar por las rocas secas de la izquierda. Para eso me saque los guantes y traté, pero se desarmaba sola, no alcancé a avanzar nada, sin embargo quede muy incómodo como para desescalar, pero a la altura de un pedazo de nieve dura a mi derecha, saqué un piolet del arnés y lo clave en él, quedo suficientemente firme para cargar mi peso, con los crampones agarrados de alguna forma de la roca "verglaseada" logré impulsarme y pase ese primer tapón. Se venía ahora una pala de nieve de unos 80º, de nieve dura, avancé por ella hacia el segundo tapón cuando vi manchas de sangre, mis dedos de la mano izquierda sangraban producto de haber pasado la zona de hielo sin guantes, filo, no tenia parches ni nada parecido. |
Foto: Juan Carlos cerca del primer tapón. |
Llegué a la base del segundo tapón rocoso, solo tenía los stoppers, la otra estaca la había puesto justo bajo el primer tapón para frenar una posible caída, y de nuevo la roca no servía de nada, pensé en lanzarme de una pero esta sección estaba un poco más complicada, era corta, pero el hielo estaba suelto, si me caía eran muchos metros hasta que me frenara la estaca, si es que me frenaba, así que decidí desescalar unos metros hasta un lugar un poco más “cómodo”, armé otra seudo reunión con piolets, y asegure al “Lobo” para que me alcanzara ahí. Llegó rápido recuperando nuestro escaso material, repetimos la maniobra dejando una estaca para el asegurador y la otra como seguro justo bajo el tapón.
Juan Carlos intento pasar primero pero no pudo, después fui yo, bastante acalambrado de las pantorrillas por lo incómoda que quedó la reunión, donde estaba medio en cuclillas sin poder estirarme, puse la estaca bajo el tapón y me lance, se desarmó todo pero de alguna forma, con bastante esfuerzo, salí arriba.
Foto: Elvis en el primer tapón rocoso. |
Después del tapón venían aún varios metros de fuerte pendiente en nieve y hielo quebradizo, seguí de largo, pase una especie de “champiñón” de hielo y por fin logré ver lo que venía más arriba. El canalón se ensanchaba, la pendiente disminuía un poco y a la derecha, bajo un rocón, se había formado una pequeña terraza donde armé la reunión, incómodo, pero después de varias horas me permitió acomodarme para estirarme un poco y relajar los pies. Aseguré a mi compañero y después de inconvenientes más inconvenientes menos (Incluido un rapel para recuperar una mochila atascada), sentimos que habíamos superado la parte más difícil de la ruta, que lo que venía no podía ser más difícil que esto. |
A pesar de que el canalón mantenía una pendiente más que respetable y en cortos tramos aún encontrábamos pasos verticales, este se ensanchaba y se podía tener una mejor perspectiva de lo que se venía, lo que no nos ocurría desde abajo, donde la visual era tapada por la sección rocosa.
Generalmente en terrenos así escalamos en simultaneo o derechamente sin asegurar cuando las condiciones del terreno son buenas, pero las 20 hrs de actividad en la Punta Sin Nombre, más los traslados a través del valle moviendo los campamentos ahora pesaban más, por lo que decidimos escalar más lento pero de manera más segura haciendo relevos, no fuera a ser que por una desconcentración producto del cansancio cometiéramos un error y terminara todo mal, ya que en caso de caída, no había mucho en que pensar.
Y así nos fuimos, largo tras largo de cuerda haciendo postas de 120 mts cada uno. En todo caso con las dos estacas que teníamos solo nos alcanzaba para que el asegurador se anclara a una, mientras el otro subía y ocupaba la otra en la misma maniobra, de poner seguros intermedios nada, quedamos cortos de material ya que habíamos pensado en caso de ser necesario usar la roca que a la postre no sirvió, así que de todas maneras había que subir atentos. Comenzó a bajar la temperatura con el paso de las horas, lo único bueno de eso era que esperábamos que hubiese menos caída de piedras, cuando estábamos escalando el tapón rocoso cayeron varios desprendimientos con rocas de todos los portes y colores, en ese tramo estuvimos muy expuestos durante un buen rato, por suerte solo nos golpearon algunos pequeños, que por cierto igual duelen mucho, y las más grandes, salvo alguna que paso más cerca de lo que hubiésemos querido nos saltaron silbando sobre nosotros. |
Foto: En el segundo Tapón Rocoso. |
Seguíamos subiendo y no divisábamos la salida del canalón, sin embargo estábamos en un terreno mucho más abierto, no tan claustrofóbico como los primeros dos tercios de la ruta, pero arriba se veían murallones rocosos y eso nos generaba un poco de incertidumbre.
Comenzó a oscurecer y en alguno de los relevos sacamos las linternas, bastante tranquilos, sabíamos que lo que más teníamos que tener ahora era paciencia, así que no nos complicábamos, lo que si nos preocupaba era que no teníamos comunicación con el campamento, dentro del canalón ni siquiera el GPS tomaba señal, pero no podíamos hacer nada con eso, solo seguir subiendo y esperar encontrar la salida pronto.
Foto: Juan Carlos saliendo del Canalón. |
Terminé mis 120 metros, a oscuras aseguraba al “Lobo” mientras tarareaba “La Milonga del Marinero y el Capitán”, del gran Andrés Calamaro, en su época de "Los Rodríguez". Me alcanzó y siguió de largo, avanzó rápido, pero después me di cuenta de que le costó más tiempo superar un tramo, supuse que había una pasada más compleja, pero no le grité nada, total, después me tocaba a mí. Cuando recibí la señal del relevo ordené todo y comencé a subir, llegué rápidamente al lugar, una pasada en nieve blanda sobre rocas, bastante parada e inestable, solo quise pasar rápido, ya tenía el cerebro algo cansado para estar mucho rato en tramos complicados. Seguí subiendo aún con una pendiente promedio entre 55º y 60º y alcancé a mi compañero, venia tan metido en lo mío que no había mirado a mi alrededor, se abría la visual, veíamos al otro lado del valle y en todas direcciones. |
Le habían faltado tres metros de cuerda para salir del canalón y tuvo que montar un ultimo relevo, lo pase rápido y fui a ver, bien atento para no mandarme un numerito en el último momento, otro champiñón de nieve y salimos, estábamos fuera del canalón, habíamos salido por fin de la Pared Sur, eran las 22:00 hrs...
Estábamos listos, no más dificultades, sabíamos que quedaba bastante aún pero por terreno más sencillo. Aprovechamos de sentarnos, de relajarnos un rato, tomarnos el último sorbo de té (todavía estaba tibio) y el ultimo sándwich que compartimos entre los dos.
Una tenue capa de nubes cubría la luna, corría algo de viento, pero nada importaba mucho, estábamos más contentos que perro con dos colas, habíamos soñado ese canalón y habíamos subido ese canalón, “El canalón de los Perros "
Subimos lo que nos quedaba de la Cara Este del cerro, probablemente tampoco recorrida de manera anterior a pesar de ser un cerro tan a la mano, su ultra saturada ruta normal se lleva todas las visitas. Terreno fácil, con viento, pero nada terrible, cansadísimos, “Lobo” me comentaría después que se iba quedando dormido de pie en este tramo. Llegamos a la cumbre a eso de las 23:20 hrs, había poco viento, de hecho mucho menos que cuando subí el cerro por su ruta normal, esa misma que usaríamos para bajar, nos reímos en la cumbre, pasar por ahí era casi una anécdota, nos dimos un buen abrazo y sacamos algunas fotos, además por fin, logramos comunicarnos con el campamento. |
Foto: Cumbre!! |
Después de un rato seguimos el filo, no habían huellas que nos pudieran guiar, solo queríamos tener cuidado en no equivocarnos de canalón al bajar, así que tranquilos después de pasar de largo lo localizamos, pasamos por el borde de la cornisa y de ahí fuerte y derecho para abajo, hasta el valle.
Fue una bajada larga, donde veía una roca veía un "Box Spring", donde me sentaba me daban ganas de quedarme dormido, al final después de aventuras más aventuras menos, llegamos al campamento a las 03:15 de la madrugada, 24 hrs y 15 minutos después de haber salido de la carpa, mañana volvíamos a Santiago y comenzábamos a pensar en nuestro próximo objetivo.
Autor: Elvis Acevedo.
Resumen de las ascensiones del Grupo al Cerro Chacaya:
Agosto del 2004: Elvis Acevedo, Fabián Acevedo, Rudy García; Ruta Normal.
Septiembre del 2007: Elvis Acevedo, Juan Carlos Caro; Canalón de los Perros.
"Para el hombre que trata de escalar la más alta de las cumbres, la acción es el camino, más cuando llega a las alturas de la unidad, el acto se desprende de él, el camino es la serenidad"
Bhagavad Gita.