Bou Ouzzal
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Y bueno, estábamos en el Tizi N’Ouagane, el portezuelo que separa el dúo Ras-Timesguida, del Bou Ouzzal y los valles de Assif N’Issougouane con el Issif Tatklast. Precisamente estábamos aquí después de haber pasado por las cumbres del ambos cerros, y para sorpresa de nosotros mismos, no estábamos ni cansados.
Era temprano aun, y el día se mantenía muy estable, con cielos despejados y una temperatura agradable, aunque fuertemente regulada por la brisa, no hay que olvidar que es febrero, y de este lado del mundo estamos en invierno. Así que con todos los factores del universo bien alineados, era imperdonable pensar en irse a descansar al refugio, ya habría tiempo para ello, ahora había que pensar en seguir subiendo cerritos y disfrutar de las hermosas visuales que se nos habrían hacia todas partes.
El Bou Ouzzal es el mas pequeño de los cerros que nos habíamos planteado ascender, con 3860 metros era el único “no cuatromil”, cosa que para mí al menos era completamente irrelevante, pero que en general lo deja como un cerro bastante olvidado, ya que muchos de los montañistas que vienen a esta zona, sobre todo españoles (de España), vienen justamente para sobrepasar esa - según ellos - enigmática y ambicionada marca de los 4000 metros.
Eso que para nosotros puede sonar un poco gracioso, no lo es tanto, desde Santiago podemos subir un montón de cerros de más de 4000 metros por el día o dos, pero en España no hay montañas que superen esa altura, he ahí la causa por la que miran esa cifra como un objetivo en sí mismo.
El pequeñín Bou Ouzzal es un cerro más ancho y menos estilizado, con cuatro cumbres que son más menos lo puntos más destacados de la arista, los que se pueden enlazar en travesía para bajar después por el Tizi D’Ouanoums (tizi: portezuelo) y descender luego hasta el valle en dirección a los refugios. La cumbre principal era por suerte la primera, la que teníamos más cerca, y la que pensábamos subir.
Foto: Cumbre principal del Bou Ouzzal durante la bajada desde el Timesguida. |
Otro motivo por el que quería subir este cerro, era porque desde la cumbre se ve el lago Ifni y el valle Tifnout, y bueno, tenía ganas de verlos, además que por todos esos valles se pueden hacer hermosas travesías que pasan por uno y otro y otro portezuelo llegando a poblados cada vez más escondidos. Quizá en otro viaje.
Comenzamos a subir, el terreno por acarreo algo suelto pero cómodo dio paso a algunos neveros mezclados con rocas grandes por donde subimos con más cuidado de no botar material, luego nos acercamos al filo donde el terreno se angosta bastante, desde aquí pudimos ver que los clientes con sus guías que nos habíamos topado en la cumbre del Timesguida, y logrado adelantar en la bajada, recién venían como a mitad de camino de la arista, y les faltaba bastante para llegar al portezuelo.
Con algunas pasadas algo más aéreas, entre neveros y rocas, vimos ya muy cerca la cumbre principal, el viento pegaba fuerte y estaba muy helado, pero eso no logró congelar nuestra alegría cuando llegamos a la cumbre, la tercera del día, la séptima en dos días… nada mal…
Abrazos y alegría, frío y viento también, como ya lo sabía, la vista hacia el lago Ifni era hermosa, y a todas las montañas circundantes -varias de ellas escaladas ya- donde pudimos mirar con mayor detalle las rutas seguidas y tomar buenas fotos de todo el sector.
Foto: Lago Ifni, desde la cumbre principal del Bou Ouzzal. |
Nos refugiamos un poco entre las piedras para aguantar el viento helado, el sol era más bien un adorno, así que en total no debimos estar más de 15 minutos en la cumbre creo, más que suficiente para todo lo que teníamos que hacer.
La bajada fue rápida y feliz, cuando llegamos de vuelta al portezuelo aun no llegaban los montañeros del Ras, lo que nos preocupó un poco, pero al rato se escucharon voces y se comenzaron a ver los primeros a la distancia, así que asumimos que venían bien.
Desde aquí nos lanzamos en un permanente y rápido descenso por el valle completamente nevado, siguiendo las huellas dejadas por los muchachos que subieron la normal del Ras, un valle cómodo y de poca pendiente, donde en algo más de una hora llegamos a los refugios a comer y tomar mate.
Excelente día en las montañas del Alto Atlas..
Autor: Elvis Acevedo.
“El valor de un alpinista es inversamente proporcional a la cantidad de material que se lleva...”
Reinhold Messner.