Cerro Bello
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Con todo el peso del año encima estaba necesitado de cerros, y además tenía una semana para hacer algo, pero lamentablemente y como me esta pasando mas seguido de lo que quisiera, estaba sin cordada. No me gusta salir solo, pero no quería perder la semana y la posibilidad de hacer algo que me motivara para cerrar un muy buen 2011 montañuno.
Así que no le di muchas vueltas mas, y partí para el Glaciar Bello, lugar que no conocía y que hace rato quería agregar a la lista de lugares que he visitado.
Investigue un poco sobre las rutas y cerros del sector, los cuales ya conocía bien de tanta lectura y contacté a mi amigo Lorenzo Fuentes para que me apoyara logísticamente con el tema trasporte; no tuvo problemas y un día Sábado de Diciembre del 2011 partimos a Termas del Plomo, a ver que pasaba.
Foto: Campo Base con gran vista al Valle del Yeso. |
Llegamos a buena hora, mucha gente como es costumbre hace algunos años. El lugar esta bastante masificado, lo que trae obvias desventajas en cuanto a su cuidado. Le di algunas indicaciones al "Loro" de como llegar a la laguna Los Patos, ya que quería aprovechar el día con un trekking, y nos despedimos hasta una semana mas. Y partí, con mas dudas que certezas, pero si con muchas ganas, al fin y al cabo podía devolverme cuando me diera la gana, no sentía ningún peso extra en la espalda mas que el de la mochila, que ya era suficiente. |
El primer día fue por trazos de sendero y terreno mas bien sencillo, iba pesado así que no pensé en llegar al glaciar ese mismo día, solo avancé hasta llegar al punto donde comienzan las morrenas, justo donde había un estero cristalino y unas vegas que le dan un poco de color al monocromático paisaje cordillerano.
Armé la carpa, comí, etc, lo típico. Me puse a leer que al final fue lo que mas hice en el viaje, !Que buena compra el Kindle! (Aparato para cargar libros electrónicos) y me acosté temprano, tenía mucho sueño acumulado de la ciudad, y la verdad, duermo bastante mejor en el cerro que en mi casa, y muchas mas horas por cierto.
Me levanté tarde, pero el sol aún no me llegaba, salí a buscar agua al estero y vi que la carpa estaba blanca de escarcha, la noche había sido muy helada al parecer (yo no me di ni cuenta).
Foto: Cerro Yeguas Muertas. |
Me metí dentro y tomé desayuno. Ordené las cosas y bla bla bla, todo muy lento esperando que el sol tocara la carpa. Cuando lo hizo, terminé de desarmar el campamento y partí a caminar de una buena vez, hoy iba a ser un día bastante pesado. La tirada fue larga, y por terreno muy latero, morrenas dejadas por el Glaciar Bello en su retroceso por cientos de años, lomas y lomas de piedras de todos los tamaños, subir y bajar, una que otra pirca que intenta marcar el camino, cruzar el río por un puente de nieve y entrar a terreno un poco mas plano. |
Después de un rato en que el río corre por un tramo llano, hay que cruzar de nuevo por un puente de nieve y entrar al sistema de morrenas del glaciar Yeso. Mas lomas y lomas, pero muchísimo mas corto que el tramo anterior. Después una bajada y vuelta a saltar el estero de nuevo, para subir de manera definitiva en dirección al glaciar Bello.
Desde abajo había visto una especie de camino de tierra que se adentraba en el glaciar, por este quería entrar para avanzar un poco y ojala encontrar un terreno seco donde acampar.
Me costó bastante encontrar un buen lugar para instalar la carpa, pero al final logré acomodarme lo mejor que pude, cerca del agua, en terreno seco y con grietas de hielo debajo de las rocas que sonaban en la noche, y escuchando los permanentes, pero súper permanentes derrumbes en la Cara Oeste de la Punta Hofh, pero que manera de botar piedras esa pared...
Foto: Grietas en el glaciar. |
Traté de quedar lo más cómodo posible, iba a estar varios días acá, la vista de todo el Valle del Río Yeso era notable y al fondo, la Pared Norte del Marmolejo haciéndome burla. Desde aquí ya podía darme cuenta de que el glaciar estaba en peores condiciones de lo que me había presupuestado, invierno de poca nieve y verano con calores excesivos, iba a ser un paseo por grietas, andaba solo, tenía que ser prudente. |
Recordaba el relato del ascenso de mi amigo Norberto Alarcón al Marmolejo, jugado, pero asumiendo un riesgo que creo, yo no quería asumir, por esta vez. Tampoco pensé mucho rato en eso, me dediqué a las labores de campamento y me acosté para al día siguiente realizar mi primer intento en la zona.
Ruta Normal Cerro Bello.
Es la que va por la Arista Norte, y aunque sencilla, quería hacerla para tener una buena vista del Cerro Kobe, uno de los mejores objetivos del sector.
Partí y rápidamente subí por el glaciar sin grandes complicaciones, miré la Cara Sur del Cuerno Blanco y la ruta que quería repetir abierta hace algunos años por Valdés, Ponce y Cía.
Estaba muy seca, y con mucha huella de desprendimiento de rocas, lata. Continué en lo mío, seguí ascendiendo esta vez por mayor pendiente hacia el portezuelo entre el Cuerno y el Bello, comenzaron a aparecer las grietas, al menos estaban a la vista, saltables sin problema en su mayoría, otras superables solo por puentes de nieve que vaya a saber uno como iban a estar a la vuelta, el día estaba despejado y comenzaba a hacer calor.
Foto: Cerro Cuerno Blanco. |
Maldita ley de Murphy, uno siempre quiere días así, con sol y sin viento, pero esta vez me hubiese sido útil un poquito de frío, para la estabilidad de los puentes de nieve. Continué la subida cada vez con mas dificultades para encontrar buenas pasadas, las grietas ya eran grandes y de fondo intimidante, miraba hacia atrás de manera permanente para tratar de memorizar lo mejor posible el camino seguido en la subida, hasta que llegué a un sector donde la pendiente disminuía, había menos grietas y todo parecía estar mejor, a unos 200 mts del portezuelo entre el Cuerno y el Bello. |
Pero la alegría dio paso a la desilusión, si venía complicado con las grietas hasta ahora lo que venia era una paliza, eran seracs que se formaban donde el glaciar comenzaba un descenso muy brusco, se veían algunas pasadas, algunos puentes, y si, algunos hoyos gigantones.
Harto rato pensé, veía pasadas, veía complicaciones, veía peligros, veía rutas, veía repoco por que andaba sin lentes, en fin, veía y veía, pensaba y pensaba.
Pero solo pensaba en alternativas de ascenso o descenso, en peligros o en posibilidades, en si faltaba mucho o poco, si valía la pena o no, si quería asumir los riesgos estando solo o no, etc, hasta que de repente cambie el switch y pensé las cosas de otra manera completamente diferente.
¿Quería subir o no?
¿Tenía ganas de seguir o no?...
Foto: Cara SO de la Punta Hofh. |
La respuesta fue simple, me auto presionaba un poco por lograr un objetivo que si era importante para mi, pero quería disfrutarlo, y ahora no lo estaba haciendo, estaba algo chato. Al fin y al cabo, si de verdad tenia ganas de subir, conociéndome, poco o nada me iban a importar las grietas que hubiesen, podría haber tenido la misma cascada de seracs del Everest y lo habría intentado igual. La cosa es que si estaba tan dudoso de continuar o no, era por que simplemente no tenía ganas de hacerlo, fuera por el motivo que fuera. |
Así que simplemente di vuelta atrás, cansado, lateado, pensando si con los años no estoy perdiendo las ganas de subir cerros...
Bajé con cuidado entre las grietas que pasé en la subida y cuando pensaba irme directo al campamento, me encontré de frente con el Yeguas Heladas, con un nevero bastante sencillo y directo a la cumbre, bue...que más da, démosle pa ese lado...
Cruce todo el glaciar, lejos de las zonas de grietas pero con mucho, mucho, requetecontra-mucho penitente, y también riachuelos que recorrían la superficie del glaciar y los cuales dificultaban mucho el avance, de una u otra forma llegué a la base del Yeguas solo para darme cuenta que el nevero no llegaba hasta abajo, había un tramo de acarreo que tenía la pinta de ser de aquellos...de esos lisos, duros y empinados...que lata...
Foto: Punta Ammonites o Cerro Kobe. |
Lo caché al tiro, suerte tendría si podía clavar los crampones en esa tierra dura, me di vuelta y me fui a la carpa. No le puse mucho empeño al Yeguas, pero la verdad, venía con el peso de las decisiones y los pensamientos del Bello, mucho para un mismo día. Llegué a la carpa desanimado, sin saber que mas hacer, de los cerros que tenia pensado subir, uno ya lo había intentado y fallado, otros dos tenían sus rutas en pésimas condiciones, y el otro botaba y botaba piedras. |
El día siguiente por suerte amaneció malo y pude descansar, dormir, leer y pensar (también fui al baño)...
Me devolvía un par de días antes, esa fue mi decisión, a emborracharme y todo eso, lo que todos hacen ¿o no?. Y estaba seguro de que hacer cuando revisando las fotos en la cámara vi una del Bello que había tomado desde la base del Yeguas Heladas, y al mirar con mas atención...vaya vaya, dos opciones de rutas directas por la Cara Oeste, un canalón angosto y precioso, pero mejor hacerlo de a dos, y otro canalón bastante más ancho, pero que no veía con claridad si llegaba al filo, pero filo, en el peor de los casos habría que meterse entre las rocas.
Pero bueno, sería para otra vez, ya había decidido irme ¿Recuerdan?, estaba seguro de mi decisión, soy hombre de una sola línea, bueno ya, me quedo...
Directa Cara Oeste.
Partí a la mañana siguiente, entusiasmado como cabro chico, por el mismo camino que en el intento anterior, pero cuando vi la entrada a la quebrada que da al canalón me desvié y comencé a subir de manera directa, lejos de grietas y todo eso, me tocó meterme al hielo, pero ahí ando cómodo, además eran tramos cortos y de pendiente media, pero había que tener cuidado de no resbalarse por que frenar en hielo duro, es por decir poco, algo difícil.
Foto: Tramos de hielo antes de salir al filo. |
El ascenso fue rápido y directo, llegué a una especie de portezuelo entre un diente rocoso y la Cara Oeste, aproveché de descansar un poco y en eso estaba cuando vi el Cerro Kobe, pero que pedazo de cerro, me quede sacándole fotos y buscando rutas un buen rato. Continué mi subida, se veía un nevero, se veía lento también, blando y resbaloso, preferí irme por las rocas, una trepada grado III al principio, a ratos mala roca, a ratos reguleque, como sueldo de ministra. |
Volví a parar en una terraza, quedaba poco para salir al filo, no sabía que tan complicada podía ser la salida, apareció más hielo entre las rocas, terreno mixto, estaba como pescado el agua...
Logré salir y apenas equilibrarme para no irme de hoci por la Cara Este, y me habían dicho que era fácil.
El filo no tenía ni un metro de ancho, la roca era mala, las caídas verticales a ambos lados, chupallas, ¿Cuanto faltará?, saqué el GPS, 5080 msnm aprox, quedan como 150 mts, o sea la cumbre debe ser esa que se ve al fondo, complicada la cosa, ya bueno, padelante pero con cuidado.
El filo es difícil, esa fue mi humilde percepción de las cosas, bastante apretado por no decir otra cosa llegué al punto más alto donde ni pa dar un grito me dio, había una ventolera infernal, de todas formas las vistas eran preciosas, alcancé a sacar algunas pocas fotos ya que se me descargó la cámara, aunque igual no tenía intenciones de quedarme mucho rato, decidí bajar, en la parte del filo tendría que extremar los cuidados.
Si no llegué todo mojado al punto donde conecté el filo fue por que el viento me secaba la traspiración al instante, vi rodar piedras hacia el infinito y más allá, pero logré bajar que es lo bonito y lo importante. Si bien el resto del descenso tuvo algunos tramos difíciles, nada como el filo, así que la bajada fue mas bien tranquila.
Foto: Laguna Los Patos. |
Llegué a la carpa aún con luz, cansado como caballo de feria, pero mas contento que perro con dos colas, algo comí y me acosté raja, desperté al otro día en la misma posición, ¿Ven que se duerme mejor en la montaña?...
Al día siguiente comencé a bajar, la pega estaba echa, o mas bien, hice lo que pude nomás. Llegué a instalar un precioso campamento en la laguna de Los Patos donde retomé el gusto por el trekking relajado. Al día siguiente venía Lorenzo a buscarme, pero cuando estaba en pleno acto de vagancia divisé a 4 montañistas que había visto a los lejos en la mañana, y...sorpresa, José Luis Troncoso, amigo con el que subí el Mirador del Morado el año de la ñafla (2003) y con el que estuve en intentos al Bismarck y La Paloma por esa misma época.
Si si bueno, lo admito, no lo reconocí, pero el a mi si, así que todo bien, andaba con la Patty Soto y dos gringos, rubios de ojos verdes, como son todos gringos para mi, aunque quizá eran canadienses o algo similar.
Conversamos un rato y me ofrecieron bajar con ellos, yapo, acepté y nos vinimos juntos, pasamos a comer completos a San José de Maipo y entre conversa y conversa me dejaron el el metro, y de ahí, a casa.
Autor: Elvis Acevedo.
"Si yo no reflexionara mucho, estudiase y planease la ascensión cuidadosamente, hace tiempo que estaría muerto..."
Tomo Cessen.