Cerro Bahamonde

1

 

  • Altitud: 4.911 msnm.
  • Ubicación: Glaciar Olivares Gama - RM.
  • Fecha: Octubre del 2023.
  • Integrantes:
    • Wilson Acevedo (P. Alpinos)
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Cara Norte.
  • Expedición: BMC - II.

El Bahamonde, bautizado así en recuerdo de Ruperto Bahamonde, montañero de antaño que recorrió en extenso esta zona de la cordillera, es otra de esas montañas de este sector que tenía muchas ganas de subir, es un cerro sencillo, y que ha recibido algunas visitas más recientes en comparación a otros del lugar, ya que está más cerca de lado sur del glaciar Olivares Gama, por lo que son algunos de los primeros cordones de montañas a los que se tiene acceso si se sube desde el Salto del Olivares, o desde Yerba Loca.

Este cerro divide las cuencas del Olivares Gama al norte, y el Beta, al sur, mucho más pequeño, pero que alberga montañas icónicas en la perdida de accesos a la cordillera, como el cerro Negro, y toda la parte sur de la cordillera Morada; Alto del Moradito, Punta sin Nombre, etc.

Toda esta zona de montañas era fácilmente accesible décadas atrás subiendo desde el oeste, por el Portezuelo de la Copa y el glaciar colgante del cerro Negro, hoy en día el Rajo abierto de Codelco Andina está justo en la base de la montaña, destruyendo el glaciar colgante, el glaciar Rinconada, y todo a su alrededor.

Otro acceso también desde el oeste, era a través del portezuelo Barroso, entre el Bahamonde y el ANEC, con un campamento en la laguna Barroso, acceso que también se perdió en manos de las mineras.

Así que aquí estábamos, con nuestro campamentito en pleno glaciar Olivares Gama, viniendo desde el glaciar Juncal Sur, y pasando diversas aventuras en las últimas semanas.

Increíblemente nos quedaban pocos días, lo que en un principio parecía mucho tiempo, ahora eran unos cuantos días antes de tener que regresar, de hecho, nuestro contacto en el mundo real, Fernanda Weinstein, nos había informado desde España que el día sábado se venía un temporal con medio metro de nieve. Hoy era jueves.

2

Foto: Sierra Blanca y Cordillera Ferrosa desde la cumbre del Bahamonde.

Teníamos un día para los últimos cerros, otro para bajar, y ojalá lograr salir hasta afuera, si quedábamos a medio camino al menos estaríamos más abajo donde esperábamos que la tormenta fuera menos violenta, que de tormentas y nevazones ya estábamos hasta la tusa.

El día anterior habíamos subido el Asociación, con un día más helado que camilla de morgue, pero hoy... hoy era un día hermoso, el Olivares Gama se quería despedir de nosotros en buena onda.

Amaneció despejado, cielo azul, como no habíamos tenido ninguno desde que llegamos a este sector, el blanco del glaciar y las montañas, las rocas, todo se veía claro, podíamos ver kilómetros de montañas en todas direcciones, todo se veía amigable, había poco viento, el día estaba espectacular, iba a ser un día feliz...

Empezamos con el mismo recorrido del día anterior, pero ahora todo se veía mucho más lindo, cruzamos el glaciar de este a suroeste, hasta el comienzo de la arista del Asociación que habíamos subido ayer, pero esta vez la rodeamos por su base, y comenzamos una suave subida en dirección al portezuelo del Barroso, en este tramo todo se tiño de un tono rojizo cuando el sol se asomó entre el Picarte y el Nevado Sierra Blanca, yo iba en éxtasis, habían sido tantos los días grises que la intensidad de los colores de un día despejado me tenía el alma llena, ni siquiera sé cómo describirlo en palabras, tan idiotizado iba que ahora al escribir este relato me di cuenta que ni fotos tomé en este trayecto, solo me dediqué a vivirlo.

Desde el campamento el tramo se veía largo, no sé cuánto habíamos calculado que podríamos demorarnos hasta el portezuelo, pero al final llegamos bastante rápido, no sin antes meternos en una zona de hielo duro tipo "sastrugis" bastante incómoda de superar.

Llegué al final de la línea de nieve y hielo, justo bajo la pendiente norte del Bahamonde, que estaba seca, sería una subida sencilla. Me saqué las raquetas, Willy subió un poco por el acarreo con las raquetas puestas, no sé para qué, quizá quería afilar un poco los crampones que traen, pero se detuvo en una roca a sacárselas, ahí lo alcancé y comimos algo mientras disfrutábamos las vistas, el día estaba helado y el viento estaba suave, pero bajaba bastante la sensación térmica. No importa, yo me conformaba con ver algo de azul en el cielo, pedir un día caluroso ya era mucho.

3

Foto: Glaciar Olivares Beta.

La subida hasta el filo fue el único trayecto seco que recorrimos en todo el mes, casi se sentía extraño pisar tierra y no nieve o hielo, pero se agradecía el cambio de terreno. Poco nos demoramos en acercarnos al filo, donde de primera yo pensaba que la cumbre estaba a nuestra derecha, pero Willy al salir amagó mirando a todos lados, y se fue para la izquierda. Al salir arriba me di cuenta de que el punto de la derecha era evidentemente más bajo, así que seguí al “Messner Latinoamericano”.

Cuando llegué al filo me detuve un momento a observar, si, esa vista, la había soñado por mucho tiempo, hacia el sur se veía todo el glaciar Olivares Beta, todo el cordón sur de la cordillera Morada, el cerro Barentín, todos los que tantas veces miré en mapas, ahora estaban ahí, a la vista, el paisaje era sublime, el glaciar estaba perfecto, liso, inmaculado, algo de pena me dio haber perdido esos días de mal clima que nos impidieron ir a subir cerros en ese sector, en fin, había que subir a la cumbre.

Seguí por el filo, siempre disfrutando las visuales, que ahora también se abrían hacia el este, mostrando completa la Sierra Blanca y de fondo la imponente mole de la cordillera Ferrosa.

5

Foto: Willy “Messner” Acevedo en la cumbre del Bahamonde.

Embobado iba cuando me di cuenta de que la arista se angostaba y daba paso a tramos rocosos donde había que trepar un poco, nada serio, pero con lo fuerte que estaban las ráfagas en ese momento no había que descuidarse.

Subí por aquí y por allá, trepé más allá, algún traverse con su posterior subida y listo, vi a Willy rebuscando en la pirca cumbrera, habíamos llegado, cumbre en el Bahamonde. El abrazo fue más cálido que el del día anterior donde no hubo, a pesar de que en la cumbre el viento azotaba con furia, nos acurrucamos un poco para poder mirar el libro de cumbre.

Ahí nos entretuvimos leyendo y sacando fotos, el último ascenso decía ser el 12vo, pero yo sabía que el legendario Elías Lira con Sven Gleissner en su travesía invernal también habían pasado por aquí, y seguramente encontraron todo cubierto de nieve, por lo que su ascenso no estaba en el librito, así que al menos en los registros, el nuestro era el 14vo.

La vista desde la cumbre era sobrecogedora, y eso adornado por un día de cielo despejado donde todo se veía más vivo e intenso, podíamos observar gran parte del corazón de los Andes Centrales, realmente un privilegio haber podido mirar esos paisajes algunos minutos con mis propios ojos.

Reventamos a fotos para todos lados y comenzamos a bajar, estaba demasiado helado, y además nos teníamos que ir al cerro del frente.

Ese fue el Bahamonde, una hermosa cumbre en un hermoso día. Día Feliz.

 

Autor: Elvis Acevedo Riquelme.

 

“Las montañas ayudan a los hombres a despertar sueños dormidos”
H.Tazieff.