Cerro Avanzada Cruz de Piedra

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  • Altitud: 3.833 msnm.
  • Ubicación: Valle del Maipo - RM.
  • Fecha: Enero del 2020.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Natalia Seguel. (Invitada)
  • Ruta: Ladera Norte y Filo NE - Primer Ascenso - Segundo Ascenso Absoluto a la cumbre NO.

Primera salida del 2020. Salimos con la Nata Seguel en busca del Manantial Redondo, en el valle del río Maipo. Sin intención de subirlo por el momento, pero sí de identificarlo bien. Natalia está obsesionada con este cerro, me habla mucho de él, lo tenemos ubicado en los mapas, pero yo no logro darle forma mental, a pesar de todas las fotos que tengo de la zona no puedo recordar bien cuál es, entre tantas cumbres que se ven por todas partes. La salida tiene la intención de ubicarlo, de identificar bien todas las quebradas que permiten acceder a diferentes montañas, y obviamente, si da el tiempo, subir alguna cosita. Tenemos cuatro días para andar tonteando.

Día 1.

Portón de Gasco, por tercera vez ya entramos sin problemas después de haber hecho en Santiago los trámites para el permiso. Aun funciona. Seguimos por el camino, varias vacas muertas, el día esta caluroso pero el viento ayuda a que no se dispare la temperatura.

Comenzamos a parar frente a cada quebrada, mapa en mano las queremos identificar bien, ya hemos hecho algo de ese trabajo en las visitas anteriores, pero ahora es el definitivo. Primero nos detenemos en la entrada de la quebrada Cabeza de Novillo (IGM) o quebrada Las Damas. Esta apunta en dirección sur; ya la conocemos de un intento anterior al cerro Cabeza de Novillo. Larga, seca, erosionada, no muy amigable; permite hacer una travesía que pasa por el paso Yeguas Muertas hacia el valle de río Blanco y termina en Las Callanas. Desde este mismo punto hacia el norte identificamos bien las desembocaduras en el río Maipo de los esteros Yesillo y el Diablo, ambas en dirección norte.

Estos esteros nacen de las caras sur y oeste de cerros como el Diablo y el Diente del Diablo, en el caso del Yesillo, y de las caras este de los mismos cerros, más las caras sur de cerros como el Vega y el Corona en el caso del estero del Diablo. Cerros muy conocidos por todos, pero aproximando desde el norte. Buenas travesías podrían realizarse uniendo estos cajones con otros como el de Lo Valdés y la quebrada Yesillo (según el mapa IGM la quebrada Yesillo está hacia el norte, por donde se llega a cerros como el San Simón, y el cajón del Yesillo es el que da hacia el sur). Algunos cerros como el Alto de los Sapos y el Yesillo aparecen como interesantes, más otras tantas puntas innominadas, pero siempre pensando en épocas nevadas, así, secos, son un festival de acarreos interminables, tierra y polvo, no dan ganas…

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Foto: Quebrada Cabeza de Novillo, o quebrada Las Damas.

Seguimos avanzando, nos paramos de nuevo frente a la quebrada Los Lunes; una quebrada corta y empinada que en teoría permite el acceso al cordón Los Lunes, donde está ubicado el Manantial Redondo. Ya estamos en el cordón de cerros donde se ubica la montaña regalona de Natalia, pero desde este lado es imposible de identificar bien. Este cordón termina de manera abrupta en el cerro El Plomo, de unos 4.114 metros, cuya cumbre es difícil de reconocer desde abajo ya que son muchos pináculos puntiagudos de lo que parece la peor roca de la zona central.

Vamos avanzando y rodeando el cerro El Plomo, mirando algunas quebradas menores que nacen hacia el sur y que permitirían accesos a cerros como el Cabeza de Novillo por su glaciar sur, o al cerro Alfalfalito. Muchas montañas sin ascensos por estos lados. Llegamos a otra quebrada grande, la de otro río Blanco, esta va hacia el sur y permite llegar a la base de cerros como el Catedral del Barroso. Un camino vehicular no habilitado se interna por este valle, al regreso lo recorreríamos por un tramo corto, da para una buena exploración de varios días por si sola.

Ya estamos frente a la quebrada del río Negro. Este cauce viene del portezuelo Carreño, y permitiría unir en travesía el sector de Termas de Colina con el valle del Maipo. En un comienzo el estero se llama San Ignacio, pero luego junta sus aguas con las del río Negro, que viene de la pared sur del cerro Castillo, y se queda con el nombre de este último, solo hasta su desembocadura en el río Maipo. Este es el acceso natural para intentar el Manantial Redondo, pero no hay un puente, habría que cruzar el río que trae un cauce respetable en este punto.

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Foto: El Manantial Redondo y su glaciar colgante intentando sobrevivir.

Siguiendo hasta el Retén de Carabineros miramos hacia atrás y al fin pudimos identificar plenamente al Manantial Redondo, que de redondo no tiene nada. En los mapas aparece conservando un pequeño glaciar colgante, al igual que el cerro El Plomo, pero al contrario de este último, donde casi no queda nada, en el Manantial son claramente visibles los hielos colgantes en su ladera este, además de lo sorprendente que aun sobreviva por debajo de los 4.000 metros y con las altas temperaturas que hay ahora en la cordillera. Desaparecerá en algunos años creo yo, lamentablemente. Sobre el cerro de Natalia, pues es una inmensa pared vertical de roca y hielo. Habrá que pensar bien por donde intentarlo, no será sencillo. Es uno de los mejores desafíos de la zona.

Pasamos al Retén. Yo no quería interactuar mucho con los susodichos la verdad, además de la contingencia actual que me tiene alterado, las veces anteriores que he pasado por aquí siempre hay uno hinchapelotas que le gusta joder por todo, y no ando muy paciente con estos tipos por estos días. Esta vez salieron dos, y ambos fueron muy amables para ser honestos. Cumplido el trámite continuamos.

Cruzamos el estero Cruz de Piedra, con muy poca agua, pero más adelante el camino estaba en muy malas condiciones, lleno de piedras y con algunas subidas muy sueltas. Nos faltó un auto más grande, pero no nos complicó mucho, porque teníamos otras zonas que explorar. Volvimos hasta el estero Cruz de Piedra, nos estacionamos ahí, y nos dispusimos a explorar un poco el cajón que nace hacia el sur, y que conduce al hito fronterizo. Cruzamos el río, esta vez a pie, y de principio tomamos un sendero que nos llevó a media ladera y que después desapareció entre una vegetación espinosa muy molesta. Terminamos bajando al lecho del río no sin antes ver que como siempre, parece que el sendero que iba por la otra orilla era mejor. Avanzamos bastante hasta que el río comenzó a encajonarse haciendo difícil continuar por esta orilla, y estando el cauce muy crecido como para cruzar, decidimos volver.

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Foto: Natalia descansando en la quebrada Cruz de Piedra.

Logramos algunas buenas vistas del Nevado Arguelles hacia el sur, y reconocer un cajón que además del hito fronterizo tiene algunos cerros sin ascensos. No es un cajón cómodo de recorrer, debido a la poca gente que camina por él, básicamente solo los pa… Carabineros que van a hacer rondas al hito, y a caballo, los senderos están muy maltratados a ratos, de hecho, después, conversando en el retén nos confirmaron que durante el 2019 no habían podido llegar al hito fronterizo.

Volvimos al auto y nos fuimos a buscar un lugar agradable para acampar, y será que como nunca encontramos uno perfecto, un poco más abajo del retén, a un costado del camino, con pasto, agua cerca, y una hermosa vista en todas direcciones. Eso merecía una chela, y por suerte tenía muchas…

Día 2.

Amanecimos con el solcito después de una agradable noche. A pesar de los temores de Natalia sobre la fortaleza frente al viento de mi carpa de una tela, yo al menos dormí de corrido. Para este día teníamos contemplado explorar la quebrada Argüelles, la que teníamos en frente, buscando una aproximación al Nevado del mismo nombre. Sabemos que a caballo los Carabimalos entran, pero eso nunca es indicio de que a pie el recorrido vaya a ser igual de fácil. Dejamos nuestro campamento armado, retrocedimos un poco en el auto y nos estacionamos donde nace un notorio camino vehicular no transitable. Desde ahí comenzamos a caminar.

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Foto: Campamento feliz.

Avanzamos fuerte, las aguas del estero eran cristalinas y hermosas, era temprano aún. Usamos el camino vehicular todo lo que duró, las laderas de ambos costados de la quebrada se veían erosionadas y en algunas partes había sendos derrumbes que uno no sabe bien cuando fueron. En la medida que aumentaba la temperatura el cauce del estero también, notoriamente, además de que las aguas comenzaron a ponerse de frentón, negras. Avanzando ya a campo traviesa empezamos a tener problemas en los puntos donde el río tocaba la ladera, y costaba mucho pasar sin mojarse. Llegamos a un tramo donde parecía que había que cruzar, al frente nacía un camino muy marcado que subía a media ladera, aunque en algunos puntos estaba bastante tapado por deslizamientos.

El río ya iba fuerte, no cruzamos y continuamos por el lado oeste. Cada vez con más complicaciones cuando el agua rozaba la ladera producto de las curvas que describe en su bajada. Llegamos a un punto bastante forzado, y era evidente que no podíamos continuar por que la corriente pegaba con todo en la orilla, como también se hizo evidente que no podíamos arrancar hacia arriba por lo erosionado y empinado del terreno, y de un momento a otro, se nos hizo penosamente evidente que, debido al aumento del cauce, que ahora era un violento torrente negro de barro y piedras, las partes que habíamos cruzado apenitas hace un rato, podían quedar definitivamente bloqueadas. Susto.

Retrocedimos rápidos y tranquilos, el agua aumentaba a cada minuto, pero logramos llegar a la parte más sencilla sin grandes complicaciones. Me dio lata no alcanzar a ver el glaciar, pero también absorbí toda la información recopilada para volver más adelante y saber bien que hacer para poder avanzar hasta el fondo de la quebrada. En poco rato llegamos de vuelta al auto.

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Foto: Nevado de Argüelles.

Como era temprano decidimos ganar un poco de altura por las laderas de un cerro innominado que está en la entrada de la quebrada. Con un calor agobiante al comienzo, que remitió un poco cuando ganamos terreno y nos llegó más viento, logramos llegar a un filo cómodo, con buena vista, y que precedía a lo que parecía ser la cumbre.

Aquí descansamos un rato y sacamos algunas fotos, y mientras estábamos en eso vimos un polvoriento derrumbe muy cerca de la cumbre. En general el terreno en esta zona es bastante inestable, así que decidimos regresar sin acercarnos mucho al sector del desprendimiento. Otra tarde-noche cómoda en nuestro súper campamento en el pastito.

Día 3.

Día destinado a hacer algún cerrito, y justo frente a nosotros una puntuda y rojiza cumbre nos invitaba a subir. Este cerro lo había observado en mis visitas anteriores a la zona, y había decidido subirlo en algún momento pensando en las buenas vistas que intuía tendría desde la cumbre. Ya habíamos averiguado que personal del retén de carabineros lo había ascendido hace un par de años, la cumbre NO, y que la SE permanecía sin ascensos. Intentaríamos primero la cumbre NO, la más cercana, y desde ahí veríamos qué onda, el filo entre ambas cumbres se veía algo angosto.

Despertamos tempranito pero no tanto, después de haber tenido solo días soleados, justo hoy amanece más amenazante. Subimos por laderas con vegetación primero, para después llegar a la zona de tierra y acarreos, la vista se comenzaba a abrir y el cielo a encapotar más de lo esperado, el viento aumentaba su intensidad y se comenzaba a poner bastante helado.

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Foto: Vista de la zona durante el ascenso.

Hicimos una travesía que nos dejó en el filo NE del cerro, ruta diferente a la hecha por Carabipacos, pero que va por terreno similar. Aquí el viento ya era francamente fuerte, lo que hizo que Natalia me hiciera señas de que iba a bajar. Intenté darle ánimos pensando que la cumbre estaba muy cerca, pero no me hizo caso, y menos mal, porque como siempre, lo que yo pensaba que era la cumbre, no era, y el terreno que faltaba se ponía más complicado.

Seguí subiendo. Después de entender que no me faltaba tan poco como creía, traté de subir de manera directa por las rocas, pero la calidad era malísima y terminé metido en un terreno muy expuesto con todo el viento en la cara y sin muchas posibilidades de nada. Me rehíce como pude y bajé un poco para salir de las rocas y volver al acarreo. La salida directa a la cumbre se estaba complicando, así que decidí hacer un traverse hasta el filo NO, y desde ahí, si era verdad que los pacos habían subido, seguir su ruta que debía ser sencilla.

En eso estaba, lateado como quien está muy lateado de travesear por un acarreo, cuando miré para arriba, vi el filo no tan lejos (que no es lo mismo que cerca) y decidí subir derecho. Me hundía en las piedras y retrocedía casi lo mismo que avanzaba, pero me sentía fuerte (que no es lo mismo que sentirse a gusto). El terreno era horrible, pero poco a poco me acerqué a una zona rocosa que antecedía al filo mismo.

El viento era fuerte, debía faltar poco según yo, pero en el punto donde estaba no tenía nada claro. Arriba mío había un promontorio rocoso puntudo que -según yo- nuevamente debía ser la cumbre. Dejé la mochila por que la subida era expuesta, trepé por unas rocas, y al asomarme vi que de cumbre nada, pero al fondo, unos 50 metros más arriba, había amarrado con alambres, un mástil de madera que marcaba -esta vez sí que si- el punto más alto, y que confirmaba la subida de los guardias del empresariado. No es que uno desconfié, pero son lo que son…

Desde mi ubicación no parecía posible seguir subiendo, por suerte tuve la idea de asomarme al lado SO del filo, que desde donde estaba parecía caer completamente vertical hacia el otro valle, pero al mirar me di cuenta de que no, que era completamente transitable. Recuperé la mochila, me pasé al otro lado del filo, y por acarreos y algún trepe algo delicado, llegué a la cumbre con una ventolera de aquellas…

La visual era hermosa, pero el cielo estaba bastante cerrado, las cumbres más altas de la zona de Rancagua estaban tapadas, en dirección al volcán Maipo y el Nevado Argüelles estaban un poco más altas. Saqué algunas fotos, grabé un poco y decidí bajar, se veía tentadora la inescalada cumbre SE, pero el filo era angosto y expuesto, quizá en un día soleado se vea menos agresivo, pero con esta ventolera no parecía buena idea.

No quería bajar por donde subí, así que me fui por el filo NO siguiendo la ruta de los señores de verde, fácil, pero ahora con el viento ascendente dándome en la cara. Llegué a un punto del filo, casi donde se conecta la quebrada que baja directo, aquí el filo se angostó a menos de medio metro, el terreno se transformó en tierra dura como piedra, y el viento seguía dando con todo y la caída a ambos lados no se veía simpática. Traté de pasar, pero era mucho riesgo, retrocedí un poco echando pestes, cuando se supone que un cerro va a ser un paseo te sale con estas cosas…

Cumbre

Foto: Cumbre del Avanzada Cruz de Piedra.

Mi otra alternativa era bajar directo por la cara norte. Lo único malo de esta opción es que me temía que casi con seguridad me iba a encontrar alguna parte de terreno duro, erosionado, y empinado, de esos donde no te agarras de nada, y que tanto me desagradan. Pero bue, tampoco me quedaban más opciones.

Me lancé para abajo cual viernes en un bar, tratando de conectar partes de acarreo blanditas y esquivando tramos duros donde me pudiera resbalar, ya que era un resbalón excesivamente largo para mis opciones de supervivencia. Costó, pero comencé a perder altura, lo único malo era que el viento que venía desde abajo seguía dándome con todo, y me acordé en ese momento que se me habían rajado los pantalones en la zona de la entrepierna, y el viento se colaba dejándome los coquimbanos helados helados…

Al final, después de una bajada eterna, llegué a la zona con vegetación y todo se relajó. Bajando distraído me topé con Natalia que había bajado despacio para esperarme, y continuamos el descenso entrando en un terreno de espinos y piedras bien latero, pero llegando finalmente al camino vehicular, y desde ahí fácilmente al auto.

El resto del día comimos, y aunque yo no quería Natalia insistió en que fuéramos a conversar con los pacos. Si, estos eran buena onda, pero habría que ver cómo se comportan si los mandan a la Alameda a reprimir… ya no les compro…

Hablamos un rato en buen ambiente, sobre el ascenso -que habían estado observando desde el Retén- sobre las otras quebradas etc., incluso nos dieron algunos buenos consejos pensando en recorrer otros lugares de la zona que ellos conocen.

Día 4:

Día de regreso a la ciudad y su supuesto concepto de civilización. Bajamos tranquilos terminando de tomar todas las fotos que queríamos, y recorrimos un par de kilómetros de la quebrada río Blanco, para así terminar con cuatro días de cerros y exploraciones, y también descanso.

Buena salida.

Autor: Elvis “Cocho” Acevedo Riquelme.

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"La libertad muere si no se usa..."

Hunter S. Thompson.