Cerro Andrade Oeste

Andrade

 

  • Altitud: 4062 msnm.
  • Ubicación: Valle de la Engorda - RM.
  • Fecha: Agosto del 2018.
  • Integrantes:
    • Roberto Toro (P. Alpinos)
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
  • Ruta: Filo Oeste - Primer Ascenso.

Con Roberto nos une una historia de montaña larga, de unos 18 años más o menos. Por ahí a comienzos de la década del 2000 creo, nos encontramos en las cercanías de Cancha de Carreras, yo andaba con mi hermano y el con su grupo, solo repartimos saludos y una foto a la pasada…

El 2003 nos encontramos formando parte de un mismo equipo que intento el Bismark, y a partir de esa salida ya comenzamos - junto con el resto de la patota (Juan Carlos, Claudio, Fabián, Jaime…) - a ser cordadas recurrentes en nuestras salidas a la montaña.

En los años que vinieron fundamos los Perros Alpinos, subimos mas cerros, accidentes, edemas, asados, cervezas, chuchadas, y un largo etc que no viene al caso detallar acá, pero en resumen todo este bla bla es para decir que nos conocemos hace caleta de años.

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Foto: Roberto al costado izquierdo y Elvis al derecho. Cancha de Carreras, año 2001.

Nuestro grupo, - los quiltros - han acusado el desgaste obvio de un grupo pequeño con el paso de los años. Las responsabilidades llegan, la familia, el trabajo, lo típico, y el par de intentos que hicimos de incorporar gente nueva con ideas frescas no resulto mucho la verdad.

Así no es de extrañar que con todo eso, sumado a que también cada uno tiene proyectos propios de montaña, trekking, paseos varios y viajes, no nos topemos tan seguido en la montaña como pudiera parecer.

Ese es mi caso con el enano rancagüino. Cada cierto tiempo perdemos un poco el contacto para retomarlo con algún proyecto en particular, los cuales últimamente nos tienen como una cordada exitosa, sin en montaña existe eso jaja.  Las últimas cuatro salidas que hemos realizado, espaciadas con bastante tiempo en que cada uno anda en lo suyo, han sido todas cumbreras. Cerros Cepo, repetición de El Plomo para estirar las piernas y cerrar un ciclo pendiente que teníamos por ahí, Punta Andino y ahora este ultimo, el Andrade… Andrade??

Supe del Andrade hace mucho, pero lo único que supe es que estaba al fondo del Valle de la Engorda y que por el año 97 lo subió Don Evelio. Después de eso me olvidé de el la verdad, hasta recordarlo cuando fue nuevamente ascendido - o eso parece - por que empezó el show de ponerle Andrade Oeste a uno, Este al otro, Central al de mas allá, etc. En fin, Don Evelio subió uno, antes de ir nosotros ya había dos (Oeste y Este) y ahora que volvimos hay tres jajaja (Oeste, Central y Sur), ya veremos por que…

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Foto: "Randoneando" la aproximación.

Con Roberto habíamos estado “guasapeando” un rato sobre algún cerro, y se me ocurrió proponerle el Andrade, por varias razones que no tenían nada que ver con el cerro en si. Hace mucho que no iba a ese sector, el 2004 subí el San José, fui algunas veces de paseo a Plantat, y la ultima vez que entre para ese lado creo que fue en otro paseo al Refugio con subida al San Josecito (2006), además de un carrete con amigos de la Ramuch, pero donde nos quedamos en la entradita nomás… mucho tiempo ya. Y la otra poderosa razón es que quería “randonear”. Hace mucho que no le aplicaba al esquí en plano (única forma en que puedo esquiar), y había visto unas fotos del valle que hicieron que me picaran los pies, ya sea por hongos o por ganas de “randonear”, no estoy muy seguro. Como fuera, tenia razones suficientes para proponer el Andrade, y el "Torin" acepto sin reclamar (algo extraño en el…)

El jueves antes de la salida nevó, o sea en la ciudad llovió, pero en la cordillera cae nieve, y el pronostico para el fin de semana era “regalón”, solcito y cielos limpios.

Tal cual lo hicimos cuando subimos el Punta Andino, el ex chascón se vino a quedar a mi casa en San José de Maipo, donde con unas chelas me puse al día de las penurias sentimentales de mi compañero, y lo animé burlándome de su edad jeje… (Ya no somos unos jovenzuelos…)

El sábado partimos temprano pero no tanto, aunque podríamos haber partido mas tarde incluso, ya que cuando llegamos a “El Cabrerio” había un viento mas helado que abrazo de suegra, y el sol aun estaba lejos de nuestra posición.

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Foto: Campamento Base.

Ordenamos las cosas y partimos. Había otro grupo en las mismas que nosotros, más numeroso. Iban con raquetas, las cuales estaban puestas en las mochilas de las formas mas extrañas e incomodas que haya podido ver, desbalance total.

Caminamos un poco por el camino vehicular y los alcanzamos justo donde parte el sendero al Valle de la Engorda, se estaban poniendo las raquetas ya, y la sorpresa era que la nieve partía justo al lado del camino de autos.

Roberto partió para arriba nomás, había una huella y la nieve no estaba tan profunda, además este tramo tiene subidas y bajadas, iba a ser algo incomodo “randonear” o “raquetear”, así que optamos por darle a “pata” nomas hasta llegar al plano superior del valle. Fue buena idea, al poco rato - y después de meterme en un hoyo en la nieve hasta los hombros - llegamos al plano. Todo un espectáculo.

De que estaba bonito estaba bonito, no estoy seguro de haber visto el valle tan nevado, no se veía casi ninguna piedra, blanquito blanquito, muy hermoso la verdad. Aquí le aplicamos talento, Roberto en raquetas y quien escribe en esquís. Una pasada como dicen los españoletes, puro gozar el día.

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Foto: Primera parte del Valle de la Engorda y el imponente y clásico Volcán San José.

Paramos a descansar en unas rocas mas menos donde el valle tuerce al SE y hay que meterse en el para ir en dirección del Andrade, Robertin venia con problemas…

No les había contado que el enano venia saliendo de una lesión. Una tendinitis-desgarro-contracción muscular o algo así, que le había dado por esa mala costumbre de entrenar que tiene (le gusta hacer pilates, baile entretenido y demases…) y a pesar de las chorrocientas sesiones de kine, le dolía un poco la zona lesionada. Quedamos en ir viendo como evolucionaba la molestia durante el día.

Tomamos rumbo SE, apartándonos del valle y el camino que va a Plantat, y entrando en terreno que no habíamos recorrido antes. Siempre entretenido seguir conociendo nuevos rincones cordilleranos. Le dimos por varias horas, una aproximación muy entretenida y a pesar del sol, a ratos bastante helada. Llegamos a un punto donde decidimos que estábamos lo suficientemente cerca del cerro para instalar nuestro CB.

A punta de pala armamos una buena terraza protegida por muros perimetrales por si se levantaba viento, y mas que nada para matar un poco el tiempo, ya que llegamos temprano. Después de tener la carpa armada y todo listo calentamos agua para tomarnos un café, y Roberto se saco un salchichón cervecero tamaño XL que dejó los salames de los que nos jactábamos de usar como ración de marcha tiempo atrás, como pequeños mondadientes. Me llego a doler la mandíbula de tanto masticar el sanguche pero chucha que estaba gueno...

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Foto: Sin comentarios...

Así, entre conversas, planes, cafés, carbonadas y las penas de amor de "Torin" se fue el sol, bajó la temperatura y nos fuimos al sobre.

Nos levantamos tempranito, tomamos desayuno y sin muchas ganas salimos al frío, el cual pensamos el día anterior que iba a ser mucho mas intenso a esa hora. La verdad no fue tanto y al rato de caminar ya entrabamos en calor. Le dimos un rato alumbrados solo por las frontales, pero acompañados de las últimas luces de una luna que durante la noche había alumbrado de manera intensa. Sobrecogedor espectáculo ver la cordillera central y sus grandes montañas alumbradas por la tenue claridad de la luna. Me puse romántico…

Ya estaba claro cuando decidimos que ruta seguir. El día anterior habíamos estado divagando de por donde subir. La información que habíamos visto en internet - ahora que estábamos en terreno - era algo confusa, y las fotos que habíamos visto no ayudaban mucho, es mas, algunas trazaban rutas que no coincidían para nada con sus propias descripciones, aunque de eso nos daríamos cuenta al volver.

Al final decidimos como tantas veces, trazar nuestro propio camino…

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Foto: Andes Centrales durante la subida al Andrade.

Conectamos desde el comienzo una quebrada nevada que se fue angostando hasta trasformase en canaleta. La nieve estaba perfecta y al comienzo la pendiente era poca, por lo que subimos sin crampones, pero poco a poco la inclinación se fue haciendo mayor, y en algunos tramos la nieve estaba muy dura, mejor con crampones…, y si, nos debimos haber puesto desde el comienzo jaja.

El ritmo fue constante, hasta que en las montañas lejanas vimos el sol alumbrar, pasaría un rato para que este nos alcanzara a nosotros. Salimos de la canaleta, acá llegué al solsito y paré a desabrigarme un poco, ponerme bloqueador para no tostarme tanto, y tomar algo de jugo diluido, Roberto estaba algunas decenas de metros mas arriba, y al poco rato nos juntamos en unas piedras secas a definir por donde seguir.

Estuvimos de acuerdo (algo poco habitual) en subir derecho cargándonos a la izquierda, o sea, subir chueco, o algo así, teniendo como objetivo el Filo Oeste de la cumbre Oeste, que en ese momento solo intuíamos por algún lugar ya que no era visible.

Ganamos altura, la nieve algo mas blanda por el sol pero aun cómoda. En un punto a unos 100 metros del filo Roberto se aburre y comienza un traverse mas pronunciado a la izquierda, no sin antes pegarse una destrepada por unas pendientes de nieve bastante verticales que se formaban en el borde de la arista. Yo decido continuar derecho hasta el filo.

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Foto: Abriendo ruta en el Andrade...

Subo y subo, se empina un poco, algo de hielo y ya estoy en el Filo Oeste. La vista para el otro lado es de pelos, montañas por doquier. Comienzo la marcha por el filo mismo para alcanzar a Roberto que va a salir a el un poco mas adelante que yo, estamos en terreno virgen… con lo que cuesta encontrar algo virgen hoy en día… de montañas digo…

Los primeros metros son cómodos, la arista es amplia en este tramo, pero veo claramente que más adelante se angosta y aparecen nuestros queridos amigos, los pináculos rocosos que obligan a buscar pasada por alguno de los costados o por arriba.

Hacia el sur la pendiente esta fuertemente nevada, ya se ve la Cumbre Oeste, la Central esta tapada por esta misma, y mas al sur, describiendo un arco cerrado, la ultima prominencia destacada del filo antes de caer abruptamente al Valle de Colina, sin ascensos, el Andrade Sur.

A estas alturas el filo dejo de ser amigable. Voy buscando pasadas, alternando neveros con roca suelta, afilando crampones, subiendo y bajando. Roberto un poco mas adelante va pegando gritos de como viene el terreno.

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Foto: Cerro Andrade y sus tres cumbres. En primer plano la Cumbre Oeste, al extremo izquierdo la Cumbre Central, y al fondo, justo abajo del Cerro Castillo y cerrando el filo, la Cumbre Sur.

Llego a un tramo tapado por un gendarme difícil de pasar sin cuerda, o quizá con cuerda también. La cara sur presenta un nevero a la sombra, duro como el corazón de aquella mujer que hace sufrir a mi cordada :), por el lado norte se ven pendientes de acarreos y neveros que permiten ganarle algunos metros a la montaña, y sumarle algunos metros a nuestras esperanzas, ya me puse poético…

Voy por ahí, esta expuesto pero ni tanto, difícil pero ni tanto, parado pero ni tanto, igual voy con cuidado, pero ni tanto.

Después de unas pasadas rocosas poco felices, llego a un nevero bastante empinado, arriba el filo va de gendarme en gendarme y se ve a kilómetros que la roca no es granito. Bajo un poco hasta encontrarme las huellas de "Torin" que cruzo un poco mas abajo.

Voy por ellas, continuamente miro el filo para buscar pasadas, no las encuentro. Para adelante la cosa no se ve mejor, a ratos se hace difícil navegar por el laberintico filo, es fácil quedar taponados o no encontrar pasadas. El nevero se acaba en un sector rocoso por el cual no se puede seguir derecho, subo los últimos metros del nevero, varias decenas bajo el borde del filo todavía, hasta un sector por donde no se ve ninguna pasada, pero subo igual, pensando que debe haber algo…

Y había…

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Foto: Las dificultades comienzan a ceder y ya se distingue la cumbre con claridad.

Su trepada por roca suelta con crampones puestos siempre despierta a cualquiera, aunque yo iba bastante despierto. Subo algunos metros, me asomo para el otro lado y la primera impresión no es buena, pero mirando con detalle encuentro la forma de pasarme al otro lado. No es cierto que la primera impresión sea la mas importante, mejor mirar con detalle…

La bajada por roca no fue mejor que la subida, pero seguimos en carrera. Algunos metros más adelante me encuentro con Roberto y aprovechamos de descansar un rato.

Estamos altos, sabemos que estamos cerca, la Cumbre Oeste se muestra de este lado como un torreón rocoso bastante imponente, no como la punta apenas distinguible de un filo que nos muestra la Ruta Normal. Tan imponente que ni idea tenemos si podemos subir la última parte sin equipo, pero para llegar a la ultima parte aun falta.

Por fin ganamos el filo nuevamente, angosto, con pasadas por un lado y el otro. Roberto va muy motivado encontrando pasadas. Donde otro gendarme bloquea el paso nos pasamos al nevero de la cara sur. Una pasada expuesta, un traverse corto y un remate directo y bastante vertical nos permiten superar el último gendarme importante antes de la cumbre. Otro tramo por el filo - mucho mas cómodo ahora - y llegamos a la base de la pirámide cumbrera.

Enfrentamos la subida por el único lugar posible, y si se podía. Un acarreo, una que otra trepada rocosa y un angosto filo nevado nos llevan a la pequeña y expuesta cumbre… llegamos.

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Foto: Llegando a la cumbre del Andrade Oeste.

Alegría alegría, abrazo cumbrero, chuchadas varias etc. La vista es hermosa, cumbres y mas cumbres. Nadie que diga tener las montañas en el corazón puede quedar indiferente a semejante demostración de poderío geológico… yaaaa. Saco la cámara y ametrallo de fotos, como es mi costumbre desde que tengo cámara grande. El día esta despejado, no hay viento, solo una agradable brisa que genera una temperatura ideal. No se puede pedir más.

Roberto esta verde por leer los testimonios. Desarma la pirca y encuentra una ordinaria lata de atún, y un más ordinario envase plástico de esos - parece - de duraznos en cubitos. Papeles dentro.

Uno ilegible, el otro dice que la vista es linda, el que viene que la vista da igual. Todos remarcando sus tiempos de subida para demostrar su estupendo estado físico…

Nada útil, solo basura es, y como basura termina en una bolsa. No se espanten los amantes de lo clásico.

Me gustan las libretitas de cumbre, cuando el trabajo esta bien hecho. Por ejemplo en el Marisemberg, mi amigo Eduardo Atalah y sus compañeros llevaron una taper (cajita plástica decente) con una libreta y un lápiz adentro. La libreta resiste por que esta cuidada, el lápiz igual, aguantan las inclemencias del tiempo. En hartas cumbres me he topado con unas cajas metálicas que al parecer instalo el Club Pamir (Afuera dicen Pamir, soy un genio…), donde los testimonios también quedan bastante resguardados.

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Pero andar dejando latas de atún, pedazos de plástico, y papeles que a lo mas en un verano van a quedar blancos, no tiene sentido en una época en que el que quiera hacerlo  tiene muchos medios disponibles para compartir sus actividades, ya sea por el afán de compartir información, o por simple ego (palabra de moda :p). Cada loco con su tema, pero las cumbres limpias.

Así que dejamos la cumbre impecable.

Para bajar lo hicimos por cualquier parte, derecho hacia abajo, conectando palas de nieve, haciendo “potinboard”, conectando canaletas y destrepando algunos tramos secos sin mayor dificultad, hasta llegar al valle.

Por el transitamos hasta llegar de vuelta a la carpa, donde terminamos de zamparnos el salchichón cervecero, y preparamos las cosas para el regreso. La “randoneada” de vuelta fue mas disfrutona que la subida, obvio, iba en bajada. Al salir a la parte mas conocida del valle vimos algunas personas que venían bajando de Plantat, o de algún punto particular. Llamativo ver cuanta nieve se derrite con solo un par de días de calor.

Llegamos al auto, bajamos sin inconvenientes, Roberto me paso a dejar a la casa y al otro día tuve que - como buen montañista amateur que soy - ir a trabajar. Con una cumbre mas, con una apertura mas, con una experiencia mas. Solo ganancia.

PD: Bonito fue escuchar helicópteros y motos de nieve buena parte del fin de semana. Sus armoniosas melodías mecánicas ayudan mucho a meditar sobre la presencia humana en estas hermosas montañas...

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

"Ir a las montañas no es algo que puedas leer en un libro, tienes que estar allá afuera..."

Ueli Steck.