Cerro Amarillo de Colina
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Estábamos pensando que hacer con Willy y Juan Carlos, y se nos ocurrió que volver al sector del Paso Nieves Negras después de tantos años sería una buena idea, si la memoria no me falla con JC no íbamos a la zona desde el ascenso del Panamericano, hace varios años ya, y Willy no conocía el lugar, así que todo pintaba bien; el objetivo, ir por el segundo cerro de la trilogía que componen el Manu Tara, Panamericano y Amarillo de Colina.
Con el Panamericano en el bolsillo hacía tiempo, y sin días para un intento serio al Manu Tara, optamos por el Amarillo de Colina, una hermosa y vistosa montaña relativamente poco visitada.
La recuerdo de mis primeros e infantiles intentos al Puntiagudo, a finales de los 90`s, cuando miraba hacia el noreste y veía la espectacular cara sur del San José, y ese trío de hermosas montañas que en aquel entonces ni sabía como se llamaban. Había visto algunas fotos de amigos que ya habían entrado a la zona de las termas, así que pensé que el acceso, que hay que tratar con los siempre desagradables, matonescos y drogadictos Covarrubias, estaba normalizado, más allá de tener que pagarles a los infelices para subvencionarles el vicio de jalar…
Y partimos. Me pasaron a buscar, previo bolseo de desayuno, y llegamos a Termas de Colina solo para enterarnos de que el acceso se permitía solo por tres horas, al mismo precio obvio. Flor de negocio. Nos devolvimos pensando en alternativas, solo para darnos cuenta de que hemos subido buena parte de los cerros de la zona, o de que muchos tienen problemas similares de acceso. Al final, en una maniobra secreta que no puedo detallar porque dejaría de ser secreta, pituto de por medio pudimos entrar igual y sin pagar. Cosas de la vida… El tema es que ya eran como las 16:00 horas, entre vueltas y vueltas nos echamos casi todo el día, pero como semejante oportunidad de acceso no se puede desperdiciar, le pusimos igual, y comenzamos la caminata al campamento base.
Foto: Aproximación.. |
Fue algo emocional recorrer esos caminos después de tantos años, las vistas, las piedras, pasar por debajo del Puntiagudo, y tantas otras cosas que me produjeron gratas sensaciones durante la aproximación, la que hicimos bastante rápido, llegando con las ultimas luces a buscar un lugar de campamento, el cual elegimos ya estando de noche.
La carpa quedo en un lugar cómodo, quedamos lejos del agua por lo que tuvimos que fundir nieve de algunos neveros que aún quedaban en los alrededores, y fideos con crema mediante nos fuimos al tuto bastante tarde, pero conformes, después de un día de idas y venidas, bastante loco, pero donde al final llegamos donde se suponía teníamos que llegar, a pesar de todo.
Foto: Durante la aproximación, con el Puntiagudo de fondo. |
Levantada temprano, y con las primeras luces ya caminando hacia la base de la impresionante corona de roca que remata la montaña. Queríamos conectar la ruta que rodea el torreón cumbrero por el sur, y después asciende por la cara este, por la canaleta Meichsner.
La subida por acarreos y neveros hasta la base de la corona de roca fue algo monótona, salvo por mirar la pared y pensar que tan mala puede llegar a ser la calidad de la roca, si hasta algunas fisuras continuas se ven, pareciera que en 4 o 5 largos podría salir algo interesante, para la otra…
En la base del torreón espere a mis compañeros, comimos algo y continuamos. Willy paso adelante, por un terreno de acarreos bastante suelto, para entrar a una zona de neveros duros donde nos pusimos crampones, día soleado, pero bastante helado y ventoso. La ruta, algo expuesta por terreno no muy agradable, de nieve sobre tierra dura, y en pendiente fuerte en algunos tramos. Paso a paso avanzamos y logramos dar la vuelta al torreón, para asomarnos y ver la cara este del cerro, con una vista maravillosa de los cerros circundantes. Aquí esperamos a Juan Carlos y sus 8 kilos de sobrepeso que lo acompañaban después de fiestas patrias.
Entramos a la nieve de la cara este, y nos dimos cuenta de que la última parte agradable no iba a ser. Muy blanda, hasta la rodilla, y más aún, hizo del avance algo latero y poco motivante. Hicimos un largo traverse, para quedar justo bajo la zona de cumbre, la canaleta Meichsner se veía más lejana y en malas condiciones, así que Willy se fue directo para arriba, hacia un sector donde se forman dos o tres canalones que no deben durar mucho en la temporada, antes de cortarse por pasos de roca, pero uno estaba casi completo, y por ese enfilamos para salir por una pendiente bastante empinada a la parte superior, justo bajo un par de torreones, pequeños, agudos, y de mala roca.
Foto: Saliendo de la "canaleta Teo", variante de salida de la canaleta Meichsner, bastante más directa, sale justo bajo el torreón más alto de la zona cumbrera. |
Willy fue por el de la derecha, se montó en un balconcito pequeño donde trepadas más trepadas menos lo pude alcanzar, justo sobre nosotros, la punta del torreón, a la cual solo pudimos subir de a uno, pasando un pie al otro lado y quedando sentados a caballito. No había otra forma.
Hacia el norte todos los torreones son notoriamente más bajos, reconocí la zona donde todos, o la gran mayoría, se sacan la foto de cumbre, en el filo poco después de salir de la canaleta Meichsner, en un punto evidentemente más bajo que el torreón final, sin ningún pudor… Hacia el sur, un torreón destacaba más, pero a vista también era notoriamente más bajo, estábamos en el punto más alto del accidentado filo cumbrero, llegando por una variante a la canaleta Meichsner, más directa y cómoda, ya que nos permitió salir directo a la cumbre, a la cual llegamos sin grandes dificultades, salvo el trepe final, bastante expuesto.
Estuvimos un rato sacando fotos y disfrutando en el balconcito bajo la cumbre, había sol, pero el día estaba muy frío, así que, teniendo en cuenta que donde estábamos no cabía una tercera persona, decidimos bajar y esperar a JC y sus kilos extras en la base del torreón, donde había espacio de sobra para estar cómodos.
Foto: Filo norte del torreón cumbrero, desde la cumbre misma. En algún punto por ahí la mayoría se saca la foto de cumbre, muy sueltos de cuerpo… |
Destrepamos con cuidado y llegamos abajo, pegamos unos gritos y parecía que JC no venía, ya estábamos por comenzar a bajar cuando lo vimos aparecer por la parte final de la canaleta. Subió al torreón, y bajo con nosotros, y nos dimos el simbólico abrazo abajo, donde podíamos estar los tres sin riesgo de que alguno se despeñara. Buena cumbre, buen ascenso, buena salida. Felicidad.
La bajada tuvo tramos desagradables, la nieve blanda, las pendientes de tierra dura y expuestas que tanto me apestan, los acarreos, pero al final llegamos a la carpa a la hora del ñafle, para desarmar todo, bajar, y llegar al auto a la hora del reñafle, y después a mi casa a la hora de loly, y los muchachos a Santiago a la hora de la reverenda goma. A veces pasa...
Pero, en resumen, estupenda montaña, una más para esta cordada que reúne a los viejos rockeros del G.A.M con sangre nueva, y que a pesar de haberse reencontrado y formado en plena pandemia va sumando y sumando cumbres, intentos y exploraciones.
Autor: Elvis “Cocho” Acevedo Riquelme.
“Si quieres conocer lo divino, siente el viento en tu cara, y el calor del sol en tus manos…”
Buda.