Aguja de Caracoles

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  • Altitud: 2357 msnm.
  • Ubicación: Pangal - VI Región.
  • Fecha: Octubre del 2008.
  • Integrantes:
    • Elvis Acevedo (P. Alpinos)
    • Constanza Díaz (Invitada)
  • Ruta: Canalón Sur y Filo Este.

Una semana después de subir a la Cumbre Norte del Rubilla, me dirigí  a la ciudad de Rancagua con la idea de un fin de semana relajado, pero siempre con algún cerro en mente, allá me esperaba Constanza Díaz y Héctor “Lito” “Pescao”, quién nos apoyaría con el trasporte.

Nos encontramos y después de algunas compras de última hora en el supermercado local partimos rumbo a la zona precordillerana de Rancagua. En un viaje tranquilo y sin contratiempos pasamos por el Retén de Pangal, y continuamos rumbo a nuestro sector de campamento, ubicado algunos kilómetros antes de Las Callanas.

Pero antes de eso nos detuvimos a visitar un sector de Petroglifos que se encuentran en algún lugar del camino, y que si no se hace algo por ellos están condenados a desaparecer producto de la erosión de las rocas, y de los imbéciles de siempre que se ponen a hacer rayados en ellos.

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Foto: Aguja de Caracoles.

Luego pasamos a visitar a algunos amigos del “Lito” en La Bocatoma y en Las Callanas, para terminar el día armando nuestro campamento y dándome cuenta que había olvidado los parantes de la carpa, demasiado relajo...

Improvisamos nuestro refugio entre unos árboles y se vino la fogata, con unas cervezas y el “Lito” guitarreando unos temas propios que ya se querría cualquier grupo musical folclórico, talento puro. Mientras tanto cocinábamos y disfrutábamos el momento y el excelente clima, a eso de la medianoche nos fuimos a dormir.

Queríamos despertar a eso de las 04:00, pero no escuchamos la alarma y al final lo hicimos dos horas después, tomamos desayuno y guardamos las cosas en el auto, el “Lito” nos dejo en el inicio de la quebrada donde debíamos comenzar a subir el Aguja de Caracoles, mientras él iba a intentar pescar unas truchas y encontrar una piedra con "petros" de la que le habían hablado.

Comenzamos el ascenso entre pedregales y matorrales, muy típicos de las zonas bajas de este sector cordillerano. En este cerro no hay senderos, pero al ir ganando altura la vegetación perdió intensidad quedando reducida a pastizales.

No hacía nada de frío, de echo, con la marcha  entramos rápidamente en calor. Las primeras luces del día nos mostraban una hermosa visual del Cordón Manantiales, terrenos que conocemos al detalle.

Producto de una gigante y hermosa cascada vertical, la ruta no asciende directamente a la base del cerro, sino que gana altura a la derecha de la pirámide final para después realizar un traverse en dirección a esta.

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Foto: Cordón Manantiales al amanecer.

Puesto que subimos más de la cuenta, terminamos trepando por unos escalones rocosos algo expuestos, pero que pasamos sin mayor dificultad, lo malo es que tuvimos que descender bastante para encontrar la pasada a través de dos hermosas quebradas por donde corría el agua de los deshielos superiores.

En este lugar me desabrigué, ya había sol y hacia algo de calor, que era mitigado por una suave y agradable brisa, también fue aquí que Constanza me dijo que no iba a continuar ya que tenia sueño y se encontraba algo cansada, se quedaría descansando al lado del agua.

La verdad, el lugar era bonito y daban ganas de quedarse, pero que diablos, había venido a subir un cerro y tenia que hacerlo.

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Foto: Aguja de Caracoles desde el camino vehicular.

Continué solo lo que me permitió avanzar mas rápido, subí directamente casi sin detenerme ya que no quería bajar muy tarde, llegué a la línea de nieve y aproveché algunas positas de agua que se formaban producto del deshielo para hidratarme, recordé la imagen de la película “Tocando el Vacío”, pero yo iba de subida y bastante bien.

Llegué a la nieve y comencé a travesear en dirección al canalón, aquí la nieve estaba muy blanda y profunda, hasta la rodilla, pensé que si seguía así a pesar de que el canalón era corto seria bastante latoso, sin embargo cuando terminé el traverse y comencé a subir directamente la consistencia cambio y permitía hacer escalones muy cómodos para ascender.

Si hubiese estado muy dura habría sido un problema ya que no tenía crampones, de hecho ni siquiera llevé polainas, solo ocupaba mis bastones como “bastones técnicos”, y subí derecho metiendo fuerte el pie en la nieve.

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Avancé rápido, pero a unos 20 metros de la salida se me desató un cordón y me entró nieve al zapato, iba bastante mojado ya que solo andaba con pantalones de trekking, así que salí a un costado del canalón y después de botar la nieve del zapato y atármelo, seguí trepando por unas rocas hasta el filo.

La vista al salir de este era muy linda, un amplio sector de la precordillera Rancagüina se veía con claridad, me quedaba por subir la punta final del cerro por un roquerío y un filo sin complejidades, rápidamente llegué a un cumbre pequeña y hermosa, no habían testimonios, ni pircas, ni nada, me quedé un rato, saqué algunas fotos, y dejé un testimonio de "Los Perros", como lo hacemos siempre.

Dediqué otro rato a tomar los datos del cerro con el GPS y después comencé a bajar satisfecho y contento, era un cerro pequeño pero me gustó mucho.

En la bajada evité el canalón por donde ya caía agua en algunas partes y descendí destrepando por las rocas de la izquierda de la cumbre, hasta llegar a la parte donde comencé el traverse en la subida, pocos metros después ya estaba en lo seco y en la misma posita donde tomé agua de subida.

Bajé rápido lo que quedaba hasta la quebrada donde me encontré con la “Cote” y el huevo duro en el que venia pensando hacia bastante rato. Continuamos el descenso, dimos con la bajada correcta lo que nos permitió evitar el sector rocoso de la subida y salimos al camino por un sector de tupida vegetación, bajamos por el camino hasta encontrar el auto, un poco mas abajo nos encontramos con el “Lito”, ordenamos las cosas y empezamos a bajar a Rancagua.

Mientras bajábamos pasamos a “Cerrillos”, “Lito” nos tenía una sorpresa, unas truchas que había logrado pescar a pesar de lo torrentoso del río que no presentaba las mejores condiciones para la pesca, fue el broche de oro para un fin de semana de esos, que entre tanta nieve, frío, y verticalidad de siempre, se echan de menos, disfrutar de la montaña de una manera mas simple.

 

Autor: Elvis Acevedo.

 

"Las montañas se convirtieron en mi segundo campo de juego. Para mi, la ciudad y el llano fueron en seguida la antítesis de la libertad..."

Reinhold Messner.