Tipos de montañismo… y tipos de montañistas…
Estoy resfriado, así que tenía algo de tiempo…
Me quedé pensando si el tipo de montañismo que practicamos puede -en parte- definir nuestra forma de ser como montañistas, y como personas…
Así que después de jalarme un litro de tolueno, me dio por escribir.
Hace poco un montañero nacional sufrió un percance intentando un ochomil en el Himalaya. Con-gelaciones en un pie. Tuvo que ser rescatado en helicóptero y derivado a un centro asistencial para iniciar su recuperación. Por suerte el evento no pasó a mayores, pero como siempre en estos casos, el costo del rescate y posteriores tratamientos es muy, pero muy alto, tanto que con ese dinero me tomaría unos buenos años sabáticos recorriendo cordilleras menos… famosillas…
Esta columna no tiene la más mínima intención de analizar si las decisiones tomadas durante el ascenso, y que terminaron en esa situación, fueron correctas o no, pero si un pequeño paréntesis para aclarar algo. Una integrante del equipo atribuyó el suceso a la “mala suerte” y no a malas decisiones.
“La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad”
Séneca.
Todo lo que pasa mientras subimos montañas, o hacemos senderismo, o escalada deportiva, o lo que sea que hagamos, es producto de la toma de decisiones, buenas o malas, incluso la vida misma es una constante toma de decisiones donde no siempre escogemos bien, no caigamos en el simplismo básico de atribuir cosas a la buena o a la mala suerte… creo que tenemos que aspirar a estar por sobre eso…
Dicho esto, sigamos…
Como dijimos, los costos de los tratamientos son muy altos, y ante tal situación los afectados soli-citaron ayuda económica vía redes sociales, aprovechando supongo el tremendo alcance que tienen estas. Y siendo un recurso usado de manera bastante amplia, uno hubiera pensado que nada extraño debía suceder. Pero quedó el despelote…
Despelote que refleja sentimientos intensos albergados en lo más profundo de nuestra sociedad, buenos y malos, resentimientos fuertes, egoísmo quizá, envidias tal vez, pero también prepotencia, falta de autocrítica personal, ignorancia, altanería, y cantidades ingentes de algo muy dañino cuando está en exceso: Ego.
Las críticas hacia los afectados fueron absolutamente desproporcionadas, fuera de toda lógica y sentido común, enfocadas principalmente en el estatus social de los montañeros; básicamente y para resumir un “si tienen plata para ir arréglenselas solos”. Punto doloroso más allá de este tema en particular, que refleja un país con un quiebre social importante, heridas no cicatrizadas aun…
Pero las respuestas de los afectados fueron igualmente desproporcionadas, fuera de lugar, y que además reflejaron un profundo desconocimiento de lo que es el montañismo en Chile (Oh si, en Chile también subimos montañas, no solo en el Himalaya) más aun, cuando muchas de estas críticas fueron dirigidas a quienes no cayeron en las opiniones de tipo social o insultos, sino en quienes, teniendo muchísima experiencia como montañistas, efectuaron comentarios completamente coherentes a la situación. Oh si (de nuevo) recordemos que, si quieres subir montañas exponiendo tus ascensos al mundo de la competitividad, récords, marcas y cosas así, debes aceptar la evaluación u opinión de tus pares, las críticas buenas y malas, porque son parte del juego que quieren jugar, básicamente el costo de la “fama”… que tanto les gusta a algunos…
Si no quieres recibir críticas o comentarios por lo que haces, no le grites al mundo entero que tus ascensos son récords nacionales, primeras chilenas o cosas así (cuando a veces ni siquiera lo son…) y simplemente disfruta tus ascensos de manera personal, como muchísimos grandísimos escaladores chilenos y de todo el mundo lo hacen…
Montañistas flaites y montañistas cuicos y montañistas pungas y montañistas zorrones…
Trasladar una división social que es real, a una actividad como el montañismo y derivados es una completa estupidez, cualquiera con dos dedos de frente sabrá que existen personas de todo tipo en todos los estratos sociales, prejuzgar a alguien por su origen no nos deja como mejores personas, y todas esas críticas hacia los chicos que apuntaron directamente a su clase social están completamente fuera de lugar, no voy a hacer ningún intento -y no quiero- por justificar ataques de ese tipo.
Prepotencia, altanería e ignorancia…
Cada respuesta a las críticas anteriores no fue mejor que la crítica misma, estamos frente a una generación joven que cree que por haber intentado ochomiles por rutas normales en el Himalaya están en un nivel superior a todo el resto del montañismo nacional, respondiendo con frases tales como “tú no sabes nada de montaña” “¿Y tú eres un experto ochomilista o no?” a escaladores de tremenda trayectoria con curriculums de montaña que están muy por sobre el nivel de un par de intentos en el himalaya, algunos “Plomos”, “San Joses” y “Ojos del Salados” y muy, pero muy poco más… rematando con una frase que si mencioné el error de meter temas sociales en este tipo de situaciones, deja claro que este error no viene de un solo lado:
“Es fácil identificar el nicho que tiene falta de empatía”
Comentario más clasista no había leído en años…
Y eso en los tres minutos que perdí leyendo sobre el tema antes de aburrirme y partir a lavar la loza. Quizá que cosas más se dijeron.
Tipos de montañismo… y de montañistas…
Como dice el título de la columna hay diferentes tipos de montañismo, uno tiene que ver con leer, investigar y buscar sobre montañas desconocidas, sin, o con pocos ascensos, sin nombre, un montañismo exploratorio, uno donde parte importante de las dificultades a superar tienen que ver con la incertidumbre que viene de la falta de datos de ir lugares donde justamente no existe información previa, uno donde las dificultades técnicas tienen un valor primordial, donde el desafío es superar cada metro y donde la altura no es algo relevante por sí solo.
Un montañismo que por alguna razón es mucho menos mediático, llama mucho menos la atención de la masa pero que rescata la esencia misma de porque el ser humano comenzó a subir montañas, que no tiene nada que ver con récords, marcas o fama, un montañismo muy personal y que exige mucha preparación, pero no solo en lo físico, que es lo más fácil de entrenar, sino en desarrollar el criterio suficiente para poder practicarlo con seguridad. Este montañismo se puede practicar en cualquier cordillera del mundo, pero quienes vivimos al alero de la grandiosa cordillera de los Andes somos real-mente afortunados de tener cientos de montañas sin, o con pocos ascensos y cordilleras y valles completos por explorar todavía…
Hay otro tipo de montañismo, el que busca los altos y grandiosos altares de los ochomiles, donde hay montañistas que son parte de la elite mundial realizando cosas maravillosas, pero donde en general las rutas normales de ascensión están equipadas, siempre hay mucha gente cerca (muchísima en realidad) no existe mayor incertidumbre en cuanto a la dificultad del recorrido ya que son conocidas, y donde los principales méritos tienen que ver con usar o no usar oxígeno, o sherpas… y cosas así…
No me mal entiendan, para mi ambas alternativas (y otras más) son maravillosas formas de acercarse a la montaña, si uno las disfruta y contribuyen al crecimiento personal, si me permiten gozar de la vida y simplemente ser feliz, ninguna es mejor que la otra, pero si voy a tener el descaro de insinuar que solo por subir ochomiles soy la elite del montañismo chileno y estoy por sobre todos, por favor, habría dos millones de formas de dejar en ridículo a alguien que dijera eso… si es que hubiera claro…
En los últimos años el desarrollo del montañismo chileno a estado principalmente en Patagonia, con una generación de cabros jóvenes haciendo cosas maravillosas, escalando paredes impresionantes, abriendo rutas de alta dificultad, yendo por montañas lejanas, podría seguir…
Nunca escuché algunos de estos chicos insinuar ni remotamente estar por sobre el resto de los montañistas del país, aunque en este caso, si lo están, en el buen sentido, por capacidades técnicas y trayectorias…
También en la zona central de Chile (oh si, nuestras montañas también son maravillosas, no solo los ochomiles lo son…) se ha estado explorando cada centímetro de terreno montañés, buscando rutas nuevas y montañas sin nombre, siempre en las últimas décadas, por cada generación, hay un grupo pequeño que se siente identificado con ese montañismo, que es el que aporta al desarrollo de la actividad en nuestro país. Tampoco escuché a ninguno jactarse de manera soberbia por las buenísimas actividades que han realizado…
Valoremos lo “hecho en casa…”
Y también de cuando en cuando Chile se hace presente los himalayas… esa vitrina que parece en-candilar a la masa, y hacerle creer que las máximas aspiraciones de un montañista debieran estar enfocadas en cordilleras lejanas y no en nuestro propio patio… solo por altura…
¿Conclusiones?
Difíciles, convengamos en que prejuzgarnos por temas de origen social es algo completamente absurdo, en ambas direcciones, criticar la solicitud de ayuda económica de alguien por intentar un sueño (nos guste o no su estilo) está completamente fuera de lugar, más cuando no están pidiendo ayuda estatal (impuestos de todos) sino aportes voluntarios de quien quiera, responder con insultos y altanería esas críticas los pone a todos en el mismo nivel de pelotudez.
Tampoco hace sentido pretender practicar un montañismo mediático y después no ser capaces de aceptar críticas y preguntas (las buenas críticas y preguntas; las constructivas) y aceptar solo lo que te dice la gente aduladora, así no hay manera de crecer ni como personas ni como montañeros…
En fin, hace tiempo no escribía nada, pero me llamó la atención el nivel de agresividad que vi en todas direcciones, y que me hizo ver el tema como algo que va mucho más allá del suceso mismo, sino que nos abarca a todos como sociedad, algo tan profundo que una porquería de columna como esta no va a cambiar en nada.
¿Entonces será que el tipo de montañismo tendrá que ver con el tipo de montañista que es uno?
Comienza a ser una buena pregunta.
Ojalá alguna vez en un futuro utópico veamos menos resentimiento, rencor o despecho de un lado, y menos altanería, prepotencia e ignorancia del otro, quizá alguna vez podamos simplemente convivir…
Autor: Elvis Acevedo Riquelme.
“El ochomilismo no es una forma superior de montañismo”
Damir “Escandinavo” Mandakovic.