Subir El Plomo ¿Te hace montañista?
En realidad esta columna no tiene que ver con eso, solo que mi inquietud por escribir estas palabras que seguramente no terminaran de leer por fomes, nace del clásico comentario en redes sociales - comentario burlesco por lo demás - sobre si subir el clásico Plomin te hace montañista.
Entonces, dejando de lado el desagradable ambiente que el montañismo suele adquirir cuando se trasforma en algo virtual, lleno de súper estrellas que hablan de todo sin haber subido nada, o que critican a todos sin haber realizado nada relevante, le tome el peso a la pregunta de fondo:
¿Qué te hace montañista?
Para una pregunta así van a existir mil respuestas, y ninguna necesariamente es más correcta que las otras, pero definamos algo primero antes de meternos en un tema espinudo, dejemos de lado las definiciones espirituales-pachamamicas-etéreas, como que “soy montañista porque siento a la naturaleza en lo más profundo de mi corazón”, o “soy montañista porque el ellas logro una conexión total entre la naturaleza y mi ser más espiritual…” y bla bla bla, básicamente porque si caemos en eso, yo puedo sentirme astronauta sin haber estado nunca más alto de lo que vuela un avión comercial. No, lo pachamamico-yoguistico aquí no sirve como definición general; de manera personal -claro está- uno puede ver y sentir las cosas como le dé la gana, pero ahora intentaremos, si, solo haremos el intento (sin saber si lo lograremos) de dar una definición general de algo (¿ser montañista es?...), por lo tanto no podemos guiarnos por definiciones individuales, debemos intentar usar conceptos amplios y generales. Sigamos.
Bajo estos conceptos aclaremos algunas cosas que quizá nos ayuden a responder la interrogante final:
¿Qué cosas hace un montañista?
Evidentemente un montañista hace muchas cosas, cocina, come, camina, se cae, toma agua, conversa, va al baño, etc., pero una vez más busquemos la respuesta más básica y simple a la pregunta.
Un montañista sube montañas.
La obviedad de la respuesta hace que parezca idiota, pero no lo es. Vivimos en un mundo donde generalmente intentamos adornar todo, complicando las definiciones más de lo necesario, inventando sub categorías, agregando cosas que nos hagan quedar por sobre el resto de personas que practican la misma actividad, buscando la manera de que MIS actividades queden por sobre las de otros para sentirme más “montañista” que el resto etc. etc. Si dejamos de lado toda esa challa ocasionada generalmente por que el ego de las personas siempre está presente en un porcentaje mayor al coeficiente intelectual, la respuesta es excesivamente correcta, muy básica, pero correcta, así como un piloto de autos pilotea autos, un patinador patina, un vendedor vende, un nadador nada, un carabinero dispara a los ojos, golpea personas inocentes sin compasión, roba, trafica, saquea, se droga con mentolathum y se arranca de los delincuentes, y un eterno etc., llegamos a nuestra primera y tan obvia conclusión que a veces no la vemos:
Un montañista sube montañas.
Seguiremos este camino intentando llegar siempre al “Bosón de Higgs” de las definiciones, la más pequeña, la más simple, la más elemental, pero sin caer en la tentación de ser tan básicos que la definición final -si es que llegamos a alguna- carezca de sustentos que la hagan una definición sólida. ¿A que me refiero con eso?
Hecha la ley, hecha la trampa, yo podría irme en teleférico a una cumbre, en helicóptero, a lapa de un sherpa contratado como algunos empresarios locales, subir montañas arriba de un caballo sin dar un paso etc. etc., ¿soy montañista si hago eso? Si usáramos conceptos pachamamico-etéreos (chamullentos en general) podríamos decir que sí, porque lo que busco es una conexión y esto y esto otro, pero como tomamos la precaución en los primeros párrafos de dejar de lado esas definiciones mulas, no podemos usarlas acá, sin embargo nuestra búsqueda de simpleza deja espacio a que alguien diga “yo subo montañas”, soy montañista, punto, no importa como suba ni que medios utilice para subir, y quedaríamos en la situación de llamar montañista a cualquier chanta con recursos que vaya de cumbre en cumbre sin dar un paso o tomar una decisión propia o hasta pensar en que cosas llevar en la mochila (si es que la arma el mismo) entonces esa definición ya no nos sirve, debemos complementarla un poco. Probemos esto:
“Montañista es todo aquel que sube montañas por sus propios medios”
Al usar el concepto “por sus propios medios” básicamente logramos hacer la diferencia entre lo que significa hacer “montañismo” y hacer “turismo”. Turismo practica quien paga a otros para que lo guíen a una cumbre, evitando así todo el trabajo que debe hacer un montañista para preparar una ascensión por “sus propios medios”, planificar recorrido, equipo necesario, días necesarios, alimentación, ruta, etc. etc.
Esta columna no es para tratar de fondo el tema del turismo de montaña, pero es bueno dejar claro que ese no es un concepto inventado en Chile, es una definición usada en todo el mundo para diferenciar a quienes suben contratando guías de quienes suben por medios propios, sin preocuparse de sí una es mejor o más meritoria que la otra, de hecho, aunque se desarrollen en un mismo ambiente -las montañas- son actividades tan diferentes que todas las discusiones que se dan sobre el tema son absurdas, porque no hay comparación lógica entre una cosa y otra. Podríamos ahondar en el tema, pero nos desviaríamos de lo principal, así que aunque la tentación es grande, no lo haremos, solo dejar claro que la necesidad de diferenciar una actividad de la otra, no nace de la intención de mirar en menos el turismo de montaña, sino solo de dejar claro que son actividades completamente diferentes.
Y de a poco -según yo- vamos teniendo una definición más sólida de lo que es ser montañista.
Ahora, recordé algo. Un amigo, el "Pelao Correa", me dijo que hace 45 años subió un cerro (no se acuerda cual) y él dice que es montañista, nunca más fue a la montaña, pero “subió una montaña” y lo hizo “por sus propios medios”. Creo que podríamos agregar algo más a la definición:
“Montañista es todo aquel que sube montañas por sus propios medios de manera regular”
Esto quizá no sea algo tan relevante, pero definitivamente si consideramos que practicamos una disciplina, cualquiera que sea, debemos hacerlo de manera periódica. Yo juego tenis como tres veces al año, no por ello me considero tenista, además, siempre pierdo.
Esta parte de la definición es bastante sencilla de entender, simplemente debemos aceptar cuando “somos montañistas” o cuando “fuimos montañistas”. Tener en la memoria los recuerdos que una actividad tan hermosa deja en nosotros no es malo, independiente que por los motivos que sea hayamos tenido que dejar de practicarla (generalmente el matrimonio…)
Creo que vamos llegando a una definición simple pero funcional, ahora, veamos qué pasa cuando algunas personas intentan agregar cosas al concepto, básicamente para sentirse sobre el resto… (Al final es eso, aunque traten de disfrazarlo con palabras bonitas)
“Yo soy montañista porque subo cerros técnicos”
“Yo soy montañista porque participo en expediciones”
“Yo soy montañista porque subo cerros lejanos y poco conocidos”
Podríamos estar toda la tarde…
Estos conceptos vienen desde lo más profundo del ego interno, y es fácil darse cuenta, ya que generalmente los montañistas mejor capacitados técnicamente y que realizan las mejores actividades por temporada nunca van a usar definiciones así, al contrario, lo harán quienes crean que por pasar arriba de dos piedras de 40 grados de inclinación o ponerse crampones para cruzar un glaciar plano están subiendo un “cerro técnico”…
Es tan montañista quien se prepara para ir a subir el San Ramón como la Pared Sur del Arenas. Claro, dentro de todo el espectro montañero habrá gente mejor preparada técnicamente y con más experiencia, que pueda afrontar desafíos más verticales, más lejanos, menos conocidos o lo que sea, pero si estamos hablando de personas que -como dijimos antes- van a la montaña de "manera regular y con medios propios", seguimos hablando de “montañistas” en su total.
Usar la dificultad técnica como parámetro para definir que es montañismo o no, además de ser idiota, anula la opción de la elección personal de qué tipo de montañismo queremos practicar, porque obviamente hay diferentes tipos de montañismo, pero esas “sub-divisiones” ya forman parte del concepto global de “montañismo” y tiene que ver en muchos casos por el gusto personal que cada uno pueda tener por realizar la actividad de una u otra forma. Me explico.
Hay gente fanática de la altura, de los seis miles, de cerros altos sin dificultad técnica, hay otros enamorados de lo vertical, de las cuerdas, del vértigo, hay quienes disfrutan cerros desconocidos, sin importan si son fáciles o difíciles, y personas que se ponen como objetivos cerros “famosos”, hay quienes quieren subir cerros sencillos por el día y otros que viajan semanas a lugares remotos, pero todos ellos “suben cerros por sus propios medios y de manera regular”. ¿Se entiende?
No es más montañista quien sube el cerro Torre que quien sube el Pochoco, evidentemente uno estará mejor preparado y tendrá más experiencia, pero hay que pensar que no todos los que no suben cerros técnicos lo hacen porque no pueden, a veces simplemente no les interesa, y son felices en cerros sencillos que les permiten complementar la definición que ya tenemos, con ciertos conceptos pachamamico-yoguistanies que sí, ahora que ya tenemos una definición primaria, podemos volver a usar. Porque si, todos los que vamos a la montaña “de forma regular y por nuestros propios medios con intenciones de subir un cerro” ciertamente también vamos por que en las montañas sentimos una libertad que quizá la ciudad nos coarta y ahoga, porque disfrutamos de la contemplación de grandes espacios, por que nos sentimos fuertes y conectados con nosotros, la naturaleza o nuestros compañeros y un sinfín de cosas, todas muy reales, pero que son complementarias y que no podíamos usar de base para intentar crear una definición de que significa “ser montañista”, pero que todos sabemos son parte integral del concepto.
Al final del día escribo esto porque me da mucha lata ver que a veces, la gente que está empezando este largo camino de subir montañas, y que son como esponjas que absorben todo, quedan expuestas a cometarios tontos de gente que a veces practica un montañismo muy de moda en estos tiempos, un “montañismo virtual”, donde el teclado aguanta grandes hazañas y curriculums impresionantes, escondido todo detrás de una necesidad social de destacar como sea.
Así que amigo mío, si usted escoge su objetivo, SU montaña, cualquiera que sea, fácil o difícil, cercana o lejana, alta o baja, se informa, decide que cosas debe llevar, planifica su viaje, se prepara, entrena si es necesario, aprende lo que tenga que aprender y parte en busca de sus sueños cumbreros, usted es la definición más certera -según yo- de ser un MONTAÑISTA.
Y al final si llegamos a una definición, simple y acotada, algunos podrán estar de acuerdo, otros no, pero no podrán negar que es una definición funcional.
“Montañista es todo aquel que sube montañas por sus propios medios de manera regular”
¿Por qué subraye el “sube”?, pues porque debe quedar claro que montañista es aquel que va a una montaña con intenciones de llegar a la cumbre, ese es el objetivo y no otro, los montañistas suben cerros, no van a pasear, van con intenciones de llegar a la parte más alta de una montaña determinada, independiente que a veces se logre o no.
Hoy en día en las montañas se practican diferentes disciplinas, todas con objetivos diferentes y por ende, motivaciones distintas, los runners por ejemplo, que se esfuerzan permanentemente por ser incluidos en el ambiente montañero, compiten, se preparan para “ganar”, o bajar tiempos, algunos lo harán quizá por gusto, pero para ellos no es fundamental si su recorrido pasa o no por una cumbre, no es su motivación, por lo tanto es una actividad diferente, ni mejor ni peor, diferente; hay personas que solo practican trekking, sin importarles escalar o hacer cumbres, amantes de recorridos largos y senderos que lleven a lugares bonitos, otra disciplina maravillosa (y menos sufrida) pero también es una actividad diferente, independiente, con sus complejidades propias, no es necesario mezclarlas todas bajo un solo concepto, independiente de que muchos practican varias de estas disciplinas a la vez, o puedan llegar a ser complementarias unas con otras. Todas bonitas, todas motivantes, todas necesarias, todas distintas...
Y bueno, podríamos seguir analizando conceptos, pero no es la idea de esta columna hilar excesivamente fino, eso lo dejo para los mates y las fogatas, la idea era buscar un concepto funcional que nos sirva - si es que a alguien le sirve - para darle una definición simple a una actividad que tanto nos gusta practicar, pero que cae como cualquier actividad humana, en competitividades absurdas y monumentales demostraciones de ego y estupidez.
Y al final, parece que los que van al Plomo, “por sus propios medios”, con intenciones de “llegar a la cumbre” y después de eso siguen subiendo otros cerros, si eran montañistas después de todo, independiente de lo que algún meme fome y aburrido pueda decir…
Autor: Elvis Acevedo R.
"Y...entonces, subir El Plomo ¿......?..."