Chile y un montañismo desarrollado

A finales de los años 90, recién expulsado de la FEACH, escuché una frase de una de las tantas directivas que han pasado sin pena ni gloria durante las últimas cuatro décadas por la inútil e intrascendente institución de calle Simpson:

“Cuando Chile complete como país, la ascensión de las 14 montañas más altas del planeta, podremos decir que Chile tiene un montañismo desarrollado”

Ok, analicemos esto…

Catorce son las montañas del planeta que sobrepasan los ocho mil metros, esto, según la definición terrenal y arbitraria de lo que es un "metro", la cual ha cambiado en las diferentes asambleas de 1795, 1889 o 1960, y que, si hubiese sido definido de otra manera, podría haber hecho que tuviéramos 50 ochomiles o 5, pero bueno, son 14...

Sea como sea, la carrera por completar las 14 cumbres más altas del planeta se llevó a cabo entre montañistas de peso pesado pesadísimo, siendo el gran Reinhold Messner el que la completó entre los años 1970 y 1986, nunca usando oxígeno, y con varios hitos como la primera al Everest en solitario, ruta nueva al Nanga Parbat y en solitario también, o tres ochomiles en una temporada (Broad Peak, Kanchenjunga y Gasherbrum II en 1982) por resumir…

Lo siguió el aún más pulento polaco oriundo de Polonia Jerzy Kukuczka, que no encontró nada mejor que subir los 14 con 10 rutas nuevas y 4 invernales, siempre sin oxígeno y en expediciones muy alpinas. Impecable. Lo hizo entre 1979 y un 18 de septiembre de 1987, tiqutiquiti…

Y bueno, a que va todo esto, ni idea, pero si nos fijamos, el año 70, Messner nos fregó a todos demostrando que se podía subir sin oxígeno a lo más alto del mundo, y las 14 más altas el año 87 ya habían sido escaladas sin oxígeno y en estilos impecables, expediciones pequeñas, en solitario, en invierno (no todas), rutas nuevas etc. etc. y un larguísimo etc.…, 1987, hace 35 años…

Ceacheí…

Chile fue por primera vez al Himalaya en 1979, bueno, una expedición organizada en Chile, algunos compatriotas ya se habían paseado por las montañas asiáticas como invitados de grupos de otros países. Lo hicieron en un estilo impecable, hay que decirlo, sin sherpas de altura, con oxígeno ciertamente (1979…) y en un estilo bastante alpino, se supone hicieron cumbre, pero sea lo que sea lo que haya pasado, es una cumbre en duda, no reconocida en registros y con un relato algo difícil de creer, pero no imposible tampoco, en fin, esta columna no es del Gasherbrum 79, eso da para otro libro…

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Foto: Expedición Chilena al Gasherbrum 1979.

Injusto sería no reconocer la visión de esa expedición para sus tiempos, la que demostraba desarrollo del montañismo local, ya sea por iniciativa o por falta de presupuesto, pero mirando bien a los integrantes, y teniendo en cuenta logros anteriores de algunos de ellos como la Pared Sur del Aconcagua (Vigouroux, Oyarzun...) parecía que el desarrollo del montañismo chileno apuntaba bien al futuro.

Después vino el show del Everest entre 1983 y 1992, con dos "equipos" compitiendo y criticándose mutuamente, que terminó con chilenos puteandose en la cumbre más alta del mundo, digno ejemplo para las generaciones siguientes, y 4 años después la escalada de la segunda montaña más alta del planeta; el K2.

Menciono estos dos ascensos, los de las expediciones DAV-UC, porque son sin duda las dos mejores actividades de chilenos en el Himalaya, por rutas técnicas, sin sherpas de altura etc. etc. Y, con oxígeno, cierto, pero estamos hablando de 1992 y 1996, cuando los montañistas reales aun usaban el gas de manera bastante masiva, si bien ya había algunos que no lo usaban. Se sabía que se podía subir sin él desde los años 70, pero no había una ética clara al respecto, esa que se genera en la medida que se aumentan los conocimientos en algún tema, en este caso, la fisiología del cuerpo humano en altura. Hay que evaluar las actividades de manera justa, según la época en que se llevaron a cabo.

El año 2007 el oxígeno es declarado doping por la AMA (Asociación mundial antidopaje), y lo dice de manera tajante:

“Desde el 1 de enero usar oxígeno como mejora deportiva para subir un ochomil está prohibido y por tanto la ascensión se debe considerar no válida”

Y claro, algunas instituciones médicas dijeron que el uso de oxígeno era vital en esas alturas, pero obvio, son instituciones médicas, no deportivas, lo que les importa es que la gente no pierda neuronas de las pocas que usan, no están pensando en el tema desde un punto de vista ético-deportivo, por lo cual su opinión, aunque es muy respetable, es intrascendente para lo que a montañismo se refiere.

El oxígeno te pone más menos unos 2000 metros más abajo de tu altura real, o sea, si estoy a 8800 metros, como en la cumbre del Everest, estoy respirando como si estuviera a unos 6800 metros, ahí por la cumbre del Ojos del Salado, entonces, ¿Cómo decir que escalaste un 8000, si estabas respirando aire de 6800?

No es una medida retroactiva, como dije antes, el montañismo, como toda disciplina, evoluciona en base a los conocimientos nuevos que la ciencia y la investigación nos van entregando, la historia no debe cambiarse, el futuro si…

Por lo tanto, no es justo desmerecer lo hecho décadas atrás, Hillary y Norgay usaron oxígeno, era lo obvio en ese momento, Messner demostró que se podía prescindir de él, Kukuczka también, solo unos pocos mega hombres en la década del 80; en los 90 ya empezaban a ser más comunes las ascensiones sin el vital gas, pero aun eran pocos, en la década del 2000 llega el cambio. Doping (para ascensos deportivos, los comerciales dan lo mismo…)

Quizá en 50 años más el uso de cuerdas fijas se considere poco ético, eso marcará un futuro, pero no cambiará el pasado, eso se llama evolución, progreso, eso mira hacia adelante, no hacia atrás, no sería inteligente menospreciar los logros de décadas anteriores en base a los nuevos conocimientos, porque siempre una época superará a la anterior, o al menos así debiese ser.

El año 2019 de nuestra era, 49 años después del primer ascenso sin oxígeno al Everest, un chileno lo logro, 49 años después, si, casi medio siglo…

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Foto: K2, segunda montaña más alta del planeta.

Se subió el Everest sin oxígeno, se han subido otros tantos sin oxígeno también, se ha mentido en varios con cumbres ficticias, se han hecho solo rutas normales salvo una variante en el Annapurna y las mencionadas Kangshung Face del Everest y el Espolón SSE del K2, y el turismo de montaña criollo ha viajado al Himalaya representado en grandes expediciones estilo pesado, sherpas de altura, oxígeno a la vena, kilómetros de cuerdas fijas, logística completa, tortas de chocolate en el campamento base, helicópteros llevando zapatos de emergencia por que el “montañista” se había llevado dos botas del mismo pie, etc. etc., se han realizado ascensos alpinos en un muy buen estilo también, pero Chile está a décadas de invernales, rutas nuevas o rutas más técnicas; siguen siendo los mejores itinerarios realizados por chilenos aquellos ya lejanos logros de la década del 90.

Esa es nuestra realidad, y así será como se completen los 14 ochomiles en algún momento, no faltan muchos, serán en su mayoría rutas normales, sin oxígeno como tendencia en los últimos años y en estilo liviano (las expediciones comerciales del empresariado local no se consideran para estadística deportiva), y a pesar de que no está nada mal, estamos atrasados casi medio siglo respecto al primer nivel del himalayismo mundial.

¿Tiene sentido usar como parámetro para considerarnos un país con montañismo desarrollado el himalayismo chileno?

La respuesta es obvia, tanto que ni la pongo….na, mejor la pongo…NO.

¿Y por qué no?

Porque cuando al fin completemos la famosa e inútil lista de 14 ochomiles, después de quizá cuantos años de intentos (1979 al ¿…?), donde han habido ascensos meritorios, con oxígeno, sin oxígeno, chuchadas en las cumbres (Everest) o en los campamentos entre expediciones de diferentes casas universitarias (Nanga Parbat), mentiras descaradas (Broad Peak, Dhaulaghiri y Kanchenjunga), montañeros que no volvieron, demostraciones de ego más grandes que el Monte Olimpo y a ratos, pérdida total de los supuestos valores que se recontra supone encarna una disciplina que en teoría debiera sacar lo mejor del compañerismo, y la amistad…. seguiremos atrasados medio siglo respecto a países que en los años 70 ya se paseaban abriendo rutas en montañas de 8, 7, 6, 5 o 4000 metros no solo en el Himalaya, sino en el mundo entero, porque entendieron más rápido que nosotros que la altura de una montaña no tiene relación al desarrollo montañero de un país.

La mentalidad de los montañistas de un país acelera o retrasa el desarrollo de la disciplina, y en Chile se da mucho la búsqueda de la fama mediática que genera el ascenso de un ochomil, y que pone a quienes lo realizan como referentes absolutos de una masa ignorante que no tiene idea de lo que pasa fuera de YouTube, LUN o Facebook, y que obtienen sus conocimientos montañeros de medios de este tipo. Ese "reconocimiento" les permite a muchos encontrar una "fama" que les hace más fácil trabajar guiando a aquel empresariado criollo que busca emociones sin riesgo en las montañas, para lo cual seguro están dispuestos a pagar bastante. Muchos de esos "guías" (no todos, obvio) aparte de un ochomil han tenido escasa relevancia en las actividades montañeras acá en Chile, básicamente no han aportado nada que valga la pena recordar, pero son las caras más visibles que tenemos para la masa. Por suerte la gente más dedicada al tema, sabe quiénes son los ejemplos a seguir para las generaciones nuevas, muchos de los cuales ni siquiera han subido un ochomil (algunos si, y en buen estilo)

Entonces, escalaremos los 8000 dos veces cada uno, y seguiremos siendo un país con un montañismo sub desarrollado, y con escaso nivel cultural respecto a nuestras montañas, nuestros pioneros, nuestra propia historia, tanto como deporte, forma de vida, medio de desarrollo, aspecto geográfico etc.…

No hay que bajonearse, esa es nuestra realidad, simple.

¿Que necesitamos para llegar a tener un montañismo desarrollado en Chile?

Y bueno, veamos....

Primero, olvidarnos de los 14 ochomiles como parámetro de medición, es una meta bonita sin duda, pero solo eso, una meta, nada más, si la ponemos como parámetro para medir nuestro desarrollo en el ámbito montañero, estaremos medio siglo atrasados respecto a países de montañismo desarrollado, y la evolución de nuestro himalayismo no da para pensar que vayamos a acortar esa brecha prontamente.

Hay que mirar mucho más cerca para darnos cuenta de que la evolución del montañismo chileno no camina tan lento como parece hacernos creer nuestro himalayismo, basta con mirar las actividades de jóvenes escaladores nacionales en las heladas paredes patagónicas, donde hace rato ya se desarrollan actividades que no están atrasadas 50 años, sino que nos llevan a algo mucho más parecido a un montañismo de primer nivel, buenas rutas, buenas expediciones en glaciares remotos, escaladas de agujas de importancia mundial, rutas nuevas o variantes, exploración etc. etc., hay que mirar más cerca aún, y darnos cuenta de cosas que pasan en lugares más familiares para nosotros, zona central, u otras regiones del país, se siguen abriendo rutas y explorando valles, se realizan primeros ascensos (que envidia nos tienen en otros países donde todo ya está hecho) y de cuando en vez montañeros chilensis se pasean por cordilleras difíciles de Perú o Bolivia, donde hay montañas de tremendo nivel y dificultad, ah!, pero no miden 8000...

El desarrollo del montañismo chileno no está en 14 montañas que están al otro lado el mundo, no lo lograremos solo por comenzar a llenar nuestras hermosas cumbres de banderas de oración de culturas lejanas, faltándole el respeto a nuestros propios pueblos originarios que recorrieron nuestras montañas siglos antes. Sin desmerecerlas como objetivo, faltará medio siglo para ponernos a la altura del himalayismo mundial, cuando acá, en Chile y Sudamérica, de cuando en vez se realizan ascensiones que nos ponen en una verdadera primera línea de actividades destacadas. Falta que sean muchas más, falta que no sean excepciones y sea algo normal, pero el camino comienza acá, en nuestras propias montañas, en nuestros queridos Andes, en seguir cambiando la mentalidad de los que vengan a futuro -proceso que ya comenzó- y dejar de pensar en esa idiota secuencia que se escuchaba mucho en algunas ramas universitarias de antaño. Plomo, Aconcagua, Himalaya. Pero se requiere un cambio de mentalidad general, no de pequeños grupos, mientras sigamos considerando que es más importante el ascenso de un ochomil por una ruta normal que suben 500 personas por temporada, que la escalada de montañas como el Torre o el Fitz Roy -por poner un par de ejemplos- o la exploración de valles desconocidos, o la apertura de rutas nuevas, el despegue que nos lleve al desarrollo pleno se ve muy, pero muy muy muy lejano.

Ejemplos de países que pudieron exportar su desarrollo a cordilleras lejanas agotando primero las opciones que les entregaban las propias hay varios, pero de los más evidentes son los polacos y eslovenos. Países pequeños, con cordilleras pequeñas, de alturas limitadas, exploraron cada centímetro cuadrado de sus propios terrenos antes de lanzarse a la conquista de montañas lejanas, hicieron de las montañas un símbolo nacional involucrando a todo ciudadano en el cuidado y la conservación de estas, hasta el punto de decir por ejemplo “Si no has subido una vez en la vida el Triglav no eres esloveno” (Triglav: Montaña más alta de Eslovenia)

Y entonces… ¿Basta con hacer ascensos difíciles o novedosos?

De nuevo, nop…

Y bueno, que falta.

Tener un montañismo desarrollado no tiene que ver solo con hacer montañas lejanas o cercanas, por rutas planas o verticales, jamás podremos considerarnos desarrollados mientras no tengamos políticas claras que regulen los accesos a nuestras montañas, mientras gobierno tras gobierno consideren nuestros valles solo como un recurso económico al cual explotar, mientras nos seamos capaces de cuidar los pocos espacios abiertos que tenemos, mientras sigamos dejando papeles con caca debajo de las piedras, o la basura escondida en una bolsa detrás de una pirca, o la comida que nos sobra en el refugio con la excusa de que es para el que viene después, jamás tendremos un montañismo desarrollado si vemos como para las nuevas generaciones (viejas quizá también) ser montañista es ir a sacarse una foto a la punta de un cerro sin preocuparse ni de cómo se llama la montaña, si encontramos poco importante saber un poco de los que subieron antes que nosotros, o que es aburrido saber de historia del montañismo en general, porque la cultura de montaña va de la mano del desarrollo en el área, sino solo somos personas que ponen un pie delante del otro cual runner que solo le importa el reloj y ganarse una medalla llegando primero que otros, y no, los montañistas no son eso, eso sería involucionar, eso sería perder toda la herencia de décadas y décadas de lento pero constante desarrollo.

La vanidad está ganando la batalla, las motivaciones para ir a la montaña cambian, lo que no es malo, pero penoso será ver si en el futuro los nuevos montañeros van a la cordillera solo a hacer un poco de ejercicio y sacarse una foto, o tachar nombres de cerros de una lista, hacer montaña será lo mismo que ir a un gimnasio a levantar pesos muertos para tener músculos, no habrá ninguna diferencia salvo que una se realiza bajo techo...

Sin cultura de montaña es imposible el desarrollo, la evolución, el progreso. Para saber dónde están aquellas montañas sin ascensos, esos valles inexplorados, esas rutas por abrir, debemos investigar, debemos adquirir conocimientos, leer, preguntar, aprovechar a aquellos viejos montañeros ya retirados por los años que tanto saben, que tantos secretos guardan, y respetar nuestro propio pasado montañero, que en Chile es tremendamente rico en exploración, ascensos y escaladas.

Hay que mirar más cerca; la mayoría sabe quiénes son Cristián García Huidobro, Purto, Olivares, Jordán, Fulero, perdón, Lucero, porque salen en la tele, en videos de YouTube (herramienta digital formadora de "montañistas" en la actualidad...) en polémicas de diarios y revistas, dando conferencias plagadas de espectaculares frases motivacionales, dando entrevistas idiotas, pero ¿cuántos saben quién fue Eduardo García, Carlos Píderit, Manuel Bazán y tantos otros?

No, el desarrollo del montañismo chileno no está en Asia, está en Sudamérica, está en nuestro propio país, en nuestros valles, en nuestra cordillera, en nuestra historia ya escrita y la que se escribe día a día, en nuestra lucha por accesos libres, por políticas justas, por el cuidado de nuestra naturaleza, el desarrollo del montañismo chileno, está en nuestro país, está en CHILE, cuando lo entendamos, seremos merecedores de tener un montañismo pleno, desarrollado y de primer mundo, antes, no.

Y esto es solo mi opinión personal traspasada a letras, no invito a nadie a pensar igual...

 

Autor: Elvis Acevedo R.


"Eso que llaman "gloria" para el alpinista no existe, esto no es fútbol o tenis, no da dinero, por eso no vamos ahí arriba en busca de éxito, vamos porque es lo que nos da vida..."

Alexei Bolotov.