Segundo Ascenso al Cerro Las Tórtolas (1952)

Participantes: Herbert Dietz, Edgar Kausel y Heins Koch.
Ubicación: Provincia de Coquimbo: 29’58” – 70’03”
Duración de la Expedición: 10 al 25 de Enero de 1952.
Tiempo: Bueno, excepto el día de ascensión a la cumbre.
Relato: Heins Koch.

El día 10 de Enero partimos de La Serena, desde donde seguimos a Rivadavia en pleno Valle del Elqui. En este lugar y distantes todavía unos cien kilómetros de nuestro destino hicimos nuestras últimas adquisiciones de provisiones y nos informamos sobre la ruta a seguir. El sábado 12 seguimos en camión a lo largo del Río Turbio hasta el lugar denominado La Junta donde se unen el Río de La Lagura y el estero proveniente de los Baños termales de “El Toro”, bastante cerca ya del límite Chileno - Argentino.

Desde este punto seguimos llevando los bultos en mulas hasta la mina de cobre “Las Hediondas” a 3200 metros sobre el nivel del mar, y en donde establecimos nuestro campamento base. Grande fue nuestra sorpresa en encontrar en ella a viejos conocidos nuestros, los cuales nos brindaron la más magnifica hospitalidad. Partimos el 14, Herbert Dietz y yo, rumbo al Paso de las Tórtolas, situado inmediatamente al norte del cerro del mismo nombre, a 4810 metros.

En vista de que el Tórtolas se mostraba casi despejado de nieve y no presentaba ventisqueros hacia el NO, lado por el que pensábamos subir, dejamos la mayor parte de nuestro equipo en la mina. Sin embargo la subida al paso fue sumamente agotadora, ya que no había huella y toda la ladera era un solo acarreo de piedras sueltas. Además tuvimos que marchar durante nueve horas bajo un sol abrasador, a una temperatura superior a los 30 grados centígrados en las pocas partes sombreadas.

Tortolas
El Martes lo dedicamos al reposo, con el propósito de partir temprano a la cumbre a la mañana siguiente, pero en vista de que no nos habíamos recuperado suficientemente y Herbert estaba algo apunado decidimos regresar al campamento base, desde aquí, y esta vez en compañía de Edgar Kausel hice una nueva tentativa llegando al paso en dos etapas, el viernes 18. El tiempo, que hasta entonces había sido excelente tornóse amenazador y durante la noche nevó suavemente.

Sin embargo salimos el sábado temprano en demanda de la cumbre, envuelta completamente en gruesos nubarrones. La única vía de acceso por este lado la constituye un gran acarreo por el cual subimos llegando a la cima, a 6323 metros exactamente al medio día del 19 de Enero en medio de una fuerte nevazón.

Aunque no sabíamos de una ascensión anterior pudimos constatar con sorpresa que no éramos los primeros en llegar a la cumbre, puesto que estaba formada por una especie de plataforma elíptica de unos 8 metros de largo por 1  metro de largo construida evidentemente por obra humana. En un ángulo, y semi-enterrado encontramos un hato de leña carcomida por el tiempo, en el centro algunas piedras amontonadas, pero ninguna huella o indicio de otra ascensión anterior.

Recordamos entonces las advertencias que nos habían hecho días antes varios mineros. Contaban que en ciertas ocasiones aparecían Indios en la cumbre de la montaña los cuales efectuaban ritos religiosos bailando sobre un gran plato de oro, claro que no encontramos ningún plato de oro, pero es muy posible que en su tiempo este cerro, de relativo fácil acceso haya sido usado por los Diaguitas o los Incas como puesto de señales o lugar cerrado para sus ritos. Seguramente en la imaginación popular la plataforma que descubrimos se “metamorfoseó” a plato de oro.

Después de haber dejado nuestros documentos en un tarro vacío de Milo, y haber tomado algunas fotografías, iniciamos el descenso que fue fácil y rápido. Llegamos al atardecer a “Las Hediondas”, desde donde regresamos a Valparaíso después de algunos días de descanso en Paihuano y La Serena.

Autor: Heins Koch.

NDLR 1: Los ascensionistas no encontraron testimonios, sin embargo hay un ascenso registrado del año 1924, de Hans Duddle. Fuente: "Historia del Andinismo en Chile" de Gastón San Román.

NDLR 2: Extraído del Anuario de Montaña FEACH 1956 y complementado con fotos, colaboración de Don Sergio Kunstmann.

 

"Lo que hacemos no se entiende nunca, solo se alaba o se condena"

Friedrich Nietzsche.