Paul Gussfeldt y sus Huasos Andinistas

Siguiendo un orden cronológico, tendríamos que los primeros andinistas chilenos serían el arriero desconocido que acompañó a Poepig a la cima del volcán Antuco (1828), luego los sureños Juan Renous y Basilio Alvarado, que ascendieron volcanes de Llanquihue a mediados del siglo pasado, después los cientistas-andinistas que Domeyko y Phillipi enviaron a la Araucanía; y finalmente llegamos a los "huasos" que acompañaron al célebre alpinista alemán Paul Gussfeldt en sus exploraciones y tentativas en los Andes centrales de Chile y Argentina, en 1883.

De estos huasos, Gussfeldt sólo nos dejó un nombre completo, Lorenzo Zamorano, y el primer nombre de otros: Francisco, Filiberto, Vicente y Felipe. Eso es todo lo que sabemos de ellos.

Paul Gussfeldt fue un conocido cientista alemán nacido en 1840, fue miembro de expediciones que la Alemania Imperial envió al África, Egipto y Arabia. Tuvo en su tiempo renombre como alpinista, pues abrió rutas nuevas en el Mont Blanc; y también como matemático. Concibió la idea de un viaje para intentar el Aconcagua, entonces no sólo inescalado, sino además inexplorado y sin medir.

Recuérdese que Claudio Gay había dado al Aconcagua 8610 mts en 1853. Tampoco se sabía mucho en esos años de las condiciones que se podrían encontrar a los 6300 mts, altura recién alcanzada por Edward Whymper en el Chimborazo.

Para su viaje, Gussfeldt contrató al famoso guía Suizo Alexander Burgener, el cual a su llegada a Valparaíso declaró a su patrón que sentía nostalgia por su patria y deseaba volverse a ella. Gussfeldt se vio así sin compañeros y decidió entonces al menos, viajar por la cordillera fronteriza central cruzando los más pasos posibles para estudiar la topografía de la región comprendida entre el Paso de las Leñas (Rancagua) y el de Putaendo (Coquimbo).

Todas las observaciones recogidas por Gussfeldt se encuentran en su excelente libro Reise in der Andes von Chile und Argentinien (Berlín, 1888), de 480 páginas. Un resumen-reseña de este libro apareció en la revista del Club Alpino de Inglaterra (Alpine Journal, tomo XIII, págs. 558-63).

He traducido de esta última fuente las partes más importantes y descriptivas, intercalando algunas observaciones útiles. El propósito de esta colaboración es destacar el papel de los cuatro ignorados "huasos" (Así los llamó Gussfeldt, y no arrieros), compañeros del célebre alpinista prusiano.

Gussfeldt hizo un viaje de prueba (Diciembre 8 al 22 de 1822) valle arriba del Río Cipreses, Rancagua. La mayor altura que alcanzó fue 3.526 mts, y mostró en esta ocasión a los huasos lo que un alpinista puede hacer y ellos a su vez, lo asombraron con la agilidad de sus muy trepadores caballos y mulas.

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Foto: Valle del Río Cipreses.

Gussfeldt descubrió que debido a los fuertes vientos, no era posible usar carpas y que los campamentos debían hacerse al aire libre, abierto, tan solo con la protección de las murallas bajas que los chilenos saben construir con maestría.

El alpinista prusiano bautizó varios cerros al entrar al Valle del Cachapoal y Cipreses. También registró nombres ya establecidos de otros. Vistos desde el lugar llamado Agua de la Vida, los cerros que él menciona son: "Terrasenberg" o Cerro Terrazas, 3.298 mts, "Bandberg" o Cerro de las Fajas, 3.432 mts, Cerro Colorado, 4.147 mts, y Cerro Gran Onorado (?), 4.516 mts, todos a la derecha.

A la izquierda, "Mettelhorn" (Nombre alpino), 3.176 mts, "Dent Blanche" (Nombre alpino, o "Diente blanco"), 4.168 mts, Mono (Llamado así por una pirca que se halla en su cumbre), 3.566 mts, y "Erstling" (El Primero), de 3.417 mts.

Gussfeldt partió otra vez desde Cauquenes el primero de enero de 1883, con tres huasos y 18 animales. Avanzó por el Cajón de las Leñas y cruzó el Atravieso de la Leña (4.107 mts), habiendo tenido que cortar escalones en la nieve para que pasaran los caballos. También cruzaron varios neveros con formaciones de nieve que Gussfeldt llamó "kerzenfeld" o "Campo de velas", pero los huasos le dijeron que se llamaban "Penitentes".

Atravesaron después el paso de la Iglesia (3.638 mts), bajaron a los Ríos Diamante y Yauche (Argentina) y volvieron a Chile por el paso Cruz de Piedra (3.780 mts), y por el de la Laguna otra vez a Argentina, donde llegaron a la Laguna del Diamante y acamparon a 3.300 mts al pie del Volcán Maipo.

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Foto: Volcán Maipo.

Empieza aquí una parte de la reseña inglesa (págs. 56-1) :

"Se resolvió ascender el Maipo y el 19 de enero Gussfeldt partió a las 2.20 de la mañana acompañado por Zamorano (64 años) y por un Francisco (30 años). A las 6 am alcanzaron el plateau al lado oeste del cráter, que tenía varios neveros que alcanzaban hasta la cumbre.

Allí les alcanzó el viento con toda su fuerza. Zamorano señaló la cima y dijo ¡imposible¡, Francisco se acurrucó tras de una roca y Zamorano se le juntó. Después de pasar una hora estimulándolos a seguir, Gussfeldt y ellos prosiguieron sobre pendientes de no más de 20º de inclinación, interrumpidas aquí y allá por estratos de lava.

Gussfeldt les aconsejo marchar lento, pero en forma constante, sin paradas, y puso a Zamorano al frente. Por un tiempo marcharon bien, pero cuando se mostraron inclinados a hacer frecuentes descansos, Gussfeldt se puso a la cabeza. Las cumbres vecinas comenzaron a abatirse ante ellos. Al mirar atrás Gussfeldt vio que Zamorano iba bien retrasado y con Francisco entre ambos; la otra vez que miró, Zamorano se había detenido del todo, lo que no era de extrañar, pues tenía 64 años de edad ....y el Cerro Overo (4.765 mts) estaba al mismo nivel de ellos.

Francisco siguió cerro arriba, aunque muy pálido y quejándose de dolores a las piernas. Gussfeldt lo alivió de su carga y siguieron, pero a las 12,30 pm Francisco abandonó del todo. A la 1,30 pm Gussfeldt, sin dificultad, alcanzó la cumbre ...

Las cumbres principales que él vio alrededor le parecieron inaccesibles y comparó su apariencia general con la de un tejado empinadísimo, coronado por formas piramidales. A las 2,45 p m abandonó la cumbre del Maipo sin poder encontrar a Francisco. Se juntó con Zamorano y juntos llegaron al campamento a las 7,30 pm.

Dos horas después apareció Francisco; después de descansar había seguido ascendiendo y llegó a la segunda cumbre, pero sin ver a Gussfeldt, quien ya había dejado la cumbre principal. Los huasos quedaron felices con el obsequio de diez pesos que dio a cada uno Gussfeldt y que bien se merecían, pues su actuación había sido notable".

Es probable que Francisco, entonces, pueda haber llegado a unos 5.200 mts (Gussfeldt dio 5.400 mts al Maipo, quie tiene en realidad 5.290 mts).

Debe mencionarse que en la historia del alpinismo, hasta entonces, nadie había hecho una escalada solitaria a tales alturas.
Las cumbres inaccesibles que Gussfeldt describió tan bien, seguramente son las de los terribles Picos del Río Bayo, aún hoy día inescalados (Cerro Listado, 4.850 mts, y Cerro Paredones, 4.800 mts) (NDLR: Inescalados al 2018, con un intento de los Perros Alpinos)

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Foto: Picos del Río Bayo.

Gussfeldt se dirigió luego al Aconcagua. Cruzó el río Putaendo, el paso del Valle Hermoso y pasó al valle argentino de Penitentes (O Cañón del Volcán) al norte del Aconcagua, con tres huasos, que él nombra Felipe, Filiberto y Vicente.

Estableció un campamento único a 3.600 mts al pie de una chimenea que bajaba de una pared de roca que llevaba a los ventisqueros y a los acarreos del norte del Aconcagua. Cerca de la chimenea encontraron el esqueleto, afirmado contra las rocas, de un posible buscador de tesoros que quizás haya muerto congelado.

No deja de extrañar lo primitivo que era el alpinismo de aquellos tiempos. Gussfeldt, desde un campamento a 3.600 mts (Sin carpa) partió a intentar el cerro que él había medido en 6.970 mts, y ... ¡Parte al atardecer, confiando que puede caminar toda la tarde, toda la noche y todo el día siguiente¡. Equipó a sus compañeros como pudo, con ropa de lana y franela.

Sigue otra vez la reseña inglesa (págs. 561-2):

"A las 4 pm, junto con los huasos Filiberto y Vicente, Gussfeldt empezó, bajo luz de luna, el ascenso de la chimenea. Alcanzaron el alto a las 10,30 de la noche. La pasada por los neveros, de no más de 3 kilómetros, les dio algunos problemas, pero a la 1,50 am ya estaban en la montaña misma a una altura de 5.000 mts y con 1.970 mts por escalar.

El ascenso continuó por laderas monótonas, caminando lento para ahorrar energías. Después de ascender 400 mts los huasos empezaron a quejarse y dijeron que iban a helarse. El frío en verdad era fuerte: 10 grados bajo cero ... Pero siguieron lentamente. A las 10 am alcanzaron la altura de 6.200 mts. Aquí Vicente abandonó del todo, quejándose de dolores a las piernas. Habían demorado 8 horas en ascender 1.200 mts.

Los otros siguieron despacio por monótonas e interminables pendientes. No había dificultades en el terreno pero se iban sintiendo más y más mal. Gussfeldt tuvo que recurrir al vómito para aliviarse y descubrió que se sentía mejor si lo hacía con la cara cerca de la nieve.

A las 11,30 Filiberto se quejó de dolores a las piernas y quería volverse, pero ante las incitaciones de Gussfeldt prosiguieron. A las 12,30 habían alcanzado una altura que estimaron en 6.560 mts. Aquí hicieron un descanso largo, pero las nubes se habían acumulado cerca de la cumbre; un temporal de nieve los sorprendió en la ascensión y debieron abandonar a la 1,30. El descenso fue muy rápido ... Alcanzaron el portezuelo a las 7 pm y el campamento a las 11 de la noche".

Es decir, Gussfeldt y Filiberto habían ascendido desde los 3.600 mts hasta los 6.560 mts caminando desde las 4 de la tarde hasta las 11 de la noche del día siguiente, 31 horas en perpetuo movimiento, en total, sin dormir.

Gussfeldt lanzó otra tentativa el 4 de marzo y esta vez alojaron él y los huasos a los 5.300 mts (Sin fuego, ni equipo apropiado). A las 6,40 a.m partió Gussfeldt con Filiberto y Felipe y lograron llegar a los 6.200 mts, donde fueron derrotados por otro temporal.

Gussfeldt se consoló diciéndose que al menos había "Levantado el velo que cubría la montaña y abierto la ruta lógica para ascenderla". Regresó a Chile habiendo cruzado la frontera por seis pasos y levantado el primer mapa de los altos cerros desde el Mercedario al Maipo.

BIBLIOGRAFIA

Paul Gutssfeldt: Reisen in den Anden van Chile und Argentinten. (Gebruder Paetel, Berlín, 1888, 480 pág).
S. J. (Reseña): "Reise in den Anden van Chile und Argentinian". Alpine Jaurnal, tomo XIII, págs. 558-64.
Eberhard Meier: "Auf Giissfeldts Spuren zum Aconcagua", Andina, 1959, pp. 27-31.
Barrera, Humberto, director (Notas): Revista Andina 68, págs. 23 y 31-35.

NDLR: Extraído del Anuario de Montaña FEACH 1973 - 1977 y complementado con fotos del archivo de los Perros Alpinos.

Autor: Evelio Echevarría Caselli.

 

"El error consistió en creer que la tierra era nuestra, cuando la verdad de las cosas, es que nosotros somos de la tierra..."

Nicanor Parra.