Expedición Universitaria Zona de Pangal

La expedición del Club Deportivo de la Universidad de Chile a la región de "Pangal", fue organizada por el Grupo Universitario de Alta Montaña (G.U.A.M.) y por la Escuela de Montaña Universitaria. El grupo expedicionario estaba compuesto por los siguientes miembros: Leonardo Álvarez, (Esc. Geología); Patricio Campos, (Esc. Normal); Eduardo García, (Profesor de Educación Física); Bión González, (invitado); Ernesto Lavanchy, (Esc. Agronomía); Hernán Molina, (abogado); Francisco Vivanco, (U. y San Ramón); y Álvaro Yáñez, (médico).

La Región de Pangal.

La Región de Pangal está situada en la cordillera frente a Rancagua. Siguiendo el cajón del Río Cachapoal, por donde sube el ferrocarril que va a Sewell; al interior de Coya (pueblo situado en el interior junto a la línea del ferrocarril y a orillas del río nombrado; pertenece a la Braden Copper). El Río Cachapoal recibe como afluente al Río Pangal, que viene por el Cajón del mismo nombre desde el Este. El Río Cachapoal toma desde la confluencia una dirección S-E, y más al interior tuerce al Este, frente al cajón de Las Leñas, limitando así entre ambos ríos, un macizo montañoso que comprende: Los Picos del Barroso (4.980, 4.800, 4.981, 5.000); Alto de la Mamá, (4.756); Cumbre Sur del Anterior, (4.550); Puntas de Don Manuel, (4.480, 4.420, 4.300); Alto de la Engorda (4.200), y muchas cumbres menores.

Entrando por el Cajón de Pangal, se encuentra la bocatoma del mismo nombre que saca agua para las plantas Hidroeléctricas de Pangal y Coya, ambas de la Compañía Bradden Copper. Más al interior el Cajón se abre presentando un amplio valle plano con grandes extensiones verdes y a ambos lados los colosos de la región.

En este lugar, denominado Las Cayanas, tienen su confluencia el Río Blanco, que viene desde el norte, con el Pangal. Desde este punto se puede observar hacia el interior del Cajón, que lleva una dirección E-O, en primer término a la derecha, las Puntillas de Flores, precioso filo rocoso que remata en varias puntas rocosas muy escarpadas, un poco más atrás, la soberbia Torre de Pangal, de 4520 mts, que se levanta como un centinela en la Región, al fondo del Cajón, una esplendida pirámide de roca, el Catedral del Barroso, de 4506 mts, y a la derecha y estrechando el Cajón, el Alto de la Engorda, de 4200 mts.

Pano

Foto: Torre de Pangal a la izquierda, Catedral del Barroso al centro.

El Valle ancho y plano se extiende hasta el Cajón de Flores, junto a las Puntillas de Flores, y por el cual baja el estero del mismo nombre, desde allí hacia el interior el valle se estrecha, sus laderas sin embargo son poco inclinadas, la vegetación es abundante, especialmente en arbustos y árboles que crecen más o menos apartados sin llegar a formar bosques. Las flores esparcen con profusión sus brillantes y hermosos colores, formando en algunos lugares verdaderos potreros, donde reina sin contrapeso el manzanillón amarillo, que crece silvestre por toda la región.

El Cajón está limitado a ambos lados por altos paredones verticales. Por esta conformación nueva, el Cajón de Pangal desde el Estero de Flores al interior pasa a llamarse Cajón de Paredones, o Padrones, y el río toma la misma denominación. Desde la confluencia con el Estero de Flores hacia abajo se llama Río Pangal, y hasta su desembocadura en el Cachapoal.

Un poco más al interior sin embargo vuelve a hacerse plano y pedregoso. Frente a la Torre de Pangal, hacia el S-E, sube el Cajón de la Mamá, por el cual desciende el estero del mismo nombre que proviene de los ventisqueros superiores del Alto de la Mamá, ubicado al E del Cajón. Al sur de él, las Puntas de Don Manuel, y al O las cumbres vasallas del Alto de la Engorda, este sería el lugar de acción del grupo expedicionario de la Universidad de Chile.

Las Callanas

Foto: Las Callanas (2007)

Salida de la Expedición.

El grueso de la expedición salió de Santiago en la mañana en dirección a Rancagua donde se encontraba ya el total del equipaje y algunos miembros. En Rancagua esperaba el camión del Regimiento "Membrillar", que efectuó el transporte de la carga y de los andinistas hasta Coya, donde después de un cordial saludo departe de don Luis Guzmán, jefe del Campamento de Coya, y de una breve charla, se trasbordó la carga a un camión de la Braden Copper Co.

Este de inmediato trasladó al grupo a Las Callanas, lugar donde ya esperaba el arriero D. Viterbo Moya con sus nueve mulas cargueras.

Una vez almorzados y aparejadas las mulas con la carga, el grupo expedicionario se puso en marcha hacia el interior llegando a instalar ese día, un campamento más allá de las Puntillas de Flores. El día 20 se instala el campamento base (2.400 metros), en el Cajón de la Mamá, que da acceso al cerro Alto de la Mamá. Al día siguiente sube una cordada de tres a instalar el campamento alto (Vivanco-Campos-González), apoyados por otra cordada de tres que ayudó al transporte de material y alimentos (Yáñez-Schnell-Lavanchy).

El día 21 en la noche quedó instalado el campamento alto a orillas del Ventisquero de la Mamá, a 4.200 metros, frente a la Pared Oeste del cerro. La ruta al campamento alto se siguió por los acarreos occidentales del Alto de la Mamá. Saliendo del Base se sube en forma persistente hasta pasar por sobre una roca grande y de allí por un filo morrenico hasta colocarse casi debajo del ventisquero del cerro; se atraviesa un planchón de nieve hacia la derecha y hasta un chorro de agua proveniente del ventisquero; la cordada sube directamente por el borde de este, sobre unas rocas rojas hasta el borde mismo del ventisquero. El campamento alto se instaló sobre una morrena, lugar excelente por su ubicación y por la amplia y hermosa vista que poseía. Este lugar sirvió de punto de partida para todos los asaltos posteriores.

Cajón de Pangal

Foto: Valle de Pangal desde Las Callanas.

El 22 de enero sale otra cordada (Molina y García) a instalarse en el campamento superior, llegando arriba al día siguiente. 23 de enero: sube la última cordada (Yáñez, Schnell, Lavanchy y Álvarez). Desde el campamento alto se tenía amplia vista hacia todas las cumbres que cierran el Cajón de la Mamá. Al E el Alto de la Mamá, al S. y directamente sobre el campamento, la cumbre sur; al S-O la cumbre central de las Puntas de Don Manuel, y al O. la cumbre principal y más a la derecha las cumbres vasallas del Alto de la Engorda.

A partir del día 24 se inician los asaltos, una cordada de cuatro integrantes (Álvaro Yáñez, Patricio Campos, Bión González y Leonardo Álvarez) se dirige a la cumbre sur del Alto de la Mamá de 4.550 metros, llegando a ella a las 12.30.Mientras tanto otra cordada (Vivanco, García) tanteaban la ruta a la cumbre principal del Alto de la Mamá.

Atravesando el ventisquero, la cordada se dirige a la rimaya tratando de ubicar un puente que le permitiera pasar al Nevé superior y tomar la lengua de hielo que se mete en una canaleta que llega al filo, un poco a la izquierda del portezuelo entre el cerro objeto del ataque y la cumbre sur de 4.550 m, que en ese momento era escalada por otra cordada en primera ascensión.

Las laderas occidentales del cerro a más de ser bastante abruptas estaban constituidas por alternancia de tramos de roca mala, y nevés, muy inclinado, a la extrema izquierda, un inmenso ventisquero colgante, cuyo desplome lo constituía una pared vertical de unos 60 metros mas menos. Por este último lugar no había ni qué pensar en meterse, el peligro de los alúdes de hielo era evidente.

La cordada, después de vencer el Nevé sobre la rimaya, toma por el espacio de acarreo que dejaba en parte la lengua superior, al final de ella, sin embargo, había que atravesarla de derecha a izquierda por una fuerte pendiente para enfrentar la canaleta de roca que llega hasta el filo. Una vez por este suben por el hacia la parte superior. Este filo es totalmente podrido, piedra suelta sobre piedra suelta; nada resiste, todo se viene abajo al mas mínimo roce, y como si esto fuera poco la pendiente es bastante empinada.

Alto de la Engorda

Foto: Alto de la Engorda.

La cordada pronto se da cuenta que la técnica habría que restringirla y reemplazarla por infinita paciencia, y sobre todo mucho cuidado y delicadeza. El sistema de seguro también fue necesario variarlo y es así que la cordada se aseguraba, toda vez que podía, cada 8 ó 10 metros máximo y en algunos lugares a menor distancia aún. El filo se veía más adelante muy agudo hasta llegar a un desplome muy escarpado; éste fue rodeado por la izquierda, afortunadamente estaba constituido por buena roca.

Sus paredes eran verticales y caían directamente sobre el ventisquero, unos cien metros más abajo. Al rodearlo por la izquierda se ubicó una chimenea abierta, la cual se escaló, siendo necesario seis clavos para pasarla. Quince metros de artificial fácil en roca firme que no se volvería a encontrar sino en dos contadas ocasiones más arriba.

Sobre este resalte que defiende la parte superior del filo, éste continúa más o menos plano pero angosto y podrido, presentándose en algunas partes con el aspecto de un cuchillo mellado. Nuevamente asciende la cuchilla en forma abrupta para seguir a ella una porción plana de tierra firme, primer lugar donde se puede respirar con cierta tranquilidad a condición de no moverse mucho.

A continuación el filo tiene un "corte" muy escabroso y peligroso por estar constituido por cascajo suelto sobre cascajo suelto y que parecía muy difícil de pasar. Desde este lugar se devolvió la cordada al campamento alto para atacar definitivamente al día siguiente. Al bajar los andinistas equiparon el trozo superior de la lengua de hielo para facilitar así la subida al día siguiente ahorrando tiempo y energías.

Alto de la Mamá

Foto: De izq a der: Serrucho, Alto de la Engorda, Catedral del Barroso, Innominado, y Alto de la Mamá.

El día 25 salen dos cordadas simultáneamente, una al ataque de las cumbres del Alto de la Mamá (Vivanco, García) y otra al ataque de la cumbre Central de las Puntas de Don Manuel (Bión González, Roberto Schnell, Hernán Molina y Ernesto Lavanchy), cumbre que fue bautizada como Corona de Don Manuel, de 4.420 metros. Otra cordada (Yáñez y Campos) bajan al campamento base.

El 25 de Enero es el día definitivo del ataque, la cordada avanza ahora con más rapidez, pues ya conoce el terreno, facilitando la ascensión de algunos parajes. Pasamos la parte superior del hielo por los clavos y cuerda fija dejada en la chimenea abierta.

Al llegar al corte el seguro se hace con mayor estrictez; al final el cruce no resulta tan difícil como se creía y la cordada continúa hasta enfrentar al pico rocoso visible desde lejos.

Se acercan hasta su base; la roca es de buena calidad lo que permite el paso, luego descienden por la primera canaleta que se presenta unos veinte metros. Al juntarse ésta con otras dos que convergen en un mismo punto, atraviesan horizontalmente para volver a subir por la última de aquellas, venciendo antes un difícil tramo de verglás en un resalte vertical sobre el cual sigue la canaleta, cuyo lecho está constituido por pequeñas lajas sueltas.

Al salir de ella el rodado se hace más estable, aunque las precauciones siempre son las máximas. Se acercan a un paredón café-rojizo de roca descompuesta, pero algo más firme que todo lo anterior; una vez arriba, el filo, hasta allí escabroso y difícil se ensancha y se aplana, dejando un lugar ideal para acampar; lugar que fue elegido no sólo porque no se vislumbraba hacia arriba otro, sino porque desde aquí se veían dificultades que necesitan de paciencia y reposo.

Se instaló allí el vivac a las 5 P.M. Al día siguiente se comenzó la ardua tarea de subir por el angosto filo con hielo y nieve encima. Los cuidados fueron redoblados y los tramos para asegurar, lo más cortos posibles. Al fin se llegó al picacho que está bajo la cumbre nevada (la más baja de tres y la más meridional), desde allí se cruza, como siempre por un filo estrecho y se enfrentan las rocas que defienden esta cumbre.

Bocatoma

Foto: Bocatoma de Pangal.

La roca es casi vertical pero los agarres son buenos y abundantes y la roca muy firme, lo que parece cosa extraordinaria. Los dos andinistas escalan con júbilo sin saber que no volverán a encontrar desde allí en adelante esa misma calidad de roca.

Desde esta cumbre (nevada o sur) se pensaba que salia un acarreo o un filo que la unia a la más alta. Ni lo uno ni lo otro. La visión hacia la cumbre principal desde esta cima era tal, que el desaliento y la desilusión producidos por el horrible aspecto casi hace desertar del intento a la cordada.

La travesía y escalada hacia la cumbre principal fue temeraria, la calidad de la roca es tan pésima que en algunos lugares el seguro no era posible, a pesar de lo angustioso de algunas posiciones para los dos hombres a la vez.

Bajando desde la cumbre sur por un canalón, se dirigen a la principal para ver la posibilidad de una pasada que desde arriba no se vislumbraba en absoluto. Asegurándose con clavos colocados en roca mala y suelta avanzan hasta un portezuelo (si es que a eso puede llamársele portezuelo) y enfrentan la pared que da acceso a la cima. Toman un filón de roca más que podrida en donde el seguro no es posible ya que no ofrece lugar firme para ello.

Este filón se hace más abrupto aún terminando por ser casi vertical al confundirse con la pared, en las cercanías del filo que conduce a la cima. Llegar a esta cresta fue la parte más ardua y delicada de toda la escalada; el seguro era tan débil que de producirse la caída de uno de los escaladores habría arrastrado inevitablemente en ella al compañero.

El filo en sí era angostísimo y todavía quedaba un trozo muy delicado constituido por unos cuatro metros de roca de menos de 20 cmts de ancho y totalmente descompuesto. Hubo de ser cruzado sentados con las piernas colgando a uno y otro lado; una pasada totalmente aérea.

Al llegar a la cumbre la roca tornase nuevamente firme. Un tramo horizontal formado por piedras de tamaño regular lleva a la cumbre donde arriba la cordada a las 16:20 hrs, después de seis horas y media de escalada muy delicada desde el vivac del filo (26-1-57). Después de dejar en la cumbre banderines del Club Deportivo de la Universidad de Chile, un banderín de celebración de las bodas de oro del "Instituto de Educación" y otro del Club Deportivo Vasco.

En las tarjetas se dejó constancia del nombre de los escaladores, altura del cerro, hora de llegada e itinerario seguido, estado del tiempo y la persona o institución a la cual se le dedicaba la ascensión. El descenso fue aún más delicado y las seguridades se extremaron a sus límites. A las 11 de la noche llegaron de vuelta al vivac, después de recorrer en la obscuridad el filo desde la cumbre nevada (Sur) hasta el lugar de campamento. Afortunadamente la capa de nieve que cubría el hielo de la arista estaba más o menos blanda lo que facilito en parte la bajada.

La llegada al lugar del vivac fue posible gracias al sentido de orientación y a la observación atenta de que cada tramo que se bajaba era el mismo por el cual se había ascendido. La mañana del día 27 fue igualmente espléndida, después del desayuno la cordada continúa el descenso por el filo.

En la ascensión de una montaña el éxito no lo constituye la llegada a "la cumbre", sino volver "de ella" sano y salvo al campamento, y éste era el pensamiento de los escaladores asegurándose al máximo en cada pasada. Desde la cima del desplome que daba sobre la chimenea abierta, descienden en rapel, después siguen por el filo que ya se hace interminable, dos rapeles más y un trozo de descenso libre los deja en la canaleta, allí esperan los crampones, piolets y el resto del equipo. Una vez bajado el nevé y pasada la rimaya cruzan el ventisquero que muestra ahora algunas grietas en franca formación, llegando al campamento a las 16:40 horas. Después de un largo descanso continúan el descenso junto con los compañeros que esperaban allí hasta el Campamento Base donde son recibidos con alegría por el resto de la expedición.

Conclusiones:

1) El cerro Alto de la Mamá es un cerro difícil por las siguientes circunstancias:

  • La gran marcha de aproximación que es necesario efectuar.
  • Por la pendiente y la pésima calidad de la roca, que no es tal, sino que está formada por trozos de lajas "sueltas" (lajas planas ubicadas en sentido vertical u horizontal y de tamaño chico) que descansan sobre lajas "sueltas".

2) El filo tiene muy bien ganado tal nombre; es angosto y en algunas partes un verdadero cuchillo mellado.

La ruta de ascensión normal parece ser el filo, por tener siempre la visión de la cumbre (la Cumbre Nevada); por la ausencia del peligro que significan los aludes de piedras y por constituir un camino que conduce a la cumbre sin inducir a errores de ruta.

Autor: Profesor Eduardo García.

NDLR: Extraído del Anuario de Montaña FEACH 1959 y complementado con fotos del archivo del Grupo Perros Alpinos.

 

“Persigo la felicidad, y la montaña responde a mi búsqueda"

Chantal Maudit.